UGT y CC OO convocan a las barricadas el 29 de marzo y les puede salir el tiro por la culata. Tal ha sido su actitud mientras se cocía el desastre que muchos españoles piensan que los dos de Yellowstone han encontrado en la reforma laboral una excusa para detener el hachazo en las subvenciones y los privilegios que se les viene encima y que les va a dejar temblando. Los mismos españoles que te dicen que todo es fruto de mariscadas pasadas y el deseo de unos sindicalistas de matacagar de no perderse las futuras, que creen que Méndez y Toxo se someten a la voz del amo Alfredo y ejecutan pasos de baile para el que tan ricamente les alimentó los últimos años, o que consideran que lo único que pretenden los dos gemelos es justificarse y asirse a la poltrona para seguir medrando, camuflando en arrebatos la vergüenza de su proceder.
Hay muchos sufridores en esta España que están hartos de los sindicatos durmientes, que consideran que ya no representan a nadie, salvo a su propio culo, y a los que molesta, y mucho, tener que mantenerlos con dinero público. Gente que no confía en la voluntad de los que ya les han traicionado y que, aun estando totalmente en contra de la canalla reforma laboral, no se puede alinear con los que por hechos y deshechos se pasaron al enemigo vendiendo a los trabajadores.
Menos mal que en esta fiesta fúnebre no todos los sindicatos son iguales, que algunos hay que no van a participar en la pantomima del 29 de marzo, que no comulgan con los compromisos políticos de UGT y CC OO con el PSOE y que están agotando todos los canales posibles de negociación. Como por ejemplo CSI-F. A pesar de estar en contra de la reforma laboral por la pérdida de derechos que supone para los trabajadores, CSI-F no secunda esta convocatoria de huelga por considerarla inoportuna, al no haberse cerrado aún las puertas abiertas en su trámite parlamentario. En vez de optar por el pataleo sindical, CSI-F está presentando a los Grupos Parlamentarios propuestas para mejorar el texto y, como sindicato más representativo, adoptará los acuerdos oportunos de movilización en defensa de los intereses laborales de los trabajadores sin dejarse influir por los calendarios políticos.
Hay que agotar todas las vías posibles antes de lanzarse a las mariscadas (perdón, barricadas, es que no rijo yo mucho…). La reforma laboral se modificará, si se modifica, en una mesa de trabajo y no con los generales desayunando en el Villa Magna mientras lanzan a sus tropas a la batalla. Sindicatos como CSI-F apuestan por la lógica y el trabajo, pero a otros sólo les quedan las ganas de conservar sueldo y posición. Estos últimos son, casualmente, sindicatos de clase. Pero, ¿de qué clase?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario