Digo yo que tampoco sería muy difícil que se entendieran entre ellos, sin necesidad de traductores. Pero parece que no. En la política de baratillo que se hace en el país, conviene más proteger el idioma en el mensaje que el contenido del mismo. Lo mismo da que lo que se diga sea no sirva para nada, que sea más basura de la acostumbrada o no conduzca a ningún sitio. Lo importante es que el vehículo sea el propio, que el lenguaje se imponga al contenido. Cueste lo que cueste, que traduzcan lo que yo diga, pues es mi derecho. Y tiene razón el incomprendido; en su derecho está el expresarse en su lengua y en su derecho está el que se pongan los medios para ser escuchado, no sólo oído. Y ese derecho nos va a costar a los españoles 12.000 euros por sesión. Es igual, como sobra, a gastar, que no pasa nada. Teniendo en cuenta que los miembros del senado únicamente conocen su idioma, ya que provienen de selvas inexploradas o han estado de misiones los últimos veinte años, totalmente aislados del mundo, y que pedirles a los mismos que se esfuercen un poco en entenderse, que con ganas y agudizando los sentidos no iba a ser tan complicado, buscar lógica es dar de comer margaritas a los cerdos, por lo que no nos queda otra que sacrificarnos nosotros para que ellos y sus 400 auriculares hinchen su soberbia y dejen reposar su impresentable y caprichosa actitud sobre escaños que no merecen.
Que no discuto el derecho a la libertad de expresión y a la comunicación en el idioma que cada uno considere. Eso es un derecho, y como tal no se puede ni plantear su legitimidad. Lo que digo es que el horno no está para estas chorradas, que hay cosas más importantes que hacer, y que, hasta que pase el temporal, se pueden realizar todas en castellano, que no salen sarpullidos por hablarlo, que lo de que se trata de es comprenderse los unos a los otros, aunque haya que esforzarse un poco, que no les va a costar tanto pensar, de verdad. Miren ustedes, señoras y señores senadores. Si ahora mismo en este país hay algún organismo prescindible, por lo caro e inútil del mismo, no es otro que el Senado. Y con comportamientos como éste, lo único que consiguen ustedes es que cada vez esté más claro que para lo que hacen, mejor en sus respectivas casas, que saldrían más baratos. En lugar de buscar traductores para sus propuestas y soluciones, deberían dedicar su energía a localizar las mismas, porque llevan una temporada en la que cobran lo que cobran por cero o nada. Y lo que no es efectivo y productivo, sobra. Ergo, ya me dirán qué hacemos. Claro, que esto es sólo una opinión.
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