Se va. Eso dice y así parece. Lo que está por ver es cuándo, porque el cómo no ofrece dudas, destruyendo y arrasando lo que quede en pie. Ahora bien, la hora para perderle de vista podría adelantarse siempre que la gratitud y el orgullo socialista abandonen la oscuridad de la razón y asuman responsabilidad y ética. Difícil cuestión, son meses de medra y sueldo que no hay por qué perderse.
Se va. Eso dice y así parece. Se despide de todos esgrimiendo orgulloso los argumentos que han conducido a la nación a un estado terminal, en el que la recuperación se antoja harto complicada, sino imposible, ni cambiando de equipo médico. Y lo más grande es que los suyos, desde su bancada, aplauden ufanos y agradecidos a este interplanetario dirigente que ha hundido en la miseria empresa y trabajadores, que ha aniquilado el país.
Se va. Eso dice y así parece. Y como si de una gabarra de basura se tratase, deja una estela pútrida y contaminada que quizás nunca se pueda sanear. La caja está vacía, se ha pulido hasta el polvo del fondo. Debemos hasta de callarnos, estamos en manos ajenas y la recuperación anímica y económica se encuentra muy lejana en tiempo y forma. Ha creado generaciones de indignados sin empleo para las que comer será y es la aventura.
Se va. Eso dice y así parece. Con ETA en las instituciones democráticas, con los cómplices de los asesinatos sentados sobre la democracia que odian riéndose de todos. Con un desempleo estructural irremediable. Con sectores productivos asolados, imposibles de recuperar. Con un estado agonizando, endeudado hasta el fin de los tiempos. Todo en su haber, todo parte del impresionante legado de torpezas y equivocaciones que lastran sociedad y economía.
Se va. Eso dice y así parece. Nos libra de su presencia, de su nefasta gestión, de su incapacidad, de su impotencia. Pero no se marcha solo. Lo deja todo atado y bien atado. Su delfín, socio y colaborador en sus tropelías, se queda y promete seguir con España enterrada en el fango. No vale aquello de que se murió el perro y se acabó la rabia. La infección es muy grande, Zapatero muerde pero no todos los dientes son suyos. Las heridas abiertas y sangrantes las han provocado también otras fauces emponzoñadas que van a continuar dando dentelladas hasta marzo, si la razón no lo remedia. Nos libramos de un culpable, pero no es el único. Aquellos que le han protegido y protegen, aquellos que se han servido y se sirven de él, aquellos que han participado y participan en el desgobierno patrio, aquellos que han sido y son responsables directos de lo que los demás sufrimos, todos éstos prosiguen aferrados a su escaño, prometiendo más y peor, garantizando una continuidad miserable de la política socialista.
Se va. Eso dice y así parece. Y lo de por sí es un alivio para la lógica y la justicia, minimiza su efecto pues no se lleva a nadie. Entonces es como si no se fuera, y transforma su adiós en una mentira más, el penúltimo engaño del peor presidente de la Historia de España. Qué quieren que piense. Son fuegos de artificio que el socialismo destructor utiliza para entretener al pueblo mientras salva los muebles. Despojos políticos que hay que expulsar.