EL MUNDO ha publicado el día 4 de octubre las acusaciones que Jorge Dorribo, empresario lucense, ha realizado contra Pablo Cobián, diputado del PP en Galicia, Fernando Blanco, ex consejero de Industria de la Xunta y en las filas del BNG, y José Blanco, número dos del PSOE y ex estudiante de 1º de Derecho. En ellas, Dorribo, propietario de la farmacéutica Nupel y acusado de delitos de fraude en subvenciones públicas, asevera que José Blanco realizó gestiones ante Hacienda para que la Dirección de Ayudas Regionales subvencionase con 467.267 euros a sus empresas. A cambio, declara haber realizado el pago de 400.000 euros en metálico mediante la contratación de servicios en las empresas Proitec, consultora encargada de realizar los informes ante la Xunta para que el empresario recibiera las ayudas públicas, y Electricidad Espiñeira y Bran, propiedad, según este diario, de un primo político del ministro, Manuel Bran. La investigación está en manos del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, que se ha declarado competente, y que, en los próximos días, elevará el caso al Supremo, según refleja EL MUNDO. Convendría indicar que las acusaciones del empresario han provocado la renuncia de Cobián, que ha optado por defenderse ante los tribunales sin arrastrar las siglas del PP. Por ahora, ningún cadáver político más. Hasta aquí la noticia. Ahora, la opinión.
No hay por qué dudar de la honradez personal y la honorabilidad de Pepinho Blanco. Antes que nada está la presunción de inocencia y esto puede que sea sólo un intento por parte del acusado de desviar la atención. Pero también puede que no, chi lo sa. El caso es que a aquél que decía que en el PP estiras de un chorizo y te sale una ristra, ahora va uno y lo embute en la misma piel. Me da en la nariz que el discurso sobre corrupción que se había aprendido el número dos del PSOE va a yacer en un cajón por lo menos hasta que el tufillo a descomposición que rodea al orador se disipe. Si se disipa, que eso lo dirán los tribunales.
De todas formas seamos prudentes y esperemos a ver cómo se van desarrollando los acontecimientos. De momento, yo lo habría hecho ya, tarda en presentar una querella don José. Cada minuto que demore su defensa aumenta la sombra de la sospecha. Que esto no son tres trajes, que aquí hay muchos ceros distraídos por alguien y para alguien.
Un sitio donde reflejar lo que piensas. Te invito a que compartas conmigo tu libertad.
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martes, 4 de octubre de 2011
domingo, 17 de abril de 2011
Blanco y su paridad
Pepe Blanco parece el hermano listo de los Tonetti, siempre dispuesto a provocar la sonrisa. Este fin de semana hace gala de su agudeza y bromea sobre la Ley de Paridad al hablar sobre el PP y su cincuenta por ciento de imputados en las listas para la Comunidad Valenciana, tierra hostil de salvajes que asaltan diligencias socialistas y masacran a sus viajeros. Muy bueno el sentido del humor del casi abogado ministro de Fomento. Juega con las palabras Paridad y Parida y se dedica a explotar su vis cómica con soltura y tronío. Va lanzado, está que se sale, nada detiene al sabio de Lugo.
Dese la primera fila de platea una voz le susurra que para paridad los ERE en Andalucía, la mitad pringados y la otra mitad sospechosos de, la mitad del partido, la otra mitad del sindicato, la mitad familiares, la otra mitad amigos. Pero con él no va eso, no me seas facha, más que facha. Limpieza socialista, inmaculada es la vida de todos los candidatos del PSOE en España. Por ejemplo, en Quesada postulan como alcalde al preso número 20, condenado, aunque eso no importe ya que la porquería propia no huele tanto como la ajena.
Me cuentan que conveniente es no piar sobre José Blanco, pues largo es su brazo, viperina su lengua y caprichoso su poder. Nunca nadie aportando tan poco llegó tan lejos (discrepo, que a la par anda Leire). Los que le profesan ojeriza dicen, malvados ellos, que tiene una casa colgando al mar, pues la Ley de Costas esquivó su propiedad, que sus hijos estudian en un privado de 1200 al mes, para dar ejemplo más que nada, y que es ministro sólo con la matrícula de la UNED (con primero terminado, emperador de la galaxia como menos). Para mí, grande es Don José, grande su proyección, grande su carrera. Exponente de la casta política patética, parásita y absurda que gobierna el país, que lo convierten en un Club de la Comedia todos los fines de semana. Nada útil saldrá de sus labios; chorradas con las que partirse la caja, sí. Pero algo aprovechable, ni de casualidad.
