Al abrir el buzón me he
encontrado, entre la publicidad de un Kebap y un folleto de unas cárnicas con
fotografías de jamones cinco jotas y embutidos ibéricos a precio de zafiro, una
carta harto sospechosa, dirigida a mi persona y con un remitente muy difuso,
casi ilegible. Me la he metido en el bolsillo y me he desecho convenientemente
de la promoción del turco y también del calendario serrano, no sin antes lamer
con fruición la foto de una pata de 500 euros. Que digo yo que qué crueldad, ir
enseñando esas cosas tan gustosas en tiempos de mortadela económica. Pero
bueno, alguien habrá que los comprará.
El caso es que, tras entrar
en casa, he abierto con cuidado el sobre misterioso y me he tropezado con la
siguiente misiva: “Querido Tomás. Te escribo para recordarte que, a la fecha en
la que estamos, aún no me has mandado tu carta. Ya sé que los años anteriores
no te he podido atender como tú querías y como yo, te lo juro, pretendía. Pero,
ya sabes. Las cosas no estaban muy boyantes y la crisis no me permitía grandes
dispendios. Pero este año en el que, porque lo digo yo, los sueldos han subido, el consumo está
creciendo y los brotes verdes afloran ufanos en las despensas vacías, te toca
pulirte lo que tengas y lo que no tengas en regalos para todo dios. Así que, si
no quieres que te anote en la lista negra de los que han sido malos, sal a la
calle y consume, que te tengo vigilado. Sin más, se despide de ti, Papá Noel.”
Ni qué decir que me he acojonado
en serio, que incluso dentro del sobre venía una hoja de acebo y un pelo que
bien podría ser de reno alopécico. ¡Ni más ni menos que Santa Claus
reclamándome gasto y más gasto!... He llegado a pensar en vender un riñón en
eBay para satisfacer el requerimiento del gordo del traje rojo. Y en esas
divagaciones estaba cuando ha cogido mi mujer el sobre vacío y me ha
preguntado, alertada, que qué quería de nosotros la Agencia Tributaria… ¿Cómo
dices?... ¿La Agencia Tributaria?...A ver…
Es entonces cuando he descifrado
el matasellos y, en efecto, era Hacienda quien me exigía el sacrificio. Se ve
que Montoro se ha puesto manos a la obra y, tras destituir a unos cuantos elfos
disidentes, ha ideado junto a su nuevo equipo esta modalidad de mailing
consumista como medida estrella de estas navidades, que las cuentas no le
cuadran ni cepillándose retroactivamente la desgravación de las hipotecas…
Ingeniería financiera de alto nivel…
Si ya lo decía Frodo, que lo
que no se le ocurra a Gollum, no se le puede ocurrir a nadie. Mi tesorooooo…
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