miércoles, 31 de marzo de 2010

Cruces para todos

Como llovido del cielo, como agua de mayo, ni preparado a propósito. No se lo creen. Pero les ha venido de lujo. Todo este asunto de Jaume Matas y la vacilona de su mujer tirando de billetes de quinientos, aderezado con los asquerosos y deleznables casos de pedofilia en curas allende nuestras fronteras, ha suavizado la tensión que ahogaba a los responsables del Gobierno patrio. José Luis parece que respira un poco aprovechando el descanso que le regala la providencia.
Pero no debe bajar la guardia y relajarse; un murmullo le rodea, gente próxima a su cuerda comienza a discrepar en el silencio. Algunos le están haciendo la cama, sin duda. Resumiendo. Se lo quieren cepillar. Con tacto, con educación, con talante y moderación, pero cepillárselo. Le echan en cara el excesivo protagonismo que ha asumido en la gestión de la crisis, la falta de creatividad, la ausencia de soluciones positivas y consensuadas, el modo y la forma de afrentar los problemas, y, sobre todo, el poco o nulo diálogo interno.
Van a entregar a los leones al Presidente, responsabilizándole en exclusiva de absolutamente todo, para así quedar ellos libres de pecado, exentos de culpa, pulcros y limpios de polvo y paja. De tal manera, sus imágenes aparecerían otra vez como salvapatrias imprescindibles en el futuro del país, y podrían seguir medrando, viviendo del cuento.
De los españoles dependerá que la historia se escriba como ellos quieren, o que sea de una vez justa. Cada uno tendrá en buena ley que cargar en sus espaldas sus propias cuitas, no lavarse las manos y crucificar sólo a uno. A Cristo le acompañaron dos ladrones. Hoy en día, se quedaría pequeño el calvario para las cruces que habría que levantar.

martes, 30 de marzo de 2010

La fianza de Matas

Tengo la terrible curiosidad de saber si Jaume Matas va a pagar la suculenta fianza impuesta por el juez y así poder pasar la semana santa con su familia. Que aproveche la oportunidad, que igual el año que viene, y sucesivos, se come la mona entre muros con alambradas. No pretendo hacer leña de un árbol caído, aunque este tronco se merezca ser astillado y quemado en barbacoas múltiples. Lo que me intriga es cómo de un sueldo, por muy potente que sea, se pueden ahorrar tres millones. Si lo consigue sacar de sus ingresos legales, a éste hombre habría que canonizarle, pues lo de los panes y los peces sería un sainete de aficionados al lado de este portentoso milagro.
¿Qué otras opciones le quedan? Puede pedirlo prestado a su madre, que tiene un pisito pagado con lo que le sobra de la pensión. Descartado el cuñado, que tiene sus propias vergüenzas para proteger, algún testaferro amigo podría devolverle los favorcillos. O bien su mujer vender las baratijas adquiridas con los picos de las compras, que los Rolex se cotizan muy bien. El mercado inmobiliario no está muy allá, pero unos cuartos le darían por el modesto palacete, o la casa de Madrid (¡Ah! ¿Qué ésta no es suya? Vaya por Dios). Otra alternativa no desdeñable, es solicitarlo con pronto pago al ilustre caballero Luis Roldán. Éste noble defensor de la justicia guarda a buen seguro unos kilitos en bolsas no degradables del Carrefour y, como no sabe que hacer con ellos (con la pensión que le pasamos todos le basta), se solidarizaría con un igual. Porque iguales son y lo mismo representan ambos políticos; una clase de aprovechados sujetos que sucumben ante el dinero fácil y ajeno, que prostituyen sus principios si el bocado lo merece y que cubren de basura la democracia que tanto nos cuesta defender. Solo hay un sitio para ellos; encerrados, aislados de una sociedad a la que han insultado y despreciado. Uno ya está fuera, y el otro, en palabras de su exjefe, tiene que demostrar su inocencia. Yo creía que esto funcionaba de otra manera, que era el fiscal el que debía probar la culpabilidad. Pero me parece que ya está condenado…

lunes, 29 de marzo de 2010

Violencia de género; o mía o de nadie

Se mata por la mala educación, por la nefasta tradición de superioridad y por una maldita sensación de posesión. Escudándose en unos sentimientos confusos, el hombre asume el papel erróneo de legislador de las voluntades femeninas, intentando fiscalizar y controlar los naturales deseos y aspiraciones de la mujer. Después, cuando ésta se rebela contra la injusticia y el abuso en el trato, se transforma en juez y ejecutor, en asesino.

Se mata por cobardía; la propia impotencia vierte los fracasos en la figura de la mujer. Se le convierte en culpable, se le somete a tortura, se le responsabiliza de todo y se le castiga sin piedad. Para lograr sus fines, el sádico no necesita acabar con la vida; la mujer sufre inmisericordes maltratos psíquicos, humillaciones y menosprecios. Todo bajo la amenaza del daño físico, ubicando la sombra de la muerte sobre ella.

Se mata porque no se es hombre, porque se ha perdido totalmente la dignidad y la humanidad, porque no se tiene, y quizás nunca se ha tenido, el menor síntoma de cordura. El hombre es violento con la mujer porque es incapaz de reconocer su incapacidad y su inutilidad. Y la paga con la que considera más débil, con la que es para el criminal el objeto más delicado y molesto de todos los que cree poseer.

La violencia de género no tiene fin. El hombre cobarde, salvaje, ruin, rastrero y mal nacido engendro injusto de la naturaleza que la practica como deporte habitual debe ser perseguido, acosado como alimaña que es, abatido, capturado y castigado con toda la dureza posible.

