Trinidad Jiménez se une a la disputa. Avalada por unos grandes resultados en su inmejorable gestión como ministra piensa que lo puede hacer igual de bien en la Comunidad de Madrid: ardua labor se le presenta, pero ella ya está avezada en las artes de la alta política y se desenvuelve como pez bajo el agua cuando de resolver problemas se trata... Madre mía… ¿No hay alguien mejor, otra persona con un currículo un poco más presentable que el suyo? No digo que no le pueda ganar el sitio a Tomás Gómez, no. Son las primarias las que decidirán quién compite con Esperanza Aguirre. De ahí, de la democracia interna del PSOE, saldrá el o la rival de la representante popular. Me refiero a que si de verdad la alternativa al PP en Madrid pasa por las manos de Trinidad Jiménez, cuya capacidad de gestión ya es de sobras conocida, es que en el PSOE tienen varios problemas de muy difícil solución.
El arma de Zapatero y de Blanco es una ministra inoperante, cuyos méritos se reducen a vaya usted a saber qué, y cuya labor al frente de su ministerio ha sido un cero a la izquierda (tiene doble sentido, sí). Sale uno que igual puede aportar algo nuevo, algo fresco (no digo que vaya a ser así, pero por lo menos es alguien distinto a los de siempre) y como no parece de la cuerda del jefe y de su guardia pretoriana, lo queman con encuestas y filtraciones a la prensa, que con gasolina y mechero estaría muy feo.
Las urnas son sabias, y el pueblo de Madrid más todavía. Por eso hay que tomarse esto más en serio, dejar de chotearse de los madrileños y fortalecer una candidatura seria y regeneradora. Con el espectáculo de los últimos días, con los soldados que quiere mandar al frente el líder mundial (tremendo el apelativo, tremendo, querida Leire), hay Esperanza (con E mayúscula, ojo) para rato. Algo parecido a lo de Camps en la Comunidad Valenciana, que es capaz de ganar las elecciones desde la Modelo de Barcelona si es necesario.
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