Desde estas líneas, aprovechando
que aún puedo leer y que me acuerdo de escribir, y siempre con vuestro
consentimiento, inicio desde ya un listado, nómina, relación o índice de los
personajes públicos que, como champiñones de cueva, florecen de continuo
lastrando nuestro presente con una carga tal que imposibilita nuestro futuro. Con
la sana e inocente intención de no acabar en la cárcel y la pretensión de que
no me reviente el ordenador con el aluvión de nombres, voy a establecer un
perfil para los candidatos, un mecanismo que posibilite el reducir este
infinito espectro de vividores y parásitos del sistema que tapa el sol patrio.
Busco sujetos que, presuntamente,
cumplan una o varias de las condiciones siguientes: mangantes, impresentables,
idiotas, imbéciles, estafadores y/o mentirosos. Mangantes, como sablistas,
entendiendo como tal a los que sablean y, entendiendo a su vez, sablear como
sacar dinero a alguien dándole sablazos, esto es, con petición hábil o
insistente y sin intención de devolverlo. Impresentables como los que no
son dignos de presentarse o de ser presentados. Idiotas como los que son
engreídos sin fundamento para ello. Imbéciles como aquéllos que, o bien lucen
alelamiento, escasez de razón y perturbación del sentido, o bien realizan
acciones que se consideran improcedentes, sin sentido, y que molestan.
Estafadores como los que sacan dinero o cosas de valor con artificios y
engaños, o cometen alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como
fin y el engaño o abuso de confianza como medio. Y mentirosos como los que ya
sabéis, los que nos la meten doblada por costumbre. Insisto en la aplicación
estricta de los conceptos ya que así, ajustándome a ello, esquivaré alguna
demanda que me pueda caer por llamar a las cosas y las personas por su nombre.
Lo del honor y la intimidad…
Como se me hace tarde y no me
aguanto la risa, comienzo la retahíla con el primer presunto de la lista. Tiene
el honor de inaugurar esta letanía Gerardo
Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE y azote de la justicia empresarial.
Cumple el perfil requerido casi al dedillo. Vamos, que ahorro tiempo y energía
diciendo qué característica de las anterior reseñadas no le
adjudico; la de imbécil, que alelado no parece este prohombre… Espera un
momento, que resulta que también son imbéciles los que realizan acciones
improcedentes. Pues entonces, ya está. Me viene de perlas el bueno de don
Gerardo. Mangante, impresentable, idiota, estafador, mentiroso e imbécil. Todo
presunto, muy presunto. Una auténtica joya.
Bueno, que por
hoy ya he hecho el imbécil lo suficiente, que parezco idiota. Una vez abierto
el melón, mañana le saco otra tajada. Se admiten sugerencias.
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