Y bueno. El juez José Castro ha imputado al yerno del Rey y le citará a declarar el 6 de febrero. La citación se formaliza, de acuerdo con el fiscal anticorrupción de Baleares, Pedro Horrach, al alzarse el secreto judicial sobre la investigación por supuestas prácticas delictivas en el entramado de empresas del Instituto Nóos, un organismo sin ánimo de lucro (tiene bemoles la cosa) que tenía al duque de Palma como presidente. Existen indicios de delito de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación. Fiesta.
Así, por encima, sin profundizar mucho en el tema pues apesta y redondeando cifras, que uno es de letras, según la investigación Iñaki Undargarín, en compañía de otros, levantó para sus empresas, que se sepa, más de la mitad de 2,3 millones de dos congresos de fomento turístico abonados gentilmente por el Gobierno Balear y tres cuartos de lo mismo de 3 millones procedentes de otras tantas ediciones de los Summit del deporte en la Comunidad Valenciana.
¿Cómo se lo montaba el amigo? Según la investigación, sus empresas facturaban al Instituto Nóos por servicios ficticios o simplemente engordaban el importe para llevárselo bonito. Y, claro está, cuando se cobra en falso llega un punto en el que no se pueden justificar los gastos, y cuando sí que se justifican, la chapuza es digna de Jaimito. Si a este derroche de desvergüenza añadimos que la policía no es tonta y el cante es monumental, nos encontramos con que Undargarín está de cieno, por no decir mierda, hasta las cejas.
En tres años, desde 2003 a 2006, Nóos, entidad sin ánimo de lucro (perdón por repetirlo, pero es que me parto la caja con lo del lucro) facturó, según la Agencia Tributaria, más de 15 millones de euros de los cuales la mitad procedían de contratos con Administraciones públicas y el resto de patrocinadores privados. Mucho dulce para ponerlo en manos de un goloso. Mención especial merecen el medio millón de euros que se derivó a la sociedad De Goes Center for Stakeholder Management, compañía pantalla comprada a un testaferro de un paraíso fiscal por la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, entidad altruista (¡ay, que me descojono!) creada por el duque después de que S.M. le leyera la cartilla. Vamos, que pasó de lo que le ordenaba el suegro y siguió en el ajo.
Resumiendo, que hiede. El juez Castro sospecha que Urdangarín y su mano derecha en el Instituto Nóos, Diego Torres, imputado en la causa, “organizaron un entramado societario utilizando un grupo de sociedades mercantiles, a través de las cuales desviaban los fondos públicos y privados que recibía el Instituto Nóos, apoderándose de los mismos”. Como podrían ser, por ejemplo, tres contratos directos de 300.000 euros que se agenció el talonmanista con el Gobierno de Matas tras actuar como intermediario en la venta del equipo ciclista Banesto para que luciera la marca Illes Balears por 18 millones. Contratos ubicados para los investigadores en el mundo de la ficción, sin expediente y por trabajos simulados.
Y ahora, mi pregunta. ¿Va en serio la cosa o se quedará en un paripé? Es decir, ¿habrá banquillo para el duque de Palma o será simplemente un trono con cuatro chinchetas contadas? Que el tal Diego Torres, compañero de fatigas del yerno del Rey, va a pagar hasta la muerte de Manolete, no lo dudo. Sin embargo quisiera ver, en el caso que las acusaciones sean probadas, el tono del marrón que se comerá Undargarín. No olvidemos que el manto juancarlista es amplio, cálido y muy, muy resistente.
Un sitio donde reflejar lo que piensas. Te invito a que compartas conmigo tu libertad.
jueves, 29 de diciembre de 2011
lunes, 26 de diciembre de 2011
La justicia es igual para todos
"Cualquier actuación censurable tiene que ser juzgada, porque la justicia es igual para todos", aseguró Don Juan Carlos. En eso estamos. El discurso de Nochebuena de S.M. nos ofreció esta guinda como la única merecedora de atención. El resto, pues lo mismo del año pasado pero con dos vueltas de sartén más. Nuestro monarca habló de la crisis, ese cáncer que él conoce de primera mano ya que la sufre en sus carnes, que no le alcanza a terminar el mes al pobre, que en su mesa se ha cambiado el Vega Sicilia por el Tetra Brick de Don Simón. Sillares del XVIII van a quemar en Zarzuela para calentarse como el invierno apriete, que para calefacción el palacio es muy grande y en Iberdrola no hacen descuentos a la realeza, que se sepa.
Chupando la cabeza de un langostino más salado que el demonio degusté sus sabias palabras y brindé por ellas. Ojalá fuera así, ojalá la ciega fuera ciega y no una tuerta puñetera que mira lo que quiere y cuando quiere. A los españoles no nos faltan ni fe ni ganas y medios son los que hay, qué le vamos a hacer, pero voluntad, ¡ay, voluntad! Existen tostadas que nadie se atreve a untar. Y eso que el Rey dejó al yerno vendidito, que si lo tiene al lado, no digo yo que con una zambomba no le hubiera arrimado al atlético y guapo desviador de fondos en sus aristocráticas partes. Un lazo en la cabeza y directo al talego, con grilletes de oro.
El caso es que me da a mí, no sé cómo lo veréis vosotros, que el duque de Palma, con todo el revuelo montado en torno a sus andanzas, de ésta no se escapa. Un palo se lleva, fijo. Lo que habrá que ver es si con dos azotes se zanja el asunto, y el altruista talonmanista se marcha de rositas con la cuenta sin tocar, o le trincan bien trincado y le embargan hasta la etiqueta de sus calzoncillos de seda. Después de muchas semanas de investigaciones sobre las prácticas irregulares de Iñaki Urdangarín, por fin éste tendrá que responder ante la justicia por presunta corrupción. Según publica este lunes el diario ‘El País’, será citado a declarar en los próximos días como imputado por el juez Castro. Una citación que se formalizará al alzarse el secreto judicial y apreciarse indicios de delito de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación. Ahí es nada. Que no se nos escabulla.