El problema es que prevenir el mal es muy difícil; el miserable sabe esconderse y esperar a su presa hasta que la caza y liquida sin compasión. La educación recibida ha desarrollado el cáncer de su locura y, lo que es aún peor, en la mayoría de las ocasiones considera que obra con justicia…

domingo, 28 de marzo de 2010

Justicia con j mayúscula

La Justicia debería ser como la muerte, alcanzar a todos, al rico y poderoso igual que al pobre. Nadie tendría que escaparse de cumplir con ella, fuese cual fuese su condición y situación. Y nadie alarmarse y enojarse por que la Justicia actuara allá donde se creyera útil y competente.
Hay que respetar su acción. El que no tiene nada que temer, el que no oculta ni esconde, que no sienta miedo. La Justicia será honrada con él. Ahora bien, el tramposo, el embustero, aquél que haya traicionado al sistema democrático, de rodillas tendrá que recibir el castigo que merezca.
Se habla de Garzón, como si él estuviera exento de cumplir con la obligación común de respetar las leyes. Si el juez está tranquilo es porque considera que su proceder ha sido el correcto; no hay entonces el por qué rasgarse las vestiduras si se admite a trámite una denuncia de Falange o de quién sea. Si todo está bien, nada hay que temer. La Justicia pondrá a cada uno en su sitio.
Caso distinto parece el de Matas y su milagro económico. Este hombre debería estar al mando de las finanzas europeas. Convierte un euro en dos, y dos en cuatro con una facilidad asombrosa. Aquí la Justicia tiene trabajo. Deberá quitarse la venda de los ojos y taparse la nariz, pues la cosa apesta. Y quizás le hiciese falta una guillotina para cortar algunas cabezas.
Tanto en un caso como en el otro no debemos dudar de su efectividad. Si lo hacemos, estamos poniendo en peligro la existencia misma del sistema. Y este no está para muchos trotes. Anda algo enfermo últimamente. Son muchos los virus y muy pocos las medicinas.

sábado, 27 de marzo de 2010

País de mancos

Reza un viejo refrán en su inapelable sabiduría que “el que no estrena en Ramos, no tiene manos”. Pues bien, yo tengo dos bien hermosas con las que me mato a trabajar, y lo de estrenar lo llevo más bien crudo. No está el horno para vestir nuevas galas con las que homenajear el cuerpo. Más bien, nos dedicamos a estirar la vida útil de aquello que tenemos hasta más allá de su jubilación.

La pena son los niños. Deseamos que luzcan guapos, que muestren incólumes ropas y zapatos, para loor de nuestra propia vanidad y en cumplimiento de la tradición. Pero este año ya veremos. Los fondos familiares supuestamente destinados a estos fines se han declarado en quiebra. Será cuestión de pedirle a Jaume Matas algo de calderilla en un sobre de esos que reparte por ahí. O podríamos reclamar solícitos al bueno del tito Luis Roldán que se dejara caer dónde guarda el pastizal que se agenció, y con eso salir del paso. Porque si tiene que brotar la inversión de los ahorros, repetiremos vestimenta, pues de eso de guardar dinero, nada de nada. ¿Cómo voy yo a guardar algo que no tengo?

Y no soy la única persona de este país que está así. Con una de cada tres familias en los umbrales, sino dentro, de la pobreza y una tasa de desempleo de registro mundial, España se ha convertido, por obra y gracia de la corrupción e inutilidad política y de la especulación, en un país de mancos. Por mucho que mostremos nuestros brazos dispuestos, la guillotina de la crisis nos los corta con demasiada facilidad.

Así pues, el domingo de ramos estrenaremos lo que yo te diga; los bolsillos vacíos y el ruido en la barriga.

Más de lo mismo

Más de lo mismo. Mientras casi todo el país se desangra buscando ingresos con los que sobrevivir, los electos dirigentes políticos escenifican su miserable comportamiento de juzgado en juzgado. La impunidad que les ha protegido, y aún protege, les ha permitido enriquecerse estafando, malversando y, sin ningún rubor, robando un dinero hediondo que no les ha pertenecido nunca. Aprovechando su privilegiada situación, han estado golpeando y pisoteando todos los principios morales que debían haber regido sus actuaciones durante sus mandatos.

La soberbia en su comportamiento, la prepotencia que les ha llevado a pensar que jamás serían descubiertos, sigue siendo su guía y les acompaña incluso ahora, que están a las puertas de la cárcel. Prisiones éstas que tendrían que acogerles a ellos, ejecutores directos de los delitos, y a aquellos que con su silencio han sido cómplices de sus fechorías. Entre todos, se han reído en nuestra cara, se han burlado de nuestro esfuerzo y sacrificio, han menospreciado nuestra inteligencia y han manipulado a su antojo nuestras voluntades, buscando en todo momento única y exclusivamente su propio beneficio.

Hablan de coches, pisos y joyas como si fueran pan, leche y carne. Manejan millones de euros con la soltura del mejor mago. Mienten con alevosía y, cuando ya están acorralados, amenazan con tirar de mantas que nunca se mueven del sitio. No basta con renegar de ellos, hay que definirles para siempre. Son ratas ruines, restos de la carroña que expele un sistema que lucha por pervivir, mostrándose muchas veces incapaz de extirparse los elementos enfermos. Urge su eliminación y su exterminio político, para que nos creamos posible la regeneración en una clase elitista y corporativista que está intentando destruir, sin conseguirlo, nuestra fe en la democracia.

jueves, 25 de marzo de 2010

El maldito racismo que viene

No hace mucho, en su famoso desayuno con Obama, Zapatero definió España como un país acogedor, amable, que se enriquece con la inmigración, que trata bien a aquél que viene en busca de su bienestar. Un país tolerable, multirracial y multicultural, creado a base de un mestizaje continuo. Todo muy bonito. Pero, tristemente incierto. Es una mentira más. Quizás esa sea la imagen que se quiere ofrecer de cara al exterior, pero es falsa hoy en día, y creo que nunca fue real.

El español siempre ha mirado con recelo todo aquello que viniera del exterior, ajeno a nuestra tierra. Moro, guiri, sudaca, negro, son calificativos despectivos que se aprenden a la vez que el topónimo propio. Pretender engañarnos a nosotros mismos y decir que el español no convive con un sentimiento xenófobo es un absurdo; la educación, la cultura, la formación, el sentido común y la razón nos hacen controlar, combatir y vencer a este mal deseo, formándonos como verdaderos seres humanos. Pero algo empieza a cambiar en el moderado y a excitarse en el extremista. Hay un caldo peligroso, muy condimentado con odios y rencores, con una violencia latente que puede estallar en cualquier instante. Por culpa de errores políticos, a causa de decisiones populistas e ilógicas, en el español se ha instalado un rechazo hacia el extranjero que comienza a radicalizarse; se le culpa al de fuera de los males, sin darse cuenta de que el dedo acusador debería dirigirse al torpe legislador.

