jueves, 29 de julio de 2010

A falta de gobernar, prohibir

No hace muchos años, en España no se podía ni pensar en voz alta. Aquel que se saliera de la línea marcada tenía que atenerse a las consecuencias. Gracias a la voluntad del pueblo español la censura, la castración sistemática de la libertad, la intransigencia y el abuso de autoridad quedaron desterrados de nuestras vidas. Todos libres, todos iguales, todos con las mismas posibilidades teóricas de progreso. Por fin una democracia.

Ahora hemos entrado en una peligrosa dinámica: nos hemos lanzado, llevados en volandas por los intereses y caprichos de la casta política (algo tienen que hacer para justificar su lastimosa existencia), a la carrera de las prohibiciones. Se prohíben las corridas de toros (habrá que preguntarse que ocurrirá con los tradicionales y arraigados correbous de muchas localidades catalanas): se prohíben alcohol y tabaco para menores (abortar sí que pueden, pero hacerse un cigarrillo con una caña, no): se pretenden prohibir los anuncios de contactos en la prensa escrita (es una manera como otra cualquiera de acabar con la financiación de los periódicos, y así controlar la información): hay iniciativas para prohibir el topless en las playas españolas (aquí por lo menos hablan de crear zonas especiales, es decir, guetos, para lucir la naturalidad del cuerpo): se prohíbe rotular en castellano (no vaya a ser que a alguien le dé por darse cuenta de que lo entiende y lo habla): se prohíbe la bollería industrial en colegios(ramitas de apio y pan integral para crear una nueva raza de niños sanos, fuertes y delgados): se prohíbe, se prohíbe y se prohíbe.

La democracia es otra cosa distinta a la que nos quieren imponer esta secta de políticos. Su objetivo es dominar y domeñar nuestra vida y voluntad para traficar a su antojo con ellas. Para ello, no se privan tampoco de usar vetos encubiertos. Como muestra, unos ejemplos. Con el Plan Bolonia limitan posibilidades de crecimiento profesional a la juventud. Con las nuevas tasa universitarias filtran el acceso de aquellos que, aunque capacitados, no disponen de recursos (universidades para ricos). Los módulos generan mileuristas a los que esclavizar, anclándoles en una escala social dependiente.

Concluyendo. Igualdad y libertad no casan con prohibición. Son antagónicos. Si esto es progresismo, que venga Dios y lo vea. Prohibir es totalitarismo y fascismo, siempre y cuando influya en el derecho inalienable de las personas de decidir libremente, de pensar y sentir con independencia. Vamos hacia atrás, desandando lo ya recorrido. Cuesta abajo y sin frenos.

Libertad y toros

Los miembros del Parlamento de Cataluña, elegidos democráticamente, han optado por prohibir los espectáculos taurinos dentro de su territorio autonómico. Todo correcto y acorde a ley. No hay nada que objetar a su decisión. Pero sí se puede valorar, salvo inquisitorio veto a la expresión libre.

Yo creía que en todos los lugares del Estado, y por ende en Cataluña, imperaba el sagrado derecho a la libertad: esto no es más que el famoso prohibido prohibir, máxima popular y populista que define muy bien a una sociedad avanzada. Pero va a ser que no. Cualquier acto, manifestación y opción pueden ser erradicados siempre que los políticos así lo decidan. Para eso están y para eso se les ha elegido: para manipular la libertad por los motivos que sean.

Deseo que esta prohibición nazca del sentimiento de defender a los animales ante agresiones y torturas. Con las mismas, deberían vetar también la caza, las granjas de pollos y el jamón serrano, entre otras cosas. Pero parece ser fruto del ansia de eliminar cualquier cosa que suene a nacional, entendiendo como tal lo relativo a España. Muchos aspectos de esta decisión apuntan a un nacionalismo extremo, totalmente legítimo, pero que con acciones de esta índole se torna en un movimiento integrista y fundamentalista. Albert Boadella lo ha descrito muy bien al decir que no le sorprende la prohibición pues responde a la línea coherente de la clase política catalana durante los últimos años. Como muchos otros, coincido con él en esto y en considerar que lo que se ha castrado es la libertad.

miércoles, 28 de julio de 2010

¿Qué opinas de Ripoll?

Múltiples opiniones, y todas no son más que lucubraciones, simples reflexiones sin fundamento, guiadas por simpatías y deseos, dignas del respeto al que obliga la libertad de expresión.

Están los que ya consideran a Ripoll culpable: ha robado y debe pagar por ello, como no podría ser de otra manera. Los más radicales piensan que el primer paso a dar es abandonar sus cargos mientras se dilucida su caso y, ya que estamos, ingresar directamente en la cárcel, eso que llevaría adelantado. Los más racionales propugnan que un imputado no tiene que seguir, por la más elemental lógica, ocupando un cargo de responsabilidad. Así que, carretera y manta.

Luego los hay que no saben, no contestan, pero sí que analizan las circunstancias. Para algunos, el mismo PP, desde Valencia, le ha hecho la cama al enemigo interno, buscando su desprestigio y su desaparición del panorama político. Un problema menos para Camps, que se libra del gallo rival, y va configurando su imagen como un político honrado, al que se quieren limpiar por tres trajecillos de nada. Otros, ante lo desmesurado de la operación policial, consideran que a Rubalcaba le han metido un gol por la escuadra: “oye, tira a por Ripoll, que tiene en el jardín un par de bolsas de basura llenas de billetes de quinientos calentitos, que se los acaban de dar”. Como un cohete, a trincar al chorizo. Pero, una vez en el asunto, no aparece ni un euro. Entre el Faisán y esto, podría acabar muy mal el ministro.

Por último, muchos confían en su inocencia. Lo han conocido honrado y les extraña sobremanera que pueda actuar así. Lo achacan todo a un error o, porque no, a la mala fe de ciertos movimientos políticos provenientes del PSOE, partido sabedor como es que mientras exista un Ripoll sin mácula en Alicante, no gana ni soñando.

Cualquier pensamiento vale. Que cada uno elija de los que expongo, o prepare otros distintos. Todo se quedará en esto, en opinar, hasta que la justicia abra las puertas e ilumine el asunto.

Carta de Zapatero a los españoles

La cosa está mal por las circunstancias. Pero preparaos que aún hay más. Donde dije digo, digo Diego. ¿Os acordáis de aquello de que de reformar el mercado laboral nada de nada? Resulta que es incompatible con la nueva economía y no queda otra que meterle mano. Y junto a él, al sistema financiero y al otro sistemita, el de las pensiones. Vale, ya las he congelado, pero sólo por no reducirlas, ojo. Tenéis que trabajar más, producir más y cotizar más, reventar y palmarla antes de poder llegar a cobrar una pensión. Que sois unos vagos y sólo pensáis en descansar. Hay que currar hasta que las cataratas no os dejen veros en el espejo. Que salís muy caros, sin hacer nada todo el día.