Y es que la pieza más que gorda, que lo es, grosera y repugnante asoma su cara. Buscando bacaladillas los investigadores han pescado un merluzo de cien kilos. Y como no se trata de un pezqueñín, gracias, a éste no hay que dejarle crecer más. Ni a éste ni a ninguno, que ya nos vale. Otro cantar es analizar por qué si en 2006 la Casa real conocía los tejemanejes del villano, no los denunció convenientemente, cubrió con una tupida capa al pícaro y le buscó curro en los USA con la noble intención de salvarle el culo. Sal de aquí que aún no te han pillado. Quizás algún juglar se atreva con el tema. Quizás.
Chupando la cabeza de un langostino más salado que el demonio degusté sus sabias palabras y brindé por ellas. Ojalá fuera así, ojalá la ciega fuera ciega y no una tuerta puñetera que mira lo que quiere y cuando quiere. A los españoles no nos faltan ni fe ni ganas y medios son los que hay, qué le vamos a hacer, pero voluntad, ¡ay, voluntad! Existen tostadas que nadie se atreve a untar. Y eso que el Rey dejó al yerno vendidito, que si lo tiene al lado, no digo yo que con una zambomba no le hubiera arrimado al atlético y guapo desviador de fondos en sus aristocráticas partes. Un lazo en la cabeza y directo al talego, con grilletes de oro.
El caso es que me da a mí, no sé cómo lo veréis vosotros, que el duque de Palma, con todo el revuelo montado en torno a sus andanzas, de ésta no se escapa. Un palo se lleva, fijo. Lo que habrá que ver es si con dos azotes se zanja el asunto, y el altruista talonmanista se marcha de rositas con la cuenta sin tocar, o le trincan bien trincado y le embargan hasta la etiqueta de sus calzoncillos de seda. Después de muchas semanas de investigaciones sobre las prácticas irregulares de Iñaki Urdangarín, por fin éste tendrá que responder ante la justicia por presunta corrupción. Según publica este lunes el diario ‘El País’, será citado a declarar en los próximos días como imputado por el juez Castro. Una citación que se formalizará al alzarse el secreto judicial y apreciarse indicios de delito de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación. Ahí es nada. Que no se nos escabulla.
Y es que la pieza más que gorda, que lo es, grosera y repugnante asoma su cara. Buscando bacaladillas los investigadores han pescado un merluzo de cien kilos. Y como no se trata de un pezqueñín, gracias, a éste no hay que dejarle crecer más. Ni a éste ni a ninguno, que ya nos vale. Otro cantar es analizar por qué si en 2006 la Casa real conocía los tejemanejes del villano, no los denunció convenientemente, cubrió con una tupida capa al pícaro y le buscó curro en los USA con la noble intención de salvarle el culo. Sal de aquí que aún no te han pillado. Quizás algún juglar se atreva con el tema. Quizás.
viernes, 23 de diciembre de 2011
Yo también estuve ahí
Yo también he estado ahí. Pero está claro que no en el mismo sitio. Llevo siete años sufriendo un Gobierno, siete plagas que me habilitan para valorarlo. José Luis Rodríguez Zapatero ya tiene su lugar en la historia de España (en lo que concierne a la historia del socialismo como que me la trae al pairo). Por el momento, el ínclito no ha alcanzado las cloacas, ya que acabamos de tirar de la cadena. Pero cuando toque alcantarilla, sin duda se confundirá entre las deposiciones y desaparecerá definitivamente de nuestras vidas (no de nuestros impuestos, que hay que pagarle la vecindad con Botín). En consecuencia, y desde una perspectiva objetiva y sosegada, alejada de intereses personales o partidistas, yo, soldado de a pie, manifiesto que me he cansado de padecer las decisiones del quinto presidente del Gobierno en democracia, y las sitúo, pues así corresponde, en la categoría de tropelías e infamias. Es evidente que para ejecutarnos ha contado con el inmenso apoyo, como presidente y secretario general del PSOE, de una parte de los militantes socialistas. Como también lo es que otros muchos, ahogados como el resto por las continuas torpezas de su gestión, han desertado de un ejército que, entre incondicionales, suicidas y estómagos agradecidos, ha rendido miserablemente plaza y cuartel.
Decir que Rodríguez Zapatero es un magistrado en democracia es un falaz atrevimiento, propio de los que han sabido arrimarse al poder del desquiciado ex presidente. Negar, mentir, camuflar, mentir, manipular, mentir, esconderse, mentir, dilapidar, mentir…Todo esto no es democracia, pues el engañado, el ofendido y el manipulado es el soberano pueblo. Y tampoco es defender al frente del Gobierno su programa electoral con sinceridad y valentía, cualidades ajenas al sujeto en cuestión. Tratamos con un mentiroso patológico y grandísimo cobarde que ha arrastrado al país a la debacle económica y social. Jamás ha habido tanta diferencia entre ricos y pobres, y esto sí que es una realidad tangible. ¿Que cometió errores? Todos los habidos y por haber, sin duda. Y con él los aplicados integrantes de sus equipos de gestión, que para meter la pata tanto hace falta mucha ayuda. ¿Qué había otras alternativas, para dar respuesta a la crisis? Pues claro que sí. Cualquiera menos las adoptadas, vistos los resultados. ¿Y qué hizo Zapatero? Se mantuvo al frente de un Gobierno legítimo, pues de las urnas salió. Sin embargo ni supo ni quiso ceder y dar paso nuevas ideas. Se enquistó en su incompetencia, y nos hizo perder posibilidades. Ahora algunos lloran y otros se descojonan porque debe dar el relevo en la Secretaría General del PSOE. Bien que lo veo. La roña hay que sacudírsela.
