domingo, 29 de agosto de 2010

El fútbol, ese maravilloso timo

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El Barcelona con Ibrahimovic puede que palme del orden de 45 millones de euros al desprenderse del jugador, enfrentado con Guardiola, los compañeros, el club, el de las pipas y el panadero de la esquina. Parece ser que el bueno de Zlatan se quiere marchar a Italia cuanto antes y para dejarlo claro clarete habla cuando antes callaba. Los que saben de esto dicen que el BarÇa no tiene otro remedio más que quitárselo de encima mal vendiéndole: tener en el vestuario una bomba de tal calibre cobrando lo que cobra y sin jugar desmontaría el equipo.
Hay en este país mucha gente preocupada y ocupada en el tema: en ocasiones parece que más de la que está atenta a la actualidad social y económica. Sabemos mejor lo que costó el sueco que los puntos de la reforma laboral o cómo está el asunto de Melilla y el chantaje de Mohamed VI. La liga comienza, el futbol nos coloca y nos produce un subidón sublime que nos aparta de la realidad, otorgándonos aire fresco y liberación. Por eso nos gusta, porque es nuestra evasión.
Y si no nos entregamos a este loco y absurdo vicio, y nos ponemos a razonar sobre la barbaridad que suponen 45 millones de euros para perderlos de un plumazo, con lo que nos corre por dentro y por fuera a nosotros si no hallamos 20 que teníamos en la cartera, acabaríamos por darnos cuenta de que el fútbol es en sí un timo dirigido por mafiosos y especuladores que jamás pierden un euro propio, y a los que les hacemos el juego con nuestras ilusiones. Pero no todo va a ser penar en la vida. Estafados por nuestro gobierno, engañados continuamente en múltiples facetas de nuestra vida social y laboral, un embuste como éste no nos duele, nos divierte, es una bendita mentira para disfrutar. Hagámoslo pues.

Primarias necesarias

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España necesita que las fuerzas políticas sean coherentes, inmaculadas en el comportamiento y firmes en la defensa de los españoles. Los partidos deben ofrecer diálogo e iniciativa, y ser fieles a sus convicciones. El triunfador tiene la obligación democrática de gobernar en beneficio del pueblo, y para ello no puede caminar descuartizado por rectores totalitarios que traicionan a aquellos que les votaron y debilitan al país.
Las primarias dentro del PSOE sólo pueden conseguir una cosa: revitalizar un partido cuyos dirigentes actuales han desguazado, desmontando ideales y principios y destruyendo la confianza e ilusión de muchos militantes y simpatizantes. Oponerse al aparato interno, enfrentarse a lo viciado y acomodado de los que mandan y pelear por recuperar el espíritu social, son ejercicios gratificantes, altamente positivos para cualquier formación política, sobre todo si se trata de un partido de izquierdas. Además, si dicho partido ha perdido rumbo y brújula, y está dirigido por malos profesionales que sólo buscan perpetuarse en el poder, la savia nueva que emerge del debate y la disputa otorga, a buen seguro, una nueva energía, capaz de despertar del letargo y del hastío a los socialistas de verdad. Y digo bien, de verdad. Porque los actuales son malas copias de aquello que quizás fueron y que posiblemente nunca volverán a ser. Son miembros de la casta política manipuladora y vividora, inepta clase social que destruye todo sobre lo que ejerce su control.
En conclusión, que vengan primarias que arrojen la basura fuera y limpien lo enfangado. Vendría muy bien que la razón y la lógica retornasen, desterrando la incompetencia y la soberbia.

La ley del Rafita

Somos así. En España se condena a un mantero a cuatro años de cárcel, a la vez que se permite que un engendro social como el Rafita campe a sus anchas delinquiendo a placer. Este sujeto, asesino desalmado de Sandra Palo, cumplió cuatro años encerrado y tres de liberad vigilada. Ese es el precio que se paga por matar con crueldad y ensañamiento en este país. Ahora, cuando ya le han vuelto a detener más de media docena de veces, pasea por la calle robando lo que puede, viviendo una vida que no le pertenece. Esta es la reinserción que el sistema ofrece; el criminal sin escrúpulos paga una pena de risa y sale a la calle para continuar con sus andanzas, riéndose a carcajadas del resto de la sociedad.
Los políticos están, entre otras cosas, para legislar: tienen la misión de conformar un entramado legal justo que proteja al ciudadano frente a cualquier agresión. No se comprende una situación como ésta, en la que un animal mortal queda impune por robarle la vida a una niña, y se dedica a continuar haciendo daño. Aquellos que tienen el poder que les otorgan las urnas deben centrarse en evitar, entre otras, esta barbaridad, este atentado contra la razón y la más elemental lógica, dejarse de tonterías y cumplir con el trabajo por el que cobran un salario que no se ganan, y establecer una ley que impida que monstruos como el Rafita disfruten de una injusta e inmerecida libertad. Máxime cuando el sujeto en cuestión ya ha demostrado con creces que lo de reinsertarse no va con él.

Valenzuela, Moreno y el Capitán Trueno

Antonio Fernández Valenzuela anuncia su intención de presentarse como candidato por el PSOE para la alcaldía de Alicante. Y lo hace sonoramente, pues advierte, con la decisión que le caracteriza, que el PP ya anda preocupado por el tema. Como el Capitán Trueno, se ofrece como defensor del débil, paladín de la justicia y defensor del oprimido. El ex presidente de Diputación y Cámara de Comercio de Alicante inicia así, al igual que el personaje de ficción, una Tercera Cruzada contra el enemigo infiel, encarnado ahora por los populares y Sonia Castedo. En esta aventura se supone que no anda solo, que cuenta con el respaldo de algunos socialistas de postín: quizás harto de ver la incapacidad manifiesta del PSOE local, se considera lo suficientemente atractivo como para despertar ilusiones asqueadas y dormidas.
Tablas no le faltan, ya que lleva mucho tiempo moviéndose en el fango de la política, y sabe muy bien cuando remar y cuando echar el ancla. Esto es bueno y malo: conoce el percal pero, como el buen vino, el tiempo le puede haber picado y ser más vinagre que caldo.
Por otro lado, puede presentar una batalla digna contra la actual alcaldesa, siempre y cuando los propios aliados se lo consientan. A saber. Dentro de las filas socialistas no ha sentado muy bien el anuncio, les ha pillado con la guardia baja. El sueño de Roque Moreno se ha interrumpido y una patada en el hígado le hubiera hecho menos daño. La disciplina interna no existe, si es que había existido con anterioridad, y la pelea por el poder promete sangre. A lo mejor esta es la única forma de que el PSOE alicantino despierte de su letargo y dé señales fehacientes de vida. Lo claro es que si no se mueven, entregarán la plaza sin desenvainar las espadas. Es lo que hay.

España es jauja y yo soy idiota

“Nunca pasa nada. La vida es una hermosa sucesión de vacíos en la que los hombres flotamos llenos de felicidad y placer. No hay intrigas, ni crímenes ni maldad. Todo lo negativo es pura imaginación, un sueño que desaparece cuando la maravillosa realidad te conquista invadiéndote cuerpo y razón para llevarte al éxtasis. Lo imperfecto del ser humano crea el engaño y te hace dudar. Pero no debes preocuparte, pues siempre encontrarás el camino correcto si escuchas y obedeces sin pensar lo que te decimos nosotros, los nuevos chamanes, los pastores de un rebaño inculto que sin nuestra dirección deambularía perdido en su desconocimiento. Síguenos, que la verdad está unida a nuestras palabras”.
Este desvarío es una forma como otra cualquiera de interpretar el mensaje que emana constantemente de las altas esferas de la política española. No hay crisis, ¿qué crisis?, te bajo el salario, el mío también (después de subírmelo), veo brotes verdes, la culpa del paro es de los que se apuntan al INEM, no subo los impuestos, ahora sí, no que es broma (reflexiones personales), te doy 400, te quito 400, me agencio 400, se me secan los brotes, contrato un colega como asesor (donde comen 500, comen 600), en Melilla no pasa nada, ¿dónde está Melilla, que yo paro por Francia de vacaciones y no sé si me pilla de paso?, Mohamed VI es nuestro amigo (más que Félix), no digas nada no se ofenda mientras nos extorsiona, en el Sahara no hay más que arena, así que pasamos de él, ¿estás con Gómez o con Jiménez?, tengo un puestecito para ti, puedo ser presidente desde la cárcel (afirmación y/o pregunta), primarias en Madrid pero en Aragón no, que no me molan...
Un no parar. La casta política debe creer que los españoles consumimos el mismo volumen de estupefacientes que de agua. O eso, o nos toman por gilipollas.

Código de consumo

No lo entiendo. Aunque, seguramente mi incomprensión es debida a que no soy catalán, a que no pertenezco a un estado tan salvajemente oprimido como Cataluña, tan duramente sometido a la represión y al abuso por parte de un gobierno central totalitario como el español. Por eso no concibo que sea el catalán, y sólo el catalán, el único idioma en el que expresarse en comercios y negocios, bajo advertencia de serias y cuantiosas sanciones (esto es una barbaridad).
Este apartado del Código de Consumo de la Generalitat, en otros aspectos bastante positivo, además de apuntalar el natural deseo independentista, vulnera una serie de principios básicos y fundamentales del juego democrático. Sin tener en cuenta la patada que le propina a varios artículos de la Constitución (esa feroz enemiga de Cataluña), pisotea lo más sagrado que puede existir en una democracia, aquello que la diferencia de una dictadura: la libertad. Para expresarse, pensar, sentir y opinar, sin que te cosan en la ropa un distintivo o te pinten la fachada del negocio con un lema que te identifique como distinto.
Catalán y castellano pueden, deben coexistir en paz, sin persecuciones en uno u otro sentido. Si se busca la igualdad, la solidaridad, la libertad y la democracia, y se tiene en cuenta que muchos son los catalanes de nacimiento y corazón que se expresan en castellano y sienten en castellano. Entonces, ¿Por qué acosar al que es como tú? Si el tema en sí es venganza o una limpieza étnica, mal asunto: ya se conocen las consecuencias. Ahora bien si de lo que se habla es de una pataleta por el estatut, peor: la casta política vuelve de nuevo a manipular en beneficio propio ilusiones y deseos. Pinta mal la cosa. Se nota que hay elecciones cerca.

Fútbol y estructura social

El sábado comienza la Liga. Dos equipos se pelearán por el título, siete u ocho por entrar en Europa y el resto, morderá por mantenerse entre los grandes. Salvo sorpresa, salvo revolución, el guión ya está escrito. Arriba, los de siempre absorbiéndolo todo. Detrás de ellos, un grupo con posibles que intenta dar la cara. Y, en el fondo, la plebe del fútbol, a pelear como locos por no perder su ración del pastel y hundirse en la miseria.
El fútbol es como la vida. Los que más tienen (o más deben, que en ocasiones es lo mismo) son los que acaban controlándolo todo, los jefes, los elementos dominantes que marcan las directrices. A su sombra, al abrigo de los ricos, algunos listos, con solera o no, llegan a alcanzar cierto nivel que les permite codearse en las altas esferas: son pequeños triunfos los que les encumbran situándoles, no obstante, siempre al borde de un precipicio. Detrás de éstos, de ricos y afortunados, se halla una tropa con una carta de invitación para participar durante un limitado período de tiempo en el juego del poder. Si aprovechan bien su momento, quizás la bonanza les acompañe. Pero si la mala administración, imprudencia y/o mala suerte domina su gestión, se hundirán en la ruina y quedarán relegados junto al resto de los mortales.
El fútbol dejó hace tiempo de ser un deporte. Manteniendo su condición de negocio superlativo, es también in manual donde se refleja nuestra estructura social. Ocurra lo que ocurra, siempre mandan los mismos. A su sombra se sitúa un grupo casi cerrado que protege su condición de pertenecer a la elite. Después ya viene el pueblo, de composición más variable, pero que, salvo milagro, jamás dejará de ser el escalafón más bajo. Todo está escrito. Cambiar el argumento pasa por rebelarse contra él. Quizá vaya tocando ya.

¿Qué hace España en Afganistán? Por dos de los nuestros

Honor y honra para ellos, traicionados y asesinados con cobardía. Han muerto cumpliendo con su bandera y su país, representando a España con profesionalidad y valentía. Aquel al que enseñaban cómo ser libre, cómo vivir en democracia, giró su locura hacia ellos y acabó con sus vidas. Ninguna muerte es digna, pues el hecho de morir no lo es, pero perecer ejecutados por el canalla al que ayudaban, por el felón por el que se sacrificaban, es más cruel si cabe.
Dolor infinito, pena y amargura para los que quedan esperando su regreso. Aun comprendiendo el peligro y participando del riesgo, nunca la imaginación les había llevado por este sendero. Sólo se les puede acompañar en su tristeza y llorar junto a ellos. Nada más que eso. Esta hiel les pertenecerá toda la vida, inundando sus recuerdos.
Rabia e indignación para muchos que no comprendemos por qué hay españoles que mueren en Afganistán, en virtud de qué misión nuestros militares deben arriesgar sus vidas en una tierra salvaje que nos odia, que nos ve como un enemigo al que exterminar en nombre de Alá y del negocio del narcotráfico. La política internacional se ha cobrado dos nuevas víctimas, nos ha propinado dos nuevas puñaladas. Conocemos el incuantificable trabajo de los soldados y guardias civiles españoles, y el valor con el que desarrollan su cometido. Pero permitan a este triste y pobre tonto que se pregunte qué hace España en Afganistán, qué parte de nuestra democracia defendemos allí.

domingo, 22 de agosto de 2010

El dilema de Rajoy en la CV

Es un problema y de los gordos. Mariano Rajoy se enfrenta en la Comunidad Valencia ante una decisión de las importantes. Apoyar a Camps y Ripoll, los dos en el mismo paquete, o defenestrarles. El uno y el otro irán juntos en la opción a tomar: saben desde Génova que no pueden desdeñar a uno sólo o, lo que es lo mismo, confiar en un inocente, cargando de culpabilidad al otro. Camps y Ripoll, sospechosos, imputados, investigados por la Justicia. Pero fuertes, con un gran respaldo popular, con la simpatía de muchos que los prefieren a ellos antes que a cualquiera de los que aparece por el PSOE. Así dicen las encuestas, así opina la gente: mejor que te gobierne uno que ya sabes que es un chorizo, a que venga otro de la cuerda del que manda en el país, igual de inepto y de torpe.
Otra cosa es que desde el PP nacional se valore la ética. Imposible. Este término, en política, no existe. Es absurdo hasta mentarlo. En el juego de poder, la casta política utiliza toda la suciedad que puede, no le importa nada que no sea conseguir sus objetivos. Moral, lógica y razón murieron hace tiempo. Porque si vivieran, ninguno, insisto, ninguno de los que está en las cúpulas del gobierno (local, autonómico o nacional) pasearía sus vergüenzas delante de nosotros. Así nos va.

sábado, 21 de agosto de 2010

Estaba tomando cañas, leré

¡Hombre! ¡Si está por ahí! ¡Está vivo! Yo lo hacía de retiro espiritual en un convento, sin radio ni televisión, sin móvil y mucho menos conexión a internet. Con una modesta túnica, cuidando un jardín y compartiendo rezos y frugales viandas con pacientes y contemplativos monjes. Un bucólico descanso en su azarosa y ajetreada vida. Una separación del cruel mundo que le había llevado a no enterarse de la movida con Marruecos.
Pero, ¡oh, sorpresa! Al más puro estilo de diplomático inglés de película de espías, desde el silencio, con arte y sabiduría, ha sido él y sólo él el gran político que ha terminado con la crisis (¿qué crisis?). Dando órdenes aquí y allá, moviéndose astuto por la vereda de la negociación, de un plumazo ha arreglado un problemilla sin importancia que pasaba casualmente por Melilla.” Ir por ir, pues va a ser que no, ¿verdad? ¿Para qué molestarse por un bloqueillo de nada, por cuatro o cinco dando voces? Si es que, además no entiendo lo que dicen…”
No es serio. Nos vuelven a tomar por tontos por enésima vez. Deben pensar que los españoles somos, y perdón por la expresión, gilipollas. Ministros de vodevil barato, sueldos malgastados en malos profesionales que encima se cachondean de nosotros. Esta semana, primero con Blanco y sus reflexiones, y ahora con Moratinos, perdido en combate, que asoma la cabeza cuando no hay tiros. Menuda caterva.

¡Qué viene, qué viene!

Ya está ahí cerca, inexorable, castigador, duro y, en ocasiones, irremontable. Septiembre es un mes canalla para los bolsillos y un azote para la moral. Empieza el curso, los libros cuestan un riñón y parte del hígado, hace falta ropa y calzado para los niños y se incrementan los recibos. Todo después de un verano en el que nos hemos quedado más limpios de lo habitual, pues teníamos menos cartera para afrontarlo. Encima, si tienes la suerte de trabajar y recién te incorporas, es inevitable sentirse egoístamente deprimido (actitud injusta, pues muchos que están en el paro desearían ponerse en tu sitio).
Se habla de la cuesta de enero, pero si comparamos con septiembre, no es más que un repecho que te haces en un paseo. Y sobre todo este septiembre que promete ser crítico. La soga política y económica que nos ahoga va a dar un giro más alrededor de nuestro cuello y nos va a dejar inconscientes a buen seguro. El panorama no es halagüeño. Muchos contratos de temporada finalizan y el brote verde se va a secar de nuevo. Los músicos de la banda política desafinan que es un horror y los sindicatos andan gloriosamente revolucionados (ya era hora): la movida del final del mes amenaza con ser de las gordas.
No será un buen mes para ser feliz, para disfrutar. Tocará pelear, insistir en la lucha y radicalizarse. Tocará decirle al sordo que manda que ya está bien. Lo que es menester es que nos escuche de una vez por todas.

Otra metedura de pata

La vicepresidenta económica del Gobierna y titular de la cartera de Economía, Elena Salgado, ha manifestado que la estructura fiscal que poseemos por el momento es suficiente. Con estas palabras desmiente a José Blanco y sus “reflexiones personales” sobre la homologación de los impuestos que pagamos los españoles con el resto de los miembros de la Unión. Sobra para alcanzar los objetivos del 6 % de déficit para el 2011. Resumiendo, un nuevo donde dije digo , digo Diego con el que nos ha obsequiado el Ministro de Fomento.
Sinceramente, y siendo lo más objetivo posible, lo de José Blanco no tiene nombre. Bueno, sí que tiene uno, pero mejor callar que penar cárcel. ¡Qué mejor que un nuevo susto para seguir generando confianza! Es una torpeza imponente, una nueva manifestación de ineptitud: expone con claridad la ausencia total de ideas que se ha depositado como una lápida sobre bastantes componentes de la cúpula socialista. Huelen a quemado, son descomposiciones políticas, recuerdos amargos de gentes que antaño pudieron aportar algo positivo, pero que hoy en día lastiman y destruyen los campos sobre los que ejercen su gestión. Por nuestro bien, cuanto antes se aparten de la vida pública, mejor para todos. Que en cualquier momento nos van a hacer reventar.
Ahora Blanco se va a reunir, o no, porque nadie lo tiene claro, con los constructores. A ver la que lían entre él y el jefe, que son capaces de todo. Lo de Moisés en el desierto son unas vacaciones en un todo incluido comparado con lo que nos están haciendo pasar a los españoles. Qué Dios nos pille confesados.

La defensa de Melilla

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Ni tanto ni tan calvo. Ni empezar una cruzada contra el infiel agareno que osa, alfanje en mano, atentar contra la España una, grande y libre, ni esperar a que pase el tiempo, las cosas se suavicen y el “lo haces tú, no, mejor que vayas tú, que te van a hacer más caso, bueno iré mañana sin falta”. Ni lo uno ni lo otro. Melilla se merece seriedad y rapidez, cosas que desde Gobierno y Oposición no se muestran
Esteban González Pons llama a las armas mientras Moratinos está desaparecido en combate: parece Armada, que ni estaba ni se le esperaba. Todo en manos de Rubalcaba que tiene como misión amargarle el cumpleaños al pobre de Mohamed VI. Este demócrata monarca a lo mejor esperaba como regalo la entrega de la ciudad en una bandeja, como si se tratara de la cabeza de Juan el Bautista. Igual le da una pataleta y rompe los vidrios de alguno de sus palacios cuando vea que no, que Melilla no se rinde (ha sonado a Alcázar de Toledo). Porque, supongo, que Melilla y Ceuta son innegociables sobre cualquier mesa, y eso es lo que el Ministro del Interior va a comunicar con firmeza, ¿no? Otra posición nos llevaría por el camino de una traición con mayúsculas.
El problema no está en la veintena de mafiosos chantajistas que bloquen la ciudad. Lo preocupante es la actitud permisiva de las fuerzas de seguridad de Marruecos hacia estos sujetos: esta forma de no actuar invita a pensar que el que mueve los hilos no es otro que el señor feudal del Reino alauí. Y es a él a quien nuestro gobierno, lento y cansino, debe dirigir sus planteamientos diplomáticos y usar la palabra hasta que se llegue al entendimiento o se agote. Y si esto último ocurriese, si Mohamed VI continuase con su extorsión, sería momento de otras cosas. Hasta entonces, confiemos, aunque nos cueste, en una pronta solución.

Blanco y El Mercader de Venecia

Señor Blanco. Le ruego me permita utilizar las palabras de un monólogo de la obra de Shakespeare “El Mercader de Venecia”, las que pronuncia Shylock. Para un casi abogado como usted, fáciles son de reconocer. Yo, pobre inculto, me atrevo a modificarlas para expresarle lo que siento. Dado su amplísimo bagaje cultural, su extenso dominio sobre letras y ciencias y su espectacular formación académica (note usted la ironía de mis palabras, no se las vaya a creer), pienso que no tendrá problemas en comprender lo que pretendo decirle. Anhelo que aquellos que idolatran y respetan al autor inglés sepan perdonarme. De usted, sin embargo, no espero nada. Es más, deseo que se quede usted quieto y tranquilo y que deje ya de molestar. En mi entender, actuando así como le demando le haría un gran favor a la sociedad.
Soy un español del montón, a las puertas de una miseria que yo no he buscado ni provocado. ¿Acaso no tengo ojos? ¿Acaso no tengo manos (me las rompo de trabajar), órganos, dimensiones, sentidos, afecciones, pasiones? (los tres últimos andan pelín revolucionados) ¿No me alimento con la misma comida (usted y los suyos comen mejor que yo seguro), no me hieren las mismas armas, las mismas enfermedades, no me curan por los mismos medios (aquí sí que no, que algunos tienen seguros privados), no me calienta el mismo verano y me enfría el mismo invierno que a un político como usted? Si me pinchan, ¿no sangro? Si me hacen cosquillas, ¿no río? Si me envenenan ¿no moriría? Si me hacen mal, ¿no me vengaría?
Si yo ofendo a un político, ¿cuál sería su bondad? ¿La venganza? Y si un político me ofende (cosa bastante habitual) ¿cuál debe ser? ¿La tolerancia? Siguiendo vuestro ejemplo, la maldad y la venganza con que me instruís yo la ejecutaré.
Espero que, si lee esto, cosa harto imposible, haga un esfuerzo por comprenderme. Estoy hasta las narices de usted.

