A ti te lo digo, empleado público. Sí, a ti. ¿Has visto
qué buenos son papá Montoro y su equipo? De lo que no hay. “Vamos a tener un
detalle con los funcionarios y el personal de las administraciones y les vamos a
dar, no sé, el 25 % de lo que les hurtamos en la Navidad de 2012. Así se
callarán y alguno caerá en la trampa y le arramblaremos el voto. Lo vendemos
como un acto magnánimo y de buena fe por nuestra parte y, como son una reata de
borregos, veréis cómo alguno retorna al redil. ¿A qué soy un genio?”
Y el Montoro´s team a aplaudir las ocurrencias gloriosas
del sosías de Gollum. El jefe sabe un huevo, qué grande es el jefe para idear
jugadas maestras. Como estamos palmando en los juzgados todos los juicios
celebrados en los que los funcionarios del carajo reclaman el abono de los 44
días (los laborales, 14) que ya habían generado derechos sobre la paga de
Navidad, con condena a costas e intereses, nos anticipamos a ellos y así
desbloqueamos la justicia, a la par que nos ahorramos unos dineros. Porque
aquéllos que ya han cobrado vía sentencia, no van a recibir un euro. Y a los
otros, les timamos con eso del 25 % y ya está. Demandas retiradas y tal hasta
que el Constitucional se pronuncie sobre la totalidad del atraco
perpetrado.
Más risas y más bendiciones. Qué corra el cava
(valenciano, que a los catalanes ni agua). Cristóbal el Grande continúa. “Les
congelamos el salario, mantenemos la paralización de las aportaciones al plan de
pensiones, no sacamos una puñetera oposición y esto es un paraíso. Reducimos el
gasto en personal con las defunciones y las jubilaciones de forma y manera que
las administraciones adelgazan y adelgazan y adelgazan”
Lagrimones como cojinetes de camión provocados por las
risas. De repente, en medio del cachondeo, salta uno con media neurona operativa
y le dice. “Oiga, gran caudillo. Una pregunta. ¿De aquello de devolver todo en
2015 en el plan de pensiones, qué? Porque no vamos a cumplir. Y ya
van…”
Inmediatamente, el bocazas es nominado para abandonar la
casa. “Calla, idiota. Si son tan tontos que no se van a dar cuenta. Les pones
cuatro billetes en los bolsillos y ellos tan felices. Pareces nuevo, cara
cartón.” Pues es verdad, también soy yo imbécil, responde el impertinente
mientras se ventila otra copa. Y Montoro, que tiene sentado a su izquierda a
Jesucristo y a su derecha un palomo que dice ser el Espíritu Santo, se
descojona…
De esta ficción ya escribí allá por mayo un artículo
que alcanzó cierta difusión en prensa escrita. Pues aquí está parte de lo dicho. El Gobierno vuelve a mentir y
nos toma por gilipollas a los que, tras mérito, capacidad, igualdad y
publicidad, optamos vía oposición por servir a la ciudadanía desde una
administración.
El político agarra el trabuco y nos asalta
otra vez, insultando nuestra inteligencia. El político prostituye las
instituciones públicas colocando eventuales y asesores, amiguetes varios. El
político vacía las arcas llevándoselo calentito o demostrando su inutilidad mal
gestionando lo de todos. El político, dictador bananero, se pasa por el forro
las leyes pisando derecho tras derecho. El político es la causa del problema. El
político es el problema.
El Político no es la solución. Y cuando nombro al
político, no me refiero sólo a uno. Estoy generalizando, con lo que ello
conlleva. Y es que pocos hay que se salvan de estas consideraciones. Así que, en
pleno uso de mis facultades mentales, termino esta tribuna enviando a éste, al
otro, a Maroto y al de la moto a hacer puñetas, con Montoro por
montera.