Tras la derrota sufrida en las últimas elecciones, los socialistas tienen por delante mucho trabajo que hacer. Un trabajo político que les va a exigir inteligencia, autocrítica y un profundo ejercicio de responsabilidad. Vamos, todo lo que les faltó a quienes estuvieron allí de manera evidente y entusiasta, a los que formaron parte de los Gobiernos que presidió José Luis Rodríguez Zapatero y están orgullosos de ello…Como para no estarlo, ¿verdad? Buenos sueldos por destruir, premios por asolar, estipendios de lujo por arrasar el Estado de Bienestar. Barrigas llenas y carteras rebosantes. Bien nacidos que no muerden la mano del que tan copiosamente les alimentó mientras finiquitaban la cohesión social. Aduladores inútiles, ex secretarios, ex subsecretarios y ex directores generales que son igual de culpables que su amo, José Luis Rodríguez Zapatero, y que, subidos en el mismo autobús que éste, han atropellado a la sociedad española.
A todos vosotros, signatarios de la vergüenza, deciros que yo también he estado ahí. Pero que, a diferencia de vosotros, incapaces gestores, no he gozado de las mieles del poder. He luchado en las trincheras, tragándome vuestra basura. Me he hundido en el fango y me he levantado cientos de veces, mientras vomitabais incompetencia. He sangrado y sangro por vuestra culpa. Y, aún así y a pesar de vuestro encomio, no me habéis derrotado todavía. A vosotros, que sois lo peor que nos podía haber pasado, os digo con cariño, poseído por los espíritus de las navidades pasadas, presentes y futuras, que tanta paz os llevéis a vuestras mansiones como miseria dejáis en la casa de los españoles. Iros a hacer puñetas.
Decir que Rodríguez Zapatero es un magistrado en democracia es un falaz atrevimiento, propio de los que han sabido arrimarse al poder del desquiciado ex presidente. Negar, mentir, camuflar, mentir, manipular, mentir, esconderse, mentir, dilapidar, mentir…Todo esto no es democracia, pues el engañado, el ofendido y el manipulado es el soberano pueblo. Y tampoco es defender al frente del Gobierno su programa electoral con sinceridad y valentía, cualidades ajenas al sujeto en cuestión. Tratamos con un mentiroso patológico y grandísimo cobarde que ha arrastrado al país a la debacle económica y social. Jamás ha habido tanta diferencia entre ricos y pobres, y esto sí que es una realidad tangible. ¿Que cometió errores? Todos los habidos y por haber, sin duda. Y con él los aplicados integrantes de sus equipos de gestión, que para meter la pata tanto hace falta mucha ayuda. ¿Qué había otras alternativas, para dar respuesta a la crisis? Pues claro que sí. Cualquiera menos las adoptadas, vistos los resultados. ¿Y qué hizo Zapatero? Se mantuvo al frente de un Gobierno legítimo, pues de las urnas salió. Sin embargo ni supo ni quiso ceder y dar paso nuevas ideas. Se enquistó en su incompetencia, y nos hizo perder posibilidades. Ahora algunos lloran y otros se descojonan porque debe dar el relevo en la Secretaría General del PSOE. Bien que lo veo. La roña hay que sacudírsela.
Tras la derrota sufrida en las últimas elecciones, los socialistas tienen por delante mucho trabajo que hacer. Un trabajo político que les va a exigir inteligencia, autocrítica y un profundo ejercicio de responsabilidad. Vamos, todo lo que les faltó a quienes estuvieron allí de manera evidente y entusiasta, a los que formaron parte de los Gobiernos que presidió José Luis Rodríguez Zapatero y están orgullosos de ello…Como para no estarlo, ¿verdad? Buenos sueldos por destruir, premios por asolar, estipendios de lujo por arrasar el Estado de Bienestar. Barrigas llenas y carteras rebosantes. Bien nacidos que no muerden la mano del que tan copiosamente les alimentó mientras finiquitaban la cohesión social. Aduladores inútiles, ex secretarios, ex subsecretarios y ex directores generales que son igual de culpables que su amo, José Luis Rodríguez Zapatero, y que, subidos en el mismo autobús que éste, han atropellado a la sociedad española.
A todos vosotros, signatarios de la vergüenza, deciros que yo también he estado ahí. Pero que, a diferencia de vosotros, incapaces gestores, no he gozado de las mieles del poder. He luchado en las trincheras, tragándome vuestra basura. Me he hundido en el fango y me he levantado cientos de veces, mientras vomitabais incompetencia. He sangrado y sangro por vuestra culpa. Y, aún así y a pesar de vuestro encomio, no me habéis derrotado todavía. A vosotros, que sois lo peor que nos podía haber pasado, os digo con cariño, poseído por los espíritus de las navidades pasadas, presentes y futuras, que tanta paz os llevéis a vuestras mansiones como miseria dejáis en la casa de los españoles. Iros a hacer puñetas.
Etiquetas:
carta socialistas a zapatero,
enfrentamiento psoe,
yo también
lunes, 19 de diciembre de 2011
Mensaje en una cadena
Hoy, un buen amigo, un experto superviviente, me ha remitido un correo electrónico de esos que inundan los ordenadores y que expresan, de una manera muy clara, el profundo sentir de mucha gente. Él lo habrá recibido de algún amigo, y éste, a su vez, de otro, y este otro de otro más, y así hasta encontrar su génesis. Un mensaje en una cadena (de retrete), una forma de difundir ideas y sentimientos merecedora de atención. Literatura popular.