Se está engendrando una nueva clase social racista, xenófoba, al amparo de la inutilidad de un gobierno inepto y carente de espíritu previsor. Son nuevos elementos, agresivos y selectivos que por el momento no tienen un líder que les guíe. El peligro está en que cuando encuentren a quién seguir será muy difícil controlar sus impulsos y moderar sus actos. La cosa se puede poner muy fea.

Perra vida; un relato real

Toca levantarse. No es que apetezca mucho, pero toca hacerlo. María no debe darse cuenta de lo que pasa, así que con cuidado, no vaya a ser que se percate, y ya tenemos el lío montado. Además, están los niños. Es una edad muy mala, con la cantidad de problemas que ellos ya tienen…Mejor será que saltemos , y comencemos el día como si no ocurriera nada. ¡Maldita sea!”

En esto anda la cabeza de Luis, cuando el despertador del móvil repite la musiquita de marras por segunda vez. Se gira y mira a la derecha. Una maraña de sabanas y almohadones se eleva sobre la cama. Debajo, debe estar María, su mujer, enrollada como siempre entre las telas. “Da gusto verla dormir. Quince años juntos, y está más guapa que nunca. Joder. Me la comería ahora mismo…”

Luis se levanta sin hacer ruido. No le gusta encender la luz, otorgando siempre unos minutos más de descanso a María. “Dónde puñetas estarán las zapatillas. Anda, aquí hay una…¿Y la otra?. Ya está, a buscar por debajo. De buena mañana, agacharse es lo mejor para la hernia” Tras un rato tanteando a oscuras por el suelo, Luis encuentra la bamba que le falta y se incorpora.” Bamba. Así las llama María desde que estuvimos en Tenerife de viaje de novios. Aquello si que estuvo bien. Tenemos que ir con los niños en vacaciones. Ya son mayores y aguantarán el viaje de sobras”

Con mucho sigilo, localiza en la cómoda el pantalón que se quitó el día anterior, al volver del trabajo. “No se habrá arrugado mucho. Todavía debe estar limpio, pues me lo he puesto dos veces nada más. Ahora, la camisa, los gayumbos y los calcetines” Luis se dirige al armario empotrado. Desliza la puerta corredera con cuidado. “Mira que pesa la puñetera. El día menos pensado, le meto mano al plazo fijo, y arreglamos el dormitorio, que se ha quedado muy antiguo”. Coge la camisa de la segunda percha, la azul a cuadros que tanto le gusta a su hija Marieta y, del segundo cajón, extrae unos boxer de los que le regalaron el día de su cumpleaños. “¿Y los calcetines? ¡Ah! Ya me acuerdo. En el tercer cajón de la mesita de noche…Ya sois míos. ¡A la ducha!”

Sale de la habitación dejando la puerta casi cerrada. Son las siete de la mañana, en un rato empezará a clarear, y no quiere que la luz del día despierte a su esposa. Entra en el cuarto de baño que hay al lado de la leonera de Luisito, el mayor de sus hijos . Tiene la puerta cerrada, al igual que su hermana. “Parece que se les ha ido el miedo a la oscuridad. Hace un año aún teníamos una luz en el pasillo, y mira ahora. Crecen muy deprisa. ¡Cuántos años tienen ya? A ver. Luisito…trece, y Marieta ya ha hecho los once. ¡Cómo pasa el tiempo!” Una vez dentro, Luis recuerda que hoy es sábado. “ Hoy no tienen que ir al colegio. Que duerman, ellos que pueden.”

Continuando el rito diario, Luis se encierra en el aseo. Se mira en el espejo, y se acaricia la cara, para ver si se rasura o no. “Me afeité ayer. No pincha mucho, así que lo dejaremos para mañana” Abre el grifo de la bañera; el agua caliente tarda un poco en llegar desde el termo y hay que dejarla correr brevemente. “Cualquiera se ducha con agua fría a estas horas. Ya no soy tan joven” Una vez se ha desnudado del todo, se detiene frente al espejo y escruta su cuerpo. “Para cuarenta y tres años no estoy tan mal. Quitando la puñetera barriga cervecera, aún estoy fuerte. Y eso que desde hace… ¿un año sin hacer deporte? Demasiado. Tengo que volver a correr por las noches. Pero me da pereza…¡Bah! Algo tendré que hacer o me voy a anquilosar”

El agua está templada. Luis entra en la bañera y rueda la cortinilla sobre el riel. “Tenía que haberle hecho caso a María cuando insistió en poner una mampara. Con la mierda esta de cortina se sale toda el agua” Apura el champú. “Que no se me olvide pasar por el súper y comprar. Luego, al mediodía, cuando salga del curro” Mientras se enjabona el cuerpo, se entretiene mirando la colección de juguetes que adornan los bordes de la bañera. “Parece mentira, lo mayores que son ya, y todavía con estas cosas. Sobre todo Luisito con los muñecotes. Marieta no tanto…Es casi una mujer” Un escalofrío le recorre el cuerpo. No sabe si es por que el agua no sale lo caliente que le gustaría, o por el hecho de pensar en su niña como en una mujer. “Dentro de nada se me escapan de las manos. Me estoy haciendo viejo”

Seca su cuerpo con una gran toalla rosa que pertenece a María. Ella siempre ha protestado por esto, pero Luis le responde que de esta forma se impregna del olor que ella desprende, y así la jornada se le hace más llevadera. Ante este razonamiento María nunca dice nada.”Que bien huele. Es un vicio absoluto. Si no estuviera dormida, le haría una visita…No. Que están los niños y pueden sorprendernos. A la noche, mejor”

Se viste con lentitud. Le gusta ir hecho un pincel, y cuida todos los detalles. “Me faltan los zapatos. Hoy me pondré los castellanos negros, que me pegan más” Revisa el calzado y comprueba su brillo y limpieza. “Los zapatos deben estar siempre bien limpitos. Dicen mucho del dueño. Estos están de muerte.. ¡Hala! A desayunar algo, que tengo un hambre…”

Después de recoger toalla y ropa usada, y depositarlas en el cesto, sale silencioso del aseo y, aprovechando la claridad que comienza a invadir la casa, sin encender la luz del pasillo se encamina a la cocina, en el otro extremo. Entra y cierra la puerta.

