domingo, 30 de enero de 2011

Baronías y demás sandeces

Nunca he entendido lo de las baronías en el PSOE. Resulta que un partido socialista está dirigido por un grupo de personas a las que, o bien porque ellos así lo desean o bien por costumbre, se les reconoce y bautiza como nobles. Personas privilegiadas, cortesanos que gozan de unos privilegios estamentales que les otorga la posición, tan cerca de las alturas y del señor del castillo, como tan lejos del socialismo de base.
Estos barones en su mayoría son y/o ejercen como estómagos agradecidos que bien saben que de no ser por el aquél al que adulan, al que pelotean con miseria y sin vergüenza, no habría un hueco en la sociedad donde descansar su torpeza. Por eso tienen que lamer la mano de su jinete aunque éste les haya fustigado, limpiarle los zapatos a su capitán aunque lleven un recuerdo canino y besar el suelo por el que se arrastra el cadáver político.
José Blanco es la definición perfecta del personaje que intento definir. Pelota hasta el agotamiento, en deuda eterna con Zapatero, lo vende y lo venderá como si de un histórico en la democracia española estuviésemos hablando. Y parte de razón no le falta. Los libros le calificarán a él y a su banda, que quedarán para la posteridad como los peores gobernantes habidos, imposibles de imitar. Como cierto es que cada uno tiene un sitio en la vida, el de José Luis Rodríguez Zapatero es un trono de cerámica blanco con tapadera, y el del cobista, estar enrollado para lo que pueda necesitar su jefe.

Siguiendo con la función, Blanco ha proclamado que nunca conoció un socialista mejor. Y 2500 han aplaudido como locos esta mentira, este nuevo insulto a los socialistas de verdad. Después, Chaves, Griñán, Antich, Alarte, todos con su discurso, sin percatarse de que éstos parecían cartas de despedida póstuma, paladas de tierra sobre un ataúd, lágrimas de cocodrilos de plástico, las palmaditas de ánimo en la espalda del condenado, el último serpenteo a los pies del amo.
Dos perlas a destacar. De matrícula es la frase “El mejor piloto es Zapatero”, gloriosa fábula de Óscar López, de Castilla y León, en la que ha colocado a su amo al frente del mejor Fórmula 1 de la política. Para partirse el pecho durante tres días. Y de cum laude "Si no hubiésemos actuado con responsabilidad estaríamos dirigiendo al PSOE a una derrota segura y alejando la posibilidad de gobernar por muchos años" (¿en serio no ve el leñazo que se van a meter?). Ésta es del inefable, del inigualable, del Godoy de Zapatero, José Blanco, genio entre los genios y pelota hasta provocar nauseas.

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