Yo, aprovechando que ya está escrito, lo voy a fusilar convenientemente y lo ofrezco para la lectura de quién quiera. Reza del siguiente modo:
“Hay autonomías en las que se está entregando, o se va a entregar, una factura informativa del coste que ha supuesto nuestra visita al médico, de la asistencia que recibamos en Urgencias, de la intervención quirúrgica que hemos sufrido o de cualquier gasto que ocasionemos por tener la desgracia de ponernos enfermos. Naturalmente, me estoy refiriendo a la sanidad pública.
Lo hacen, o lo van a hacer, con la sana intención de que tomemos conciencia de lo que cuesta atendernos, aunque seamos nosotros mismos, con nuestros impuestos y cotizaciones, los que pagamos la fiesta.
Propongo que:
Cada vez que el rey, el presidente del gobierno, el ministro de turno, el presidente de comunidad autónoma que corresponda, el diputado, el senador, el presidente de la diputación, el alcalde, etcétera, se suba a su coche oficial, se le entregue la factura.
Cuando visite centros de mayores o colegios, engalanados especialmente para su visita, que le entreguen la factura.
Cuando asista a la multitud de fiestas, recepciones, comilonas, que se organizan por cualquier cosa, que le entreguen la factura.
Cuando se suba en trenes o aviones para viajar en clase especial, que le entreguen la factura.
Todo ello, claro, con la única intención de que tomen conciencia de lo que nos cuesta a los ciudadanos mantener tantos cargos públicos.”
Bien. Poco disiento del contenido del texto. Únicamente, quizás, en el destinatario final de las facturas políticas. Preferiría que nos las diesen en mano a nosotros, que fueran publicitadas con la transparencia suficiente para que supiésemos, con más pelos que señales, quiénes, cómo y en qué se pulen tamaño dineral ajeno. Más que nada porque, si se las dan a ellos a buen seguro que en una trituradora de papel perecerían a la velocidad de la luz. El pirata ya conoce su botín. Lo que falta es que los galeotes, ya que remamos y remamos, también participemos de esa información. Y como de cornudos no nos vamos a librar, conocer cuánto nos cuesta la cama sería todo un detalle.
Yo, aprovechando que ya está escrito, lo voy a fusilar convenientemente y lo ofrezco para la lectura de quién quiera. Reza del siguiente modo:
“Hay autonomías en las que se está entregando, o se va a entregar, una factura informativa del coste que ha supuesto nuestra visita al médico, de la asistencia que recibamos en Urgencias, de la intervención quirúrgica que hemos sufrido o de cualquier gasto que ocasionemos por tener la desgracia de ponernos enfermos. Naturalmente, me estoy refiriendo a la sanidad pública.
Lo hacen, o lo van a hacer, con la sana intención de que tomemos conciencia de lo que cuesta atendernos, aunque seamos nosotros mismos, con nuestros impuestos y cotizaciones, los que pagamos la fiesta.
Propongo que:
Cada vez que el rey, el presidente del gobierno, el ministro de turno, el presidente de comunidad autónoma que corresponda, el diputado, el senador, el presidente de la diputación, el alcalde, etcétera, se suba a su coche oficial, se le entregue la factura.
Cuando visite centros de mayores o colegios, engalanados especialmente para su visita, que le entreguen la factura.
Cuando asista a la multitud de fiestas, recepciones, comilonas, que se organizan por cualquier cosa, que le entreguen la factura.
Cuando se suba en trenes o aviones para viajar en clase especial, que le entreguen la factura.
Todo ello, claro, con la única intención de que tomen conciencia de lo que nos cuesta a los ciudadanos mantener tantos cargos públicos.”
Bien. Poco disiento del contenido del texto. Únicamente, quizás, en el destinatario final de las facturas políticas. Preferiría que nos las diesen en mano a nosotros, que fueran publicitadas con la transparencia suficiente para que supiésemos, con más pelos que señales, quiénes, cómo y en qué se pulen tamaño dineral ajeno. Más que nada porque, si se las dan a ellos a buen seguro que en una trituradora de papel perecerían a la velocidad de la luz. El pirata ya conoce su botín. Lo que falta es que los galeotes, ya que remamos y remamos, también participemos de esa información. Y como de cornudos no nos vamos a librar, conocer cuánto nos cuesta la cama sería todo un detalle.
viernes, 16 de diciembre de 2011
El Grinch Undargarín
Tan cerca de la Navidad estamos, que a uno sólo le apetece escribir sobre cualquier tema que trate sobre ella. Son días especiales, para los que nos gustan estas fiestas y sobre todo para los verdaderos protagonistas del evento, los niños. Ellos lucen sus villancicos en los colegios y esperan ansiosos los regalos que una adopción impuesta, la de Papá Noel, les deja en Nochebuena bajo el árbol o a los pies de la cama. No queda otra que evadirte de lo que te rodea y rendirte a la fuerza de la ilusión. Te pones frente al teclado del ordenador, sabes que toca una historia navideña, de amor, de solidaridad, alguna guirnalda con la que embellecer el abeto que compraste en los chinos, algún juego de luces para iluminar un belén en el que a San José le falta una pierna, los pastores se han comido la mula y el homenajeado Jesús se ha escapado para coser zapatillas de deporte en un taller clandestino. Qué bonito.
Inundado de alegría a pesar de saber que Melchor, Gaspar y Baltasar han abandonado el país, pues aquí ya no tienen nada que rascar, me rindo a la invasión americana y paso, sin entrar mucho en detalles, a contar a aquél que tenga un rato para leer, la hermosa historia del enemigo de Santa Claus, el Grinch. Este personaje egoísta y malvado aparece en la Navidad como contraposición al significado espiritual de la misma. Refleja el consumismo, la avaricia, la gula material. Cuantos más bienes tengas, más feliz serás. Todo para el bolsillo propio, a costa de lo que sea. Muy anglosajón el bicho, ¿verdad? Por estos apostólicos lares no tenemos nada de esto, qué va. Aquí, máximo el caganer, ese monigote que hace sus necesidades mientras observa cómo pasan los Reyes Magos camino del portal.