“En la nevera no hay ningún cartón de leche. A ver en la despensa…Tampoco. Pues no sé que voy a tomarme. Que desastre. Tengo que estar encima de todo o no funciona nada. Eso es el chaval, que se la bebe como si fuera agua. Úlcera no tendrá, no, el cabrito. Podría avisar, ché.” De un paquete de galletas de chocolate, saca tres, dejando sólo dos en el interior. “Así aprenderá. Me como sus galletas” Se arrepiente, y las vuelve a meter dentro. “Es igual. Ya me tomaré una tostada en el bar de Roque. Y con tomatito rallado…Y con jamón…Y que hambre tengo, coño”

Luis coge un papel de encima de la mesa, y con el lápiz que siempre hay en el cajón de los cubiertos, escribe una lista.”Leche, champú, huevos, agua mineral…y galletas de estas rellenas, que les quedan pocas y se las comen como pipas” Pliega el escrito, y lo introduce en el bolsillo trasero del pantalón. Sale de la cocina y camina hasta la entrada de la casa.

Del cuenco que hay en el mueble de la entrada, recoge un manojo de llaves que contiene las de la oficina. “Las del coche, no. Creo que el chiquillo tiene partido, y María se lo tiene que llevar. Aunque no estoy seguro. Por si acaso, iré andando al despacho, que no me voy a morir por ello”

De puntillas, recorre con rapidez el pasillo hasta alcanzar su habitación. Abre la puerta muy pausadamente y se dirige con celeridad hacia su lado de la cama. Allí, en el primer cajón de su mesita, guarda la cartera. “Aquí está. ¿Y el móvil? ¿Dónde lo habré dejado?...Ya está. Junto al retrato de mis padres, encima de la mesa” Con el teléfono en el bolsillo derecho del pantalón y la cartera en el de la chaqueta de lana que le regaló su madre, comienza a salir de la alcoba. De repente, se queda quieto, paralizado. Nota como si su mujer se hubiese movido, como si hubiese cambiado de posición. Observa con atención. “No. Debe ser una sensación mía. Sigue durmiendo profundamente. No la oigo ni respirar…”

Sale del cuarto y entorna de nuevo la puerta. Sus silenciosos pasos le llevan hasta las habitaciones de sus hijos.” Debería entrar para ver si están bien y darles un beso…No…No quiero despertarles. Esta paz que hay ahora en la casa es tan buena…” Dejando atrás las habitaciones, llega a la puerta principal y, después de darle dos vueltas al cerrojo, la abre y abandona la casa tras cerrar cuidadosamente, sin el más mínimo ruido. “Que frío tengo ahora. Igual me he resfriado. Me encuentro raro”

Baja las escaleras a buen ritmo, contando para sí los escalones. Son tres pisos y, siempre que puede, evita el ascensor.”Un, dos tres, cuatro…No me encuentro bien. No sé que pasa, pero algo falla. Nueve y diez. Rellano. Vuelta a empezar. Uno, dos, tres,…”

Ya ha llegado a la portería. Tiene la sensación de ir volando, de flotar, como si sus pies se movieran solos, independientes del cuerpo. “Qué raro es esto. Cuando sea buena la hora, me escapo a la farmacia y que me tomen la tensión” Sale a la calle.

- ¿Buenos días, Luis? ¿Cómo te encuentras hoy?

Dos mujeres conversan justo enfrente de la salida. Una de ellas, la más joven, al ver a Luis se gira totalmente y le interpela.

-¡Qué cómo estás hoy!- Le dice, mirando a los ojos tristes y ausentes de Luis. Éste detiene su camino, busca en su interlocutora algo que le motive a contestarle y al no hallar nada, le esquiva y continúa en su andar. “No sé quién es. Ni me importa. Déjame en paz, vieja cotorra. Yo no te he dicho nada…”

Las dos mujeres le ven alejarse. Se miran entre ellas, y una mueca dolorosa se dibuja en el rostro de una de ellas. Siente pena. Pena y dolor.

-Que perra es la vida, le dice a su amiga, y continua hablando.

- Hace un año cumplido que su mujer y sus hijos faltan. Fíjate, iban los tres a un partido de fútbol del mayor, y un borracho se saltó un semáforo con un camión y les destrozó. Desde entonces, el bueno de Luis anda más muerto que vivo. Todos los días se repiten para él. Piensa que está aún en el mismo sábado en el que ocurrió todo. Le es igual que sea lunes o martes, como hoy. Dice su madre que el pobre cree que están vivos, que todavía habla con ellos. ¡Perra vida!.

Joan Laporta y la mujer barbuda

Pidiendo disculpas por la comparación, la política se ha convertido en el mayor espectáculo del mundo, en un circo en el que no falta de nada. Tenemos magos, audaces timadores que sacan conejos de plástico de chisteras vacías y hacen desaparecer grandes cantidades de dinero sin usar polvos mágicos. Contamos con expertos domadores, valientes personajes que con el látigo impositivo controlan unas fieras cansadas y adormecidas a las que ya no les quedan ni dientes para masticar. Los trapecistas ejecutan sus números enganchados a cables y con doble red para protegerles en sus caídas, mientras los malabaristas se pasan entre ellos los bártulos del poder. Los acróbatas realizan piruetas destinadas a provocar el asombro necesario para que el respetable no se percate de lo absurdo de sus ejercicios, y los mimos, personajes inexpresivos e insustanciales, pululan por la arena llevándoselo calentito sin hacer nada.