Un agosto atípico

Agosto siempre había sido un mes tranquilo a nivel de noticias. Los políticos gozaban de sus reglamentarias vacaciones, el país iba caminando a su ritmo, dependiendo de la coyuntura, y los españoles nos librábamos de tener que aguantar las estupideces típicas y habituales en la casta política. Este año, la situación ha variado: estamos de lo más entretenidos. El juego no se ha detenido, la crisis no descansa y nuestros representantes siguen dale que te pego.
Por un lado, Madrid y el enfrentamiento interno, casi caníbal, del PSOE. Puedes creerte o no que de verdad haya surgido alguien con arrestos suficientes para plantarse delante de su jefe y decirle que hasta aquí. Puedes optar por pensar que es una jugada de alta política que tiene como meta recuperar a los socialistas que habían abandonado, maltratados y traicionados, por el camino. Sea como sea, el espectáculo es digno.
Luego sale José Blanco, casi abogado, y pare trillizos. Poco comentario me merece lo que para mí es una sandez más de un gobierno en derrota constante: si quieres que empatemos en impuestos, equipara los salarios también. Todo lo demás son tonterías. Aunque a éstas ya nos tiene acostumbrados el Presidente y su camarilla.
Para postre, por Melilla anda un personaje tocándonos la moral. Mohamed VI, listo como él solo, se está aprovechando de la debilidad de un Gobierno de opereta para montar un lío que ya veremos cómo acaba, si es que acaba. Tanto hablar de Cuba, de Corea del Norte, y, pegadito a nosotros, campa a sus anchas un dictador chantajista y ventajista que juega con las miserias de una Unión Europea rendida ante la sardina, la caballa, el jurel y los fosfatos.
Lo dicho, llevamos medio mes y la cosa no ha parado. Todo lo contrario. Promete continuar.

Todo por la pesca

No creo que nadie dude sobre quién dirige el bloqueo a Melilla. Los chantajistas que aparecen en los medios berreando sus mentiras no son más que simples marionetas en manos de Mohamed VI. El objetivo de sus reivindicaciones es muy claro: amenazar, y sólo amenazar, con capturar Ceuta y Melilla para someterla a la dictadura del Reino de Marruecos. Piensa peregrinamente el monarca alauí que se va a reír de España de igual forma que lo hizo cuando se firmó, allá por el 2006, un tratado de pesca que le permite hacer y deshacer lo que le viene en gana, saltándose a la torera los acuerdos de la ONU y apropiándose de un territorio que no le pertenece, como el Sahara. Todo con el consentimiento de una Unión Europea que juega en dos partidas distintas: por un lado reclama la soberanía para el pueblo saharaui y en otra mesa se deja timar por los fosfatos y la pesca marroquí.
El 21 de agosto Mohamed VI celebra su cumpleaños y le gusta que le agasajen, que su pueblo le adore, sentirse como un gran califa. Por eso ha sacado sus títeres a actuar: el pueblo marroquí se olvida de su miseria, cierra los ojos ante la opulencia de su rey, y se hincha de nacionalismo. Una manera como otra cualquiera de desviar la atención. Convendría recordarle que Ceuta y Melilla son españolas desde antes de la constitución de un Reino en la zona, allá por el XVII. Y que, aunque los socios de la Unión nos dejen solos en esto, España no va a ceder ante esta rastrera extorsión. Los políticos patrios deberían, si aún quieren mantener la poca dignidad que les queda, encaminar su posición en esta dirección. Que le quede claro al del cumpleaños que Ceuta y Melilla no se tocan, son sagradas, y que no van a formar parte de ningún acuerdo en el que aparezcan como alternativa a la sardina, el jurel y la caballa. Que aquí está el fondo real de todo. El convenio de pesca vence en el 2011 y hay que sacar la mayor tajada posible, ¿verdad?

Primeros y últimos

Pagamos poco, menos que muchos habitantes de la Unión, y por eso, sólo por eso, por solidarizarnos con el resto, el bueno de José Blanco nos amenaza con una subida de impuestos que se determinará en septiembre. Ahí, Pepiño, dale duro, que tenemos que ir en cabeza hasta en esto.
Estoy en la cúspide del placer. Esto de ser los primeros en todo me lleva en volandas al éxtasis: somos los primeros en no llegar a fin de mes: los primeros de los que menos cobran, en justa comparación: los primeros en ver cómo los únicos negocios que osan abrir sus puertas son los de compra y venta de oro, joyas y papeletas de empeño: los primeros en disfrutar de una casta política de encausados, imputados, incapaces y/o lerdos: los primeros en tragarse dobladas reformas, caprichos y ahora digo blanco, ahora negro y lo dejo en gris, no sea que me siga columpiando: los primeros en aguantarse mientras las grandes compañías se hinchan a ganar dinero a la par que agujereamos las suelas de los zapatos buscándonos la vida: los primeros en ver cómo en el país hay más ricos y más pobres que nunca: los primeros en asistir a la desintegración de la clase media: los primeros en observar la prostitución de los líderes sindicales: los primeros en ver la muerte definitiva de las ideas y de la razón: los primeros en tantas cosas…
Sin embargo, somos los últimos en salir de la crisis: los últimos en hacer las cosas bien: los últimos en rebelarnos ante la ineptitud política: los últimos en no tener ladrones al frente de las instituciones: los últimos en el respeto a la vida y a la libertad: los últimos en ver el reparto solidario y equitativo de la riqueza: los últimos en creer en la imparcialidad de la justicia: los últimos en saber gobernarse sin tener que recurrir a la mentira y a la traición: los últimos en no sufrir tanto para conseguir la supervivencia: los últimos en mostrarnos orgullosos de pertenecer a nuestro país, por el temor al qué dirán.
Eso sí. Para pagar, para que nos cosan a pedradas e impuestos, estaremos al frente. Tira fuerte, Pepiño: a ver hasta dónde aguantamos…

Enfrentamiento o mentira

No sabe uno qué pensar. Por un lado, parece evidente la fractura interna en el PSM: se ha abierto una lucha feroz por captar votos, con promesas múltiples y variadas de cargos y posiciones en caso de que me concedas tu apoyo, y con amenazas veladas, y no tanto, de defenestraciones y ostracismo garantizado si te vas con la otra candidatura. Todo un espectáculo de rumores y cuchicheos, de conspiraciones y rajadas, de manifestaciones públicas y privadas, de compadreos y pequeñas traiciones. Un show en el que hay que distinguir, de ley, dos tipos de protagonistas: los principales, los que esperan tajadas jugosas como pago a su colaboración, y los secundarios, los militantes que votan por simpatía, convicción o hartura. Una confrontación democrática entre Gómez y Zapatero (Trinidad Jiménez pinta bien poco en este asunto), que puede dejar a éste último muy debilitado dentro del partido si el ex de Parla obtiene un holgado triunfo.
Por otro lado, toda esta guerra interna favorece a una formación en continua depresión. El debate es bueno cuando sentimientos y voluntades están en estado vegetativo, cuando la confianza en los propios ha desparecido totalmente. El PSOE necesitaba algo que sacudiera al partido y lo hiciera interesante, desterrando la sensación de derrota y el hundimiento moral ante la actuación del Gobierno. Ahora aparece la ilusión sustituyendo al abatimiento. El PSOE recupera vida después de la muerte.
Es en este punto dónde a alguien desconfiado como yo le surge inevitable la duda. ¿Todo lo que ocurre en Madrid entre Zapatero y Gómez es un enfrentamiento real, fruto de un democrático funcionamiento interno, y muestra que en el PSOE empiezan a cansarse del Presidente y su camarilla? ¿O, como piensan suspicaces y escépticos, no es más que una gran jugada de alta política, dirigida desde los despachos de los afines al aparato federal, cuyo único objetivo es recuperar a un electorado asqueado engañándole de nuevo con un candidato de paja, con una marioneta más? Chi lo sa…

Amigos como éste...

