domingo, 30 de enero de 2011

Baronías y demás sandeces

Nunca he entendido lo de las baronías en el PSOE. Resulta que un partido socialista está dirigido por un grupo de personas a las que, o bien porque ellos así lo desean o bien por costumbre, se les reconoce y bautiza como nobles. Personas privilegiadas, cortesanos que gozan de unos privilegios estamentales que les otorga la posición, tan cerca de las alturas y del señor del castillo, como tan lejos del socialismo de base.
Estos barones en su mayoría son y/o ejercen como estómagos agradecidos que bien saben que de no ser por el aquél al que adulan, al que pelotean con miseria y sin vergüenza, no habría un hueco en la sociedad donde descansar su torpeza. Por eso tienen que lamer la mano de su jinete aunque éste les haya fustigado, limpiarle los zapatos a su capitán aunque lleven un recuerdo canino y besar el suelo por el que se arrastra el cadáver político.
José Blanco es la definición perfecta del personaje que intento definir. Pelota hasta el agotamiento, en deuda eterna con Zapatero, lo vende y lo venderá como si de un histórico en la democracia española estuviésemos hablando. Y parte de razón no le falta. Los libros le calificarán a él y a su banda, que quedarán para la posteridad como los peores gobernantes habidos, imposibles de imitar. Como cierto es que cada uno tiene un sitio en la vida, el de José Luis Rodríguez Zapatero es un trono de cerámica blanco con tapadera, y el del cobista, estar enrollado para lo que pueda necesitar su jefe.

Siguiendo con la función, Blanco ha proclamado que nunca conoció un socialista mejor. Y 2500 han aplaudido como locos esta mentira, este nuevo insulto a los socialistas de verdad. Después, Chaves, Griñán, Antich, Alarte, todos con su discurso, sin percatarse de que éstos parecían cartas de despedida póstuma, paladas de tierra sobre un ataúd, lágrimas de cocodrilos de plástico, las palmaditas de ánimo en la espalda del condenado, el último serpenteo a los pies del amo.
Dos perlas a destacar. De matrícula es la frase “El mejor piloto es Zapatero”, gloriosa fábula de Óscar López, de Castilla y León, en la que ha colocado a su amo al frente del mejor Fórmula 1 de la política. Para partirse el pecho durante tres días. Y de cum laude "Si no hubiésemos actuado con responsabilidad estaríamos dirigiendo al PSOE a una derrota segura y alejando la posibilidad de gobernar por muchos años" (¿en serio no ve el leñazo que se van a meter?). Ésta es del inefable, del inigualable, del Godoy de Zapatero, José Blanco, genio entre los genios y pelota hasta provocar nauseas.

sábado, 29 de enero de 2011

Para jubilar hay que trabajar

A lo que llego yo, que no es mucho. Verán ustedes, Parece que todo el mundo está contento con el acuerdo sobre la reforma de las pensiones. En un ni para ti ni para mí, nos quedamos con 38,5 años cotizados para poder cobrar el cien por cien de la pensión. Además, es muy probable que también puedan hacerlo los trabajadores con oficios penosos. Es decir, en este lío uno entiende que para tener derecho a toda la prestación los que se jubilen a los 67 años, el período de cotización será de 37. A partir de ahí, hacia abajo, este período irá bajando hasta los 15 años, en los que se percibiría la mitad. Y para calcularla, el cómputo pasará de los últimos 15 años a la bonita cifra de 25. Qué alegría, qué alboroto, otro perrito piloto. Una cena en Moncloa entre amigos, y todo arreglado. Si ya se dice que para cerrar un negocio entre amigos, no hay nada mejor que un ambiente distendido, buenas viandas y mejores caldos. Es la esencia nacional. Y con todo acordado, se sale a la opinión pública y empieza el turno de halagos y beneplácitos. Qué buenos sois, no, hombre, no, si el mérito es tuyo.

Vale. Por no ir contra la corriente, digo yo que habrá que decir que sí, que aceptamos pulpo como animal de compañía. Ahora, una vez comulgados con esta rueda de molino, viene la segunda parte de la jugada. Para poder jubilarse, primero habrá que trabajar .Un buen amigo, parado, qué digo parado, disecado de larguísima duración me comenta que a él le encantaría trabajar a los 67 años. Incluso, está dispuesto a hacerlo hasta los 80 si le dejan patrón y salud. Lo que le urge es empezar cuanto antes, pues ya con 48, y al ritmo que lleva el país en lo relativo a la creación de empleo, no sabe qué carajo le van a computar a él.

En consecuencia, ahora que ya hay fumata blanca con las pensiones, va tocando empezar a hacer humo con el empleo y crearlo, en vez de destruirlo. Porque si no se reduce el paro, dará igual a qué edad se jubilen los afortunados que curren, que dinero para el retiro no habrá en la caja. Lo demás son parches, fuegos de artificio, levantar una carretera sobre un pantano; si asfaltas sin acondicionar antes el terreno, el día de la inauguración se hunde. Lo normal en el país de la improvisación.

Para jubilar hay que trabajar

A lo que llego yo, que no es mucho. Verán ustedes, Parece que todo el mundo está contento con el acuerdo sobre la reforma de las pensiones. En un ni para ti ni para mí, nos quedamos con 38,5 años cotizados para poder cobrar el cien por cien de la pensión. Además, es muy probable que también puedan hacerlo los trabajadores con oficios penosos. Es decir, en este lío uno entiende que para tener derecho a toda la prestación los que se jubilen a los 67 años, el período de cotización será de 37. A partir de ahí, hacia abajo, este período irá bajando hasta los 15 años, en los que se percibiría la mitad. Y para calcularla, el cómputo pasará de los últimos 15 años a la bonita cifra de 25. Qué alegría, qué alboroto, otro perrito piloto. Una cena en Moncloa entre amigos, y todo arreglado. Si ya se dice que para cerrar un negocio entre amigos, no hay nada mejor que un ambiente distendido, buenas viandas y mejores caldos. Es la esencia nacional. Y con todo acordado, se sale a la opinión pública y empieza el turno de halagos y beneplácitos. Qué buenos sois, no, hombre, no, si el mérito es tuyo.

Vale. Por no ir contra la corriente, digo yo que habrá que decir que sí, que aceptamos pulpo como animal de compañía. Ahora, una vez comulgados con esta rueda de molino, viene la segunda parte de la jugada. Para poder jubilarse, primero habrá que trabajar .Un buen amigo, parado, qué digo parado, disecado de larguísima duración me comenta que a él le encantaría trabajar a los 67 años. Incluso, está dispuesto a hacerlo hasta los 80 si le dejan patrón y salud. Lo que le urge es empezar cuanto antes, pues ya con 48, y al ritmo que lleva el país en lo relativo a la creación de empleo, no sabe qué carajo le van a computar a él.

