Estimada Leire. ¿Qué estás vendiendo? ¿Qué haces en nuestras vidas? Yo, con libertad, te lo coy a contar.
Demagogia de mercadillo. Palabras vacías que pretenden justificar lo irracional y lo absurdo. Mentiras vestidas de flores que prometen un futuro de color rosa, gratuitas falsedades para adular la mano del que te da de comer (muy bien, por cierto, pues menudo negocio tenéis montado entre tú con tus sueldos y los tuyos en Benidorm). Disculpa el tratamiento familiar que te dispenso, pero no creo que te hayas ganado el de usía. Tú eres el exponente de la clase política a erradicar del país si queremos los españoles de bien resucitar de entre los muertos económicos y volver a vivir con dignidad. En tanto existan en las altas esferas de gobierno gente de tu catadura, con esa facilidad para engañar y disfrazar la realidad, con idéntica y nula preparación para afrontar con garantías los problemas que la casta política crea con su inutilidad, y con la ausencia de vergüenza que tú demuestras con tus actos y palabras, en España no encontraremos ninguna solución que se ajuste realmente a nuestras necesidades.
No es que te tenga manía. Es que no te aprecio, te considero una lacra, que se ha estado beneficiando cobrando por varios conceptos lo de varias familias. No he encontrado a lo largo del tiempo en el que te han encumbrado, en base a no sé qué méritos a favor de la sociedad, nada que pudiera motivar lo que te hemos estado pagando. En resumen, y sin ánimo de ofender, me has estado quitando alevosamente parte de mi salario para engordar con gula y avaricia tus ingresos, y no has hecho nada para merecértelo. Me gustas más callada que expeliendo improperios o, por poner un ejemplo, exponiendo razones para dar sentido a una reforma laboral de corte totalitario. Aunque sé que este mensaje no te va a llegar, y si así fuese ni caso le ibas a hacer, no me quiero privar de pedirte un favor, en nombre del buen gusto y de la decencia: con todo lo que tienes ya, invierte en algo que te obligue a desaparecer de la política nacional y piérdete lejos. No te das cuenta, pero ya cansas, incluyo a los tuyos (entendiendo como tales a los socialistas de verdad, y no a los nuevos ricos como tú). Adiós muy buenas.
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