jueves, 8 de diciembre de 2011

Limitando a Undargarín

Esto de la monarquía como que me pilla muy lejos. Muy complejo para alguien tan limitado de entendederas como yo. Tiene de todo la realeza, no hay labor que se escape, no hay campo sin cubrir. Hasta habrá un equipo de técnicos cualificados que se dediquen a repasar de diario las juntas de los baldosines del Palacio, no vaya a ser que un tropezón tiña de negro al país. Y es que, con el lío en el que se ha metido el Duque de Palma, va uno descubriendo cómo funcionan las cosas en la casa del Rey. Ahora, que parece que le están enseñando la puerta al yerno, antes de que se planten del juzgado a buscarle, he descubierto que existe una Unidad de Relaciones con los Medios de Comunicación en la Casa Real. Un nombre que no cabe en una nómina cristiana. ¿Dónde trabaja tu padre? En la URMCCR. Ni abreviado se puede escribir. Un curro brutal, supongo, ése de controlar la manada salvaje de periodistas que aporrean las puertas de La Zarzuela, ávidos de sangre azul. No sé si serán muchos en plantilla en la Unidad de Relaciones y tal y tal, pero “reventaicos” tienen que estar los pobres con la faena.
Resulta que ha saltado, malvada, la noticia de un maquiavélico plan para desvincular a las infantas Elena y Cristina, y al marido de ésta, como integrantes del núcleo de la Familia Real. Soltar neutrones, que sólo aportan masa, y librarse del único electrón que queda en la órbita desparramando arrobas de carga negativa. Un Iñaki Undargarín, sospechoso de llevarse hasta la publicidad de los buzones para venderla al peso, que ya no cae tan bien como antes, tan alto, tan guapo, tan deportista, tan majo el chico. Librarse del muchacho, que tiene números para tirarse una temporada en el hotel de los barrotes, y que la Familia Real se limite a los reyes, los príncipes y las hijas de éstos, Leonor y Sofía. Poco, pero bueno.
Y he aquí que ha reaccionado rápida y audazmente la Unirremecocarre lanzando un comunicado en el que lamenta profundamente haber contribuido a que algunos medios hayan recogido de forma equívoca o errónea este tema. Vamos, que de aligerar lastre, nada de nada. Son los que son y los que vengan por Real Decreto 2917/1981, de 27 de noviembre, por el que se establece el Registro Civil de la Familia Real. Nacimientos, matrimonios, defunciones y cualquier acto inscribible con arreglo a la legislación sobre Registro Civil, que afecten al rey de España, su augusta consorte, sus ascendientes de primer grado, sus descendientes y al príncipe heredero de la Corona. Jaime de Marichalar se divorció, y del libro desapareció. Él y sus trajes.
El caso es que desde Zarzuela quieren dejar claro que la disminución de las actividades de las infantas y del duque de Palma nada tiene que ver con el caso Palma Arena, el Instituto Noos y demás zarandajas sin fundamento que pululan por ahí. Contratitos de millones de euros por el “usted sí sabe quién soy yo”, fundas nórdicas rellenas de billetes de quinientos. Eso está muy feo, dónde vamos a parar tratando así a los grandes de España. Una turba de desalmados es lo que somos. Pobrecitos ellos, pesada es la carga de pertenecer a la realeza.
Concluyendo. Tal y como está el patio, y puestos a elegir (que no se me ofenda nadie), visto lo visto prefiero a los Reyes Magos, que sólo cuestan dinero una vez al año, traen cosas en vez de llevárselas, y que, desde que persiguieron la estrella hasta nuestros días, han sido siempre tres, ni uno más ni uno menos.

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