En consecuencia, ahora que ya hay fumata blanca con las pensiones, va tocando empezar a hacer humo con el empleo y crearlo, en vez de destruirlo. Porque si no se reduce el paro, dará igual a qué edad se jubilen los afortunados que curren, que dinero para el retiro no habrá en la caja. Lo demás son parches, fuegos de artificio, levantar una carretera sobre un pantano; si asfaltas sin acondicionar antes el terreno, el día de la inauguración se hunde. Lo normal en el país de la improvisación.

jueves, 27 de enero de 2011

Zapatero y el paro juvenil

Otra ración de sabiduría. El presidente del Gobierno afirmó el miércoles que el paro juvenil es el principal problema social y económico que tiene España, y dijo que "no va a ser fácil" reducirlo (ni el juvenil ni ninguno). Juega con las palabras para acusar al maestro armero, actuando de cronista malo de la realidad como se le antoja.

En las ocasiones en las que jarrea a mares y nos coge la tormenta en medio de un descampado, para él luce un sol de espléndido. Y en otras, cuando estamos empapados hasta las cejas y la verdad le apabulla, como el niño travieso y cobarde que no tiene escapatoria, reconoce la evidencia que antes negaba.

Pero incluso en éstas, sin argumentos, se apoya en el "drama estructural" de la economía española que nos lleva "siempre" a duplicar la tasa de desempleo en relación con Europa. Cualquier cosa menos reconocer la ingente cantidad de errores cometidos y las constantes torpezas perpetradas por él y los que le han rodeado, responsables a partes iguales del desastre.

En otro alarde de conocimiento José Luis Rodríguez Zapatero dice que podemos salir de ésta, que somos capaces de superar la crisis. Qué no lo dude. Pero con él de capitán y con la tripulación que le acompaña, ni de casualidad. No es un problema ya de voluntad, que nadie la niega; estamos hablando de incompetencia, de incapacidad.

La lógica, la razón, y el más primario instinto de supervivencia deberían forzar el desenlace de los acontecimientos. Eso sí, por cauces democráticos, que no creo que sea necesario llegar a explosiones populares como la de 1868 en la que, hartos del desgobierno, la corrupción y el caos económico, al grito de “¡Viva España con honra!” los españoles dijeron “¡Basta!”( no quita que no hayan ganas de liarla). Todas las posibilidades que podamos tener de salvarnos de la ruina total comienzan en el mismo punto. O él o nosotros.

lunes, 24 de enero de 2011

Sindicatos de verdad

Qué duda cabe sobre la opinión general que casi todos los españoles tenemos respecto de los sindicatos y en especial de sus representantes. El desprecio, ganado a pulso por la actuación desarrollada durante los últimos años, es el sentimiento más común. Viviendo a la sombra del poder político, aquéllos que cobran por defender al resto de los trabajadores han traicionado sistemáticamente principios y objetivos, pervirtiendo los motivos y la incuestionable necesidad de la existencia de las agrupaciones sindicales. Acomodo, pasividad, cuando no beneficio propio, han regido el comportamiento bastardo de muchos, que no todos, consiguiendo con este proceder que el ciudadano rechace de pleno cualquier cosa que provenga de los mal llamados defensores de los derechos de los trabajadores.
Un sindicato, como tal, no debe hacer política, debe interpretar las medidas y leyes que emanan del poder legislativo, valorando la oportunidad, la legalidad, la influencia en el trabajo, la justicia, los caracteres positivos y negativos de las normas, los abusos y la idoneidad de los reglamentos. Debe positivar los acuerdos y hacerlos lo más beneficiosos posibles, a corto, medio y largo plazo. Y para ello tiene que dialogar, negociar hasta el final, sin verse sometido a ideologías, intereses particulares o sobornos encubiertos. En los trabajadores reside su fuerza, y obrar a espaldas de ellos no es más que una perversa felonía. En el momento en el que un sindicato actúa en conveniencia con el poder político, del que obtiene beneficio, posición y riqueza, deja ya de tener en su ideario aquello por lo que nació, aquello por lo que debería pelear. Hoy en día, para desgracia de la sociedad española, los derroteros por los que se mueve la lucha sindical distan mucho de los fines que le son legítimos.
Creo que los sindicatos son básicos, su existencia imprescindible. Pero no los actuales, no éstos, o al menos no cómo funcionan, ni cómo se estructuran ni cómo dicen ejercer la representación de todos y cada uno de los trabajadores. No, así no. La regeneración democrática debe empezar en la base si deseamos que algún día alcance a los rectores políticos. Desde abajo lograremos, quizás, cambiar el sistema, humanizarlo, hacerlo, en definitiva, más justo. Demagogia de salón, o a lo mejor no.

viernes, 21 de enero de 2011

La pre-campaña o más de lo mismo

En muchos lugares ya ha empezado la pre-campaña (hasta el nombre apesta) y anuncia guerra sucia. Sin propuestas, sin ideas, sin proyectos, con el crédito fulminado por su mala (nefasta, funesta, mortífera) gestión de gobierno, algunos parecen haber optado por sacar los perros a la calle y buscar, mediante la descalificación, el sentimiento extremo para derrotar a las candidaturas del rival de turno. Ya que no pueden ofrecer soluciones al caos dominante, apelan con este juego a los afectos y las pasiones. Es la única manera; recurrir al engaño demagógico y garantizarse, merced al voto del corazón, unos puestos de trabajo donde vegetar, unos cargos que la razón no les otorgaría en ningún caso. Es cierto lo que escribo, y fácil de comprobar. Y que unas elecciones, expresión suprema de la democracia, se conviertan por obra y gracias de malos profesionales, de timadores expertos en burlar la voluntad del ciudadano, en una pelea de gallinas, que no de gallos, es algo imposible de tragar y digerir.
No quiero asistir pasivo a la mentira del político, al discurso torpe que pretende enardecer a las masas, al mensaje del inepto que intenta que la adrenalina oriente la voluntad. Deseo, y creo que así lo merecemos todos, una contienda limpia, clara, barata y repleta de los remedios imperativos que el país necesita como el agua y el aire. Nada de un “qué malo eres y tú más” subvencionado.
Es un derecho el que de una vez por todas se nos ofrezcan propuestas reales, proyectos realizables a corto y largo plazo, soluciones, soluciones y soluciones. Todo lo que no sople desde esta dirección, sobra, de cabeza al vertedero pues es basura. Y el trilero que no sea capaz de satisfacer la urgente necesidad, el estafador que sólo busque su beneficio propio, que ni se plantee interrumpir en nuestra lucha por sobrevivir, porque no son pocos los que ya están hasta donde las buenas formas recomiendan no expresar.
Cuando los comportamientos del administrador se basan en la incompetencia, la ineficacia, el nepotismo y la corrupción, y se ven acompañados por paro, desesperación, ruina y hambre, el administrado puede reaccionar guiado por los instintos y protegerse atacando al que le humilla. Aquéllos que ven en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas sólo un puesto de trabajo excelentemente remunerado deberían considerar la existencia de un “riesgo tunecino” que bien podría cortarles definitivamente las alas. La paciencia, envenenada por el miserable rector, agoniza. Poco le queda. Y cuando muera, tras su funeral, ya veremos qué pasa.

jueves, 20 de enero de 2011

Sobra el Senado

Dice Alfonso Guerra “Cualquier persona sensata sabe que es una medida innecesaria”. O mejor, como cantaba Frank Sinatra con su hija, something stupid . Ilustres senadores que, después de departir amistosamente en castellano delante de un café, penetran en el sagrado templo del Senado, cementerio institucional de elefantes, y pasan un rato ameno y divertido traduciéndose unos a otros. Política bananera ejecutada por prejubilados ociosos que, a falta de faena productiva, se entretienen en chorradas.