Decir amigo es decir mucho. Los amigos, en la mayoría de las ocasiones, te elijen a ti y en otras, las menos, los escoges tú. Son pocos, selectos y especiales: están a tu lado siempre que los necesitas, no te traicionan ni te fallan nunca y saben cuándo deben apoyarte y arroparte. Un amigo jamás se aprovecha de tu debilidad para su propio beneficio personal o económico, no conspira contra ti o tus intereses y te defiende incluso cuando la razón no está de tu lado. Abres los ojos, y lo tienes a tu lado: no hace falta llamarle, pues sabes que puedes contar con él en los momentos complicados, y su presencia, física o espiritual, te reconforta, aliviándote de tensiones y problemas. La amistad es sagrada, y no entiende de mentiras y engaños.
Nuestro Rey Juan Carlos y Mohamed VI son amigos. Al menos, eso es lo que se asegura. Porque visto el comportamiento del dictador de Marruecos, más bien parece lo contrario. Se aprovecha de su relación con nuestro monarca para actuar alevosamente, valiéndose de artificios y embustes. Busca provocar y así generar un conflicto que podría acarrear graves consecuencias. Taimado, ladino y felón, el Rey de las Rocas despliega su astucia e intriga para desestabilizar territorio español. El Rey Juan Carlos le pregunta dónde va, él disimula, dice no tener nada que ver, pero continúa con su traición.
No soy nadie para aconsejar, pero me atrevería a decirle a S.M. que amigos como éste, mejor ni verlos ni tenerlos, ni tan siquiera en el infierno. Mohamed VI es un multimillonario peligroso y caprichoso, un opresor insaciable, un dictador duro e inmisericorde que nos la ha clavado muchas veces. Si de verdad existe una buena relación entre las dos casa reales, párele los pies y póngale en su sitio, que la cosa se nos puede escapar de las manos.

Melilla aún es España

Melilla se encuentra sometida al bloqueo por parte de grupos organizados que, con la excusa de responder ante supuestas acciones racistas y violentas contra ciudadanos marroquís, han establecido el control mafioso y criminal de las fronteras. No entra pescado, marisco, fruta y verduras, además de otras mercaderías, y amenazan con impedir también el suministro de cemento y ladrillos e incluso detener y paralizar el paso de trabajadores. Son camorristas, hampones que se han adueñado de los pasos fronterizos con el beneplácito y la total permisividad de las fuerzas de seguridad de Marruecos, y con la segura bendición y astuta dirección del dictador del Magreb.
Dos cosas cabe decir como mínimo. Una primera es cuestionarse dónde está el límite de lo que se le puede permitir que haga un país extranjero contra una ciudad que a día de hoy es española, con todos los derechos que nuestra democracia otorga a su territorio nacional. Es decir, hasta dónde la diplomacia va a tragar con un bloqueo contra un pedazo de España por parte de una monarquía feudal, dónde está el punto en el que la acción debe sustituir a la palabra. El rey Juan Carlos ya ha hablado con el Duce marroquí, ya ha dado el paso lógico y oportuno. Pero la situación continúa y, según amenazan, continuará al menos en agosto.
La segunda tiene que ver con la inteligencia y el sentido común de los españoles. Todo este montaje, orquestado sin duda por Mohamed VI (en Marruecos no respira una cabra sin el permiso del Rey, así son las cosas), busca provocarnos, que respondamos violentos, y así de este modo encontrar excusas perfectas para iniciar un conflicto muy grave. No debemos caer en la trampa del ladino dictador, tenemos que ser tolerantes y correctos hasta donde podamos. Pero, eso sí, jamás consentir que atenten contra nuestra integridad. El bloqueo y las amenazas deben terminar de inmediato. Sí o sí.

A vueltas con Mohamed VI

Mucho se mueve Mohamed VI: algo pretende el inteligente y taimado rey de Marruecos. Igual de listo que de millonario, cosa curiosa viendo la miseria que golpea a sus súbditos, a los que lanza por mar en pateras y por tierra en los bajos de los vehículos sin importarles su suerte. Tacha de racista a las fuerzas de seguridad españolas en Melilla: quizás quiere provocar una guerra santa y expulsar al infiel español de sus tierras. Como mínimo, calienta el ambiente para ello.
Desprende un hedor nauseabundo la infame y rastrera acusación sobre el abandono de ocho subsaharianos a su suerte. Él, el Rey de las Rocas, que tiene dominado a sangre y represión el Sahara habla de maltratos hacia seres humanos. Es ilógico que haya que respetar sus palabras en vez de juzgar sus acciones: mientras atormenta y destruye a los saharauis su pueblo lucha por una supervivencia que él y varias generaciones más de su dinastía tienen garantizada sólo con la calderilla que esconde fuera de su país. La herencia de su padre se valoró en tres veces el PIB de Marruecos, y él ha sabido multiplicarla con su control absoluto sobre los fosfatos. No respeta la dignidad de los hombres y menos su libertad. Y el que no respeta, no es merecedor de respeto.
Nuestro monarca ha hablado con él: no quiere tensiones fronterizas, pretende evitar el enfrentamiento. Buen intento de nuestro Rey. Pero inútil a buen seguro. Me da la sensación de que lo otra parte está más por la labor contraria: busca pelea y la está provocando. En España diplomáticos hay: a ver si sale alguno y para en seco a Mohamed VI, porque nos la quiere liar. Y Melilla y Ceuta no son el islote Perejil.

Ficción en Madrid

Planteémonos un juego. Vamos a situar un grupo político que no sabe cómo vencer ciertas elecciones. Los argumentos que puede presentar para tal fin son un auténtico desastre: este grupo controla el país y su política ha conducido a éste último a la debacle económica, además de provocar con sus erráticas decisiones un retroceso impensable en los avances sociales. Es entonces cuando, acorralado por sus errores, su líder y máximo responsable del desaguisado, pues es él quien controla el poder ( no sería justo obviar en este punto a su cohorte), maquina una gran estratagema de alta política. Sabedor como es de que, debido a su traición, sus seguidores le van a dar la espalda castigándole y no van a secundar al candidato que presente, sea cual sea, se inventa, es un decir, un rival interno dentro del propio partido. Para eso debe sacrificar a uno de los suyos, en este caso una, y entregarle a unos militantes hastiados por su forma autoritaria y personal de dirigir la formación política, a sabiendas de que van a verter en ella su enojo. El supuesto adversario consigue aglutinar en torno a su persona las voluntades y simpatías de los defraudados y provoca un rebrote en los sentimientos que fortalece la posición de su partido. El simpatizante fiel no falla nunca, pero hay que recuperar al votante que se ha visto obligado a abandonar sus sentimientos a causa del felón comportamiento de aquellos en quienes confió. Se convierte, en consecuencia en un poderoso oponente, con una gran imagen de independencia con respecto al jefe dominante, y muy capaz de ganar el pulso de las urnas. Sin embargo, detrás, en la sombra, el que mueve los hilos ríe ya que en el fondo todo es una gran mentira.
Traslademos, si les place, el escenario expuesto a la Comunidad de Madrid y quizás los mal pensados nos encontremos ante una farsa más que añadir a la colección de embustes y manipulaciones. Verán: yo, cuando hay políticos de por medio, y encima los que hay son éstos, no me fío nada, nada, nada. Prefiero salir corriendo antes de que me la líen.

