martes, 26 de junio de 2012

Moody´s y la Merkel


Dos cosas, dos razones. Una de escalones y la otra de los limones peludos que cuelgan del sector masculino (y de algún integrante del sector femenino también, por qué no) de la población activa y pasiva de la sacrosanta España. La primera, los peldaños, los que nos hacen daño cuando resbalamos de seguido. Los coleguillas de Moody´s. Entidad con nombre de cervecería irlandesa plagada de mamones. Nadie les cuestiona, nadie duda de su palabra, el rebaño de especuladores mea colonia cada vez que el susodicho lupanar ofrece carne de saldo para encamar y tirar. Los ladrones globalizados suman dividendos con los partos sietemesinos de esta banda. Su palabra es dogma y sus calificaciones negocio para los que controlan el dinero electrónico y el de papel cuché. Ahora te bajo cuatro escalones para que te despeñes y así los buitres nos quedamos con tu vida a precio de saldo. Mientras tanto, no te cambies ni de bragas ni calzones que los que tienes te han de durar hasta que nos cebemos con otros pardillos.
La segunda, los colgajos testorenónicos (palabro al canto). No tiene nada que ver, o quizás sí. Un niño francés y otro español juegan en un parque. El pequeño gabachín le pregunta al paria del sur: “¿A qué quieres que juguemos?” (en francés en el original). El españolito, con más tierra encima que piel, un costrón en cada rodilla y los gayumbos dibujados de lamparones (la miseria, ya sabéis) le contesta: “Fransuá, llama a tu primo Otto, que venga y que me lo pregunte él”. “¡Otto, bien ici. L'Espagnol de merde veut que tu viennes” (más o menos, que mi conocimiento del francés tira más a lo carnal). En eso que aparece un devorador de chucrut, merkeliano del planeta Klingon, que estaba corriendo a leches a un griego, a un irlandés y a un portugués mientras les guindaba la merienda. “Was ist das, sklave?” (que viene a significar que a ver lo que quieres que te deslomo recogiendo algodón). “Mira, dice Fransuá que a qué jugamos”. “Was wollen Sie spielen?”, dice Otto, el pequeño invasor nazi (¿a qué quieres jugar?, del traductor de google). “Cogeos de la mano, abrir bien los pampos y responderme, potentados del norte… ¿A qué queréis que os gane?”
Toca mezclar escalones con gónadas. Si los chorizos de las Agencias nos chulean, hora es de plantarles cara y romper la baraja. Caer, caeremos igual, pero será más divertido si nos llevamos por delante todo lo que respire. Alemanes y franceses, al mismo pozo ciego que nosotros. Al enemigo, ni agua. Ya que estamos en guerra, luchemos contra el eje del mal en nuestro campo. Hitler lo intentó con los tanques, y la Merkel, en santa alianza con los mercados y los que los manipulan, lo está haciendo con los euros. El cuarto Reich es una losa que nos aplastará hasta que no le demos a la Angelita una patada en los limones y la tiremos escalones para abajo. Demagogia barata, ¿a qué sí? 

martes, 19 de junio de 2012

La Merkel y Blancanieves


No sé cómo se llama la madrastra de Blancanieves. He investigado por ahí y salvo un dato que la denomina “Reina Grimhilde”, parece no tener nombre. Simplemente eso, Reina, Bruja o Madrastra. Indefinido el personaje, sin pasar por una pila bautismal. Y no soy el único zumbado que se hace la pregunta. Un historiador, buscando el origen del cuento (hay gente para todo), localiza a la susodicha en Lohr, una población de la Franconia alemana, y la identifica como Claudia Elisabeth María von Venningen, condesa imperial de Reichenstein, ni más ni menos...Fíjate tú la chorrada sobre la que me ha dado por escribir. Pero tiene su explicación este ataque mental, de veras, que aún no se me ha ido la pinza del todo.
Veréis. De pequeño le cogí una tirria terrible a la tipeja. No entendía por qué deseaba tanto matar a la princesa. Ordenó arrancarle el corazón con tal de ser la más bella del reino. Después, al enterarse de que el cazador se la había metido doblada, se transformó en un esperpento narigudo, se fue a casa de los enanos y les amargó la vida envenenado a la pobre Blancanieves. Todo por el poder, por ser la única, la mejor, controlar lo controlable y dominar lo que le rodeaba. Humillando y matando. Una joya. Como la actual dueña de Europa.
Y es que, cada día que pasa, la Merkel, alemana como la otra, malvada como la otra, y repelente como la otra, se parece más y más al sapo cuartelero que intentó cepillarse a Blancanieves y putear a los enanos. Igual es que es la misma…O no. Dice mi hija que la amiga Ángela le recuerda a Úrsula, la mala de la sirenita, por las arrobas. O incluso a Lady Tremaine, la de la Cenicienta, por el látigo esclavista. O a Maléfica, la de la Bella Durmiente, por su pacto con el diablo. Aunque yo creo que tiene más de Jafar, el de Aladdin. Quizás por el bigote…
Entenderme. Ver llorar al mudo supuso para mí un auténtico drama. Entre eso y que ya no aguanto más la invasión alemana, pues a degenerar un poco. De algo tengo que reírme. Digo...