Quizás es hora ya de plantearse el prescindir de la Cámara Alta, y enviar a sus inquilinos temporales a buscarse la vida como el resto de los mortales. El camino legal es complicado, pero no imposible. El problema se plantea en que quienes deben iniciarlo y recorrerlo son del mismo corte que aquéllos a cepillar y saben, muy cucos ellos, que suprimir un puerto donde recalar les privaría del segundo plato del menú. Uno, en su permanente estado de estupefacción, piensa que deberíamos hacerles saber a los correspondientes que tragamos con la subida del IVA, la luz, el gas, los carburantes y la hipoteca porque no tenemos más remedio, ya que estamos atados todos y todas por el mismo sitio y la misma cuerda. Pero que para pagarles pinganillos vanidosos a sordos de conciencia y moral no está el patio, y que ya que poco hacen y menos pintan sus señorías, que por lo menos dignidad y vergüenza tendrían que forzarles a abandonar la noble labor de humillarnos. Pues si su deseo es hacer el ridículo, formas más baratas ofrece la vida y mejores escenarios también, que el Senado no se concibió para que una casta de dudosa capacidad la transformara en un circo cutre y aburrido. Dicho esto, e intentando ser prudente y viendo el charco en el que uno se puede meter como se le siga calentando el bocado, esperaré a las próximas elecciones y usaré sólo la urna de las papeletas blancas, que de este choteo ya no pienso participar.

Eso sí, una última cosa, dedicada al senador nacionalista que , en castellano para que se le entienda, aconseja a todos los que no vemos coherente y responsable este capricho inoportuno que volvamos a nacer. Mire usted, tenemos el derecho de expresarnos en el idioma que nos surja de las entrañas, pero también el deber de poner todo lo que podamos de nuestra parte para entendernos y así constituir una sociedad justa y libre. No se confunda, que para ser iguales hay que encontrar el equilibrio entre derechos y obligaciones. Y en lo relativo a la reencarnación que usted con su sabia ironía demanda, si me permite elegir, optaría por renacer en Atapuerca y allí saludarle efusivamente.

martes, 18 de enero de 2011

Pinganillos para sordos

Carmela Silva, la portavoz del PSOE en la Cámara Alta, dice que no es para tanto. Me cuesta digerir sus palabras; creo que se ha reído en mi cara. Me explico. Argumenta que dado que el presupuesto del Senado ha disminuido en un 6,5 %, los trescientos cincuenta mil euros que cuesta el invento más los doce mil por sesión no suponen un gasto excesivo. Bien. Esto es para listos, por lo que se ve. Para muy listos. Resulta que, como ahorran por un lado (¡qué menos!), pueden permitirse un dispendio por el otro. Vaya por Dios. Seis mil euros en cuatrocientos pinganillos para que personas que conocen y comprenden un mismo idioma se traduzcan unos a otros es un cachondeo, diga lo que diga la señora senadora. Estupidez que invita a plantearse qué es exactamente el Senado, qué funciones cumple, cuál es el perfil de sus componentes, para qué sirve, cuánto cuesta y por qué tenemos los españoles que sacrificarnos para que unos dinosaurios se burlen de nosotros con este juego de lenguas, en vez de aplicar el sentido común y esperar que la tormenta amaine (un inciso; a todas estas preguntas, y tras meditar lo justo, que no hace falta mucho, yo tengo mis respuestas. El Senado es el retiro dorado de políticos que, salvo excepciones honrosas, han perdido su sitio en el partido y hay que colocar en algún lado como pago por los servicios prestados. Allí se juntan unos cuantos, vegetan y, periódicamente, hacen como que controlan a un gobierno descontrolado, mientras meditan ideas con las que justificar su existencia, no vaya a ser que nos demos cuenta de que pagamos un riñón por y para algo básicamente absurdo e inútil).
Pero, siguiendo con la broma institucional escenificada el martes, Carmela Silva continúa con sus razones y expone que, teniendo en cuenta que se trata de una Cámara de carácter territorial (¿para qué están las autonomías?) lo normal es que cada uno hable en la lengua cooficial que le pertenezca y le apetezca. Defiende la pluralidad y manifiesta que las lenguas son patrimonio de todos. Eso sí, aplicable sólo para las mociones, que los miembros del Gobierno no van a hacer uso del aparatito, que ellos están muy por encima. Coherencia ante todo.
Pero vamos a ver. Nadie discute sobre la riqueza lingüística de España, ni sobre el derecho a expresarse en libertad. Pero, ruego me entiendan; pienso que costear esta torre de Babel con la que está cayendo no es un ejercicio democrático, es una aberración y un insulto a la más elemental lógica. Sin mencionar el ridículo que estamos haciendo, que el descojone europeo es menino.

domingo, 16 de enero de 2011

Aires de revolución, tiempos revueltos

¿Estamos tan cerca como parece del límite en el que el ser humano abandona la razón y se entrega a los sentimientos? ¿Puede que los representantes del sistema de jerarquías, de respetos debidos, hayan abusado tanto de la manipulación, de la mentira y del nepotismo que el rencor y el odio generado empieza a volverse contra ellos buscando la venganza, el ojo por ojo y diente por diente? ¿Ha llegado la era en la que la temible violencia soberana dominará las estructuras sociales y políticas y juzgará a los que considera culpables del sufrimiento propio, del desamparo, de la miseria, del hambre?
El norte de África y los países árabes buscan su libertad. Pueblos bajo el yugo de falsas democracias, de totalitarismos escondidos tras repúblicas de papel y monarquías autoritarias, comienzan a alzar su voz contra la opresión. Primero fueron los saharauis, piedras del desierto contra las pistolas al servicio de Mohamed VI, los que osaron reclamar sus derechos, olvidados ahora en pos de un acuerdo de pesca. Después los tunecinos, que no están dispuestos a deprimirse hasta la muerte, mientras la cobarde casta política continúa enriqueciéndose. Detrás, quizás, los argelinos, deseosos de conseguir la democracia y la libertad necesarias para poder luchar por su supervivencia. Y tras éstos, quién sabe si se producirá el anhelado efecto dominó, o la fuerza de los fusiles apagará cualquier intento por alcanzar la dignidad, ahogando en sangre las revoluciones que se presienten próximas.
Ocurra lo que ocurra, lo que es cierto es que la política como la entendemos hasta ahora, y en las manos de los políticos que la manejan en la actualidad, está provocando la destrucción del sistema. El gobernado ya no ve en el gobernante el instrumento que le debe conducir hacia el bienestar. Es su enemigo, el obstáculo que hay que superar para lograr el pan y el trabajo, el rival a abatir y a aniquilar si se quiere sobrevivir. El vaso de la paciencia derrama rabia, empapando de furia los corazones de hombres y mujeres antaño dóciles y asustados, pero hogaño valientes, decididos a conseguir recuperar libertades y derechos arrebatados por políticos corruptos de cuerpo y alma. Una revolución en el pensamiento que ha comenzado en el Magreb, se contagiará socialmente en todo el mundo árabe y, que nadie lo dude, llegará a Europa. Los pueblos contra aquéllos que controlan e imponen el sistema, contra los que crean la necesidad para beneficiarse de ella. Para bien o para mal, vienen tiempos revueltos.