Y es que, para qué importar bichos raros de los USA con los que amenazar unas fechas tan entrañables si aquí, en la muy tradicionalista España, ya contamos con elementos suficientes capaces de amargarle la fiesta a cualquiera. Y si no que se lo digan al primero de los españoles, al más alto representante del híbrido sistema monárquico-republicano que disfrutamos con júbilo y entusiasmo, a nuestro monarca, el rey Juan Carlos. En su propia casa, delante de sus egregias narices, un duende pecador, morador de un palacete en Pedralbes, se está cargando, en compañía de otro u otros, trescientos años de institución. Sociedades por aquí y por allá, mucho dinero con veloces piernas difícil de perseguir. Un entramado financiero para llevárselo calentito supuestamente montado por un Grinch patrio, alto, rubio, guapo y deportista. El yerno ideal. Ni Azaña hizo tanto por la república.
Fumando espero el discurso navideño del rey. Quiero saciar la curiosidad de ver cómo S.M., diestro de tronío, torea el morlaco. Cuando hable de la crisis, de la insostenible situación económica, de la miseria que asola muchos hogares, lagrimones de vergüenza deberían brotar de sus ojos hasta oxidarle las medallas. Pues no olvidemos que el Grinch Undargarín le ha fastidiado (por no decir jodido) estas navidades, las del año que viene y unas cuantas y muchas más, que ya veremos las consecuencias de todo esto. Lo que parecía y lo que parece.
Inundado de alegría a pesar de saber que Melchor, Gaspar y Baltasar han abandonado el país, pues aquí ya no tienen nada que rascar, me rindo a la invasión americana y paso, sin entrar mucho en detalles, a contar a aquél que tenga un rato para leer, la hermosa historia del enemigo de Santa Claus, el Grinch. Este personaje egoísta y malvado aparece en la Navidad como contraposición al significado espiritual de la misma. Refleja el consumismo, la avaricia, la gula material. Cuantos más bienes tengas, más feliz serás. Todo para el bolsillo propio, a costa de lo que sea. Muy anglosajón el bicho, ¿verdad? Por estos apostólicos lares no tenemos nada de esto, qué va. Aquí, máximo el caganer, ese monigote que hace sus necesidades mientras observa cómo pasan los Reyes Magos camino del portal.
Y es que, para qué importar bichos raros de los USA con los que amenazar unas fechas tan entrañables si aquí, en la muy tradicionalista España, ya contamos con elementos suficientes capaces de amargarle la fiesta a cualquiera. Y si no que se lo digan al primero de los españoles, al más alto representante del híbrido sistema monárquico-republicano que disfrutamos con júbilo y entusiasmo, a nuestro monarca, el rey Juan Carlos. En su propia casa, delante de sus egregias narices, un duende pecador, morador de un palacete en Pedralbes, se está cargando, en compañía de otro u otros, trescientos años de institución. Sociedades por aquí y por allá, mucho dinero con veloces piernas difícil de perseguir. Un entramado financiero para llevárselo calentito supuestamente montado por un Grinch patrio, alto, rubio, guapo y deportista. El yerno ideal. Ni Azaña hizo tanto por la república.
Fumando espero el discurso navideño del rey. Quiero saciar la curiosidad de ver cómo S.M., diestro de tronío, torea el morlaco. Cuando hable de la crisis, de la insostenible situación económica, de la miseria que asola muchos hogares, lagrimones de vergüenza deberían brotar de sus ojos hasta oxidarle las medallas. Pues no olvidemos que el Grinch Undargarín le ha fastidiado (por no decir jodido) estas navidades, las del año que viene y unas cuantas y muchas más, que ya veremos las consecuencias de todo esto. Lo que parecía y lo que parece.
Etiquetas:
Discurso del rey,
discurso navidad del rey,
Grinch,
Undargarín
lunes, 12 de diciembre de 2011
El rey le enseña la salida.
Todo se pega en el país del donde dije digo, digo Diego. Hasta en los palatinos despachos las palabras rebotan en las paredes y vuelven torcidas. El sábado, de desvincular al duque de Palma de las actividades de la Casa Real, nada de nada. Lucubraciones malintencionadas de la canallesca. Qué malos son esos periodistas manipuladores y embusteros. O eso aseguraban los que de estas lides se encargan en Zarzuela. Hoy, por el lunes, dado el “comportamiento no ejemplar” de Iñaki Undargarín, campana y puerta. Coherencia áulica en su total esplendor. De un “todo es falso” se ha pasado en un mayestático chasquido a un “mejor que el yerno no aparezca por palacio, que se quede en los USA, que el ambiente no es el más propicio para que él luzca palmito. Por aquí, ni en pintura, que no está el horno para bollos de éstos, rellenitos los tengo, oiga.”
Y es que en esta tan monárquica España la gente está ya lo suficientemente mosca con lo que cuesta la realeza como para que desde la Casa Real se pudieran solapar estas supuestas vergüenzas. El rey se ha dado cuenta de que la institución que representa además de serlo, ha de parecerlo, y ha optado por rendir sus cuentas para que los de la plebe conozcamos en qué se gasta los cuartos que gentilmente le ingresamos. Hay miseria y hambre para repartir, y no se puede consentir que asome un solo billete que no tenga origen limpio. En consecuencia le han dicho claro, clarete, al duque que se las apañe. Qué sí, que la familia es la familia, pero como los trastos viejos, mejor cuanto más lejos. Y es que el tema está cogiendo velocidad. Si continúan avanzando los acontecimientos al ritmo actual, en el tradicional mensaje navideño nuestro monarca anunciará que ha solicitado una orden de alejamiento para que Undargarín no se arrime a menos de quinientos kilómetros de Madrid.
