miércoles, 31 de marzo de 2010

Cruces para todos

Como llovido del cielo, como agua de mayo, ni preparado a propósito. No se lo creen. Pero les ha venido de lujo. Todo este asunto de Jaume Matas y la vacilona de su mujer tirando de billetes de quinientos, aderezado con los asquerosos y deleznables casos de pedofilia en curas allende nuestras fronteras, ha suavizado la tensión que ahogaba a los responsables del Gobierno patrio. José Luis parece que respira un poco aprovechando el descanso que le regala la providencia.
Pero no debe bajar la guardia y relajarse; un murmullo le rodea, gente próxima a su cuerda comienza a discrepar en el silencio. Algunos le están haciendo la cama, sin duda. Resumiendo. Se lo quieren cepillar. Con tacto, con educación, con talante y moderación, pero cepillárselo. Le echan en cara el excesivo protagonismo que ha asumido en la gestión de la crisis, la falta de creatividad, la ausencia de soluciones positivas y consensuadas, el modo y la forma de afrentar los problemas, y, sobre todo, el poco o nulo diálogo interno.
Van a entregar a los leones al Presidente, responsabilizándole en exclusiva de absolutamente todo, para así quedar ellos libres de pecado, exentos de culpa, pulcros y limpios de polvo y paja. De tal manera, sus imágenes aparecerían otra vez como salvapatrias imprescindibles en el futuro del país, y podrían seguir medrando, viviendo del cuento.
De los españoles dependerá que la historia se escriba como ellos quieren, o que sea de una vez justa. Cada uno tendrá en buena ley que cargar en sus espaldas sus propias cuitas, no lavarse las manos y crucificar sólo a uno. A Cristo le acompañaron dos ladrones. Hoy en día, se quedaría pequeño el calvario para las cruces que habría que levantar.

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