Dese la primera fila de platea una voz le susurra que para paridad los ERE en Andalucía, la mitad pringados y la otra mitad sospechosos de, la mitad del partido, la otra mitad del sindicato, la mitad familiares, la otra mitad amigos. Pero con él no va eso, no me seas facha, más que facha. Limpieza socialista, inmaculada es la vida de todos los candidatos del PSOE en España. Por ejemplo, en Quesada postulan como alcalde al preso número 20, condenado, aunque eso no importe ya que la porquería propia no huele tanto como la ajena.
Me cuentan que conveniente es no piar sobre José Blanco, pues largo es su brazo, viperina su lengua y caprichoso su poder. Nunca nadie aportando tan poco llegó tan lejos (discrepo, que a la par anda Leire). Los que le profesan ojeriza dicen, malvados ellos, que tiene una casa colgando al mar, pues la Ley de Costas esquivó su propiedad, que sus hijos estudian en un privado de 1200 al mes, para dar ejemplo más que nada, y que es ministro sólo con la matrícula de la UNED (con primero terminado, emperador de la galaxia como menos). Para mí, grande es Don José, grande su proyección, grande su carrera. Exponente de la casta política patética, parásita y absurda que gobierna el país, que lo convierten en un Club de la Comedia todos los fines de semana. Nada útil saldrá de sus labios; chorradas con las que partirse la caja, sí. Pero algo aprovechable, ni de casualidad.
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sábado, 21 de agosto de 2010
Estaba tomando cañas, leré
¡Hombre! ¡Si está por ahí! ¡Está vivo! Yo lo hacía de retiro espiritual en un convento, sin radio ni televisión, sin móvil y mucho menos conexión a internet. Con una modesta túnica, cuidando un jardín y compartiendo rezos y frugales viandas con pacientes y contemplativos monjes. Un bucólico descanso en su azarosa y ajetreada vida. Una separación del cruel mundo que le había llevado a no enterarse de la movida con Marruecos.
Pero, ¡oh, sorpresa! Al más puro estilo de diplomático inglés de película de espías, desde el silencio, con arte y sabiduría, ha sido él y sólo él el gran político que ha terminado con la crisis (¿qué crisis?). Dando órdenes aquí y allá, moviéndose astuto por la vereda de la negociación, de un plumazo ha arreglado un problemilla sin importancia que pasaba casualmente por Melilla.” Ir por ir, pues va a ser que no, ¿verdad? ¿Para qué molestarse por un bloqueillo de nada, por cuatro o cinco dando voces? Si es que, además no entiendo lo que dicen…”
No es serio. Nos vuelven a tomar por tontos por enésima vez. Deben pensar que los españoles somos, y perdón por la expresión, gilipollas. Ministros de vodevil barato, sueldos malgastados en malos profesionales que encima se cachondean de nosotros. Esta semana, primero con Blanco y sus reflexiones, y ahora con Moratinos, perdido en combate, que asoma la cabeza cuando no hay tiros. Menuda caterva.
Pero, ¡oh, sorpresa! Al más puro estilo de diplomático inglés de película de espías, desde el silencio, con arte y sabiduría, ha sido él y sólo él el gran político que ha terminado con la crisis (¿qué crisis?). Dando órdenes aquí y allá, moviéndose astuto por la vereda de la negociación, de un plumazo ha arreglado un problemilla sin importancia que pasaba casualmente por Melilla.” Ir por ir, pues va a ser que no, ¿verdad? ¿Para qué molestarse por un bloqueillo de nada, por cuatro o cinco dando voces? Si es que, además no entiendo lo que dicen…”
No es serio. Nos vuelven a tomar por tontos por enésima vez. Deben pensar que los españoles somos, y perdón por la expresión, gilipollas. Ministros de vodevil barato, sueldos malgastados en malos profesionales que encima se cachondean de nosotros. Esta semana, primero con Blanco y sus reflexiones, y ahora con Moratinos, perdido en combate, que asoma la cabeza cuando no hay tiros. Menuda caterva.
