lunes, 29 de julio de 2013

¡Qué rico veranito!

Mola esto de las vacaciones de verano. Para todos los gustos, que aquí las hace todo dios, que el que no se marca algo distinto en estas fechas es porque está de más en este mundo de glamur y poderío, sobra en este país de coña y pandereta “agujereá”. Y si no,  veamos unos ejemplos, unas muestras del esplendor patrio veraniego.
El primero. La Infanta Cristina ha reaparecido este lunes en Mallorca, como si fuera o fuese la novia de Chucky. Y es que los niños han comenzado un curso de vela, doctorado básico para el ejercicio de la aristocracia. Qué menos que los rorros reales adquieran conocimientos vitales para eso de la monarquía y tal y tal, qué viva lo feudal y de paso, el vástago de los ingleses, otro más que las va a pasar canutas para sobrevivir…Marivent les echaba de meNoos (un chiste fácil, simplón que es uno, qué le vamos a hacer).
El segundo. Bárcenas se va a chupar una temporadita más en el spa de Soto del Real. Y es que no se fían de esta alma cándida, de este santo varón, pobrecito él, tan bueno y cariñoso. Dicen que se puede fugar y que, en su desesperada excursión hacia el peluquín y las tetas postizas, podría darle la vena y destruir evidencias. Así que, ante el temor de que Luis el cabrón pasara a llamarse Dorotea la cabrera y se currase la carrera en un alterne de Bangkok, me lo dejan de vacaciones en el trullo. Un todo incluido de categoría y sin balconing, que las rejas no permiten aterrizar en la piscina.
El tercero. Tres niños de la zona norte de Alicante, la más deprimida de la ciudad, se van a tirar una temporada en el Hospital por culpa de la tontería ésa de la tuberculosis. Parece ser que los desgraciados no sabían lo que era esa cosa del comer y, por ello, la desnutrición les ha conducido al hospital.  Allí, por lo menos y salvo sorpresa, alimento no les faltará, que por muchos recortes que existan para un chusco de pan sí que llega… Y, por lo visto, para navegar en familia, también… Y, cómo no, para custodiar y cuidar a una mangante excreción del sistema, tampoco faltan los euros.

Y no sigo por hoy, me tiño las cejas a lo Sergio Ramos, meto el culo en la nevera a ver si se me enfrían los ánimos y me olvido de la parentela de más de uno. Así cojo algo de fresquito, que entre el calor y la mala leche me estoy empapando en los sudores de la muerte y no es plan.

miércoles, 10 de julio de 2013

Carta de un aldeano a Alberto Fabra.

A usted me dirijo, señor Fabra. Y puedo hacerlo por tres razones; por el artículo 20 de la Constitución Española, por  el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y porque usted, además de ser el presidente de la autonomía donde purgo mis pecados, es mi empleado, que buenos euros me cuesta.  Espero que, a pesar de mi condición de bárbaro del sur (alicantino a mucha honra) comprenda el galimatías que le voy a escribir. No creo que le cueste mucho porque, aunque no se lo crea, sé escribir algunas cosas sin faltas, y mi lenguaje de aldeano lo entiende un niño de teta, de veras. Otro cantar es que le dé a usted la vena y se entretenga leyendo lo que este modesto vasallo le expone, cosa que dudo, que lo que viene de Alicante como que se la repampinfla (queda feo decir que se la suda, no es cortés, no…). Pero bueno, que no se diga que  uno no le pone empeño.
Verá, le cuento. Soy consciente de que gobernar, o intentar gobernar, una comunidad autónoma como la valenciana, agonizante económica y socialmente, debe ser tarea, como poco, complicada. Pero este hecho no le legitima a usted para insultarme, así que deje de hacerlo, no me tome por tonto que no lo soy, se lo garantizo.
También considero un marrón de tres pares de narices el tener que sentarse en las Cortes valencianas con el cuello tieso como el palo de una fregona y un collarín ortopédico que le impida darse la vuelta y contemplar con horror el personal que le rodea; un imputado por aquí, una imputada por allá, un pasito pa´lante María, un pasito pa´tras. Tremendo panorama. Pero esto tampoco le habilita a usted para tomarme el pelo.
Es cierto que todo lo que se está diciendo sobre las formas y maneras en las que varios de sus ilustres diputados autonómicos se hacen ricos mientras nosotros empobrecemos no es plato que guste a cualquier paladar, pero qué quiere que le diga, depure el corral, que en sus manos está el hacerlo. Yo, por mi parte, lo que no le consiento es que me diga idiota a la cara sin reaccionar. Ni usted es el capataz de la plantación ni yo un esclavo mandinga.
Así que hágase un favor, hágame un favor. Antes de seguir riéndose de la plebe pagadora, piénseselo un poco y tómenos en serio, que ya le vale, señor Fabra. Valorar toda la mierda (porque mierda es) que el ventilador Bárcenas le escupe a la cara con un "Estamos en un proceso donde un señor que tenía una fortuna en el extranjero se le está investigando" sin que la vergüenza le transforme en Gollum sólo está al alcance de alguien que piensa que los ciudadanos somos imbéciles. Y le juro por mis muelas que éste que suscribe no lo es.
Es por ello, y termino que el charco es profundo, que le ruego que no vuelva usted a tomarme por tonto, porque en justa correspondencia le contestaré. Le pago lo suficiente como para que la verdad domine su discurso y ya me he hartado de tragar insultos y sandeces. Diga usted una verdad, sólo una, pruebe  y se asombrará de lo fácil que resulta.
Bueno, ya está bien por hoy. Sin más que añadir, de momento, me despido de usted desde esta pedanía llamada Alicante, quedando a su disposición para debatir lo que quiera, hombre. Eso sí, con una sola condición: que no me tome más por gilipollas.
Saludos.