Y, cómo no, los payasos, los más numerosos. Está el payaso tranquilo, listo y astuto, que con su maquillaje discreto y su comportamiento correcto, lía todo el embrollo. Después, el despistado, que no sabe nada, que pasaba por allí y al ver luz entró. Intenta repartir a la vez que esquiva los golpes con maestría. Y, el tercer componente, el más gracioso, el que se las lleva todas a la vez que intenta soltar alguna; es el más torpe, pero acapara toda la atención, todo gira en torno a él. Les acompañan los bufones, secundarios que marean más que actúan, y ya tenemos la compañía casi completa. Casi, porque no hay circo sin mujer barbuda. Y la echamos en falta. Hasta que, por fin, parece que se va a incorporar.

Eran pocos los trepas, y parió la burra. Ha olfateado negocio y se ha lanzado en picado. Seguro que aún queda algo de carroña para él. Y si no, ya se la buscará. El amigo Joan Laporta de tonto no tiene un pelo; apoyándose en la popularidad que le proporcionan otros, los futbolistas del Barcelona, no está dispuesto a dejar escapar la oportunidad de meter sus manos en la saca. Se sabe vender muy bien y maneja la voluntad independentista de algunos en beneficio propio. Si la regeneración política de este país pasa por elementos como este señor, estamos perdidos sin solución. Tenemos dos opciones; o compramos entradas y acudimos como espectadores al evento, o le pegamos fuego a la carpa. Me inclino más por lo segundo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Laporta el Conquistador

Usando el mismo derecho que él a expresarse con libertad, manifiesto yo lo que siento. Joan Laporta es libre para pensar y decidir lo que más le apetezca. Pero a mí se me alteran los sentidos. Su deseo constante de figurar y aparentar, de destacar sobre el resto de los mortales. Sus continuos movimientos de trepa, sus desplantes, su chulería, su perenne manipulación. El cómo se aprovecha de los triunfos ajenos, de la popularidad que le da el estar en el sitio adecuado en el momento ideal, presidiendo el equipo que mejor fútbol hace hoy en el mundo. Su oportunismo. Todo junto me pudre. Me lo imagino sentado cual jefe galo en un escudo dinástico y arreado a hombros de seguidores incondicionales de su causa. La que fuera, la que le sirviera para ser elegido hombre del año, bota de oro de la política mundial. Estoy convencido de que no dudaría en pactar con el mismo Satanás.

Otra cosa son los conceptos y proposiciones que va a esgrimir en su lucha política. Que quede claro que los considero todos lícitos y totalmente legítimos. Pero ruego se me permita comunicar mis temores como alicantino, como habitante del sur de lo que ellos denominan países catalanes. Una vez conseguidos ejército y policía secreta, la anexión de la Comunidad Valenciana no tardaría en plantearse o, quién sabe, ejecutarse. Hasta Orihuela alcanzarían los dominios de Joan I el Conquistador.

Que nadie se ofenda. Yo esto lo digo, más que nada, por ir preparando un árbol genealógico para demostrar la pureza del linaje propio, no sea que, entre quema y quema de libros en castellano, Laporta y sus radicales amigos me preparen un expediente de expulsión y me depuren. O me obliguen a llevar cosido un distintivo en la camisa. O me tatúen un número de serie en el antebrazo. O…¡Qué locura!

Insisto, que nadie se ofenda. Todo puede parecer una tontería. Pero es que mi acentuada imaginación y mi incultura provoca en mí el horror de vislumbrar en el futuro un estado elitista y discriminador, presidido por un ideólogo de bote, muy cerca de mi casa. Y no me gustaría ser absorbido por la fuerza independentista de un mentiroso profesional. Me rebelaría con todo contra ello. ¡Tenemos muy mala suerte con los políticos que nos toca sufrir!

martes, 23 de marzo de 2010

Roldán, el sujeto.

Me encuentro raro. Al ver la imagen de ese personaje subiéndose a un autobús, enroscado a una gorra y con la gabardina de Colombo, no he podido evitar sentir asco y cierto cabreo. Y cada vez que se me repite, la cosa va a peor. La justicia es un concepto tan magno, tan supremo, que está muy por encima de pequeños desperfectos del sistema. Tiene que ser igual para todos, tiene que garantizar los derechos del honrado y del ladrón pues ambos son teóricamente merecedores de su protección. Pero no se puede negar que pica mucho en el sentimiento observar a Luis Roldán, ejemplo vivo de la corrupción política, pasearse por la calle como si nada, como uno más. Todo el daño que hizo a la Guardia Civil, arruinando la Institución, todo el dinero que se llevo tibio, hasta diez millones de euros, toda la mentira que le rodeó durante su época de pez gordo, número uno de su promoción sin haber pisado una Universidad, toda su mala gestión, orientada sólo a enriquecerse, se olvidan en beneficio del sistema democrático. No constituyen motivos suficientes para pudrirse en una cárcel. Se le proporciona una pensión (tiene cachondeo la cosa), y se le manda para su casa, sin averiguar dónde tiene escondida la “pasta” que no ha aparecido. A mí me produce un escalofrío muy incómodo, pero son cosas de la democracia, la que él humilló y pisoteó, y que ahora le acoge bajo su manto.
Busco la forma de expresar lo que pienso sin parecer soez. Y no doy con ello. Tal y como está el patio, solo faltaba éste para mejorar el concepto que tenemos de la clase política. Luis Roldán es el prototipo de dirigente que ha convertido el mundo en el que pretendemos sobrevivir en el desastre que es ahora. Deberíamos desterrarle muy lejos. A la estación espacial como mínimo.