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Otra metedura de pata
La vicepresidenta económica del Gobierna y titular de la cartera de Economía, Elena Salgado, ha manifestado que la estructura fiscal que poseemos por el momento es suficiente. Con estas palabras desmiente a José Blanco y sus “reflexiones personales” sobre la homologación de los impuestos que pagamos los españoles con el resto de los miembros de la Unión. Sobra para alcanzar los objetivos del 6 % de déficit para el 2011. Resumiendo, un nuevo donde dije digo , digo Diego con el que nos ha obsequiado el Ministro de Fomento.
Sinceramente, y siendo lo más objetivo posible, lo de José Blanco no tiene nombre. Bueno, sí que tiene uno, pero mejor callar que penar cárcel. ¡Qué mejor que un nuevo susto para seguir generando confianza! Es una torpeza imponente, una nueva manifestación de ineptitud: expone con claridad la ausencia total de ideas que se ha depositado como una lápida sobre bastantes componentes de la cúpula socialista. Huelen a quemado, son descomposiciones políticas, recuerdos amargos de gentes que antaño pudieron aportar algo positivo, pero que hoy en día lastiman y destruyen los campos sobre los que ejercen su gestión. Por nuestro bien, cuanto antes se aparten de la vida pública, mejor para todos. Que en cualquier momento nos van a hacer reventar.
Ahora Blanco se va a reunir, o no, porque nadie lo tiene claro, con los constructores. A ver la que lían entre él y el jefe, que son capaces de todo. Lo de Moisés en el desierto son unas vacaciones en un todo incluido comparado con lo que nos están haciendo pasar a los españoles. Qué Dios nos pille confesados.
Sinceramente, y siendo lo más objetivo posible, lo de José Blanco no tiene nombre. Bueno, sí que tiene uno, pero mejor callar que penar cárcel. ¡Qué mejor que un nuevo susto para seguir generando confianza! Es una torpeza imponente, una nueva manifestación de ineptitud: expone con claridad la ausencia total de ideas que se ha depositado como una lápida sobre bastantes componentes de la cúpula socialista. Huelen a quemado, son descomposiciones políticas, recuerdos amargos de gentes que antaño pudieron aportar algo positivo, pero que hoy en día lastiman y destruyen los campos sobre los que ejercen su gestión. Por nuestro bien, cuanto antes se aparten de la vida pública, mejor para todos. Que en cualquier momento nos van a hacer reventar.
Ahora Blanco se va a reunir, o no, porque nadie lo tiene claro, con los constructores. A ver la que lían entre él y el jefe, que son capaces de todo. Lo de Moisés en el desierto son unas vacaciones en un todo incluido comparado con lo que nos están haciendo pasar a los españoles. Qué Dios nos pille confesados.
Blanco y El Mercader de Venecia
Señor Blanco. Le ruego me permita utilizar las palabras de un monólogo de la obra de Shakespeare “El Mercader de Venecia”, las que pronuncia Shylock. Para un casi abogado como usted, fáciles son de reconocer. Yo, pobre inculto, me atrevo a modificarlas para expresarle lo que siento. Dado su amplísimo bagaje cultural, su extenso dominio sobre letras y ciencias y su espectacular formación académica (note usted la ironía de mis palabras, no se las vaya a creer), pienso que no tendrá problemas en comprender lo que pretendo decirle. Anhelo que aquellos que idolatran y respetan al autor inglés sepan perdonarme. De usted, sin embargo, no espero nada. Es más, deseo que se quede usted quieto y tranquilo y que deje ya de molestar. En mi entender, actuando así como le demando le haría un gran favor a la sociedad.
Soy un español del montón, a las puertas de una miseria que yo no he buscado ni provocado. ¿Acaso no tengo ojos? ¿Acaso no tengo manos (me las rompo de trabajar), órganos, dimensiones, sentidos, afecciones, pasiones? (los tres últimos andan pelín revolucionados) ¿No me alimento con la misma comida (usted y los suyos comen mejor que yo seguro), no me hieren las mismas armas, las mismas enfermedades, no me curan por los mismos medios (aquí sí que no, que algunos tienen seguros privados), no me calienta el mismo verano y me enfría el mismo invierno que a un político como usted? Si me pinchan, ¿no sangro? Si me hacen cosquillas, ¿no río? Si me envenenan ¿no moriría? Si me hacen mal, ¿no me vengaría?