lunes, 18 de junio de 2012

Morir matando.


Quiero morir matando. Lo pinten como lo pinten, vengan los griegos y se inmolen, le presten dinero a la banca española, nos suban los impuestos, nos bajen los salarios, nos amputen derechos a destajo o aceptemos pulpo alemán como animal director y de compañía. Sea como sea, los mercados, con el beneplácito teutón, nos están violando con nocturnidad y alevosía, que ni sentarnos podemos ya. La Merkel no quiere eurobonos ni unión bancaria; el cuarto Reich que tiene montado se le desmoronaría. Y yo le entiendo a la mujer. Supondría colocar su deuda al nivel de los países rescatados. Y eso no puede ser. Mejor sacrificar a los parias y pasarse por el forro la unión…¿Qué unión?...

Es por ello que, ya que voy a morir seguro, prefiero llevarme por delante a todo dios. Y es muy fácil, cuestión de arrestos. O nos dejan en paz o nos cargamos el euro. Suspensión de pagos y ya cobrarán, todos a la cola. Venga usted mañana y ya veremos lo que cobra, cómo lo cobra y cuándo lo cobra, si es que acaba cobrando. Y nosotros, a comernos los unos a los otros si es menester. Cualquier cosa menos seguir permitiendo el acoso y derribo orquestado que estamos sufriendo. Ya que  España no nos pertenece, si alguien tiene que destruirla del todo, que seamos los españoles los que lo hagamos, y no los invasores.
Así que, la próxima vez que el FMI pida más sangre, al carajo han de ir, con una bota, con una bota. Y si los especuladores continúan forrándose con el juego que se traen entre manos, rompamos la baraja. Al carajo también con otra bota, con otra bota. Y si los alemanes se cabrean, pues en el carajo queda sitio para unos cuantos más. Qué ya está bien de palmar. Rien va plus, visceral que es uno.

domingo, 17 de junio de 2012

De la CAM a la cárcel


Tras varios días desconectado de prensa y noticias, me pongo a leer y me llevo una alegrón del ocho. Prisión para uno de la CAM que ha levantado medio millón de euros. No me lo puedo creer. Ya ha empezado la ciega de la balanza a actuar según se espera de ella. Un mangante de esos de chaqueta y pensión vitalicia que ingresa en el talego. La cosa cambia, España abandona el bananerismo y la justicia comienza a aplicar el castigo a los perversos. Aleluya…
Joder. Pero si al que han enchironado es al currante de la sucursal de Yecla, ése que el 20 de abril, presuntamente, se agenció 500.000 euros y salió cortando. Lo han trincado en Badajoz…Mi gozo en un pozo. Yo que creía que se había abierto la veda para cazar gorrinos salvajes, y resulta que no, que un miserable choricillo ingresa en la cárcel mientras la ristra de morcillas y morcillones que se han pulido los millones sigue en la calle, luciendo chalet y buga y partiéndose el pecho a reírse de todos... Nada, no hay nada que hacer. Encima, a éste le han encontrado 100.000 euros y se los han quitado tal que ya. A los otros, que saben dónde tienen la pasta, no les han tocado ni un céntimo de lo esquilmado y, a este paso, ni se lo tocarán. Por lo visto, para desviar cuartos y vivir como Dios sin temor ni vergüenza, lo suyo es disfrutar de un buen cargo directivo.
Menos mal que todo indica que vamos a ser campeones de la Euro. Qué sí, qué ya está claro, qué nadie nos va a ganar. Al fin y al cabo es un torneo familiar, entre países amigos, y en esto nosotros, aunque no sea la más gorda, tenemos la prima que más promete, con mayores posibilidades de hincharse e hincharse hasta reventar…¿Alemania?...¡Quita, quita!...En cuanto alcancemos los 1.500 puntos, fijo que ni se presenta al partido. ¡Ah!...Que no va de eso, que es fútbol. Lástima. Yo que creía que era algo serio. Me ha pasado lo mismo que con lo del de la CAM. El que tiene hambre sueña con rollos…Tengo que ponerme al día…