lunes, 22 de marzo de 2010

El botellón

La reflexión sobre el botellón debe ser más profunda, no limitarse a si un ayuntamiento habilita o deja de habilitar zonas para que nuestra juventud se relacione y se emborrache hasta olvidarse del mundo que los adultos estamos tejiendo para ellos. El adolescente, el joven, establecido en la misma ruina que ahoga a los padres, busca una huída hacia ninguna parte, un viaje barato a una quizás malentendida diversión. Con poco dinero encuentra horas de conversación, marcha, ligue, baile y liberación (que no libertad), se embriaga en una actividad en la que el adulto no tiene cabida. Escapa del control paterno y se ríe de una sociedad que a su vez se burla de él.
Porque, francamente, poco o nada de futuro les podemos ofrecer hoy en día. Tienen todo a su alcance, lo conocen todo y no lo saben valorar. Ya no hay curiosidad, apetito por el descubrimiento, y eso entierra los principios y las ideas. Les hemos embotellado en nuestro mundo, permitiéndoles e incluso obligándoles a ser mayores, pero sin explicarles la responsabilidad que ello conlleva. En nuestra constante preocupación por sobrevivir, les hemos arrastrado a esto. Vale que les decimos que su deber, que su trabajo es formarse y educarse, vale que les insistimos en lo negativo del abuso del alcohol y las drogas, vale que les dejamos muy claro que el que no elije el camino correcto acaba estrellándose sin remisión.
Pero no son tontos. Abren los ojos y nos ven pelear y luchar contra molinos de viento. Se hallan dentro de un sistema educativo que no premia las capacidades, que no sabe orientarles pues no se molesta en conocer lo mucho que pueden hacer. Y, luego, son muy conscientes de que en este mundo no triunfa el mejor, ni mucho menos. No tienen ilusión por nada, y por eso ellos, el valor más grande de nuestra sociedad, prefiere perder el sentido hinchándose a cubatas a ser como nosotros. Por algo será.

domingo, 21 de marzo de 2010

San Cristobal Camps

Ni más ni menos que vuelta y media al mundo se ha echado entre pecho y espalda Francisco Camps. Con sólo 900 euros en la cuenta, y al borde de la miseria, el Labordeta valenciano aprovecha la mínima para partir rumbo a tierras extrañas a predicar el valencianismo y a vender las maravillas de la tierra a aquél que quiera comprarlas. Se supone, y así será, que en cada visita ofrece lo mejor de sus dominios para que inversores capitalistas dejen sus cuartos en la comunidad. Es de imaginar que cambiará de traje, aunque el temor a que le digan algo le obligue a repetir alguno ya estrenado en una boda o comunión.

Está bien eso de conocer mundo y hacer proselitismo; forma parte de sus obligaciones. Lo que se le echa en cara es que, al cumplir con este deber, parece olvidar el resto de los que tiene. La comunidad valenciana está en bancarrota, debe hasta de callar; los centros educativos ni se empiezan ni se terminan, la sanidad está en cuarentena, y las obras públicas carecen de fondos. Alicante y Castellón están sometidos por una política centralista que margina económicamente a las dos; sólo somos aldeas que tributan a la capital del reino.

Pero esto no parece importarle. Desde que el Vaticano suprimió la figura de San Cristóbal como patrón de los viajeros, alguien tiene que ocupar el puesto de aquel gigante cananeo que, por convertirse al cristianismo, sufrió tortura hasta morir decapitado. Don Francisco Camps se postula como posible sucesor; al igual que el santo, ha sido flagelado y martirizado, su figura asada a fuego lento por el caso Gürtell (sin quemarse lo más mínimo) y cosido a flechazos por los socialistas del terreno. Pero que no se le olvide que para alcanzar la santidad, le tienen que cortar la cabeza. ¿O eso ya lo ha previsto?...

jueves, 18 de marzo de 2010

Dictaduras asesinas

Lo único que no se puede permitir que exista en el mundo, lo único contra lo que hay que negarse tajantemente, es a una dictadura. Del signo que sea, de la orientación ideológica que diga defender. El sistema dictatorial es un sistema de gobierno asesino. No sólo elimina físicamente a aquellos que se oponen a ella con la palabra, los actos o, simplemente, con la intención. Destruye la concepción del ser humano obstruyendo, domeñando, impidiendo y aniquilando lo más sagrado que poseemos; la libertad. Para pensar, sentir, elegir, expresarse, luchar, negar, amar y odiar.

No hay poder en la naturaleza ni en los hombres que tenga la facultad y el derecho de limitar las voluntades y los deseos, nada existe con la capacidad de prohibir la conciencia y anular la razón. No hay justificación que legitime la represión ni que autorice la castración de los principios.

La hermosa Cuba, Corea, Vietnam, Myanmar,…así hasta más de treinta. Cualquier pueblo de la tierra es soberano y libre para marcar su destino. La acción violenta y armada, el uso autoritario de la fuerza, sea ésta militar, policial o ideológica, jamás debe ni evitar ni detener las lícitas y justas convicciones inherentes a la condición humana. La independencia personal, la genuina determinación, los fundamentos propios no son censurables y, mucho menos, constituir motivo de condena, restricción, veto, exclusión o privación.

Aquellos que, bien con su silencio o bien con su consentimiento, apoyan la legalidad del totalitarismo y la tiranía opresora, aquellos que se alinean con el poder homicida de la dictadura, no merecen ser llamados seres humanos, puesto que al despreciar la libertad desprecian la vida en sí. No tienen sitio en un mundo solidario que necesita la unidad y la comprensión para su supervivencia. Sobran junto al hombre, pues hombres no son. Son animales.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Esperanza en las iniciativas

Es fundamental, pues su ausencia nos llevaría a la desesperación, y ésta acabaría con nosotros. Hay que tener ilusión en lo que el futuro nos puede deparar; las perspectivas que generan en un inicio los proyectos que acometemos nos llenan de energía, nos inyectan moral y ganas por pelear. La creencia en las posibilidades de triunfar nos arrastran por el camino del riesgo; los valientes se juegan bienes y hacienda con la optimista seguridad de mejorar su situación. Esta osadía debería verse favorecida en el trato por administraciones, entidades financieras y organismos oficiales, no sólo en la teoría, sino también en la práctica.

El ataque impositivo y administrativo que conlleva el desarrollo de cualquier idea actúa como primer obstáculo. La financiación necesaria e imprescindible para acometer los retos es un espinoso recorrido de negativas, dificultades y condiciones abusivas imposibles de asumir para cualquiera que no quiera perder todo menos la dignidad. Hay una legislación que favorece siempre al tiburón, que impide el desarrollo del pequeño emprendedor, molesto competidor ante las empresas poderosas. Y, por último, el político, encamado con el influyente inversor electoral, mantiene sus dos caras, a cada cual más ruin; la populista, que vende la idea de la iniciativa como vehículo imprescindible para escapar de la crisis, y la real, acomodada en una situación límite que presenta como necesaria su asistencia y su existencia. Mientras las cosas vayan mal, ellos irán mejor.