Si yo ofendo a un político, ¿cuál sería su bondad? ¿La venganza? Y si un político me ofende (cosa bastante habitual) ¿cuál debe ser? ¿La tolerancia? Siguiendo vuestro ejemplo, la maldad y la venganza con que me instruís yo la ejecutaré.
Espero que, si lee esto, cosa harto imposible, haga un esfuerzo por comprenderme. Estoy hasta las narices de usted.
Soy un español del montón, a las puertas de una miseria que yo no he buscado ni provocado. ¿Acaso no tengo ojos? ¿Acaso no tengo manos (me las rompo de trabajar), órganos, dimensiones, sentidos, afecciones, pasiones? (los tres últimos andan pelín revolucionados) ¿No me alimento con la misma comida (usted y los suyos comen mejor que yo seguro), no me hieren las mismas armas, las mismas enfermedades, no me curan por los mismos medios (aquí sí que no, que algunos tienen seguros privados), no me calienta el mismo verano y me enfría el mismo invierno que a un político como usted? Si me pinchan, ¿no sangro? Si me hacen cosquillas, ¿no río? Si me envenenan ¿no moriría? Si me hacen mal, ¿no me vengaría?
Si yo ofendo a un político, ¿cuál sería su bondad? ¿La venganza? Y si un político me ofende (cosa bastante habitual) ¿cuál debe ser? ¿La tolerancia? Siguiendo vuestro ejemplo, la maldad y la venganza con que me instruís yo la ejecutaré.
Espero que, si lee esto, cosa harto imposible, haga un esfuerzo por comprenderme. Estoy hasta las narices de usted.
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Un agosto atípico
Agosto siempre había sido un mes tranquilo a nivel de noticias. Los políticos gozaban de sus reglamentarias vacaciones, el país iba caminando a su ritmo, dependiendo de la coyuntura, y los españoles nos librábamos de tener que aguantar las estupideces típicas y habituales en la casta política. Este año, la situación ha variado: estamos de lo más entretenidos. El juego no se ha detenido, la crisis no descansa y nuestros representantes siguen dale que te pego.
Por un lado, Madrid y el enfrentamiento interno, casi caníbal, del PSOE. Puedes creerte o no que de verdad haya surgido alguien con arrestos suficientes para plantarse delante de su jefe y decirle que hasta aquí. Puedes optar por pensar que es una jugada de alta política que tiene como meta recuperar a los socialistas que habían abandonado, maltratados y traicionados, por el camino. Sea como sea, el espectáculo es digno.
Luego sale José Blanco, casi abogado, y pare trillizos. Poco comentario me merece lo que para mí es una sandez más de un gobierno en derrota constante: si quieres que empatemos en impuestos, equipara los salarios también. Todo lo demás son tonterías. Aunque a éstas ya nos tiene acostumbrados el Presidente y su camarilla.
Para postre, por Melilla anda un personaje tocándonos la moral. Mohamed VI, listo como él solo, se está aprovechando de la debilidad de un Gobierno de opereta para montar un lío que ya veremos cómo acaba, si es que acaba. Tanto hablar de Cuba, de Corea del Norte, y, pegadito a nosotros, campa a sus anchas un dictador chantajista y ventajista que juega con las miserias de una Unión Europea rendida ante la sardina, la caballa, el jurel y los fosfatos.
Lo dicho, llevamos medio mes y la cosa no ha parado. Todo lo contrario. Promete continuar.
Por un lado, Madrid y el enfrentamiento interno, casi caníbal, del PSOE. Puedes creerte o no que de verdad haya surgido alguien con arrestos suficientes para plantarse delante de su jefe y decirle que hasta aquí. Puedes optar por pensar que es una jugada de alta política que tiene como meta recuperar a los socialistas que habían abandonado, maltratados y traicionados, por el camino. Sea como sea, el espectáculo es digno.
Luego sale José Blanco, casi abogado, y pare trillizos. Poco comentario me merece lo que para mí es una sandez más de un gobierno en derrota constante: si quieres que empatemos en impuestos, equipara los salarios también. Todo lo demás son tonterías. Aunque a éstas ya nos tiene acostumbrados el Presidente y su camarilla.
