miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Quién se fía de los tahúres?


A ver si lo entiendo. El FMI dice que España alcanzará los 750 puntos en el diferencial de la prima de riesgo y que el PIB caerá un 3 %, todo ello en el 2013. Además señala que son 296.000 millones de euros los que se han largado del país en busca de inversiones más fiables.  Y, para rematar, destaca que una de las causas de la situación es la desconfianza en los responsables políticos. Vaya descubrimiento. Y a todo esto, nuestro presidente insistiendo en que el año que viene todo mejorará y la prima se plantará en 350. No me negaréis que esto parece una partida de cartas en la que España juega de farol y la banca tiene la mano ganadora. Un envite al siete y medio, con Rajoy plantándose en 3 y medio y los que manejan el cotarro con un siete cubierto y una figura esperando.
No pasa un día en el que no tengamos noticias de éstas, tan agradables y divertidas. Los que nos gobiernan pintando de rosa al muerto, mientras los enterradores cubren el ataúd con continuas y generosas paladas de tierra. Y, como no podría ser de otra manera, aquéllos que manejan el dinero, lo empaquetan y se lo llevan de este entorno sombrío y oscuro; la marca España es sinónimo de cementerio. Y yo, que tengo encima lo justo para sobrevivir, no les culpo, pues cada uno hace con lo suyo lo que le place. Quizás yo también saldría cortando y retiraría mis millones, si los tuviera, de un país que se gasta más en amamantar a la casta política que en investigación, desarrollo, educación y sanidad.
Me diréis que estoy otra vez con lo mismo, atacando a esos santos varones y santas vírgenes y mártires que han prostituido el poder concedido en las urnas. Pero es que, como dice mi hija, es lo que hay. Ya sé que lo fácil es ensañarse con ellos y ellas, con los zorros y raposas que cuidan el gallinero, con esos chimpancés con metralletas, con la cohorte de acólitos adosados al poder que nos roban delante nuestras narices, sabiendo que poco o nada les ha de ocurrir. Pero es que la realidad es ésta y no otra. Hemos estado siete años con el tonto del pueblo controlando las cuentas y ahora, el que está, carece de los arrestos necesarios para plantar cara al enemigo. Por cierto, única forma de proceder que acarrearía la imprescindible unión de los españoles en torno al objetivo común de salir de la miseria.
Pero no hay nada nuevo en el horizonte. Toda la basura sigue en su sitio, sin novedad en el frente. Salvo el programa de TVE que nos va a ofrecer en fascículos la agenda de la Casa Real. Un reallity de los grandes, marketing puro para lavar la imagen de Juan Carlos primero de España y cuarto de la lista de la revista Forbes. No deben faltar palomitas y vino de tetra brick para asistir a tan magno espectáculo. País. De coña. 

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