sábado, 15 de enero de 2011

Movida madrileña

Tomás Gómez se planta. Su mano derecha, Trinidad Rollán, y siete más de los suyos se han visto involucrados en un caso de prevaricación por el que han sido condenados a penas de inhabilitación por la Justicia. Se han manchado, no están limpios, pues se tienen que ir sí o sí. Éste es el mensaje de la cúpula del PSOE. Rollán y los siete no están implicados en absoluto en un caso de corrupción personal y si bien deben por narices dejar sus cargos en las instituciones, de abandonar los que ostentan dentro del PSM, nada de nada. Ésta es la posición rocosa que ha tomado Gómez. El sector del socialismo madrileño opuesto al vencedor de las primarias, en consonancia con la ejecutiva federal, considera imprescindible la renuncia por parte de los inhabilitados por los tribunales a los puestos del partido. El secretario general madrileño no comparte, ni mucho menos, este criterio y así se lo ha comunicado con firmeza al secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias. La dirección socialista considera que la sentencia de condena debiera haber llevado aparejada la salida no solo de los cargos institucionales, como así será, sino también de la ejecutiva del PSM. Tomás Gómez se enroca y dice que ni en broma prescinde de los sancionados, que no ve razones suficientes. El PSOE esgrime la ética para pulirse a los ocho sobre los que ha caído el dictamen de la justicia. El ex alcalde de Parla sabe que, si se queda sin soportes, aunque éstos hayan perdido su fuerza por culpa de un comportamiento deleznable, su proyecto se destruirá

Y en esas estamos, de nuevo a tiros. Muchas ilusiones creadas en torno a Tomás Gómez han desaparecido de un plumazo, por obra y gracia de la corrupción. Difícil será vender honradez en estas circunstancias. El PSOE muestra su debilidad, no quiere bronca con un PSM que genera recelo.

La disciplina interna, la obediencia al aparato del partido, ha desaparecido en muchos lugares de España (primarias en ayuntamientos catalanes, movida en la Comunidad Valenciana, luchas por ubicarse en Alicante, etc.), no sólo en Madrid. Rebeliones que, lejos de parecer una disputa democrática, se asemejan más a peleas sin compasión por un puesto de trabajo. Confrontaciones que definen la situación actual del partido socialista como un sálvese quien pueda y que benefician sobremanera a unos rivales que no tienen necesidad de desmontar algo que se muestra débil y quebradizo. En la capital del Estado, en el otro lado de la acera, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón se saben, se sienten ganadores. Construir un nuevo partido con materiales defectuosos es, además de una aberración moral, un paso decisivo hacia el desastre. En el PP lo saben, en el partido socialista también. El único que no parece darse cuenta es Tomás Gómez. Para él hará.

viernes, 14 de enero de 2011

El juego político de las sillas

Siempre había pensado que las listas de candidatos de los partidos políticos para las elecciones se confeccionaban siguiendo un criterio parecido a una fiesta infantil de cumpleaños de las de antaño, de aquéllas que se celebraban en casa, con merienda, tarta de galletas y juegos como la gallina ciega, las tinieblas (ojo con éste, que era para más mayorcitos, que había mucha mano suelta por ahí) y el corro de las sillas. El tema se organizaba fácil. El cumpleañero montaba el sarao, era la estrella y, como mesías del grupo, todo giraba a su antojo y se erigía triunfador en todos los juegos. En el asunto electoral, el funcionamiento también era idéntico. El jefe controlaba, imponía el orden y todos a tragar, que para eso era su casa y su fiesta.
Pero, por partes. Primero, ya que los invitados empalmaban colegio con sarao, a merendar, a zamparse lo que se ponía encima de la mesa. Y a fe mía que era bastante más sustancioso que lo que se paga ahora a precio de angula en un parque de bolas. La competencia entre las madres de los homenajeados resultaba más que interesante para el sector glotón del grupo. Igualito que en las reuniones previas de los partidos, esas en las que se posicionan los que no quieren quedarse fuera del negocio. Yo me lo monto de muerte, ínflate bien que es sólo un aperitivo de lo que te espera si continúas conmigo.
Una vez devorado el ágape y marraneado a gusto, los presentes comenzaban a jugar con lo que la imaginación producía. Gallinita ciega, uno con los ojos tapados y el resto a partirse el pecho mientras un inconsciente se dejaba los piños contra una pared. En las agrupaciones políticas, también había uno que servía de payaso con el que y del que reírse. Después del cachondeo y limpia la sangre, las tinieblas, ideales para establecer nuevas, oscuras y pícaras relaciones basadas en un falso anonimato. Clavadito a los acuerdos y promesas de los candidatos.
Y el mejor juego de todos. El dueño ponía la música, colocaba unas sillas en corro y la peña se mataba por sentarse en una, por no quedarse fuera, ya que siempre había menos asientos que participantes. Era lo más manipulado que ha existido en esto de pelearse por ganar en un entretenimiento. Por mucho que se metiera el culo, se empujase y se le hinchara la cara al de detrás de un codazo, el que quedaba eliminado, con sus humilladas posaderas en el suelo, era el que deseaba el del tocadiscos. Uno a uno iban cayendo hasta que sobrevivían de la batalla los que previamente había sido seleccionados por el capitán. Y cuando se colaba algún osado rápido y listo, en la siguiente ronda el leñazo que se metía era de botiquín. Clara es la similitud con la elaboración de las listas. Participar, participaban muchos. Pero el resultado final ya estaba escrito en las estrellas. Vamos, un timo de lo más democrático.
Ahora la cosa es distinta. Los tiempos cambian, y las celebraciones también. Según sea el partido político a considerar, te encuentras varias diferencias; en el PSOE, el dueño de la casa ya no pinta un pimiento y su mejor amigo es el que dirige el cotarro, pasando hasta la carne del coxis de él. O eso, o le montan una fiesta paralela con más chucherías, que los colegas ya están hartos de tonterías. Y para postre, el anfitrión caprichoso y cansino que ya no agrada ni a sus padres es el que ahora hace de gallina y se abre la cabeza entre el descojone popular, el que no se come ya una rosca ni con la luz apagada y también el que tiene más números de quedarse sin silla. Y si se agencia alguna, que cada vez hay menos, lo más probable es que ésta lleve un clavo del doce dedicado. Sin embargo, en el PP todavía se reúnen todos en torno al mismo (salvo honrosas excepciones) y el homenaje es solidario. Lo que ocurre es que en este caso, no hay posibilidad de jugar a las sillas. Son de director, con el nombre a la espalda. Y eso puede ser muy bueno y muy malo a la vez. El tiempo lo dirá. De IU y UPyD, ni hablo. Los primeros para muchas fiestas no están; son siempre los mismos, y se aburren un montón. Y a la buena de Rosa, que va recogiendo a los que no acuden a ninguna juerga, bien porque no les apetece o bien porque no les convidan, parece que le falta marcha. Y de los nacionalistas, lo acostumbrado, a su puñetero rollo, que les va muy bien así. Todo sin olvidarnos de unos impresentables que se quieren colar en el guateque y que reclaman invitación. A éstos, vergüenza, dignidad y respeto obligan a no darles ni agua.
El caso es que, por mucha fiesta que líen, al paso que van y con el ritmo que llevan unos y otros, se quedan todos sin tarta, pues ni galletas ni chocolate hay ya para repartir.

jueves, 13 de enero de 2011

El empujoncito político

Según el PSOE, el compromiso asumido por Xoán Cornide, gerente del partido, con Pablo Prada, presidente de la constructora Extraco SA, no es más que un regate que hizo el político con el objetivo de quitarse de encima al constructor. La historia, publicada por El Mundo es como sigue. En un correo electrónico, el señor Prada solicitó al señor Cornide un empujón para la concesión de un contrato en Asturias a la vez que presión política por otra obra en Cáceres. Una hora después, la respuesta de este último fue, literalmente, ésta: “Estaré atento a ambas cosas. La de Asturias la empujaré con ayuda asturiana que suena mejor al parecer”.

El PSOE califica como una mera imprudencia estas palabras, jamás como una ilegalidad; son para el partido “expresiones coloquiales entre dos personas que se conocen” que sólo demuestran que el gerente intentó “despejar” la petición de ayuda de forma “cortés y educada”. Y se apoya para esto en que Extraco no consiguió ninguno de los dos contratos. Quiere decirse que si la constructora hubiera accedido a alguna de las obras, ya tendríamos el pollo montado, porque nadie hubiera dudado de la manipulación.

Esto es una coña marinera más, una broma de mal gusto que define a la perfección el funcionamiento de la clase política gobernante. El tráfico salvaje de influencias y favores, el amiguismo entre el que tiene el acceso al poder y el que desea obtener beneficios de forma irregular es una de las causas más importantes del desastre económico. Y el problema no radica en que el político influya o no en contrataciones. La cuestión es que la oportunidad por parte de éste de hacerlo es más que real. Si existe el que, valiéndose de su amistad o de un simple conocimiento, puede solicitar estas “ayudas” del que, por su posición, tiene capacidad de decidir es porque también tenemos al sinvergüenza de turno capaz y dispuesto a ser solícito a cambio de quién sabe qué. Porque no hay que engañarse, este tipo de corrupción en la política se presenta siempre con dos caras; no está sólo el diablo tentando a Eva, también ésta se deja querer, se lo pone fácil.

Con esto no pretendo juzgar al gerente del PSOE. No soy nadie para hacerlo y, además, el hombre lo único que a lo mejor ha cometido son dos torpezas que provienen de la soberbia y la estupidez. Una, el haber dado pie a que se produjese la solicitud y la otra el haber respondido a la misma con cortesía, en vez de con un váyase usted a hacer puñetas, que no está la cosa para estos temas. Ahora bien, tal y como está montado el sistema, intervenir y presionar para que los colegas se forren parece que va inherente al cargo. No es de extrañar que los españoles consideremos a los políticos como uno de los tres mayores problemas con los que tiene que lidiar nuestra sociedad.

miércoles, 12 de enero de 2011

Termínate el poleo que cierro

-.¡Buenos días! Ponme un poleo y media con aceite. ..Está esto muy tranquilo, ¿no?
-.Ni un alma, Tomás. Si sigue así la cosa, en un par de meses cierro, porque no puedo mantener el negocio abierto. Con eso de que no hay un euro he perdido muchos clientes, y los pocos que aún se pueden permitir un gasto prefieren irse a otro bar con mesas en el exterior, aunque les salga un poco más caro, con tal de echarse el cigarrito después de desayunar. Yo, que no tengo sitio en la acera, me voy a la ruina. ¡No puedo competir! Ni bajando precios. Y esto a esta hora, porque cuando llegan las cañas y el aperitivo ni las águilas paran aquí. La clara.
-.Es lo que hay. La ley ha establecido que no se fuma, y no se fuma. ¿Consecuencias? Muchas, y para todos los gustos. Alguno conseguirá quitarse el vicio de encima pero serán mayoría los que continúen con el fumeteo. Se mete tan adentro que no hay manera de librarse del vicio. Porque yo tengo muy claro que el que fuma, va a seguir haciéndolo. En la calle o dónde le dejen, aunque sea por joder o por rebelarse ante la restricción. Lo que ocurre es que los que lo vais a pagar el pato sois vosotros y los que tenéis detrás, como proveedores y compañía, ya que si vosotros vendéis menos, ellos también, y si cerráis, pues ya ni te cuento.
-.Mira, de momento el chaval se va a la calle. No me alcanza para gastos y sueldo con lo que entra en la caja. Ya se lo he dicho. Y detrás de él, yo. Hago números y no me salen las cuentas. Lo que yo te diga, a cerrar y a buscarme la vida por ahí. Pero como está todo tan mal, no sé qué carajo voy a encontrar. Soy profesional de la hostelería, no conozco otra forma de ganarme la vida, y estos desgraciados me están hundiendo.
-.¿Qué quieres que te diga? Está consensuada entre todos los partidos, ninguno ha dicho esta boca es mía. Todos de acuerdo, todos de la mano han aprobado una ley que, a mi modesto entender, es necesaria en el fondo pero una basura sin sentido en la forma. Criminaliza a un amplio sector de la población. Intentando proteger los legítimos derechos de unos, se pasa por el forro los de los otros. De nuevo, dos Españas que se ubican en vértices opuestos, los que fuman y los que no. Muchos años la balanza ha estado inclinada hacia un lado, y ahora se vuelva hacia el otro.
Separa y vencerás, eso dicen, ¿no?
Eso dicen. Y les funciona de maravilla. Ellos ahí arriba, como reyes, y nosotros debajo de su pie, sin opciones…¿Qué te debo?
-.Lo de siempre, Tomás. Lo de siempre.

martes, 11 de enero de 2011

¡Temblad malditos, que el final se acerca!

No hay que negarle al hombre el arte que aún le queda para enfrentarse a un micrófono y narrar su particular visión de la realidad. Se planta, hincha su ego y comienza su espectacular oratoria. En su penúltimo oráculo Zapatero establece como seguro el cumplimiento del objetivo de déficit del 9,3% marcado para el 2010, del mismo modo que su reducción hasta el 2011 la califica en un alarde de optimismo como incuestionable. Son palabras del profeta mayor del reino de las nuevas dos Españas (la que fuma y la que no), augurios mágicos que, por nuestro bien, esperemos no pasen a engrosar la colosal lista de predicciones erróneas y mentiras burdas con los que el excelso nigromante acostumbra a inundar nuestras vidas. Y en su línea, luciendo el rostro de las buenas ocasiones, avisa Merlín que el Gobierno que él encabeza con sabiduría corregirá cualquier desviación que se produzca en la consolidación fiscal en cuanto sea mínimamente detectada. Para echarse a temblar. Debe ser que el hecho de que la prima de riesgo española, que se mide con el diferencial del bono a diez años y el alemán del mismo plazo, permanezca estable en 270 puntos básicos es la señal de que vamos por el camino correcto, por el de las baldosas amarillas.