Trinidad Jiménez. De lujo.

Trinidad Jiménez se une a la disputa. Avalada por unos grandes resultados en su inmejorable gestión como ministra piensa que lo puede hacer igual de bien en la Comunidad de Madrid: ardua labor se le presenta, pero ella ya está avezada en las artes de la alta política y se desenvuelve como pez bajo el agua cuando de resolver problemas se trata... Madre mía… ¿No hay alguien mejor, otra persona con un currículo un poco más presentable que el suyo? No digo que no le pueda ganar el sitio a Tomás Gómez, no. Son las primarias las que decidirán quién compite con Esperanza Aguirre. De ahí, de la democracia interna del PSOE, saldrá el o la rival de la representante popular. Me refiero a que si de verdad la alternativa al PP en Madrid pasa por las manos de Trinidad Jiménez, cuya capacidad de gestión ya es de sobras conocida, es que en el PSOE tienen varios problemas de muy difícil solución.
El arma de Zapatero y de Blanco es una ministra inoperante, cuyos méritos se reducen a vaya usted a saber qué, y cuya labor al frente de su ministerio ha sido un cero a la izquierda (tiene doble sentido, sí). Sale uno que igual puede aportar algo nuevo, algo fresco (no digo que vaya a ser así, pero por lo menos es alguien distinto a los de siempre) y como no parece de la cuerda del jefe y de su guardia pretoriana, lo queman con encuestas y filtraciones a la prensa, que con gasolina y mechero estaría muy feo.
Las urnas son sabias, y el pueblo de Madrid más todavía. Por eso hay que tomarse esto más en serio, dejar de chotearse de los madrileños y fortalecer una candidatura seria y regeneradora. Con el espectáculo de los últimos días, con los soldados que quiere mandar al frente el líder mundial (tremendo el apelativo, tremendo, querida Leire), hay Esperanza (con E mayúscula, ojo) para rato. Algo parecido a lo de Camps en la Comunidad Valenciana, que es capaz de ganar las elecciones desde la Modelo de Barcelona si es necesario.

El Sahara no tiene solución - DIARIO YA

Está condenado. El Sahara deseado por los saharauis quedará totalmente destruido por la intransigencia marroquí a pesar de contar con el respaldo de la ONU. Si hacemos caso a las declaraciones de Christopher Ross, el enviado por las Naciones Unidas para tratar el tema del Sahara, cualquier acercamiento es prácticamente imposible. Las conversaciones de paz están en punto muerto, estancadas por la negativa constante de Marruecos de debatir el refrendo propuesto por el Frente Polisario. Ross insiste en la necesidad de que ambas partes se sienten y manifiesten una clara voluntad política de iniciar negociaciones. Pero tropieza, sobre todo, con la actitud de Marruecos que no accede ni tan siquiera a explorar los planteamientos saharauis. De continuar así, para el enviado de la ONU existen pocas razones para convocar nuevas reuniones.
En resumen, lo expuesto por Ross no es más que un grito desesperado solicitando ayuda. Califica la situación de los refugiados como cruel, e insiste en la continua violación de los derechos humanos por parte de un Marruecos que no está dispuesto a perder el control sobre el territorio.
Mohamed VI no acepta un sonido distinto al de su voz, no negocia; ordena y manda, y todo el mundo obedece. Él ofrece como única vía su propuesta de autonomía, rechazando cualquier otra. O lo suyo o nada. Y para lograr su objetivo utilizará las medidas de presión que considere oportunas, tanto a nivel interno como externo. Bien podría ser que la extorsión a la que se ha sometido a Melilla sea un arma que el Duce del Magreb ha utilizado para conseguir el apoyo de España, mostrando a nuestra diplomacia la debilidad de la ciudad. O haces lo que yo te diga, o mira la que te puedo liar. Todo un ejemplo de comportamiento democrático.

lunes, 9 de agosto de 2010

Madrid se decide en Moncloa - DIARIO YA

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El Presidente del Gobierno ha llamado a Tomás Gómez a Moncloa para reunirse con él. Según parece, trata de convencerle de la idoneidad de presentar a Trinidad Jiménez como candidata a la Comunidad de Madrid, intentando que el alcalde de Parla desista de sus aspiraciones de derrotar a Esperanza Aguirre. El partido no puede mostrar disensiones públicamente, y José Luis Rodríguez Zapatero no va a consentir ninguna voz más alta que la suya propia. Él es el director de la orquesta, él manda, hace y deshace, y al que no le guste, se le llama al orden y se le endereza. Y si aún así no se logra reconducir al díscolo, éste tiene las de perder: se le quema políticamente y se le dice adiós con las maletas en la puerta. ¿Qué no te gusta? Vete, que hay cola detrás de ti.
Yo no sé si alguien con la personalidad de Tomás Gómez comulgará con las ruedas de molino que pretende hacerle comer el presidente. En lógica se someterá a la disciplina del partido y aceptará la imposición, dejando atrás su orgullo y enterrando en la amargura sus deseos. Pero igual, en una demostración de dignidad, cualidad difícil de ver en un político, se sale por la tangente, se enroca en su posición y fuerza al líder del PSOE a decidir entre él como miembro del partido o él como alternativa independiente de la socialista, como un competidor más que terminaría, a buen seguro, con las débiles esperanzas de Zapatero de derrotar a la representante del PP.
Sea como sea, el bueno de Tomás se ha subido a las barbas de su jefe fastidiándole las vacaciones. Veremos ahora cómo funciona la democracia interna dentro del PSOE, o nos encontramos ante una autocracia. La cosa promete

Gómez versus Zapatero.¿Se rompe el PSOE?

Tomás Gómez no ha agachado la cabeza y ha decidido, honrosamente, plantarle cara al jefe. Se cree con la fuerza suficiente y los apoyos necesarios como para conseguir ser el candidato socialista por Madrid. A Zapatero le ha salido rana el ex alcalde de Parla; no se somete, no acata por las buenas y sin protestar las imposiciones poco democráticas, en palabras de Gregorio Peces Barba, que el aparato federal del partido quería establecer soviéticamente.
La reunión debe de haber sido asaz entretenida. . No son más que lucubraciones, poner voces a los protagonistas, pero quizás lo ocurrido no difiera en el contenido de lo que aquí expreso. Dos amigos tirándose los trastos, reprochándose actitudes y comportamientos. Un no me jodas que aquí mando yo contra un déjame presentarme, que tengo todo el derecho del mundo, que ya está bien de meter la pata. Un mira que te limpio del partido respondido con un atrévete y te monto otro que te lo rompe, y como te gane a ver quién te salva de esa. Un cuestionas mi liderazgo y mi poder frenado en seco con un de qué liderazgo hablas, que una cosa es dirigir y aglutinar voluntades y otra bien distinta un sistema feudal, y el vasallaje a callar.
Sea como sea, José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido que ceder en bien de la democracia interna, y otorgar el derecho a unas primarias entre Tomás Gómez y Trinidad Jiménez. Gane uno o gane la otra, el que ha perdido ya ha sido el presidente, para regocijo extremo en el PP. Deberían intentar, evitando las luchas interinas de poder, que el PSOE no se parta en dos, si no está ya en visos de que pase. Por otro lado, pensándolo detenidamente, este enfrentamiento podría ser positivo para el partido: una manera como otra cualquiera de regenerarse y sustituir a los que han demostrado con creces lo poco o nada que pueden aportar al socialismo y al país. Caras nuevas y nuevas formas que devuelvan confianzas perdidas.