Es bonito tener deseos, preparar planes e, incluso, embarcarse en algunos con confianza y seguridad. Pero, por desgracia, la realidad demuestra que a día de hoy, y con los que están cortando el bacalao, es más factible estrellarse que triunfar. Todo pasaría por cambiar de patrones y de patronos.

lunes, 15 de marzo de 2010

Mi objeción fiscal

Yo también quiero objetar fiscalmente. No por el tema del IVA, porque si no me lo quitan por ese camino, los magos hechiceros del Gobierno se inventarán otra manera de cobrármelo en cash. Te suben luz, agua, gas, gasolina u otra cosita de estas sin importancia, y dinerito al cajón. O le meten un achuchón al transporte, que de esa forma se disparan carne, pescado, pan y leche (la mala sobre todo). Cualquier truco que sirva para ajustar las cuentas y lavar el déficit, no vaya a ser que nos carguemos el euro y nos den con la puerta en las narices los socios de la Unión.
Mi objeción fiscal va por otros derroteros. A saber. Estoy muy cansado de tener que subvencionar con lo que pago con mis impuestos los distintos partidos y formaciones políticas que se han cargado la estabilidad económica y el equilibrio social de mi país. No tengo el por qué mantener a la colección de vividores que pululan en, y alrededor, de todas estas agrupaciones. Los elementos que hoy integran el aparato político en España no se merecen ni el aire que respiran, y voy a decir algunas de las razones de esta aseveración. No están preparados para los cargos que ocupan, no trabajan ni mucho ni poco, no cumplen con lo que juran al tomar posesión, no respetan las necesidades de un pueblo al que pisotean, y, lo peor, se burlan constantemente con sus actuaciones y comportamientos de todos nosotros. Pero, dado que ellos legislan, ya se encargan de cubrirse los riñones.
No quiero darles ni un céntimo más a estos vagos e inútiles. Pero no puedo evitarlo, porque me embargarían hasta la foto del DNI. Me siento estafado. Muy estafado. Me hablan de iniciativas, y lo primero que se inventan cuando se crea cualquier comisioncilla son diez o veinte sueldos (presidente y su vice, secretario y su vice, delegados y sus sub,…). Dinero calentito y fácil.

Optimista, pero no idiota

Quiero ser optimista. Quiero participar del nuevo aire de ilusión que parece que por obra y gracia de esto lo arreglamos entre todos se está instalando en mi ánimo. Quiero seguir los consejos de Gasol y arriesgarme. Quiero convencerme de que mis iniciativas pueden llegar a buen puerto, formar parte del grupo de valientes que le plantan cara a la crisis con decisión y osadía. Quiero que el fruto de mis ideas me permita sobrevivir sin penurias. Quiero confiar en la disposición del aparato administrativo y financiero, orientada a ayudarme en mis proyectos, y darle una patada a la ruina para que los míos dejen de vivir siempre en un precario equilibrio. Quiero que el producto de mi trabajo revierta en beneficio propio y de todos y necesito creer que se evitará el naufragio si remamos todos juntos. Que nadie me diga que no voy a colaborar en salir de esto.
Voy a dirigir mis esfuerzos al positivismo más radical. Todo es bueno y es posible. Buscaré mi vertiente masoquista e hipotecaré mi futuro en un sueño, otrora inalcanzable, pero hoy tan ¿ asequible? a mis posibilidades, obviando que por cada nuevo empréstito, tres antiguos se van al garete por impagos y deudas. Sin financiación ni ahorro, recurriré al ICO, sin olvidar que este dinero también hay que devolverlo, y no es segura, ni mucho menos, la concesión del crédito. Voy a trabajar aún más y con más ganas y sacrificio, pese a saber que parte importante de mis impuestos va a los bolsillos de aquellos que me han conducido al umbral de la pobreza.
Pero no soy idiota. No me voy a olvidar de los impresentables que me están poniendo muy complicada la supervivencia. Ellos también tienen que coger un remo. Después ya hablaremos. Tendrán que dar explicaciones y pagar por sus errores. No sería justo que se fueran de rositas.

domingo, 14 de marzo de 2010

Mi objeción fiscal

Yo también quiero objetar fiscalmente. No por el tema del IVA, porque si no me lo quitan por ese camino, los magos hechiceros del Gobierno se inventarán otra manera de cobrármelo en cash. Te suben luz, agua, gas, gasolina u otra cosita de estas sin importancia, y dinerito al cajón. O le meten un achuchón al transporte, que de esa forma se disparan carne, pescado, pan y leche (la mala sobre todo). Cualquier truco que sirva para ajustar las cuentas y lavar el déficit, no vaya a ser que nos carguemos el euro y nos den con la puerta en las narices los socios de la Unión.
Mi objeción fiscal va por otros derroteros. A saber. Estoy muy cansado de tener que subvencionar con lo que pago con mis impuestos los distintos partidos y formaciones políticas que se han cargado la estabilidad económica y el equilibrio social de mi país. No tengo el por qué mantener a la colección de vividores que pululan en, y alrededor, de todas estas agrupaciones. Los elementos que hoy integran el aparato político en España no se merecen ni el aire que respiran, y voy a decir algunas de las razones de esta aseveración. No están preparados para los cargos que ocupan, no trabajan ni mucho ni poco, no cumplen con lo que juran al tomar posesión, no respetan las necesidades de un pueblo al que pisotean, y, lo peor, se burlan constantemente con sus actuaciones y comportamientos de todos nosotros. Pero, dado que ellos legislan, ya se encargan de cubrirse los riñones.
No quiero darles ni un céntimo más a estos vagos e inútiles. Pero no puedo evitarlo, porque me embargarían hasta la foto del DNI. Me siento estafado. Muy estafado. Me hablan de iniciativas, y lo primero que se inventan cuando se crea cualquier comisioncilla son diez o veinte sueldos (presidente y su vice, secretario y su vice, delegados y sus sub,…). Dinero calentito y fácil.

¿Cuál es el problema?