Es nuestro presidente hasta que desde los socios del exterior le tiren a la calle ya que desde dentro no podemos (gracias, PNV), y como tal deberíamos confiar en él. Pero experiencias pasadas aconsejan cubrirse bien dado el nivel de acierto y la fiabilidad mostrada. Uno, pesimista quizás, realista seguro, piensa que ahora sí que se va a desplomar el cielo sobre nuestras cabezas, nos va a tragar la tierra y sólo la cuerda del rescate europeo nos sacará de la fosa. Después del fado (dos semanitas les quedan a los vecinos) vendrán las sevillanas. Entonces, el delfín Rubalcaba asumirá el control todavía más si cabe, será la alternativa al cadáver político. Eso sí, siempre y cuando el ex Felipe González no decidiese su vuelta al ruedo, ya que se piensa mejor valorado que todos los demás y “la memoria caprichosa” de los españoles olvidaría las “barbaridades” cometidas (esto es tal y como lo cuento, así se lo ha dicho y tan ancho se ha quedado).

Cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo que pasa confirma que el juego de estos políticos consiste exclusivamente en garantizarse el sueldo, actuando con la patente de corso que otorga el poder a sabiendas que nada les puede ocurrir. Intocables malhechores parecen, a la altura de la mafia y la FIFA (esto tampoco es mío, es de Antonio Asunción, exministro defenestrado del PSOE por no comulgar con las democráticas directrices internas del partido). El asunto es que, tal y como se dice por mi tierra, Zapatero está listo de papeles, mal enterrado, pero lo que viene detrás, entre nosotros, acongoja. Vamos, que es acojonante pero de malo.

lunes, 10 de enero de 2011

Trampa

Por muchas vueltas que le des, el comunicado de ETA no es más que un nuevo chantaje. En él se intuye que dicen que dejan de matar mientras el Estado pase por el aro y se ajuste a sus condiciones. Sin la territorialidad y la autodeterminación, no hay nada que tratar. Primero eso, y ya se verá si pongo o no más bombas, si me acerco cobarde y te disparo en la nuca. Pero no se recoge en ningún momento el abandono definitivo de las armas ni el sometimiento a la acción de la justicia. Pretende ETA que toda la sangre derramada tenga un coste nulo para sus asesinos. Y, haciendo gala de su cinismo habitual, realiza un llamamiento a España y Francia para que renuncie para siempre a las medidas represivas; el verdugo se viste de víctima, pero no suelta el hacha.

La primera reacción por parte del PSOE, bien. Marcelino Iglesias reconoce que el alto el fuego es una noticia importante que se tiene que confirmar con hechos y sin condiciones. Si él ha leído lo mismo que yo, las condiciones están ahí, de la mano de los terroristas. Así que, prisionero como debe ser de sus palabras, a ver si estamos todos a la altura de los acontecimientos y desde el Gobierno se les responde con contundencia. O rendición absoluta, o nada de nada, que la muerte no prescribe. Todo lo que no sea así, es una mentira que añadir, una nueva trampa. Aunque alguno diga que más vale esto que nada.

domingo, 9 de enero de 2011

La auténtica y genuina generación ni ni

Hace un año que escribí el artículo. Un año ha transcurrido, y todo sigue igual, ni nada ni nadie ha cambiado. Peor aún, arriba continúan ejecutando los mismos ni-nis su implacable labor de desolación, dirigiéndonos a todos por un camino sin retorno hacia el desastre y la ruina total. Sí, los que nos acaban de colocar los séptimos en la lista de estados más que sospechosos en cuanto a la solvencia, políticos que ni saben, ni quieren saber, que ni sirven y ni tienen preparación para el cometido por el que cobran lo que cobran, que ni valen para salvaguardar los intereses del país y ni ganas que tienen de ello. Así, dado que la vigencia de lo escrito es aún mayor, lo he vuelto a redactar sin variarle una coma. Una cosa sólo: insisto en el final, pues creo que si lo consiguiéramos todos juntos, si nos librásemos de este cáncer, lograríamos volver a respirar.
Estamos en manos de una auténtica y genuina generación Ni-ni. No me refiero a los jóvenes que no tienen ni oficio ni beneficio y exprimen la supervivencia de sus progenitores.
Tampoco hablo de los universitarios que, al acabar su formación, no encuentran ni un empleo digno ni una mísera oportunidad para demostrar sus cualidades, ni de los que no poseen ni perspectivas ni posibilidades de progreso en sus trabajos, por no hablar de los parados que no vislumbran ni presente ni futuro para ellos y los suyos.
De igual forma, no sería justo bautizar de esta forma a los pensionistas que no pueden ni opinar ni hacer nada para evitar el desastre que se les avecina, ni al españolito medio que ya no consigue ni llegar a fin de mes ni tiene medios para pelear por ello.
Los verdaderos Ni-ni que nos conducen a la pobreza son grupos corporativistas que no tienen ni escrúpulos ni vergüenza. Al frente de ellos se sitúa una casta política que ni sabe lo que es trabajar en pos del bien común ni ganas que tiene de saberlo. Criaturas malditas sin corazón ni conocimiento que ni pueden ni quieren mejorar la vida de los demás. Vampiros que sólo se protegen a sí mismos con sueldos y jubilaciones ultrajantes, mostrando un rostro en el que no aparece ni la cordura ni la decencia.
Junto a ellos, fundidos, encontramos a los asesores y demás parásitos millonarios que ni trabajan ni cumplen con los cometidos que justifican su innecesaria existencia. Si completamos la lista con los especuladores, algunos banqueros desalmados y ciertos explotadores de lo ajeno que ni humanidad ni solidaridad muestran en su comportamiento, tenemos completa la generación Ni-ni que no nos deja ni vivir ni pelear por nuestra supervivencia.
No deberíamos permitir ni que nos derrotaran ni que nos humillaran todos los días. Hay que quitárselos de encima.

viernes, 7 de enero de 2011

Vamos de rebajas

A mí esto de las rebajas como que no me gusta. No niego que algún chollo se encuentra la gente por ahí, y que ciertamente ropa y complementos están bastante más asequibles para la adquisición por parte del respetable. Lo que pasa es que a mí me pilla siempre sin un euro, pelado como el trasero de un mono, y para comprar hacen falta cuartos. En fiestas me gasto lo que no tengo y algo más, y cuando llegan estas fechas con sobrevivir hasta el día veinte casi que me doy con un canto en los dientes. Además, no entiendo de dónde sale la pasta, con la que está cayendo. Será que aún se ahorra, cosa que yo no puedo hacer ya que para guardar tiene que sobrar, y eso en mí como que va a ser que no.
El caso es que, aun no gustándome, me las tengo que tragar todos los años y en sus dos significados: en el directo, puro y duro, y en el opuesto, más pétreo si cabe. Y el corriente, el 2011 recién estrenado, trae descuentos asombrosos a la vez que crueles subidas. Me voy a explicar. Me han rebajado mi poder adquisitivo, mi capacidad de reacción, mi confianza en el sistema (poca o muy poca), mi fe en los rectores públicos (ésta ya es nula, no existe, kaput), mis posibilidades de progreso, mi cuadro de libertades, mi margen de supervivencia y parte de mis derechos. Mientras, por el otro lado, me han subido, y es sólo el comienzo de lo que va a venir, luz, gas, carburantes y demás cosas sin importancia. Pienso con malicia, y casi seguro que acierto, que no es casualidad que se despiste al personal con las rebajas en un mes tan alcista como enero. Estás sin blanca, pero mira que barato te lo pongo para que te olvides de los clavos que te estoy metiendo. Compra, no seas tonto, que mientras gastas no piensas en lo imposible que te estoy poniendo la vida.
Visto lo visto, y como los reyes no me han traído liquidez, y yo para rebajas no tengo el bolsillo, voy a hacer como el paisano y voy a llamar a Zarzuela para que me pasen con otro rey que no es ni Melchor, ni Gaspar ni Baltasar, a ver si me abre una línea de crédito con la que meterle mano a un LCD de metro y medio de eslora o un sillón de relax, que ni falta que me hacen, pero que quedarían de muerte en mi salón. Y si el hombre no puede, que son muchos en casa y el presupuesto no da para más, pues nada, con el vale de descuento del Carrefour me agencio una docena de calzoncillos, que seguro que me van a venir muy bien en el presente año. Por cierto, ésta sí que es una compra útil y altamente recomendable, porque no duden en ningún momento que cagarnos encima, lo vamos a hacer todos, sin distinción, con lo que nos están cocinando. Que la fiesta sólo ha hecho más que comenzar.

El Jedi Asunción

Ha reiniciado la lucha contra el Imperio. Tras una primera derrota ante el lado oscuro, Ben Kenobi Asunción desenvaina el sable láser de nuevo y contraataca. Pucherazo dice el exministro. Una acusación muy grave, gravísima, con la que pretende retratar cómo son las cosas dentro del PSOE. No se muerde la lengua, el hombre, mencionando también los nervios de un José Blanco que no sabe, no contesta, nervioso ante una resolución judicial que puede obligar a la repetición de las primarias para candidato por el PSPV a la Comunidad Valenciana.

¿Es una pataleta o dice la verdad? Antonio Asunción insiste en el retroceso democrático de la formación regional y del PSOE a nivel nacional, e insinúa prácticas estalinianas en el funcionamiento interno de la agrupación. Le han expulsado del partido tras veinticinco años de militancia por decir en voz alta y mantener ante la justicia que las primarias habían sido manipuladas. Quitándoselo de encima, Ferraz impide estatutariamente que Asunción plantee algún tipo de batalla a Jorge Alarte.

El caso es que bajan las aguas muy turbias. Desde la cúpula socialista valenciana rezan por una faringitis crónica para Asunción mientras que el candidato oficial pide árnica. Las encuestas dejan en muy mal lugar los intereses socialistas de cara a las elecciones autonómicas y locales, donde se prevén resultados catastróficos. Y para colmo salen voces con solera que se atreven a exponer con libertad lo que piensan del negocio que tienen montado en Valencia los dirigentes socialistas, acomodados y pasivos.

Así es imposible ganarle a nadie ni jugando al teto. Un buen amigo, socialista de los de siempre, me decía el otro día que las próximas elecciones las ganaba el PP aunque los candidatos estuvieran encerrados en el hotel de los barrotes. Entre el desastre en la gestión desde el Gobierno Zapatero, la nula competitividad demostrada en los últimos años y la penosa imagen de partido dividido y descabezado que ofrece el PSPV, puede que Jorge Alarte le dé la razón a Antonio Asunción y se encuentre únicamente con lo que éste último sospecha, un puesto de trabajo de cuatro años en el que seguir vegetando él y alguno de los suyos, que no muchos. Seguir chupando del bote a cualquier precio mientras se destruye el socialismo en la Comunidad Valenciana. Parecen políticos de mercadillo, gestores rebajados y defectuosos que sólo buscan una colocación. Lo cierto es que están regalando la plaza sin luchar, pues no sirven para la pelea. Esto es lo que hay.

jueves, 6 de enero de 2011

La quimera del oro

El otro día me reí a gusto con la genial película de Chaplin “La quimera del oro”, especialmente con las secuencias en las que el hombrecillo y Big Jim se comen una bota después de hervirla convenientemente. Ver a Charlot saboreando el cordón y repelando los clavos de la suela, mientras el compañero de fatigas se come a bocados la puntera de la misma, es a mi modesto entender una de las escenas maestras en esto del cine. Los ojos hundidos en ojeras de hambre, la expresión de satisfacción de uno y de resignación del otro ante el banquete, y los gestos soberbios del grandísimo actor del bombín y el bastón, reflejan con una maravillosa perfección la actitud del ser humano ante una situación límite. Imaginación y conformidad.
Lo que ocurre es que tras las risas y el placer de la representación de Chaplin, me quedé un rato pensando, sólo un rato, y la imagen hilarante y cachonda se tornó en triste, en cruel y triste realidad. Sensible como estoy ante la miseria que nos ataca y contra la que ya no me quedan más armas que la voluntad y las palabras, me imaginé a mí mismo en el lugar de Charles Chaplin y a ti que estás leyendo esto sentado al otro lado de la mesa, desesperado por echarte algo a la boca para comer, lo que sea, incluso una bota cocida. Los dos compartiendo piel, goma y clavos, elevándolos a la categoría de manjares. Y conformándonos con ello, dando por bueno el acceso a la comida y por exquisito el plato.
Quién sabe hasta qué punto la situación que te comento puede llegar a producirse, si no es que ya está ocurriendo. Porque, con una gran congoja, te cuento. A día de hoy nos estamos comiendo, tú y yo, lo que nos queda por pulir, y recurrimos en ciertos momentos a lo que sea con tal de sobrevivir. Y si disponemos de una bota para zamparnos, aún damos gracias por ello y nos hurgamos entre los dientes con los clavos. ¿Y sabes por qué? Porque nos han convencido de que no hay otra, de que tenemos que criar ojeras y agradecer lo que nos otorguen en su desgraciada generosidad los miserables que han transformado nuestra casa en una ruinosa cabaña que se cae a pedazos. Ahí, sentados los dos y saboreando con ansia la basura que nos han colocado, mientras esperamos el oro prometido. Quizás tú y yo deberíamos salir de caza y probar a ver si así cambiaba nuestra suerte. No sé como lo verás, pero cuando se nos acaben las botas nos tendremos que comer los unos a los otros. Demasiado metafórico, ¿verdad? Tú, que estás conmigo en el lío, ¿qué piensas? ¿Quieres continuar alimentándote de suelas mientras otros se ceban? Algo tendremos que acabar haciendo tú y yo, juntos.

martes, 4 de enero de 2011

Hola. Soy fumador.