Mientras tanto, Mario Pascual Vives, abogado y único portavoz del duque de Palma, anda asegurando que su representado “está preocupado y apesadumbrado, y quizás también, por qué no decir, indignado” por las informaciones que están apareciendo y que le sitúan más cerca del delito que de la inmaculada honestidad que se le presupone. Además, el letrado asevera que, a día de hoy, el duque de Palma es un ciudadano como cualquiera de nosotros, y promete convocar a los medios antes del 22 de diciembre para explicar una serie de cosas. Aquí es donde, desde el más modesto vasallaje, servidor, que no traga con la aristocracia, introduce dos puntualizaciones, si se me permite tamaña osadía. La primera de ellas trata de sensaciones. Preocupación y pesadumbre vale, el duque debe tener toneladas de ambas. Pero la indignación no le corresponde por el momento a él, sino a los que asistimos entre expectantes y cabreados a tan ingrato espectáculo.
Y segunda. Opino, porque así lo creo, que si Iñaki Undargarín no fuera quién es, si en vez de un miembro ilustre de la realeza su condición fuera plebeya como la del que escribe y suscribe, tiempo haría que estaría entrando y saliendo del juzgado día sí y día también. Así que, con todo el respeto del mundo, de ciudadano común, un cuerno. Que de eso de que todos somos iguales, qué les voy a contar que no sea sabido. Siempre hay algunos que son más iguales que el resto de los mortales. Ajo y agua.
Y es que en esta tan monárquica España la gente está ya lo suficientemente mosca con lo que cuesta la realeza como para que desde la Casa Real se pudieran solapar estas supuestas vergüenzas. El rey se ha dado cuenta de que la institución que representa además de serlo, ha de parecerlo, y ha optado por rendir sus cuentas para que los de la plebe conozcamos en qué se gasta los cuartos que gentilmente le ingresamos. Hay miseria y hambre para repartir, y no se puede consentir que asome un solo billete que no tenga origen limpio. En consecuencia le han dicho claro, clarete, al duque que se las apañe. Qué sí, que la familia es la familia, pero como los trastos viejos, mejor cuanto más lejos. Y es que el tema está cogiendo velocidad. Si continúan avanzando los acontecimientos al ritmo actual, en el tradicional mensaje navideño nuestro monarca anunciará que ha solicitado una orden de alejamiento para que Undargarín no se arrime a menos de quinientos kilómetros de Madrid.
Mientras tanto, Mario Pascual Vives, abogado y único portavoz del duque de Palma, anda asegurando que su representado “está preocupado y apesadumbrado, y quizás también, por qué no decir, indignado” por las informaciones que están apareciendo y que le sitúan más cerca del delito que de la inmaculada honestidad que se le presupone. Además, el letrado asevera que, a día de hoy, el duque de Palma es un ciudadano como cualquiera de nosotros, y promete convocar a los medios antes del 22 de diciembre para explicar una serie de cosas. Aquí es donde, desde el más modesto vasallaje, servidor, que no traga con la aristocracia, introduce dos puntualizaciones, si se me permite tamaña osadía. La primera de ellas trata de sensaciones. Preocupación y pesadumbre vale, el duque debe tener toneladas de ambas. Pero la indignación no le corresponde por el momento a él, sino a los que asistimos entre expectantes y cabreados a tan ingrato espectáculo.
Y segunda. Opino, porque así lo creo, que si Iñaki Undargarín no fuera quién es, si en vez de un miembro ilustre de la realeza su condición fuera plebeya como la del que escribe y suscribe, tiempo haría que estaría entrando y saliendo del juzgado día sí y día también. Así que, con todo el respeto del mundo, de ciudadano común, un cuerno. Que de eso de que todos somos iguales, qué les voy a contar que no sea sabido. Siempre hay algunos que son más iguales que el resto de los mortales. Ajo y agua.
Etiquetas:
casa real,
familia real,
Instituto noos,
iñaki undargarin,
Zarzuela
jueves, 8 de diciembre de 2011
Limitando a Undargarín
Esto de la monarquía como que me pilla muy lejos. Muy complejo para alguien tan limitado de entendederas como yo. Tiene de todo la realeza, no hay labor que se escape, no hay campo sin cubrir. Hasta habrá un equipo de técnicos cualificados que se dediquen a repasar de diario las juntas de los baldosines del Palacio, no vaya a ser que un tropezón tiña de negro al país. Y es que, con el lío en el que se ha metido el Duque de Palma, va uno descubriendo cómo funcionan las cosas en la casa del Rey. Ahora, que parece que le están enseñando la puerta al yerno, antes de que se planten del juzgado a buscarle, he descubierto que existe una Unidad de Relaciones con los Medios de Comunicación en la Casa Real. Un nombre que no cabe en una nómina cristiana. ¿Dónde trabaja tu padre? En la URMCCR. Ni abreviado se puede escribir. Un curro brutal, supongo, ése de controlar la manada salvaje de periodistas que aporrean las puertas de La Zarzuela, ávidos de sangre azul. No sé si serán muchos en plantilla en la Unidad de Relaciones y tal y tal, pero “reventaicos” tienen que estar los pobres con la faena.
Resulta que ha saltado, malvada, la noticia de un maquiavélico plan para desvincular a las infantas Elena y Cristina, y al marido de ésta, como integrantes del núcleo de la Familia Real. Soltar neutrones, que sólo aportan masa, y librarse del único electrón que queda en la órbita desparramando arrobas de carga negativa. Un Iñaki Undargarín, sospechoso de llevarse hasta la publicidad de los buzones para venderla al peso, que ya no cae tan bien como antes, tan alto, tan guapo, tan deportista, tan majo el chico. Librarse del muchacho, que tiene números para tirarse una temporada en el hotel de los barrotes, y que la Familia Real se limite a los reyes, los príncipes y las hijas de éstos, Leonor y Sofía. Poco, pero bueno.
