miércoles, 27 de noviembre de 2013

Decir amigo...

 Se nota que voy entrando en los años a regañadientes, que voy sumando y la suma me desgasta. Mis hijos crecen, se hacen mayores mientras que yo me voy haciendo viejo. Ya cierran algunas amistades, atisban quiénes pueden ser y son sus amigos. Empiezan a conocer el significado y el valor de la amistad… Amigo, una palabra mayúscula y tan difícil de conseguir…Y un cuerno. Porque, bueno,  los hay que los tienen hasta entre los dedos de los pies cual pelotillas roñosas.
Os cuento. Ésta mañana, por ayer, un conocimento me dice: “Joer, Tomás, no sé yo que habré hecho mal en la vida, pero yo amigos de éstos que pululan por ahí como que no tengo, no. Tú me dirás. Mira Luis Díaz Alperi. Ex alcalde de Alicante, diputado autonómico e imputado hasta la caspa de las cejas. Le llega el gerente del puerto deportivo de la ciudad, Javier Palacio y le dice. ¿Qué quieres amarrar el catamarán? Pues nada, te lo dejo gratis, que para eso eres mi amigo, faltaría más, que hemos mamado la misma teta casi. Y 14.000 euros que se ahorra el pobre, que no le alcanza para croquetas.
Pero, escucha, que todavía los hay con más suerte. Ahí está Hernández Mateo. Le condenan a cuatro años de cárcel y sus coleguillas diputados del PP recogen firmas para que no cate la sombra del talego. Y va un periodista y le pregunta a Alfonso Rus, que digo yo que si no es Dios, es su mano derecha, que por qué no debe de entrar el ex alcalde de Torrevieja en  prisión. Y va y suelta que  Hernández Mateo no tiene que cumplir condena porque es amigo suyo. Ole, ole y ole. Ni un ángel exterminador posee tanto poder como Rus,  presidente de la Diputación de Valencia. No sé si enviarle una solicitud de amistad en el facebook o directamente suplicarle clemencia, más que nada por si el juicio final y tal, ya sabes. Acojonante.
Aunque escucha. Para amigos buenos, los que debe de tener Carlos Fabra… Sí, hombre, ése que parece Al Capone pero en basto, ése que tiene una hija que se caga en los parados desde un escaño… Sí, hombre, el que se compró un aeropuerto para sus nietos. Pues a ese Fabra me refiero. No el que se ha cargado RTVV, no, ése se llama Alberto. El otro, el que se ríe de la justicia y de los españoles desde que se levanta, hasta que se acuesta y mientras duerme también.  Pues yo quiero un amigo lotero como el que tiene él, joer. Que salga la bolita que salga en el puñetero bombo de Navidad, le toca siempre. Ya verás este año como también repite. Basta mirar la cara de espanto de la Caballé en el anuncio para saber que, pase lo que pase, el gordo va para Castellón.
Ésos son los amigos que yo quiero, y no tú, que sólo te buscas problemas, que cualquiera se arrima a ti, que cada vez que te metes con alguno de la casta te ponen una tabla más en el ataúd”
Y yo le he contestado que es lo que hay, que cada uno es como es y que, salvo dos cañas, poco más puede sacar de mí, que la cosa esta jodida. Y que, además, de amigos de éstos yo no quiero ni en pintura, que su leche es muy agria. Y para terminar le he prometido que a todos los adosados al poder que me cruce, a todos estos amigachos que tengo atravesados, mientras pueda y me acuerde de juntar letras, les voy a meter hasta donde me alcance. Igualito que ellos a mí. Como decía Serrat, Dios y mi canto saben a quiénes nombro tanto.
Y mañana, más, santo Tomás, que hoy me va a dar un jamacuco. Que lo del libro de Zapatero es para inyectarse amoniaco en la yugular…

jueves, 7 de noviembre de 2013

La CAM al trullo


Se huele Javier Gómez Bermúdez que algunos piernas largas que habían sido  directivos de la CAM tienen la intención de huir a Curaçao a gozarla rabiosa y a gusto. Y como el tufo desprendido por los sujetos es sólido y mareante, el juez ha decidido albergarles a cuenta del Estado en el hotel de los barrotes. A ellos y a otros socios del tropel de los mangantes. Y a mí me parece bien. Qué digo bien, me parece cojonudamente maravilloso y justo. Porque, entre nosotros, siempre es un placer ver cómo presuntos golferas catan castigo en sus carnes.

Ahora bien. Instalado en la más absoluta desconfianza, hasta que no se produzca el desenlace de esta historia negra de maleantes sin escrúpulos, yo no me creo nada de nada. Verán vuesas mercedes. Estoy harto de paripés legales, de rutas de navegación manipuladas y/o manipulables que no conducen a puerto franco. Y me voy a explicar. ¿Cuántos hay de la caterva política y adosados que, a pesar de tener encima imputaciones para agotar dos vidas, continúan pululando entre el pueblo bobo, exhibiendo sin pudor sus riquezas? ¿Cuántos hay de éstos que cito con arcadas que, una vez juzgados, no entran en prisión? ¿Cuántos hay que han sabido esconder sus botines y que saben que, pase lo que pase, no les ha de faltar ni a ellos ni a los suyos? ¿Cuántos hay que se morirán descosidos por los lujos sin tocar el juzgado? ¿Cuántos hay intocables, imputados de corbata , amigos de tal, familiares de pascual, que conocen su suerte pues la tienen bien ligada a tirar de la manta? ¿Cuántos hay que, imputados, sospechosos, juzgados, condenados y etcétera dejan arruinada la vida pública y se asientan de asesores de aquí, consejeros de allá y directores de acullá? Cuántos, cuántos, cuántos…

Yo soy de bocata y me gusta la mortadela. Pero como tonto del todo no estoy, prefiero el jamón, y si es pata negra mejor. La ley está hecha por y para los ricos y poderosos, de este burro no me baja ni Dios. No quiero imputados, investigados y presuntos. Vamos, que no me conformo con el chóped. Quiero jabuguito,  condenados a mazmorras a los que, en el mismo viaje, se les quite hasta la etiqueta de los calzones. Lo demás son chorradas. Hasta entonces, seguiré sin creer en la justicia.