No tenía ganas de escribir sobre el tema pues, como verán, me afecta. Vayamos por partes. Está claro que fumar mata al fumador y también a los que se exponen a sus humos. Nadie discute que es nocivo y destructivo, como la mayoría de los vicios, y que tiene el añadido de perjudicar a todo el mundo, sin excepción. Se cae en él por inercia, por tontería, por distinguirse, porque tu padre fuma, porque los amigos no se separan del cigarrillo o, simplemente, por placer. Sí, por placer, aunque sea bien raro disfrutar al meterse en el cuerpo la porquería con la que fabrican eso que juntan de veinte en veinte y que te venden después a precio de oro. Una vez se apodera de ti, nada ni nadie puede arrebatar de tu voluntad el deseo de fumarte el último, que mañana lo dejo, que mira la tos que tengo. Ni tan siquiera los mensajes claros y concisos que te explican que el humo del tabaco es el causante de enfermedades y muertes propias y ajenas, lo cual convierte al adicto en un asesino, indirecto, pero al fin y al cabo, un asesino.
Dicho esto y dispuesto a asumir la parte que me corresponde en la aniquilación del planeta, voy a confesarme, esperando de aquéllos que lean mi declaración de culpabilidad tengan a bien ser clementes y ver en mí a la buena persona que siempre he sido y no a un criminal. Soy fumador de quita y pon. No. No es que me dedique a robar el tabaco a los demás, que mis vicios me los pago yo. Es que desde los doce años fumo, no fumo, fumo, no fumo, fumo, no fumo, fumo, no fumo. Me encanta el aroma, el sabor y hasta el tacto. Cigarrillos, cigarros, pipa, liado, han llegado a controlarme en muchas etapas de mi vida, en las que he padecido una colección ingente de enfermedades pulmonares. No me siento orgulloso por ello, no son trofeos de caza, son minutos menos de existencia. Soy consciente de que el tabaco algún día podría llegar a acabar conmigo antes de que yo acabe con él. Y les garantizo que lucho en su contra mañana, tarde y noche, porque no quiero que mis hijos caigan en la misma tumba en la que su padre cayó hace treinta y un años. Ni mis hijos ni nadie.
Por todo lo expuesto, quiero decir lo que siento, aunque me parece que se intuye fácil. No estoy dispuesto a que me traten como un apestado, y ni mucho menos como a un asesino. Hoy ha sido un día triste para mí, uno más de los de esta época de continuos fraudes, pero éste especialmente. En lo referente a la libertad, seguimos retrocediendo peligrosamente ( al igual que en lo social y en lo económico). La noticia de portada en informativos y periódicos era la detención de un fumador. Una nueva raza de indeseables, los nuevos parias, a los que hay que perseguir y castigar, a los que hay que reprimir y apartar del sistema, porque sus derechos no valen nada desde el momento en el que se oponen a derechos de otros que valen más. A por ellos, basándose en los muchos años de tragar y tragar humos y apoyados por unos legisladores muy, muy torpes. Las soflamas estalinistas del político de turno animando a la gente a denunciar al infractor me parecen propias de un régimen totalitario, como penoso se me antoja que se le dé más importancia a la ley anti-fumadores (que no anti-tabaco, no nos equivoquemos, que si quieres prohíbes su venta y no te dedicas a penalizar el consumo, que lo que haces es distraer al personal, a la vez que recaudar) que a la realidad económica actual, peor de lo que nos dicen y de lo que somos capaces de imaginar. Los ineptos rectores públicos ofrecen carne fresca con la que entretener a un pueblo que necesita justicia, y que acepta este pulpo como animal de compañía.
Agradezco al gobierno patrio el interés en cuidar de mi salud y el empeño demostrado en que una buena parte de españoles me trate como de delincuente mientras él se dedica a seguir buscando mi ruina con su torpeza, a la par que lamento profundamente el daño que haya podido infringir con mi irresponsable comportamiento a los que me rodean. Pero tengo que decirlo. No soy un criminal. Un enfermo, puede. Gilipollas, también es posible. Pero no un criminal. He sido, soy y seré siempre un fumador, fume o no. Y me encanta gozar de mi libertad. Por eso voy a pelear por una ley racional y justa contra el consumo del tabaco, voy a pelear por erradicar el hábito desde la educación y no desde la represión, y voy a pelear por mi libertad para decidir. Contra el tabaco y contra la intransigencia. A muerte.

domingo, 2 de enero de 2011

Senado, caro y peligrosamente inútil

Digo yo que tampoco sería muy difícil que se entendieran entre ellos, sin necesidad de traductores. Pero parece que no. En la política de baratillo que se hace en el país, conviene más proteger el idioma en el mensaje que el contenido del mismo. Lo mismo da que lo que se diga sea no sirva para nada, que sea más basura de la acostumbrada o no conduzca a ningún sitio. Lo importante es que el vehículo sea el propio, que el lenguaje se imponga al contenido. Cueste lo que cueste, que traduzcan lo que yo diga, pues es mi derecho. Y tiene razón el incomprendido; en su derecho está el expresarse en su lengua y en su derecho está el que se pongan los medios para ser escuchado, no sólo oído. Y ese derecho nos va a costar a los españoles 12.000 euros por sesión. Es igual, como sobra, a gastar, que no pasa nada. Teniendo en cuenta que los miembros del senado únicamente conocen su idioma, ya que provienen de selvas inexploradas o han estado de misiones los últimos veinte años, totalmente aislados del mundo, y que pedirles a los mismos que se esfuercen un poco en entenderse, que con ganas y agudizando los sentidos no iba a ser tan complicado, buscar lógica es dar de comer margaritas a los cerdos, por lo que no nos queda otra que sacrificarnos nosotros para que ellos y sus 400 auriculares hinchen su soberbia y dejen reposar su impresentable y caprichosa actitud sobre escaños que no merecen.
Que no discuto el derecho a la libertad de expresión y a la comunicación en el idioma que cada uno considere. Eso es un derecho, y como tal no se puede ni plantear su legitimidad. Lo que digo es que el horno no está para estas chorradas, que hay cosas más importantes que hacer, y que, hasta que pase el temporal, se pueden realizar todas en castellano, que no salen sarpullidos por hablarlo, que lo de que se trata de es comprenderse los unos a los otros, aunque haya que esforzarse un poco, que no les va a costar tanto pensar, de verdad. Miren ustedes, señoras y señores senadores. Si ahora mismo en este país hay algún organismo prescindible, por lo caro e inútil del mismo, no es otro que el Senado. Y con comportamientos como éste, lo único que consiguen ustedes es que cada vez esté más claro que para lo que hacen, mejor en sus respectivas casas, que saldrían más baratos. En lugar de buscar traductores para sus propuestas y soluciones, deberían dedicar su energía a localizar las mismas, porque llevan una temporada en la que cobran lo que cobran por cero o nada. Y lo que no es efectivo y productivo, sobra. Ergo, ya me dirán qué hacemos. Claro, que esto es sólo una opinión.