El problema es el germen político. España es como una casa de cristales y espejos; si te pones a tirar piedras, las consecuencias son catastróficas. Y esto es lo que hace nuestro equipo de gobierno. Se empeñan en leyes inútiles que sólo conducen a convertir en insustanciales las que de verdad son necesarias. Como creen estar en posesión de la sabiduría, cuando cometen un error, tratan de justificarlo, en vez de aprender de él, demostrandonos así lo necio de su comportamiento. Actúan encaramados a pedestales dorados, buscando el interés propio en vez del colectivo, llegando a olvidar quién les ha puesto donde están. Expulsan su credibilidad sin importarles el hecho de que jamás la volverán a recuperar. No prevén los problemas, permitiendo que estos se magnifiquen y se conviertan en obstáculos insalvables. Olvidan que para ser grande de verdad hay que estar con el pueblo, no encima de él, pisoteándolo con soberbia.
Si equivocarse es humano, perseverar en los errores alcanza el grado de maldad. No se dan cuenta de que para resolver los problemas, hay que cambiar la forma de pensar que se tenía cuando estos surgieron, máxime si el origen de los mismos está en la mala praxis política.
Habría que prescindir de aquellos gobernantes que no pueden hacer nada si no tienen dinero, así como también de los que hacen todo sólo porque vacían las arcas. Los gobernados necesitamos resultados, no que nos cuenten milongas; soluciones reales, no promesas que no se pueden cumplir.
Nuestra obligación es mantener la esperanza, no caer en la desesperación. Debemos luchar contra la corrupción y la ineptitud, o acabaremos formando parte de ella. Pero, sobre todo, no tenemos que consentir que nos sigan timando, porque , tal como dijo Anaxágoras, “ si me engañas una vez, tuya será la culpa. Si me engañas dos, la culpa será mía”.

domingo, 7 de marzo de 2010

Que no me tomen por tonto

Que no me tomen por tonto

Publicado en El País 27/02/2010

Prefiero que me lo digan a la cara a que me tomen por tal. Estoy muy harto de que me camuflen las cosas como si uno tuviera seis años y estuviera jugando al escondite. Mire a donde mire en política, sólo tropiezo con timadores y mentirosos, con gente interesada en su propio bienestar, importándoles un cuerno el de los otros. Ahora te venden la imagen del pacto y del debate, del consenso y de la discusión. Te tienen entretenido con sus acuerdos y controversias. Se insultan para tu diversión, para que te creas que están ahí trabajando para ti. Mentira.

Mi fe en el sistema es y será eterna; confío en la democracia, en la libertad y en la justicia, en la igualdad y en la solidaridad. El sistema es bueno. Lo malo es el personal que lo ha tomado al asalto para convertirlo en su fortín. Están cómodos pues dominan y controlan a su antojo; se posicionan junto al rico y el pudiente para obtener su dinero y su financiación, y se acercan al desamparado para extirparle el voto con argucias. Una vez en el poder, no pueden traicionar al que les ha pagado y se encaman con él para devorar vorazmente el banquete que se les presenta. Aquellos que con el ejercicio de su libertad les encumbraron dejándose estafar con palabras vacías y promesas falsas quizás alcancen a degustar algunas migajas de lo que ellos desprecien.

Cuando el clamor comienza a ser ensordecedor, el político profesional desarrolla con maestría el arte de la confusión; ya que no puede convencerte, te la intenta liar parda, te lleva a su huerto para que, encima, le recojas la cosecha; la tierra será del trabajador, pero el fruto que produce se lo merienda el espabilado de turno.

Las ideas no se han muerto; están mal enterradas, camufladas por toneladas de pañales sucios que provienen de los altos estamentos que rigen el destino de nuestro país. La justicia actúa como cristales rotos, que sólo hieren al que camina descalzo. Con buenas botas o torpes legislaciones, el criminal es un privilegiado. No hay igualdad, porque no interesa; dos iguales piensan igual, sienten igual y son más fuertes y, en consecuencia, mas difíciles de embaucar. La solidaridad la desarrollamos los que menos podemos y tenemos, y estos gestos producen beneficios a los que son menos solidarios, que se aprovechan de nuestras voluntades para obtener riquezas.

Lo único que de momento se mantiene es la libertad; para expresarte, para opinar, para pensar, para sentir, para implicarte, para rebelarte, para gritar, para desesperarte, para llorar , para reír y para decirles, con mucho respeto, a aquellos explotadores, especuladores y políticos cuentistas e impostores que ya está bien de tomarnos por tontos. Que ya sabemos cómo son, qué son, quiénes son, cuántos son, cuánto valen y qué quieren de verdad. En lo que fallamos es en que no sabemos cuánto van a durar donde están…

viernes, 5 de marzo de 2010

Un chiste real

Me han contado un chiste muy bueno esta mañana. Al principio me he reído con verdaderas ganas, pero después me ha dado que pensar y ha llegado incluso a preocuparme. Primero, la chanza. No tiene desperdicio. Reza así.
Están Bin Laden, Obama y Zapatero en espera del Juicio Final. Jesucristo decide despachar a los tres rápido, y les cita juntos. Nada más llegar, Bin Laden le pregunta a Jesucristo; “¿Qué va a ser ahora de mi pueblo?” Y Jesucristo le mira y le contesta: “Tu pueblo será arrasado por los americanos, perderéis todo el petróleo que podáis tener y moriréis en el olvido” Ante estas palabras, Bin Laden rompe a llorar desconsoladamente.
Obama, intrigado, le hace la misma pregunta a Jesucristo. “¿Qué va a ser ahora de mi pueblo? “ Y Jesucristo le mira y le contesta; “Tu pueblo perecerá arrasado por la potencia militar y nuclear de China. No quedará piedra sobre piedra”. Ante estas palabras, Obama rompe a llorar desconsoladamente.
Llegado el turno de Zapatero, éste decide realizar la misma pregunta; “¿Qué va a ser ahora de mi pueblo? Y Jesucristo le mira y rompe a llorar desconsoladamente…
No está mal, pues algo de gracia tiene. El problema surge cuando te percatas de que no es un chiste. Es la puñetera realidad…