Decís que se me ha olvidado algo, pero a lo mejor lo habéis soñado, locuelos. ¿Impuestos para las rentas más altas? ¿Lo qué? ¿Quién dijo eso? Seguro que yo no, que me obligasteis. Eso no se puede hacer, hombre. Como se cabreen los que manejan la pasta en el país, éste se va definitivamente al garete. Así que no digáis chorradas. Lo que tenéis que hacer, que lo tengáis claro, es esforzaros más vosotros, que no me cumplís. Me han dicho mis asesores que os diga que de desayunar, nada. Se almuerza fuerte y así hasta la noche, con un vasito de leche y a dormir. Es buena idea. Me la comentaron durante el papeo de una recepción y me dije: ¿por qué no? España es un país de gordos. El año que viene, todos flacos y estilizados.

Al que no acabo de entender es al de la barba, a éste, ¿cómo se llama?...Mariano. Se llama Mariano. El tío empeñado en que convoque elecciones, que estoy acabado, y que nadie me cree ya. Y otra vez con lo mismo, mil vueltas al temita. A mí no me saca de aquí ni la Guardia de Asalto, que parece que no se entera el gallego. Mira que se lo he puesto a huevo, pero me da que le falta un hervor.

Con los catalanes me ha ido mejor. No me quieren, pero como les voy a dar lo que me pidan, y si hace falta se lo envuelvo y todo, ya me devolverán el favor. Además, así Montilla no se me enfada, que lo tengo algo mosqueado últimamente.

Del resto, lo de siempre; que si he traicionado mis ideas, que si soy más de derechas que la falange, que si he abandonado el progresismo. Que no se quejen tanto los de IU, que sin mí ya no existirían.

Así que, a aplicarse. Todos los españoles de cara a la pared, con el DNI en la boca, que no os vais a librar. Por todos los lados os vamos a dar, pero tenéis que sacar esto adelante vosotros, porque si esperáis que lo hagamos nosotros, la lleváis clara, clarita.

Casta política

Todo el baile político con el que nos están deleitando nuestros insignes representantes invita al menos a reflexionar sobre con qué y, principalmente, con quienes nos jugamos el futuro. Nos quieren obligar a vivir en un estado de permanente hartura, de continuo asco, cabreo y hastío. La mentira y la traición están instalados en los quehaceres diarios de aquellos en los que depositamos nuestro voto.

Si condimentamos esta salsa con la manipulación grosera de nuestra voluntad y le añadimos una pizca de falsa perspectiva de mejora económica, ya tenemos listo el banquete. A los recortes sociales y reformas laborales de un gobierno de paja a las órdenes de la Unión, totalmente desarmado ante lo que se avecina y en manos de otras formaciones de carácter nacionalista, hay que sumarle la ineptitud y el ejercicio corsario de muchos representantes autonómicos: todos actúan en un solo sentido, el propio, olvidando quién les otorgó el poder. Traicionan, pues, todos los principios democráticos que deberían regir el correcto funcionamiento de lo que queda de nuestra estructura social.

Parménides decía que la política era el arte del engaño y la mentira. Nuestros gobernantes haciendo gala de su formación clásica se toman al pie de la letra esta consideración, porque verdades, ni una. Lo que ocurre es que les coges el renuncio enseguida y al verse sorprendidos, niegan la mayor y camuflan la realidad adornándola para los necios. Intentan convencerte de su servidumbre hacia ti, cuando los que se sirven son ellos. Te adormecen con fábulas fantásticas y visten de libertad lo que no es más que orden controlado por sus apetitos.

No confío en aquellos que se hacen llamar políticos. No confío, y sin embargo debo fiar mi suerte y el destino de los míos a malos profesionales que perdieron sus convicciones sin caer en la cuenta que nunca las podrían recuperar. Von Bismark definió la política no como ciencia, sino como arte. Marx (Groucho, que no Karl) completó su significado al especificar que es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados. Hombre sabio.

El discurso de Zapatero en su X aniversario

Estoy emocionado a la par que esperanzado por las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero en su décimo aniversario al frente del PSOE. Verlo rodeado de sus íntimos, homenajeado con cariño por los que le arropan, hace que lagrimones como camiones broten de mis ojos. El sentimiento que me provoca la figura del presidente del gobierno ahí, en su púlpito, exponiendo lo bien que ha hecho, hace y hará las cosas es indescriptible. No se cómo expresar la mezcla de estupefacción, enojo, risa y lástima que me invade.

Sería injusto valorar negativamente los avances de su primera legislatura, sobre todo en materia social. El estado de las arcas públicas permitía ciertas y, en ocasiones, acertadas medidas de gran importancia y calado para la sociedad. Y así fueron recibidas y asumidas hasta que el dinero se acabó. Entonces, consecuentemente, calibrar como positiva la evolución de su gobierno y, por ende, de toda España, durante su segunda etapa es una temeridad, a la vez que una absoluta mentira. La caída de la economía mundial arrastró, como no podía ser de otra manera, a la española, afectándole con mayor virulencia por las características propias. En resumen, grosso modo, nos pilló sin un euro con el que cubrirnos los riñones. El domingo 18 de julio, Manuel Chaves nos reñía por que, según él, nos creíamos que los recursos del Estado eran ilimitados. Creo que los que consideraron esto así fueron ellos que no supieron nadar y guardar la ropa, puliéndose lo que había y algo más.

Tengo la sensación de que nuestro presidente ya miente por costumbre, pero no me sorprende: ya estoy habituado a escuchar sus fantasías pasadas y futuras. Pero también, leyendo entre líneas, parece extraerse una conclusión. El tono y contenido de su discurso suena a un hasta luego, aquí os quedáis, os dejo mi legado y os hago un guiño para que sepáis quién debe sucederme, mi gran amigo Pepe Bono.

Por último, otra frase lapidaria: “Estamos mejor de lo que parece y lo vais a vivir” Yo no, que me marcho. Vosotros sí, que sois parte de mi herencia para la historia. Aquí le doy la razón, pero matizándole. No se refiere al conjunto de la sociedad. Va dirigido a su cuadrilla, que sí está mejor de lo que parece y no es que lo vaya a vivir, no. Es que esta casta política ya vive como Dios.

Vacaciones para políticos

Tengo ganas de que lleguen las vacaciones. No las mías, no. Las de ellos, las de los y las primeras figuras de la política española. Estoy harto de encontrarme Zapateros, Marianos y Montillas hasta en los tazones de gazpacho andaluz (uno de los tres es cordobés, adivina adivinanza). Veo el estatuto catalán incluso en las farolas, pegado con cinta adhesiva y con unas tiras recortadas con el teléfono del Molt Honorable: es un tema que de importante se ha vuelto cansino y agotador. Está en manos de la divina providencia, entendiendo como tal, y con permiso de Dios, la capacidad suprema de nuestro presidente del gobierno de hacer lo que le sale de los propios, pasándose por el forro de los mismos sentencias y otras zarandajas. En resumen, que hará lo que le apetezca o más convenga para sus fines electorales. Total, igual piensa que para lo que le queda en el convento, pues a hacérselo dentro.

Se me revuelven las tripas cada vez que Soraya, Pepín, González Pons o Leire abren la boca para divertirnos con su sagaz e irónica oratoria. Necesito perderlos de vista, olvidarme de su existencia, aunque sea por una temporada corta. Sé que a la vuelta los encontraré ahí, aleccionándome en el arte de la manipulación y enseñándome como montárselo bien sin pegar un palo al agua. Librarse de su compañía por un tiempecito se promete reconfortante y tranquilizador; si no están por ahí, no pueden meter la pata. El que no hace algo no se equivoca.