Dictadura infantil

Tenemos dos hijos maravillosos: un niño de cuatro años, energía pura en continuo movimiento, y una preciosa señorita de diez que ha crecido como el tiempo en el que vivimos, saltándose a la torera su infancia y estableciéndose invasivamente en lo que ahora llaman pre pubertad. Todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos tiene como destinatario su bienestar. Peleamos, como el resto de padres y madres, para que ellos no sufran, para que a ellos no les falte nada de lo necesario para vivir con dignidad. Incluso, cuando las circunstancias lo permiten, algún capricho que otro les otorgamos Encima, no tenemos la suerte de poder contar con la inestimable ayuda de los abuelos, por lo que nos zampamos todo solos. Son nuestros hijos y nuestra vida les pertenece.
He aquí que llega el verano, y con él, las vacaciones de los hijos. El colegio descansa en su actividad educativa, y la formación ininterrumpida que los niños requieren pasa a ser labor única y exclusiva de los padres. Para eso estamos, ¿no? Ellos no pidieron nacer, y es nuestra responsabilidad que crezcan tal y cómo demandan. Y en esto de exigir, los hijos son inflexibles: lo quieren todo, sin escatimar, y lo quieren de golpe. No existe el racionamiento, solicitan condensar en unos días lo que, por el trabajo y la vida que llevamos, no les damos el resto del año. Papá y mamá son ahora instrumentos para lograr la felicidad, juguetes irrompibles que manejar y por los que competir. No se les puede fallar, pues no lo entenderían. De seres humanos pasamos a posesiones, vehículos con los que y en los que descargar todo su potencial, elementos indestructibles y todopoderosos que sirven para realizar sus deseos. Ahí es nada. Nos ven como máquinas productoras de sueños y juegos a las que controlan. Establecen su gobierno en nuestras vidas, marcan sus leyes, y, por mucho que te rebeles, acaban dominando la situación.
Es una dictadura, ejercida por unos hijos que no saben, ni falta que les hace, lo que cuesta sobrevivir. Ellos, con que estemos a su disposición en cualquier momento, tienen bastante. Todo lo demás, no es asunto suyo. Y nosotros, de una forma u otra, cedemos y nos multiplicamos, y producimos toda la felicidad que somos capaces de generar. Aunque, en ocasiones, no sea bastante. Nunca es suficiente, siempre quieren más. Creen poseer el derecho a ello. Es más, yo diría que de facto lo tienen.

viernes, 6 de agosto de 2010

¡Qué calor!

Tonto que es uno, o lo parece, y atontado que está por el calor, entre chorretones de sudor e intentando cazar esos malditos mosquitos que te brean los tobillos y los dedos de los pies, las noches de agosto dan para mucho que pensar. Buscas el fresco en el balcón rezando para que el sueño se apodere de ti y te invada dulce y reparador. En esas estás, expulsando de tu mente los ruidos y silencios (en ocasiones más inquietantes estos últimos), relajando los músculos y anulando los sentidos, cuando, como una saeta certera, siempre, indefectiblemente, algún resquicio de tu realidad se aviva en ti, prende tu conocimiento y te desvela al reavivar su fuego. Política, sociedad, problemas de trabajo, la educación de los niños o los gemidos de la vecina de enfrente. Cualquier cosa vale para destrozarte el descanso.
Comienza entonces otra noche más en blanco. Te refugias en la música, sintonizas todos los canales de radio existentes sobre la faz de la tierra, hurgas en libros y revistas, conectas el televisor para inmediatamente devolverlo a la oscuridad ante lo infame de la programación, pecas asaltando la nevera, y las horas se transforman en días. A los que nos gusta escribir la inspiración nos abandona para tomarse un helado en otro sitio y nos cierra, golpeada por el calor, nuestra mejor forma de expresión. Papel y teclado se muestran en blanco pues, al igual que nosotros, no tienen ganas de nada. Todo lo que podrías plasmar sobre ellos ya está en el ambiente: la temperatura es alta, altísima, y no tiene pinta de dar una tregua. Los cuerpos están agotados, lasos y sin fuerza, reclamando frescura para poder funcionar. Los cerebros, ya de por sí de dudosa resistencia y capacidad, se han derretido ante los calores presentes y futuros. Sólo un golpe de brisa, una pequeña caricia de aire nuevo y refrescante alcanzaría a revitalizar lo que ya no sirve para casi nada.
Todo este desvarío, este roción de palabras vierte su significado en un único destino, en una conclusión clara: algo tiene que cambiar, deben alterarse las instituciones y sus estructuras, y tiene que ocurrir ya, antes de que este calor nos mate

Nuestros políticos y el CIS

Van los terceros, aunque en ellos está el origen de lo que ocupa la primera posición y, sobre todo, son los responsables directos de lo situado en segundo lugar. Me refiero a la clasificación de la encuesta última del CIS, en la que los españoles han establecido cuáles son sus mayores preocupaciones. Como no podía ser de otra forma, el paro se lleva la palma (ya hay más de un millón trescientas mil familias con todos sus componentes sin empleo). A continuación, los problemas económicos, consecuencia directa de lo primero. Y, en un meritorio tercer puesto, andan ya, estableciendo sus argumentos con fuerza, los miembros de la casta política. Este infame colectivo, con su oscuro comportamiento y su nula capacitación, provoca paro y destruye la economía.
La sociedad española cada vez habla más claro: no nos fiamos de los que nos representan, no creemos en aquellos que un buen día elegimos para que nos traicionaran. El mensaje dirigido hacia los profesionales políticos es nítido y contundente: que cojan sus bártulos y se marchen lejos, muy lejos, donde no puedan seguir haciendo daño. Pero, hete aquí que nos tropezamos con una generación de sordos de conveniencia, que oyen lo que quieren, y de sinvergüenzas sin escrúpulos que se resisten a abandonar el lucrativo negociete que han montado con sus colegas de tropelías.
Son unas encuestas cuyos resultados los interpreta cualquiera y que en un país normal con políticos normales y un pueblo un poco más inquieto que el nuestro, más preocupado en otras cosas, tendrían unas consecuencias que ya quisiera yo para España. Pero aquí, por el momento, seguimos tragando quina.

Vacaciones muy cortas

El presidente del Gobierno y los altos cargos del mismo van a reducir sus vacaciones a dos “fines de semana largos”. En el caso de Zapatero, uno en León y otro en la finca Quintos de Mora. De los demás, ni se sabe y ni ganas de saberlo. Algunos pensamos que si no retornan a sus puestos el 20 de agosto, como está previsto, mejor que mejor. Pero no fallarán no sea que les remuevan el asiento y se vean con las puertas de sus despachos cerradas a cal y canto. El jefe anda inquieto, se le escapa Madrid de las manos y la orquesta desafina. Y eso él, firme y autoritario, no va a permitirlo, faltaría más. Así que, a seguir liándola con los mismos, que hay que ser coherente, qué puñetas.
Es curioso leer la opinión de los psicólogos respecto del tema de las vacaciones de aquellos que tienen grandes responsabilidades públicas. Acortar éstas puede generar ansiedad, estrés, rechazo al trabajo, hastío, desconcentración, irritabilidad, apatía y necesidad de apartarse de las obligaciones laborales, desembocando todo en un “si el mundo se acaba no es culpa mía”.
Pues vaya por Dios. Va a resultar que lo que nos hubiera venido de muerte a los españoles es que los componentes de nuestra casta política hubieran disfrutado de períodos de descanso extensos y llenos de actividades lúdicas que les hiciesen olvidar sus cometidos. De esta forma quizás nos hubiésemos librado de tanta metedura de pata y tantas sinrazones, ya que su concentración e interés hubieran sido mayores: no se habrían desentendido de sus verdaderas obligaciones, cumpliendo con aquello por lo que están donde están, y esa apatía y desgana de la que han hecho muestra en ocasiones, se habría tornado en atención y esfuerzo. En cuanto al rechazo al trabajo, permítanme disentir: el que se mete en estas lides, trabajar, lo que se dice trabajar, más de uno hay hay que no conoce ni el significado. En fin, que es culpa nuestra: con que fueran a la toma de posesión y firmasen un par de veces al mes, sobraría, que el país funciona mejor solo. En vez de comisiones y reuniones, spa y pádel, y a vivir que son dos días.

Apátridas a la fuerza

A pesar de, y también porque creo que la patria es un sentimiento y un derecho, me cuesta comprender cómo pueden existir personas que viven sin pertenecer a ningún sitio, sin la protección que establece una ley porque no hay legislación que se les pueda aplicar. Un apátrida es aquél cuyo Estado ha desaparecido, devorado siempre por la política y, en ocasiones, también por las guerras: el que integra un colectivo que el Estado de nacimiento no reconoce y niega el derecho a la nacionalidad: el que ha nacido en un territorio disputado por varios países y no pertenece a ninguno de ellos: aquél cuyo gobierno retira la nacionalidad o, por último, el que renuncia voluntariamente a ésta. Las Naciones Unidas acordaron que los apátridas debían poseer los mismos derechos que los extranjeros. España desarrolló un Reglamento de Reconocimiento de Estatuto de Apátrida y conformó los requisitos que se tienen que cumplir para ser considerado como tal.
¿A santo de qué viene este rollo? En esta España abocada a la secesión democrática, destinada a desenvolverse en estados federales, más de uno y más de dos se encontrarán con que la patria en la que nacieron y a la que desean pertenecer ya no existe, que es otra distinta que brota de reivindicaciones históricas, de raíces más antiguas, y que establecerá sus normas y legislará, en buena lógica, a su acomodo. Entonces, a pesar de tener como propio el derecho natural de considerarse español, la política dictaminará qué patria corresponderá, y borrará este sentimiento igual de justo y de legítimo que cualquier otro. Será entonces cuando habrá que decidir entre la sumisión, la rebelión, el exilio voluntario, o la renuncia a la nueva patria, dada la imposibilidad de mantener la misma con la que se nació. Quizás esta última solución no sea la peor. Siempre estará mejor tratado el apátrida como un extranjero que un español, opresor e imperialista para según qué ojos.
Creo que tenemos que elegir con libertad cuál es nuestra patria y acogernos a ella sin que nadie nos la imponga. Esto debería de valer para todos. Catalanes, vascos y gallegos tienen el derecho histórico de ser catalanes, vascos y gallegos así como también el de ser españoles. Derecho, que no obligación (ni de lo uno ni de lo otro). La patria es personal, no una imposición, la elige uno mismo, no ella a ti. A ver cómo se legisla esto para que sea mínimamente justo y políticamente correcto.

lunes, 2 de agosto de 2010

Querida Leire Pajín -DIARIO YA

Estimada Leire. ¿Qué estás vendiendo? ¿Qué haces en nuestras vidas? Yo, con libertad, te lo coy a contar.
Demagogia de mercadillo. Palabras vacías que pretenden justificar lo irracional y lo absurdo. Mentiras vestidas de flores que prometen un futuro de color rosa, gratuitas falsedades para adular la mano del que te da de comer (muy bien, por cierto, pues menudo negocio tenéis montado entre tú con tus sueldos y los tuyos en Benidorm). Disculpa el tratamiento familiar que te dispenso, pero no creo que te hayas ganado el de usía. Tú eres el exponente de la clase política a erradicar del país si queremos los españoles de bien resucitar de entre los muertos económicos y volver a vivir con dignidad. En tanto existan en las altas esferas de gobierno gente de tu catadura, con esa facilidad para engañar y disfrazar la realidad, con idéntica y nula preparación para afrontar con garantías los problemas que la casta política crea con su inutilidad, y con la ausencia de vergüenza que tú demuestras con tus actos y palabras, en España no encontraremos ninguna solución que se ajuste realmente a nuestras necesidades.
No es que te tenga manía. Es que no te aprecio, te considero una lacra, que se ha estado beneficiando cobrando por varios conceptos lo de varias familias. No he encontrado a lo largo del tiempo en el que te han encumbrado, en base a no sé qué méritos a favor de la sociedad, nada que pudiera motivar lo que te hemos estado pagando. En resumen, y sin ánimo de ofender, me has estado quitando alevosamente parte de mi salario para engordar con gula y avaricia tus ingresos, y no has hecho nada para merecértelo. Me gustas más callada que expeliendo improperios o, por poner un ejemplo, exponiendo razones para dar sentido a una reforma laboral de corte totalitario. Aunque sé que este mensaje no te va a llegar, y si así fuese ni caso le ibas a hacer, no me quiero privar de pedirte un favor, en nombre del buen gusto y de la decencia: con todo lo que tienes ya, invierte en algo que te obligue a desaparecer de la política nacional y piérdete lejos. No te das cuenta, pero ya cansas, incluyo a los tuyos (entendiendo como tales a los socialistas de verdad, y no a los nuevos ricos como tú). Adiós muy buenas.

Hay otras cosas

Mientras estamos entretenidos con los toros, no nos preocupamos de otros temas. Muchas pequeñas y medianas empresas van a colgar el cartel de cerrado por vacaciones para, después de liquidado agosto, no volver a abrir. Un millón trescientos mil hogares tienen el dudoso honor de contar con todos sus miembros en el puñetero paro. Los hoteles en las zonas turísticas no llenan ni a euro la habitación. Las tiendas y centros comerciales no venden ni rebajando lo rebajado. Los paseos marítimos se llenan de gente paseando, paseando y venga a pasear, pero de gastar nada de nada.
Pero tenemos taurinos y anti taurinos enfrascados en discusiones sobre la fiesta (mejor omitir lo de nacional, no se ofenda alguien). Nuestros políticos, tras la tregua del mundial de fútbol, se han tropezado con otro debate que sumerge en el olvido sus continuos y constantes atentados contra la razón. Bendito país para manipular aquél cuyo pueblo prefiere liarse entre sí antes de emprenderla con aquellos que de verdad descontrolan el cotarro.
Con esto no quiero decir que carezca de importancia el tema toros sí o toros no. La tiene, y mucha, pues tocar las tradiciones y destruirlas es no respetar la historia e identidad propias. Por otro lado, es de ley comprender a los que no consideran fiesta la tortura y ejecución de un animal. A mí, personalmente, los toros no me molestan, ni fu ni fa. Lo que sí que me fastidia sobremanera es el totalitarismo de salón, la castración de la libertad para decidir, pensar y sentir: prohibir algo es asesinar con alevosía el derecho de todos de optar sin presiones por aquello que apetece, sin más, si entrar en guerras políticas y demás maniobras de distracción orquestadas por la casta que dirige el Estado y las Autonomías. Nos cargamos el juego democrático y no nos estamos dando cuenta