Para postre, por Melilla anda un personaje tocándonos la moral. Mohamed VI, listo como él solo, se está aprovechando de la debilidad de un Gobierno de opereta para montar un lío que ya veremos cómo acaba, si es que acaba. Tanto hablar de Cuba, de Corea del Norte, y, pegadito a nosotros, campa a sus anchas un dictador chantajista y ventajista que juega con las miserias de una Unión Europea rendida ante la sardina, la caballa, el jurel y los fosfatos.
Lo dicho, llevamos medio mes y la cosa no ha parado. Todo lo contrario. Promete continuar.
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Tomás Gómez
Primeros y últimos
Pagamos poco, menos que muchos habitantes de la Unión, y por eso, sólo por eso, por solidarizarnos con el resto, el bueno de José Blanco nos amenaza con una subida de impuestos que se determinará en septiembre. Ahí, Pepiño, dale duro, que tenemos que ir en cabeza hasta en esto.
Estoy en la cúspide del placer. Esto de ser los primeros en todo me lleva en volandas al éxtasis: somos los primeros en no llegar a fin de mes: los primeros de los que menos cobran, en justa comparación: los primeros en ver cómo los únicos negocios que osan abrir sus puertas son los de compra y venta de oro, joyas y papeletas de empeño: los primeros en disfrutar de una casta política de encausados, imputados, incapaces y/o lerdos: los primeros en tragarse dobladas reformas, caprichos y ahora digo blanco, ahora negro y lo dejo en gris, no sea que me siga columpiando: los primeros en aguantarse mientras las grandes compañías se hinchan a ganar dinero a la par que agujereamos las suelas de los zapatos buscándonos la vida: los primeros en ver cómo en el país hay más ricos y más pobres que nunca: los primeros en asistir a la desintegración de la clase media: los primeros en observar la prostitución de los líderes sindicales: los primeros en ver la muerte definitiva de las ideas y de la razón: los primeros en tantas cosas…
Sin embargo, somos los últimos en salir de la crisis: los últimos en hacer las cosas bien: los últimos en rebelarnos ante la ineptitud política: los últimos en no tener ladrones al frente de las instituciones: los últimos en el respeto a la vida y a la libertad: los últimos en ver el reparto solidario y equitativo de la riqueza: los últimos en creer en la imparcialidad de la justicia: los últimos en saber gobernarse sin tener que recurrir a la mentira y a la traición: los últimos en no sufrir tanto para conseguir la supervivencia: los últimos en mostrarnos orgullosos de pertenecer a nuestro país, por el temor al qué dirán.
Eso sí. Para pagar, para que nos cosan a pedradas e impuestos, estaremos al frente. Tira fuerte, Pepiño: a ver hasta dónde aguantamos…
Estoy en la cúspide del placer. Esto de ser los primeros en todo me lleva en volandas al éxtasis: somos los primeros en no llegar a fin de mes: los primeros de los que menos cobran, en justa comparación: los primeros en ver cómo los únicos negocios que osan abrir sus puertas son los de compra y venta de oro, joyas y papeletas de empeño: los primeros en disfrutar de una casta política de encausados, imputados, incapaces y/o lerdos: los primeros en tragarse dobladas reformas, caprichos y ahora digo blanco, ahora negro y lo dejo en gris, no sea que me siga columpiando: los primeros en aguantarse mientras las grandes compañías se hinchan a ganar dinero a la par que agujereamos las suelas de los zapatos buscándonos la vida: los primeros en ver cómo en el país hay más ricos y más pobres que nunca: los primeros en asistir a la desintegración de la clase media: los primeros en observar la prostitución de los líderes sindicales: los primeros en ver la muerte definitiva de las ideas y de la razón: los primeros en tantas cosas…
Sin embargo, somos los últimos en salir de la crisis: los últimos en hacer las cosas bien: los últimos en rebelarnos ante la ineptitud política: los últimos en no tener ladrones al frente de las instituciones: los últimos en el respeto a la vida y a la libertad: los últimos en ver el reparto solidario y equitativo de la riqueza: los últimos en creer en la imparcialidad de la justicia: los últimos en saber gobernarse sin tener que recurrir a la mentira y a la traición: los últimos en no sufrir tanto para conseguir la supervivencia: los últimos en mostrarnos orgullosos de pertenecer a nuestro país, por el temor al qué dirán.
Eso sí. Para pagar, para que nos cosan a pedradas e impuestos, estaremos al frente. Tira fuerte, Pepiño: a ver hasta dónde aguantamos…
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