Y he aquí que ha reaccionado rápida y audazmente la Unirremecocarre lanzando un comunicado en el que lamenta profundamente haber contribuido a que algunos medios hayan recogido de forma equívoca o errónea este tema. Vamos, que de aligerar lastre, nada de nada. Son los que son y los que vengan por Real Decreto 2917/1981, de 27 de noviembre, por el que se establece el Registro Civil de la Familia Real. Nacimientos, matrimonios, defunciones y cualquier acto inscribible con arreglo a la legislación sobre Registro Civil, que afecten al rey de España, su augusta consorte, sus ascendientes de primer grado, sus descendientes y al príncipe heredero de la Corona. Jaime de Marichalar se divorció, y del libro desapareció. Él y sus trajes.
El caso es que desde Zarzuela quieren dejar claro que la disminución de las actividades de las infantas y del duque de Palma nada tiene que ver con el caso Palma Arena, el Instituto Noos y demás zarandajas sin fundamento que pululan por ahí. Contratitos de millones de euros por el “usted sí sabe quién soy yo”, fundas nórdicas rellenas de billetes de quinientos. Eso está muy feo, dónde vamos a parar tratando así a los grandes de España. Una turba de desalmados es lo que somos. Pobrecitos ellos, pesada es la carga de pertenecer a la realeza.
Concluyendo. Tal y como está el patio, y puestos a elegir (que no se me ofenda nadie), visto lo visto prefiero a los Reyes Magos, que sólo cuestan dinero una vez al año, traen cosas en vez de llevárselas, y que, desde que persiguieron la estrella hasta nuestros días, han sido siempre tres, ni uno más ni uno menos.
Resulta que ha saltado, malvada, la noticia de un maquiavélico plan para desvincular a las infantas Elena y Cristina, y al marido de ésta, como integrantes del núcleo de la Familia Real. Soltar neutrones, que sólo aportan masa, y librarse del único electrón que queda en la órbita desparramando arrobas de carga negativa. Un Iñaki Undargarín, sospechoso de llevarse hasta la publicidad de los buzones para venderla al peso, que ya no cae tan bien como antes, tan alto, tan guapo, tan deportista, tan majo el chico. Librarse del muchacho, que tiene números para tirarse una temporada en el hotel de los barrotes, y que la Familia Real se limite a los reyes, los príncipes y las hijas de éstos, Leonor y Sofía. Poco, pero bueno.
Y he aquí que ha reaccionado rápida y audazmente la Unirremecocarre lanzando un comunicado en el que lamenta profundamente haber contribuido a que algunos medios hayan recogido de forma equívoca o errónea este tema. Vamos, que de aligerar lastre, nada de nada. Son los que son y los que vengan por Real Decreto 2917/1981, de 27 de noviembre, por el que se establece el Registro Civil de la Familia Real. Nacimientos, matrimonios, defunciones y cualquier acto inscribible con arreglo a la legislación sobre Registro Civil, que afecten al rey de España, su augusta consorte, sus ascendientes de primer grado, sus descendientes y al príncipe heredero de la Corona. Jaime de Marichalar se divorció, y del libro desapareció. Él y sus trajes.
El caso es que desde Zarzuela quieren dejar claro que la disminución de las actividades de las infantas y del duque de Palma nada tiene que ver con el caso Palma Arena, el Instituto Noos y demás zarandajas sin fundamento que pululan por ahí. Contratitos de millones de euros por el “usted sí sabe quién soy yo”, fundas nórdicas rellenas de billetes de quinientos. Eso está muy feo, dónde vamos a parar tratando así a los grandes de España. Una turba de desalmados es lo que somos. Pobrecitos ellos, pesada es la carga de pertenecer a la realeza.
Concluyendo. Tal y como está el patio, y puestos a elegir (que no se me ofenda nadie), visto lo visto prefiero a los Reyes Magos, que sólo cuestan dinero una vez al año, traen cosas en vez de llevárselas, y que, desde que persiguieron la estrella hasta nuestros días, han sido siempre tres, ni uno más ni uno menos.
viernes, 2 de diciembre de 2011
Feliz Navidad, de momento.
Navidades chungas se avecinan. Para la mayoría. Para esa ingente masa de bobos que mantenemos el sistema, que buscamos con desesperación sustento y bienestar. Trabajar y trabajar, si hay suerte y tienes trabajo. Y si encima cobras algo razonable, ya ni te digo. Una orgía. Te puedes permitir el lujo de comer en condiciones, de vestirte con cierta apariencia, aunque la camisa tenga más años que la Universidad de Salamanca. Incluso darte caprichos esporádicos en forma de cañita con los amigos. Un privilegio a disfrutar, qué puñetas, que no todo va a ser penar y penar en este valle de lágrimas.
Y en esas estamos el grueso de la población. Más impuestos, menos sueldos, ajustémonos que hay que cumplir, un sacrificio como Estado que nos saque del pozo. Marcialmente, que hay que empujar en el mismo sentido. Qué bonito. España unida ante la crisis. Lloro de emoción.
