lunes, 13 de mayo de 2013

El rey ya hace footing


Es que hay que ver cómo somos, estamos a la que salta. Me pregunta Juan, mi vecino, que tiene una bandera republicana colgando en el balcón, que si era verdad que el rey Juan Carlos había salido pitando de España como hiciera su abuelo, con destino a Marsella vía Cartagena. “He oído que el rey ha salido corriendo del país. ¿Tú crees que será verdad?...” Y estaba contento, el hombre. Diría que hasta le asomaban las lágrimas.
Y me ha tocado bajarle del burro. “Pues va a ser que no, amigo mío. La noticia no es así. Lo que publican los medios es que el rey, campechano entre los campechanos, les ha gastado una chanza a los periodistas y les ha dicho que algún día lo veríamos corriendo por ahí, que no es lo mismo aunque se parezca. Y ahora, si quieres, me cuentas que no te extraña, que así cualquiera, que el monarca, aunque lleva más chapas y remaches que la Mir, se jala las millas más rápido que Ben Johnson celebrando la Nochevieja en Cali. Y, si así te relajas, me gastas la coña de que si le ponen un tirachinas en las manos y le sueltan un elefante, se sube el Angliru en triciclo. O que si le cruzan por delante a la  Zu Sayn-Wittgenstein en tanga, abanicos de colores parecen sus patas. Juan, lo que te apetezca, menos echarte a llorar, hombre, que no pasa nada, que todo se andará…”
Y es lo que ocurre. Que alguno hay por este mundo cruel que lee o escucha lo que quiere y no lo que es, luego se hace ilusiones y después, otra vez en la cruda realidad, se da cuenta de que nada cambia ni cambiará jamás al sur de los Pirineos.

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