martes, 9 de julio de 2013

Canallas, cobardes y mentirosos

Mirad lo que os digo y sin alterarme lo más mínimo. Los que hemos puesto al frente del país son canallas, cobardes y mentirosos. Tres calificativos que les definen y de los que difícilmente pueden escapar, los tienen grabados en el corazón y tatuados en la frente. Y, antes de explicarme y si por si a alguno se le ocurre situarme en alguna fila política, dejar por escrito lo que uno piensa y siente. Si los gobernantes populares son lo que afirmo que son, los socialistas que había antes eran y siguen siendo igual de canallas, igual de cobardes e igual de mentirosos, además de unos inútiles de manual. Pero como ahora los que nos están amargando la vida son éstos, pues a éstos hay que reprocharles y a éstos hay que exigirles responsabilidades, como en su día se les pidieron al presidente más tonto de la historia de España y a su Banda del Mirlitón, yo soy el bueno, yo soy el malo, yo soy el barbas y yo el de palo, carabí dondán, carabí dandón.
Un protector estomacal y sigo. Son canallas, porque es de personas despreciables y ruines forrarse mientras la desgracia se ceba en el pueblo que deberían representar, de gente muy baja despilfarrar el dinero ajeno a la vez que se recorta la vida de casi todo, de golfos muy golfos exigir sacrificios y dejar un país en la mendicidad mientras ellos se hacían y se hacen más ricos si cabe, mandan huevos.
Son cobardes porque la vaca alemana la han convertido en morlaco astifino, han tirado a su pueblo a los leones observando la matanza trabajando de chachas en los palcos vip de la Unión Europea, que me paso yo la Unión por donde te dije, primo. Se han cagado hasta chorrearles la vergüenza por los camales, han rendido el Estado a la dictadura financiera y han optado por desangrar a esos españoles a los que deberían defender, siguen mandando huevos.
Son mentirosos porque no dicen una verdad ni con un chute de pentotal, porque no reconocen lo evidente y lo afrontan, porque mintieron para llegar, mienten para seguir y mentirán para que no les demos una patada donde se merecen. Pero no son embusteros de pata negra, no. Son fuleros de trile barato, charlatanes de mercadillo y más falsos que los brotes verdes de Zapatero, que aún mandan más huevos.

Dicho lo dicho, terminar mi llanto recordando lo que me dijo el otro día un buen amigo cuya opinión valoro y aprecio. Tomás, te estás buscando enemigos y los amigos que encuentres te volverán la espalda a la primera. Y tiene toda la razón, pero entre que yo me quedo como dios y que de esos enemigos y amigos no quiero ni en pintura, creo que voy a seguir en mi línea, hasta que me partan las piernas. Así que finalizo la tribuna demandando a los canallas, a los mentirosos y a los cobardes que se marchen de una puñetera vez, que ya va tocando.