Claro que, como en todos los sitios, siempre está el golfo que se sale de la cola y hace la guerra por su parte. Eso sí, los tiros los pega usando munición robada. ¿De quién hablo? No es tan difícil suponer. Del socio honorario de la casta, logia, raza, estirpe, secta, banda,…Llamémoslo como nos apetezca. Personaje, electo o no, al que le importa un carajo el sufrimiento ajeno mientras su talega continúe sumando cuartos. Como por ejemplo esos concejalillos de Vilassar de Mar (Barcelona) que, con lo que está jarreando, se suben el sueldo un 30% por la cara, argumentando que cobran menos de lo que deberían. Ahí están ellos, mas chulos que un ocho, vacilándole al personal. Ellos, que son el problema, no la solución.
Llegas a pensar que nada cambia. Y que nada cambiará si siguen insultándonos sin que reaccionemos. Te coges un Boletín Oficial de la provincia que quieras, te lees los sueldos que estos sujetos ponen y se ponen, y la sangre se torna ácido sulfúrico. El diablo te posee. Que venga el Tío de la vara a deslomarles.
Pero es Navidad. Tiempo de paz y amor. Tiempo de buenas voluntades, generosidad y solidaridad. Tiempo de alegría. Tiempo de sonrisas y villancicos. Brindaremos con agua del grifo, untaremos el pan con mantequilla sin sal y lo cubriremos espléndidamente con una suculenta rodaja de mortadela. Nos besaremos con cariño y fruición. Qué no falte de nada, que son fiestas. Ánimo, tropa de paganos. Olvidemos a aquéllos que nos han arruinado, a los que nos roban con alevosía, a los que especulan con nuestras vidas, a los que se comen el pastel y no nos dejan ni chupar una cucharilla. Dividendos, acciones, bolsa aquí y bolsa allá, cabréate, cabréate. Vende lo que tienes, transforma tus muebles en pan y fiambre y mezcla el yeso de las paredes con agua si quieres leche con calcio. Otros se comerán esos manjares que ni sabes que existen. Otros se beberán esos caldos que cuestan más que tu casa. Otros lucirán ufanos esa bastarda hermosura que tan gustosos subvencionamos. Qué lejos están de nosotros, que no podemos echarles el guante. Por ahora.
Así que, como todos los años, en estas fechas tan maravillosas quiero expresar mi más sincero anhelo de felicidad y prosperidad para todos. Bueno, para casi todos. A esta ralea de sinvergüenzas y ladrones sólo me nace decirles, desde mi más profundo convencimiento, que corran lo más rápido que puedan, que algún día les pillaremos y pagarán por lo que hacen y deshacen. No se librarán, no. Al resto, a los que como yo con sobrevivir se dan por satisfechos, mi corazón les desea suerte, trabajo y salud. En el orden que prefieran. Feliz Navidad, aunque suene a cachondeo. De lo del Año Nuevo, mejor ni hablar. Miedo le tengo.
Y en esas estamos el grueso de la población. Más impuestos, menos sueldos, ajustémonos que hay que cumplir, un sacrificio como Estado que nos saque del pozo. Marcialmente, que hay que empujar en el mismo sentido. Qué bonito. España unida ante la crisis. Lloro de emoción.
Claro que, como en todos los sitios, siempre está el golfo que se sale de la cola y hace la guerra por su parte. Eso sí, los tiros los pega usando munición robada. ¿De quién hablo? No es tan difícil suponer. Del socio honorario de la casta, logia, raza, estirpe, secta, banda,…Llamémoslo como nos apetezca. Personaje, electo o no, al que le importa un carajo el sufrimiento ajeno mientras su talega continúe sumando cuartos. Como por ejemplo esos concejalillos de Vilassar de Mar (Barcelona) que, con lo que está jarreando, se suben el sueldo un 30% por la cara, argumentando que cobran menos de lo que deberían. Ahí están ellos, mas chulos que un ocho, vacilándole al personal. Ellos, que son el problema, no la solución.
Llegas a pensar que nada cambia. Y que nada cambiará si siguen insultándonos sin que reaccionemos. Te coges un Boletín Oficial de la provincia que quieras, te lees los sueldos que estos sujetos ponen y se ponen, y la sangre se torna ácido sulfúrico. El diablo te posee. Que venga el Tío de la vara a deslomarles.
Pero es Navidad. Tiempo de paz y amor. Tiempo de buenas voluntades, generosidad y solidaridad. Tiempo de alegría. Tiempo de sonrisas y villancicos. Brindaremos con agua del grifo, untaremos el pan con mantequilla sin sal y lo cubriremos espléndidamente con una suculenta rodaja de mortadela. Nos besaremos con cariño y fruición. Qué no falte de nada, que son fiestas. Ánimo, tropa de paganos. Olvidemos a aquéllos que nos han arruinado, a los que nos roban con alevosía, a los que especulan con nuestras vidas, a los que se comen el pastel y no nos dejan ni chupar una cucharilla. Dividendos, acciones, bolsa aquí y bolsa allá, cabréate, cabréate. Vende lo que tienes, transforma tus muebles en pan y fiambre y mezcla el yeso de las paredes con agua si quieres leche con calcio. Otros se comerán esos manjares que ni sabes que existen. Otros se beberán esos caldos que cuestan más que tu casa. Otros lucirán ufanos esa bastarda hermosura que tan gustosos subvencionamos. Qué lejos están de nosotros, que no podemos echarles el guante. Por ahora.
Así que, como todos los años, en estas fechas tan maravillosas quiero expresar mi más sincero anhelo de felicidad y prosperidad para todos. Bueno, para casi todos. A esta ralea de sinvergüenzas y ladrones sólo me nace decirles, desde mi más profundo convencimiento, que corran lo más rápido que puedan, que algún día les pillaremos y pagarán por lo que hacen y deshacen. No se librarán, no. Al resto, a los que como yo con sobrevivir se dan por satisfechos, mi corazón les desea suerte, trabajo y salud. En el orden que prefieran. Feliz Navidad, aunque suene a cachondeo. De lo del Año Nuevo, mejor ni hablar. Miedo le tengo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)