Para terminar por el momento, otorgar la atención merecida a Cándido Méndez y Fernández Toxo. Dos personajes perdidos en combate, que se suponían desaparecidos en la espesura cuando en realidad estaban tumbados a la bartola, y que ahora, al oír los tiros y percibir que alguno les podía alcanzar, han salido de su suite y se han puesto las pilas. Dos que jamás de los jamases deberían haber estado de vacaciones tanto tiempo. Dos que tienen mucho trabajo atrasado por recuperar. Dos que no han cumplido.

Los ruegos del Rey Juan Carlos

Por falta de iniciativas no va a quedar, no. Aunque éstas consistan en rogarle a Santiago Apóstol que ilumine las oscuras mentes de los dirigentes políticos del país para que actúen con coherencia, solidaridad y responsabilidad. Ahí es nada. Como si esta tarea fuera fácil y/o asumible por voluntad humana o divina. Eso de que sirvan al interés general los miembros de la casta política, lo que vendría a ser su obligación, es como intentar hacerse una fotografía de carnet con el Meteosat. Imposible a la par que estúpido: teniendo tan cerca el control sobre bienes y la posibilidad de llevárselos calentitos con dos pases de magia, la aptitud moral de nuestros dirigentes se desvía, invariablemente, hacia el lado equivocado. En esto no fallan, buscan todos lo mismo, unidos por la avaricia.

Entonces, demandar que se entreguen a la causa común, “favoreciendo la cohesión y el entendimiento entre todos, atendiendo con eficacia a los problemas de nuestros ciudadanos” lo que único que provoca es vergüenza en los españoles y risas en los destinatarios del mensaje. Risas que se transforman en carcajadas cuando apela a la solidaridad entre comunidades, cuando habla de “la gran familia” que es España, cuando intenta destacar “todo aquello que nos une”

Nuestro monarca parece haber lanzado un grito de auxilio, viendo lo que se nos avecina. Nunca podremos entendernos ya que siempre miraremos al vecino y querremos más que él. Estando en manos de quienes estamos, políticos enfrascados exclusivamente en luchas de poder, jamás existirá una cohesión y, mucho menos, se atenderán eficazmente los problemas. Además, esta gran familia se odia por todos los lados, no tiene nada en común y sólo está unida, y no del todo, por los éxitos deportivos.

Esperemos que lo que ha motivado estas regias palabras sea un cumplir con la tradición, y no un desesperado toque de atención a los que deben sacarnos del lío en el que nos han metido. Si sólo nos queda como argumento para escapar de ésta que el Rey de España solicite ayuda espiritual al Patrón de España, es que la cosa está aún más negra de lo que parece. Que Dios nos libre con el apóstol a caballo dirigiendo sus huestes celestiales: la llevamos clara.

Políticos por la gracia de Dios

Las encuestas nacionales sobre qué es lo que más nos preocupa a los españoles, arrojan un resultado muy clarificador. Junto a paro y terrorismo, aparecen destacados los políticos patrios. Parece que ya nos estamos percatando de cuál es el problema endémico de la sociedad española. La mala praxis, el abuso, el descontrol, las mentiras y traiciones, todo proviene del mismo grupo, secta, mafia, logia o como cada uno quiera llamarlo: la casta política.

Todos, sin distinción de corriente política, que no ideológica, pues las ideas ya las han asesinado, tienen como objetivo perpetuarse dentro de esta escala social exclusivista y casi impenetrable. Acceder a la organización y formar parte de ella requiere, además de un sacrificio moral, una amplia formación en el arte de la manipulación y un gran dominio de la mentira. Una vez prostituidos los principios, sólo falta arrimarse al lado adecuado y convertirse en meretrices del poder. Encaramados en una institución de la entidad que sea, que no es necesario llegar al gobierno del Estado para medrar, el truco está en anclarse y presentarse como insustituible líder de masas. Y si no funciona, si los calan enseguida, les quedan cuatro años para garantizarse un futuro dorado.

Decir que la política española necesita imperiosamente una renovación es una obviedad. Todos nos hemos dado cuenta. Pero a ver quién los mueve de ahí. Cuando lleguen las urnas a dictar sentencia, tendremos ante nosotros de nuevo un panorama desolador: otra vez los mismos, exhibiendo su mejor cara e hiriéndonos con sus embustes. Una estirpe de truhanes que pretende heredar los cargos por la gracia de Dios. Son como Fernando VII, El Rey Felón, El Deseado, que por seguir siendo rey vendió familia y país. Si embargo, me resigno a conformarme: no nos merecemos lo que tenemos. De verdad que no.

Aunque sea condenado

Sigo pensando que no nos toman en serio. Deben creer que nos tenemos que apañar sí o sí con lo poco o nada que nos ofrecen, que ellos son los únicos capacitados para gobernarnos, los que poseen en exclusividad el conocimiento y la formación básica e imprescindible para ejercer el control adecuado sobre el pueblo. A buen seguro se consideran una raza especial de filósofos modernos, de estadistas para, tal y como esgrimía Platón, regir nuestro destino. Los miembros de la casta política han construido un círculo privado, hermético e impenetrable, en cuyo interior se sienten semidioses intocables, herederos universales de la razón y el entendimiento. Al resto de los mortales nos tratan como patanes incultos, incapaces de dar un paso solos.

¿Por qué digo esto? Fácil. El portavoz del PP en las cortes valencianas, Rafael Blasco, no se envenena al afirmar convencido que Camps tiene que ser candidato aunque sea condenado. Es lo último que faltaba por oír, un insulto claro y directo a los habitantes de la Comunidad Valenciana. Como alicantino me siento menospreciado, infravalorado, denigrado, deshonrado, vilipendiado, agraviado, ofendido y ultrajado por estas palabras gratuitas y lacerantes del señor Blasco. Tengo el derecho, que no la opción, de que aquél que me represente sea íntegro por todos los costados, inmaculado en su comportamiento y nítidas sus acciones. Insisto, es un derecho, no un capricho de borrego. Y el PP tiene la obligación, como fuerza política importante y de gran calado, de ofrecerme alguien que reúna estas características. Todo lo que no sea así, es una tomadura de pelo.

No sé cómo andarán de sentido común los dirigentes populares valencianos. Pero si lo que tienen para nosotros es lo que postulan, quizás debieran plantearse dónde han aparcado principios tales como dignidad, decencia, responsabilidad y coherencia. Empecinarse en el error, en lo que ya no sirve, es hundir el propio barco. Ellos sabrán.

Un país rebajado

No se vende un clavo. Hablas con los empleados del Corte Inglés, tradicional indicador de las ventas, y te dicen, heridos en sus comisiones, que no hay un euro en el ambiente. Ciertamente estamos caninos, pelados, sin un chavo, y lo poco que podamos tener lo guardamos como oro en paño por si el temporal no amaina y nos quedamos con el culo al aire, sin poder afrontar los gastos básicos para sobrevivir.

Vivimos en un país de rebajas, con políticos de saldo que no compra nadie y que no hay manera de quitarse de encima, ni regalándolos. Descuentos en todo: en salarios, pensiones, derechos sociales, prestaciones, ayudas. Todo el escaparate lleno de remiendos y objetos sin valor. Los almacenes abarrotados de un género sin atractivo para el inversor y que no se coloca ni con un tres por uno. Y al frente de la tienda, una banda de inútiles sin escrúpulos que ya no se molestan, ni tan siquiera, en ocultarse tras máscaras, mostrándose tal y como son en realidad. Han rebajado todo el país, desvalorizándolo y destruyendo casi todas las posibilidades de levantar cabeza.

Llevamos colgado un cartel de se vende, se alquila o se cede para su sustento. Ni orgullo nos queda, pasado ya el mundial de fútbol. Pero que no nos engañe la publicidad. España no está en período de rebajas. Está en liquidación.

Tomás Gómez versus Zapatero

No piensa tolerar posiciones numantinas ni fundamentalistas. Basándose en los datos de un sondeo de intención de voto, José Luis Rodríguez Zapatero, a través del brazo ejecutor de Manuel Chaves, prolongación del de José Blanco, pretende cargarse las legítimas intenciones de Tomás Gómez de aspirar a derrotar a Esperanza Aguirre. Un “yo mando y aquí se hace lo que yo quiero o estás fuera del juego” que pretenden vender desde Ferraz como un comportamiento democrático dentro del PSOE. Parece cualquier cosa menos esto último.

No permitir al exalcalde de Parla ni tan siquiera soñar con la posibilidad de ser presidente de la Comunidad de Madrid suena a un querer tenerlo todo atado y bien atado, una actitud dictatorial propia de un absolutismo de lo más rancio. Las voces disconformes y libres mejor callarlas que consentir se manifiesten con libertad.: el que no obedezca ciegamente, no me sirve, lo quemo para la política.

Esto no hace más que dotar de razones a aquellos que se han hartado de afirmar que en el partido socialista sólo vale una opinión, la del Presidente del Gobierno que, rodeado por aquellos que fiel y servilmente le acompañan y adulan, dirige como un tirano la formación política, valiéndose siempre de la fuerza de una guardia pretoriana que teme por su futuro. Fácil es entender, ahora, el descontento y la tristeza de muchos socialistas de corazón y convicción. Hay que ver lo que engaña Zapatero, con su sonrisa y sus buenas palabras. No digo yo que sea como Vlad III, el empalador, pero sí que parece un noble cortesano que domina, y de qué manera, feudo y vasallos. Miedo da.

domingo, 25 de julio de 2010

Un final inevitable

El Gobierno ha sacado adelante el techo de gasto gracias a la abstención de CIU. Pero le han parado los pies con la congelación de pensiones y el aumento de la edad de jubilación hasta los 67 años de edad. Esto es lo bonito que tiene la democracia: se discute, se debate y se vota. Y el resultado va, por el momento, a misa. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, comenzó más solo que la una el Debate del Estado de la Nación, y ha acabado de la misma manera.

La izquierda en bloque está enfrentada con él, no acepta los derroteros que ha tomado la política económica y social, y promete luchar con fuerza. Bien está que se oponga, demuestra coherencia y responsabilidad. Con el Partido Popular no va a compartir ni el agua: la derecha sabe que la legislatura tiene que estrellarse si quiere alcanzar el poder, objetivo primordial, según lo que parece, para las filas populares ¿Quién le queda entonces como posible compañía en su particular camino por el desierto? Solamente los nacionalistas.

Catalanes y vascos poseen como casi siempre, pero con mayor fuerza a día de hoy, el control sobre el futuro político del gobierno. CIU ha dejado muy clara su posición respecto a los presupuestos para el 2011: no los apoyará. Sin embargo, se dejará querer.

Zapatero está obligado a cumplir con lo impuesto desde la Unión si quiere salir entero de ésta. Durán lo sabe y le va a estrujar hasta dejarle seco. Por otro lado, el Partido Nacionalista Vasco también lanza su red: se sabe indispensable para el desenlace de la historia, y va a exigir unas condiciones que, de serles concedidas, provocarían un cisma entre Partido Socialista de Euskadi (PSE) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Y una de ellas es el autogobierno, inicialmente innegociables para los socialistas, pero estandarte básico para que los nacionalistas vascos colaboren.

Pintan bastos para el presidente Rodríguez Zapatero. Debe sacar adelante los presupuestos del 2011 o el fin de su ciclo se aceleraría, produciéndose con cierta violencia y mucha, mucha tensión. Para ello, tendría que entregar lo que queda de control, aquello que aún no dirigen desde Europa, a CIU y PNV. Ceda o no ceda ante los nacionalistas, la canción suena a despedida.

¿Vuelve Felipe González?

Complicada de interpretar es la noticia. Lo más seguro es que estemos ante un bulo que rodando, rodando, empujado por un viento que sopla disconforme dentro del propio PSOE, se cruza por la senda política para que todos lo veamos y valoremos.
Un hombre millonario, al servicio de Carlos Slim, que gana una fortuna durmiendo, no creo que entrara de nuevo a saco.
Sin embargo, todo es posible en los andares de la casta política nacional: acabado el carisma, fundidos todos los que rodean a Zapatero, este político en barbecho desde hace quince años podría revitalizar una formación que parece navegar a la deriva, sin un rumbo económico, social y político claro.
Si Felipe González regresa como primer espada, es que en su partido se temen una debacle electoral. Además, sólo el hecho de mantener esta noticia sin desmentirla significa que existe una corriente interna que comienza a mover sus fichas, harta ya del absolutista comportamiento de su presidente.
Cierto es que el aterrizaje de González avivaría y dotaría de energía un discurso nacional que enoja y aburre a partes iguales. Ante la poca esencia y oposición que encontraría en Rajoy, poco tardaría Aznar en abandonar sus conferencias y colocarse el casco de guerra para que, mamut contra mamut, se reanudaran prehistóricas lides.
Digna confrontación para observar: en la esquina izquierda, un estadista que, tras unos meritorios primeros años de gloria, tuvo que salir cortando salpicado por escándalos y turbios manejos dentro de su partido, dejando el país medio en cueros. En la derecha, el amigo de Bush, que levantó la economía del país dejando las arcas llenas y que fomentó la construcción desmedida, cerrando los ojos ante la especulación, además de introducirnos por el artículo 33 en una guerra sin sentido que tiñó de sangre España.
Un retorno al pasado, volver a grabar verano azul pero con unos protagonistas acomodados en sus fortunas, más viejos, más caducos y, en mi opinión, con muy poco que ofrecer. España necesita savia nueva en política, y no la Restauración del Antiguo Régimen.

lunes, 19 de julio de 2010

La reprimenda de Chaves

El pasado domingo 18 de julio, Manuel Chaves inició la campaña de marketing e imagen del Gobierno y su Presidente posterior al Debate sobre el Estado de la Nación. En Mérida mostró a Zapatero como el gran salvador de la patria, el único capacitado para sacar el país adelante. Habló de las medidas adoptadas y las que están por caer, calificándolas como duras, difíciles y delicadas, pero necesarias para la estabilidad y futuro del Estado. Insistió en que lo prioritario eran los ciudadanos y sus problemas y, por supuesto, advirtió de que el PP no busca otra cosa que no sea ganar las elecciones, importándole poco país, economía, paro, pensiones y funcionarios. De regalo, a mitad de la perorata, dejó caer una reprimenda hacia los españoles porque, pobrecitos de nosotros, consideramos, según su sabio entender, que los recursos del estado son ilimitados y por eso no hacemos más que pedir (más triste es robar).

Ahí es nada. Los dirigentes del PP son manifestaciones corpóreas del Maligno y los españolitos de a pie, una banda de descerebrados que sólo pensamos en gastar y gastar. Mientras, los dirigentes del PSOE, ángeles custodios, se desviven en buscar nuestro bienestar y conducirnos por la senda del ajuste y el recorte: resulta que somos nosotros los que nos hemos comido todo el pasto dejando el campo como un erial.

Con respeto y educación y sin utilizar esa demagogia que usted maneja con docta soltura y acertada suficiencia, me permito, libre como soy, decirle algo. Son ustedes, nefastos administradores, los que han agotado los recursos, obrando irresponsablemente al tener como objetivo primordial perpetuarse en el poder. Ahora, aquellos a los que usted riñe debemos pagar por sus errores. Así que no me insulte, no me tome por idiota, porque no se lo tolero.

Mire usted: la casta política del PSOE y del PP son ramas del mismo árbol (iba a escribir estiércol del mismo saco, pero quedaba grosero). Insúltense entre ustedes, aporreándose por las esquinas y mentándose a la parentela si es ese su deseo. Pero, hagan el favor usted, los suyos y los de enfrente: dejen de usarnos para sus juegos de poder. Y, sobre todo, pongan fin a la burla, que todo aguante tiene su límite.

Bono y unos cuantos más- diarioya.es

Empiezan a toserle a la cara. Ya no parece el sí señorito, lo que usted tenga a bien, o el aplauso de las focas ante el domador, esperando que caiga algún pescado. Algunos del comité federal del PSOE, algunos barones díscolos y osados, dicen en voz alta, para el que les quiera oír y, lo más importante, entender, que lo que hace y dice su jefe no es del todo plato de su agrado. El estatuto catalán y el desacato encubierto que pretende realizar Zapatero para que no se levante contra él el PSC, no lo tragan ni con embudo dirigentes de la talla y enjundia de Bono, Fernández Vara o Álvarez Areces.
El poder está en juego en Cataluña, y Montilla lo sabe: como no ofrezca el arma del independentismo y se desmarque de la línea maestra del PSOE, puede que se quede con lo que le sobre a CIU y se le acabe el negocio. Por eso se rebela, no por sentimiento sino porque no se le escape el control de la Generalitat y con ello su posición. Aunque para ello tenga que pervertir todos sus principios y enfrentarse con el propio partido. Sabe que Zapatero no puede permitir que los socialistas catalanes alcen la voz contra él, y que les va a entregar vía desobediencia lo que pidan.
Con esto no comulgan Bono y unos cuantos más. Así se lo han dicho en privado, y así no dudan en manifestarlo públicamente. Avisan de que las maniobras que están preparando introducen la línea política del partido en un sendero muy peligroso en el que retroceder es algo casi imposible. Le gritan a su presidente que otorgarse de esa forma al PSC podría, a buen seguro, pasar una factura muy elevada en el resto de comunidades. E indican, con relativa nitidez, que el único culpable del desaguisado no sería otro nada más que el líder del PSOE. Parece ser que se le remueve el patio a un presidente del gobierno que muestra de nuevo una cara irracional y temeraria, un todo vale con tal de continuar siendo el rey de reyes.

Obsoleta e injusta ley electoral

Los legisladores deberían destruir por caduca y discriminatoria la ley electoral que rige en España. Es muy complicado entender cómo con un 43% de los sufragios, un partido puede alcanzar 169 diputados (PSOE), con un 40%, 153 (PP) mientras que otro con un 4% se planta en 2 escaños (IU) u otro con un 1,2% consigue 6 representantes (PNV). Por no hablar de formaciones que con el mismo porcentaje ven sus resultados a razón de 6 a 1 (PNV-UPyD), o de 3 a 1 (ERC-UPyD). Digno es de reseñar también que vale lo mismo un 0,24 que un 1,20 en cuanto a parlamentarios (Na Bai-UPyD), que un 0,65 duplica su valor en relación con su doble, que lo ve reducido a la mitad (CC-UPyD) o que con 2 veces y media se superen en 10 los resultados (CIU-UPyD).

Este baile de números haría suicidarse a Pitágoras. La Ley Orgánica que regula, permite y protege este dislate data de 1985. Establece las circunscripciones, les otorga un valor a cada provincia y establece un mínimo de sufragios para poder entrar en el reparto. Y luego, la Ley D´Hondt viene y lo arregla con sus divisores.

Aquellos que tendrían la obligación de corregir lo injusto de esta ley y racionalizar la composición de las cortes jamás acometerán la tarea, pues son los más beneficiados. Con la excusa de no fragmentar el parlamento, los dos partidos mayoritarios asumen una representación que en condiciones de igualdad no les corresponde, dejando el panorama de tal forma que votando a cualquiera, siempre gobernarán los mismos, apoyados en partidos nacionalistas cuyos votantes valen mucho más que los que no comparten su demarcación.

Es decir. Lo de un ciudadano, un voto, físicamente se cumple. Pero en la realidad este sistema es el hijo bastardo de la manipulación. El voto de un andaluz vale menos que el de un vasco, o si vives en Barcelona, con tu elección influyes más en el destino de tu país que si lo haces en Alicante. Los españoles no somos iguales ante la ley, pues visto esto aún hay clases: mientras unos tiramos con tirachinas, otros disparan misiles.

viernes, 16 de julio de 2010

CORRUPCION POLÍTICA- diarioya.es

Rosa Díez ha acusado a Zapatero de alentar la corrupción política. Es un buen término para definir el comportamiento y la forma de proceder de los integrantes de la casta política nacional. La dirigente argumenta sus palabras basándose en los pases de pecho y verónicas que le va a pegar el Gobierno a la sentencia sobre el estatuto catalán. Lo que no nos gusta, nos lo cepillamos y lo sacamos como ley, pasándonos por el forro la Constitución y lo que haga falta, con tal de que no se nos subleven en tierras catalanas. Zapatero, con esta forma de actuar, abre un melón del que se pueden sacar tajadas hasta que se agote: en un momento en el que la solidaridad es imprescindible, en el que la unión es fundamental para la supervivencia del sistema, menospreciar la Carta Magna fomentando la desmembración del Estado es algo muy peligroso y de difíciles consecuencias. Convierte el orden constitucional en algo inútil, dejándolo sometido siempre al capricho del legislador de turno, y entrega el poder judicial al ejecutivo.
De nada sirven las decisiones del TC si se pueden alterar por conveniencias políticas.

El camino que seguirá España a partir de aquí desemboca en la separación definitiva, en la fragmentación del Estado en territorios independientes, repúblicas, estados federales, cantones y, por que no, ciudades libres. De forma democrática, por supuesto, aunque para ello haya que destruir la base de la democracia, la Constitución.

Apelar al sentido común de nuestros dirigentes es tarea imposible: de donde no hay no se puede sacar. Entramos en un juego del que después no se podrá salir. Es el juego de los políticos que para encallarse en el poder y seguir medrando son capaces de vender sus almas al diablo, aunque dudo que ni tan siquiera éste se las quisiera comprar.

Encuestas sobre fracasados

DIARIO YA.ES PORTADA

Si analizamos las encuestas que se han realizado tras el Debate sobre el Estado de la Nación vemos aparecer un empate técnico. Una igualdad en la opinión respecto al “ganador” del enfrentamiento entre Zapatero y Rajoy. El sentir parece inclinarse hacia que ni el uno ni el otro ofrecen nada atractivo para los españoles. El carisma de los dos está estancado en lo nimio y absurdo de sus propuestas: la nula capacidad que manifiestan ambos, unida a la escasa confianza que generan nos dejan un panorama muy lóbrego respecto al futuro político inmediato. Una tercera parte de los encuestados ni contesta ni quiere contestar, y ni sabe ni quiere saber.

La interpretación es clara. El empate a tres bandas, entre el Presidente del Gobierno, el líder del PP y los que se inhiben a la hora de manifestarse significa el evidente rechazo a los dos dirigentes y a la política que desarrollan sus respectivas formaciones. Cada vez somos más los que no nos creemos nada de lo que dicen, los que tenemos la certeza de que con ellos al frente no salimos de ésta salvo con los pies por delante, los que vivimos con la seguridad de que o ellos o nosotros.

Los tres poderes del Estado tiemblan ostensiblemente, anunciando un derrumbe inevitable. El legislativo da bandazos a diestro y siniestro, lastimando y fracturando a la sociedad con cada movimiento. El judicial sobrevive en la duda y la sospecha, ninguneado y/o atacado según sea la dirección en la que sople el viento. Y el ejecutivo, dentro de su sombría aptitud, aplica confusas y restrictivas medidas que en lugar de beneficiar y favorecer el progreso, zahieren nuestro modo de vida.

Esto hay que agradárselo a Gobierno y Oposición. Cada uno en su justa medida ha provocado, y de qué manera, este período de opacidad, incoherencia y miseria política, económica y social.

lunes, 12 de julio de 2010

Con permiso, ¡Viva España!

No podía ser de otra manera. Ganó la selección que más se lo mereció, la que de verdad lo intentó, la que desarrolló fútbol a pesar de las continuas agresiones e infames patadas de un equipo holandés zafio y marrullero que se dedicó a golpear con la mosqueante permisividad de un árbitro malo como la quina. Funcionando como un equipo, sin fisuras, con apoyos constantes, disciplina y buen hacer. De la mano de auténticos genios en esto del fútbol, España se ha comido un mundial que nos hemos tatuado en el corazón. Las calles invadidas de rojo y gualda y el orgullo patrio, el sentimiento de estar en el regazo de una misma bandera ocupando cada centímetro del suelo nacional. Incluso los republicanos (muchos y emboscados) se enfundaron la roja y se dejaron medio pulmón con el gol de Iniesta. El fútbol, un negocio que dejó de ser deporte hace ya tiempo, nos ha unido a todos sin distinción. Más de uno tenía el domingo la sensación de que después de esto ya podría morir tranquilo.

Poco nos va a durar esta alianza de sentimientos. El tiempo justo hasta que la casta política comience de nuevo su función y nos baje de la nube de alegría y complicidad que nos invade. Se reanudarán las descalificaciones e insultos, las acusaciones de corrupción e ineptitud, y los responsables políticos expondrán de nuevo las miserias de un país económica y socialmente deprimido. La misma basura que nos invade en los últimos años.

Mientras esto llega, disfrutemos juntos lo que nos dejen, que no será mucho. No les interesa que pensemos igual, que caminemos en la misma dirección, que compartamos el sentir. Su negocio se basa en la división, así que riamos ahora que aún podemos, que ya nos volveremos a tirar los trastos a la cabeza. Con el permiso y el beneplácito de casi todos, ¡Viva España!

El futuro debate sobre el estado de la nación

¿Qué debate? ¿Alguien duda sobre en qué estado se encuentra la nación? ¿Qué nación? Porque en esta España unida por el fútbol naciones hay muchas y peleadas. Vayamos por partes para dar respuesta a estas tres cuestiones. En primer lugar, uno hablará y los otros le dirán de torpe para arriba. Le culpabilizarán hasta de la muerte del Torete y no ayudarán en nada, que es pecado socorrer al prójimo, aunque éste deambule perdido, sin rumbo y sin fuerza. Ciertos son los fracasos del Gobierno en el fondo y forma de afrontar la crisis, los continuos errores y vaivenes en su política económica y sus traiciones en lo social: este mérito es de Zapatero y los suyos. Pero no dejemos libres de polvo y paja a los demás, más preocupados de luchar por el poder que de cumplir con aquellos que les votaron confiando en su decisión y capacidad.

Todo esto no es debatir: es tirarse los trastos a la cabeza, desviar atenciones y proseguir con su negocio entre descalificaciones y acusaciones de ineptitud unos y corrupción otros. Un circo bien montado al que asistir y quedarse con cara de idiota viendo que la cosa se queda como está, que no hay nada que hacer salvo apretarse bien los machos y seguir tragando con lo que sueltan los miembros de la casta política.

Sobre el estado crítico y terminal en el que se encuentra sumergida España, sólo podemos esperar el parte médico, en el que a buen seguro vendrán peores noticias para nosotros, en forma de recortes, pérdida de derechos, ajustes e impuestos. Nada nuevo en un enfermo que esta agonizante y agonizando, y que sobrevive gracias a algún que otro chute de morfina.

Morfina en forma de pelota, que ha conseguido unir a casi todo el país y sus múltiples naciones en torno a una única bandera, despertando el orgullo otrora facha de ser español, español, español. Cabría desear que lo que ha unido el fútbol no lo separe el hombre. Pero cuando esto acabe, me da a mí que andaremos de nuevo a la gresca.

Alicante y Ripoll. Confiar en la justicia

Soy alicantino por nacimiento, por convicción y por devoción. No considero nada más sublime que el nombre de Alicante, que letra a letra riega con su luz mis sentimientos y mi razón. Mi virgen y mi paraíso son mi ciudad y mi provincia. Y digo mías porque forman una parte muy importante de lo que he sido, soy y seré. Tuve la inmensa fortuna de nacer en Alicante: aquí me enamoré, aquí tengo mi semilla, aquí peleo por sobrevivir y aquí, cuando me toque, quiero morir. La fiesta y el llanto, el caos y el silencio, el bochorno y la brisa, todos conceptos opuestos que se unen y conviven, embelleciendo ciudades y pueblos. Somos tan distintos los alicantinos entre nosotros que eso nos hace ser más fuertes, más especiales, distintos a todo y a todos. Por estas cosas y muchas más, es imposible no amar a esta tierra, sus costas, montañas, lugares y citas, gentes e historia. Amarla, respetarla y defenderla hasta el fin.

Hoy estoy triste. La Justicia imputa al máximo representante de la provincia de los delitos endémicos de la casta política que está asolando el mundo. Fraude y cohecho son rémoras que arrastran todos los dirigentes, dejando muy claro que política y honradez andan reñidos desde el origen del mundo actual. Y ahora estos fantasmas ensombrecen la actuación de Ripoll y ensucian la imagen de Alicante. El presidente de la Diputación ha ofrecido siempre una actitud positiva y valiente, luchando contra todos, incluso sus hermanos del propio partido, y manteniendo alto el nombre del territorio alicantino. Pero la duda se ha abatido sobre él. Y eso no es bueno para nuestro sentir. Me entristece pensar que un hombre de cierta valía como él se haya dejado corromper. Prefiero creer que no, que es inocente. Su error mancharía Alicante. Y eso no se le podría perdonar. Confiemos en la Justicia, esa ciega que todo debería ver.

Valemos más. Juzgar por juzgar

Ver el pasado martes el edificio de la Diputación Provincial de Alicante sitiado va a ser una imagen difícil de olvidar para algunos de los que nos tropezamos con el cuadro. Impresionante el despliegue policial. Al preguntar intrigado sobre el motivo de tanta seguridad, y enterarme de que estaban escarbando en los intestinos del presidente de la institución, me quede helado, sin palabras.

Algo muy gordo tenía que haber hecho el azote de Camps para merecer tanta atención por parte de Policía Nacional y medios de comunicación. La gente, en su sabiduría, ya veía a Ripoll con grilletes. Una mujer, poseedora a mediodía de la verdad, comunicaba a quién quisiera oírle que le habían trincado con dos millones de euros escondidos en un zulo en su jardín, y que de ésta no se libraba. Aseguraba también que Ortiz, su socio de fechorías, venía esposado en un furgón desde Pamplona. Argumentos de película, no de acción o misterio, sino de Jaimito.

Tenemos el vicio de valorar sin conocer, de juzgar de oídas, de sentenciar y condenar sin saber el qué y el por qué. Va en nuestro carácter, y se nos ha acentuado por los continuos desmanes a los que la casta política nos ha ido acostumbrando de un tiempo a esta parte. Hartos como estamos de chorizos y mafiosos instalados en las altas jerarquías de nuestras (insisto, nuestras) instituciones, buscamos carne de ratero para verter sobre ella toda la ira y todo el enojo que nos acompaña a diario.

Considero que debemos, que estamos obligados a respetar las leyes que los políticos manipulan si no queremos convertirnos en malas copias suyas: todos somos inocentes por el mero hecho de respirar. Encontrar elementos de culpabilidad es un trabajo para los profesionales del tema: nosotros somos libres de opinar, de manifestar nuestras sensaciones y sentimientos. Pero erramos si sentenciamos y condenamos sin saber. No debemos caer tan bajo como aquéllos que nos están torturando. Valemos más.

Mohamed VI el Duce

Sigue a la suya. El Rey de las Rocas, Mohamed VI, impunemente aplica su política fascista y dictatorial. Hablamos de Cuba y Corea del Norte, y si miráramos un poco hacia abajo veríamos un monarca absolutista a la más vieja usanza. Represor sin escrúpulos, usa toda su fuerza en asesinar los deseos y sentimientos del Sahara. Controla todas las esferas del poder en su nación, tiene la potestad de crear y destruir instituciones a su antojo y capricho, y utiliza el brazo opresor de su ejército y policía para cubrir con sangre a aquellos que osan alzar la voz contra él. Lo que no comparte o no entiende, es eliminado a golpes de cárcel y expulsión (130 cristianos lleva en poco tiempo).

Este buen amigo de nuestra casa real se jacta de su poder allá donde va, y manipula, con el consentimiento del resto de Estados, decisiones internacionales para reconducirlas a su terreno. Interpreta a su conveniencia los acuerdos, y viola sin rubor aquellos tratados que no le interesan.

Su preocupación es la riqueza. Su padre, Hassan II, amasó una impresionante fortuna, estimada como superior al PIB de Marruecos. Mohamed VI la heredó y la multiplicó. Los fosfatos dan para mucho, y la comunidad internacional se baja los pantalones ante el tercer productor mundial, por detrás únicamente de China y USA. Se estima que posee el doble que la Reina de Inglaterra, y ésta no anda precisamente manca que digamos. La revista Forbes calculó en un millón de dólares diarios los gastos de mantenimiento de sus doce palacios. Mientras tanto, sus súbditos malviven y tienen que ver cómo algunos compatriotas se ahogan en pateras huyendo de la miseria o se asfixian en los bajos de los camiones que se dirigen a la península. Todo un ejemplo de democracia que aplaude con su silencio nuestro gobierno y sus socios. De vergüenza.

De subidón con La Roja

Estamos que nos salimos. Éxtasis total y absoluto. No se puede pedir más. Tenemos la oportunidad histórica de alcanzar una final de un mundial y, porque no, alzarnos con el triunfo. A mí, personalmente, ya no me quedan uñas por comer, me voy a dejar las manos en muñones. Me inyecto una sobredosis de fiebre por La Roja, y me atizo un viaje por el mundo de las ilusiones que consigue desconectarme de la realidad. Para que luego digan que el fútbol no es una droga. Te arrea unos colocones sublimes que potencian la energía y el optimismo, que estimulan los apetitos y excitan los instintos. Es un deporte manipulador de sentimientos, el mejor zagal para conducir un rebaño.

El fútbol me entretiene y me divierte, canaliza una buena parte de mis pasiones. Ya sé que es absurdo: millonarios en pantalón corto disputando el control y dominio de un balón, bajo el ojo escrutador de unos jueces, torpes y lerdos en la mayoría de las ocasiones. Es más un negocio dirigido por pseudo-mafiosos que otra cosa, ya que genera y mueve millones de forma opaca, con comisiones, transacciones, traspasos y contratos de muy dudosa legalidad. Pero qué quieren que diga: donde el corazón manda, la razón está de sobra.

Así pues, esperemos al miércoles, a ver si sale cara. Eso sí, hay algo que me repatea. El mundo pertenece a los políticos, que hacen y deshacen a capricho, conocimiento y voluntad, engordando su hacienda y bolsillo. Entonces, sobrados como están, que se paguen ellos el billete de sus bolsillos si quieren salir en la foto, que ya está bien de viajes y dietas suculentas a costa nuestra. Y si no tienen cash pues todo lo tienen invertido y/o escondido, que pidan un préstamo a Bancaja, el banco amigo (por lo menos de Jaume Matas), que les deja los cuartos a un 2,84% de interés. O que se queden en casa a sufrir como el resto. Digo yo.

domingo, 4 de julio de 2010

¿Lucha sindical? Vamos, no jod...

Han tocado a rebato. Tambores de guerra para empezar a preparar un otoño calentito: los meteorólogos nos auguran calidez excesiva y los sindicatos prometen ardor social y político. Como aperitivo, la movida madrileña del metro. Ante el fracaso estrepitoso (es una opinión) de la huelga de funcionarios, los dos mayoritarios han pasado al ataque montando la de dios en la capital. Con la premisa de que se respete el convenio colectivo, y con la amenaza de que una aplicación de recortes equivaldría a una declaración de guerra, la lucha sindical pretende recuperar su esplendor, apagado por unos dirigentes cómodos y pasivos y su cohorte de acólitos.
Se podría pensar que más vale tarde que nunca. De acuerdo. Sin embargo no debemos olvidar que los jefes de los sindicatos son altamente responsables del desastre: pichones agradecidos que se han cebado muy bien comiendo de la mano del gobierno. Ahora, los acomodados han saltado de sus sillones y han empezado a gritar, a protestar, a justificarse. Pero no nos dejemos engañar. Tienen que explicar los motivos de su pereza, las razones que les impulsaron a no moverse, a permitir el abuso. Y deben pagar por su silenciosa traición. Así que no vengan vendiendo que ellos son los líderes imprescindibles que con su ejército de liberados van a defendernos ante las tropelías de empresarios y gobiernos. Cuando hacían falta estaban de vacaciones en el limbo, rascándose penosamente las vergüenzas y pisoteando el nombre de los trabajadores. Nadie me puede decir a mí, trabajador que soy, cómo tengo que realizar mi labor si aquél que viene a adoctrinarme no tiene ni idea de lo que significa doblar la espalda.
Igual que la casta política, la clase sindical necesita cambiar de portada y arrancarse bastantes hojas que ya no valen para nada. Son muchos los que de no trabajar han olvidado el significado de palabras como compañero, solidaridad, dignidad o decencia.

jueves, 1 de julio de 2010

¿Qué hacemos en Afganistán?

A primera línea, a batirse con los talibanes. Que no se diga. Ahí envían a nuestros soldados, para que defiendan la soberanía y el territorio español en Afganistán (¿?). El señor feudal manda a sus tropas de cruzada contra el moro. Lo que ocurre es que ahora no es en nombre de Dios ni para buscar el Santo Grial, no: se trata de política internacional. Estaba previsto, hay que cumplir con los compromisos adquiridos, o eso dicen.

Lo de retirar las tropas, lo de traerlos a casa parece que se ha quedado en el olvido, despistado junto a otras promesas. Igual una llamada de Obama y su apoyo tácito a nuestro presidente pesan más que lo que te dije que iba a hacer, pero resulta que no puedo porque no me dejan. Me han ordenado que haga el relevo, y si me niego me quedo aún mas solo de lo que estoy. Pues vaya, vaya, digo yo. Otra púa que nos clava el del talante. Pero esta es más dolorosa si cabe: son vidas que se pueden perder allá donde Cristo extravió el gorro. Y no tengo claro por qué y para qué estamos en la tierra del hachís.

Cierto es que los soldados están para eso: son profesionales, y han jurado matar y morir por la bandera (pastadito a la selección española de fútbol). Lo que me mosquea es el momento en el que se produce el traslado. Por una infame casualidad, justo cuando la cosa se pone de un negro aterrador, el glorioso ejército americano se larga del frente, dejándonos todo bien calentito. Obama llama a Zapatero, le otorga su bendición y nosotros vamos y sustituimos a los suyos. Me dirán ignorante y mal pensado, que esto ya estaba escrito y estudiado. Pero es que a la fuerza me he vuelto desconfiado (motivos hay para ello). Además, repito, ¿qué puñetas estamos haciendo en Afganistán? Por favor, que alguien docto en la materia se lo justifique con claridad a este pobre tonto.

¿Qué hacemos en Afganistán?

A primera línea, a batirse con los talibanes. Que no se diga. Ahí envían a nuestros soldados, para que defiendan la soberanía y el territorio español en Afganistán (¿?). El señor feudal manda a sus tropas de cruzada contra el moro. Lo que ocurre es que ahora no es en nombre de Dios ni para buscar el Santo Grial, no: se trata de política internacional. Estaba previsto, hay que cumplir con los compromisos adquiridos, o eso dicen.

Lo de retirar las tropas, lo de traerlos a casa parece que se ha quedado en el olvido, despistado junto a otras promesas. Igual una llamada de Obama y su apoyo tácito a nuestro presidente pesan más que lo que te dije que iba a hacer, pero resulta que no puedo porque no me dejan. Me han ordenado que haga el relevo, y si me niego me quedo aún mas solo de lo que estoy. Pues vaya, vaya, digo yo. Otra púa que nos clava el del talante. Pero esta es más dolorosa si cabe: son vidas que se pueden perder allá donde Cristo extravió el gorro. Y no tengo claro por qué y para qué estamos en la tierra del hachís.

Cierto es que los soldados están para eso: son profesionales, y han jurado matar y morir por la bandera (pastadito a la selección española de fútbol). Lo que me mosquea es el momento en el que se produce el traslado. Por una infame casualidad, justo cuando la cosa se pone de un negro aterrador, el glorioso ejército americano se larga del frente, dejándonos todo bien calentito. Obama llama a Zapatero, le otorga su bendición y nosotros vamos y sustituimos a los suyos. Me dirán ignorante y mal pensado, que esto ya estaba escrito y estudiado. Pero es que a la fuerza me he vuelto desconfiado (motivos hay para ello). Además, repito, ¿qué puñetas estamos haciendo en Afganistán? Por favor, que alguien docto en la materia se lo justifique con claridad a este pobre tonto.

Dame fútbol y dime tonto

¡Qué contento estoy! Parezco el Macario, el muñeco de la boina y los pelos gordos, negros y tiesos como escarpias que le jalonaban las piernas. Y no lo digo por lo rústico del personaje ni por lo salido que estaba, que ya podría ser, ya. Lo digo por que de verdad soy feliz, el sol brilla en el horizonte y todo es maravilloso y bello. Me he vuelto idiota y sueño sólo con que La Roja, gane el mundial y nos conduzca al éxtasis, al gozo sublime de sabernos los mejores del mundo en esto del fútbol.

¿Qué más da que la cosa esté tan mal? Para eso están los goles de la selección. El sistema está agotado, por no decir destruido; ha vomitado toda su debilidad dejando en cueros a todos los que lo sustentamos. De seguir así, comer pasará de ser una necesidad básica a convertirse en una odisea imposible. Pero no pasa nada, un gol de Villa equivale a un menú de tres platos con pan, copa y puro, nos engorda más que un cochinillo al horno.

¿Para qué quieres trabajar? Te pegas a la tele, te lees los diarios o escuchas la radio, y parece que vivamos en el Paraíso, sin serpientes que nos tienten. Trabajo para usted hoy no tengo, pero, ¿vio el partido de España? ¡Qué tiemblen argentinos y brasileños! Ganamos seguro.

¿Qué no entiendes el absurdo discurso político que te venden para entretenerte? No tienes que pensar. Dedícate a babear delante de tu televisor mientras yo te la sigo clavando hasta la médula. Ya me encargo de solucionar el lío. Tú, al fútbol, que lo de gobernar no es cosa tuya: eso déjanoslo a nosotros, que sabemos un puñado del asunto. No te preocupes por nada, que ya te hemos hecho la cama y construido el ataúd.

Argentina escondió una dictadura asesina en el 78. Hoy el mundo camufla al son de insoportables vuvuzelas su agonía y nuestra desesperación. Dame fútbol y llámame tonto.