jueves, 30 de junio de 2016

Malditos abuelos

Tiempo sin escribir...Demasiado...
A ver. Menudo follón se está montando contra estas almas cándidas, pulcras damas y santos varones por un quítame esas penas de nada. Iglesias (que las quemaría todas un domingo a las doce), Errejón  (de matar), Monedero (bien lleno, que no falte de” ná”), Bescansa (con lo que paga por sus zapatos comen seis un mes), José Julio Rodríguez (madre mía, Jemad, madre mía) y el resto, qué es mucho resto, no se han metido con nadie, por Dios, Stalin y el miembro incorrupto de Rasputín.
Sólo dicen lo que piensan, sólo transmiten sus sensaciones y las de los suyos. ¿Qué se han pegado un “leñasso” donde esperaban el “sorpasso”? La culpa la tienen los malditos abuelos. Sí, esos impresentables que han acudido en masa a las urnas, que Monedero los ha visto ahí a todos, insaciables, lanzándose en picado sobre ellas con su voto como si repartieran gratis un plato de paella. Esos miserables incultos, esos despojos de la sociedad que han impedido el triunfo de la revolución social-demócrata-troskista-liberal-socialista-leninista-marxista-chavista-qué viva Zapata-bolivariana-mozambiqueña-laborista-adventista del séptimo cielo-esa tribu, esa tribu, eh, eh-comunista (en alguna acierto fijo). Esas arrugas con patas a las que hay que desear una rápida despedida de la vida, vamos, vamos, qué para mañana es tarde, a ver si se van muriendo de una puñetera vez que no hay manera de ganar nada con tanto viejo pululando por el país…
Bueno, bueno. Ahora es cuando me pongo serio. Es arduo expresar lo que siento, lo que el corazón me dice a cada latido, con la tranquilidad y moderación propias de un texto que está escrito para ser leído y publicado. Muy difícil. Porque por un lado están la formación ética y moral que uno ha ido adquiriendo a través de la propia experiencia, todos los valores que mis mayores intentaron inculcarme, gracias, la educación recibida y el saber que soy libre para creer, pensar, escribir, comunicar, amar y todo lo que me apetezca y acabe en ar, er o ir.
Y por el otro, las ganas enormes de enviar al guano a estos impresentables, a estos comisarios políticos, a estos adoctrinadores transnochados que han encontrado en la vía del exterminio la solución para alzarse con el poder a la fuerza. Acojonar, amenazar a los mayores, descargar su impotencia y su ira sobre aquéllos a los que debemos tanto que no hay vidas para pagarles, ésa es la biblia podemita. El odio que alimentan con cada palabra que escupen les hará grandes y poderosos. Y el que no comulgue, a un gulag…
Como iba diciendo. Es muy complicado a la par que grosero, pues supone rebajarse a la altura de los iluminados, que te publiquen una tribuna en la que, con cariño y respeto, mandes a la mierda a todos y cada uno de los que con su acción y/u omisión están insultando y vejando a nuestros mayores y a los que no son como ellos. Así que, seguiré dando vueltas a cómo redactarla sin parecer beligerante, no sea que me anoten en su lista y me vayan preparando una fiesta de despedida que incluya internamiento, paseillo y cuneta. Si es que son como niños.