lunes, 11 de junio de 2012

Los siete pecados de MAFO


Dice Miguel Fernández Ordóñez, MAFO para amigos y enemigos, que el Banco de España fue lento ante la crisis financiera española. Lento de cojones (¡uy, se me ha escapado!). Pero que lo fue sin querer, que él no lo pretendía, pero que entre  la hernia, el tiempo, el calor que me tiene mareado y que no me dejan hacer nada estos mamones, pues como que no he podido evitar que el sistema financiero español, los bancos y por ende España entera y parte del extranjero se hayan ido en bendita procesión a criar malvas.
El Banco de España ha presentado al FMI (Fondo Monetario Internacional, no Federación de Municipios Insolventes, no confundamos) una carta explicando los motivos por los que a MAFO y su banda de inspectores les pesó el culo para evitar el deterioro de un sector que ha llevado a España a pedir el rescate a sus socios europeos. Triste es de pedir, pero más triste es de robar. Dice MAFO que la culpa es de la regulación, del Gobierno, de las comunidades autónomas y demás restricciones. Y del ordenanza, del de las fotocopias, del auxiliar administrativo de la segunda planta, del que arregla la máquina de café, de un primo suyo de Murcia, qué hermosa eres, y de Avelina, la del estanco, que no para de provocar.
Cualquier cosa antes que reconocer la propia incompetencia. Siete razones le ha pasado a Christine Lagarde, y ésta se las ha comido dobladas. Una; los instrumentos legales adecuados para la resolución de crisis no se introdujeron hasta 2009 (la creación del FROB). En el mientras tanto, el interplanetario vaciaba la saca aliando civilizaciones y tal. Dos; el deterioro de la economía ha sido más prolongado de lo previsto (hay que ser o muy ciego o muy tonto como para no haber previsto esto…o muy ciego o muy tonto). Tres; los gobiernos tienen la culpa, pío, pío, que yo no he sido, aunque me paguen una buena morterada. Cuatro; las entidades internacionales que podían haber participado en fusiones y adquisiciones de entidades españolas ni han podido ni han querido meterse en el charco. Y no es para culparles, no. Cinco; resulta que no han podido cepillarse ni un banco de los que estaban en ruinas. Mientras han quedado dividendos  a repartir, una carnicería, oiga. Seis; las cajas de ahorros, poseídas por los políticos de matacagar, imposibles de reestructurar y menos de controlar. Cuevas de ladrones todas, sin excepción. Y siete, las Comunidades Autónomas, yo fusiono mi caja, tú fusionas tu caja, él fusiona su caja, nosotros nos llevamos la mojada, vosotros os lleváis también tajada y ellos que paguen la fiesta.
Total. Siete razones de MAFO. Siete enanitos para justificar lo injustificable. Siete pecados capitales de un Gobernador del Banco de España que, por acción u omisión, parte de culpa, y grande, tiene en lo que ocurre en este país. Que tanta miseria se lleve como deja el pobre Miguel.

miércoles, 6 de junio de 2012

Carlos Dívar, santo varón.


Dice Carlos Dívar que sus gastos están justificados y son una miseria, y que no se le pasa por la cabeza dimitir ya que supondría reconocer que tenía una culpabilidad, cuando no es así. Vamos, que es más inocente que San Nicolás y por ello, por no manchar su pulcro nombre, de asistir voluntario al Parlamento para explicar el por qué de sus supuestas juergas, nada de nada. Él, santo varón, opta por ser prudente y esperar.
La prudencia la marca su silencio. No ha dicho si va a aguardar los acontecimientos en su casa, o decidirá gastarse una miseria más del dinero público esperando paciente, mojito en mano, durante una pila más de fines de semana a todo tren en la Costa del Sol. A tal respecto, mira que he buscado dónde se recoge que con el cargo va incorporado el chaveo indiscriminado de la pasta ajena, y no lo he encontrado por ningún lado. Igual es que no sé ya leer.
Lo de este señor es una prueba de que, en esta España de pandereta, donde el golfo es capitán general y nadie tiene arrestos de degradarle a letrinas, cuando más arriba nos colocamos los parias a buscar, más fulero es el poderoso que encontramos y más inmune a la acción de la Ley se siente el caradura que nos recibe.
Un apunte para terminar. Con las miserias que se ha pulido el señor Dívar en la veintena de festivales que se ha dado, alguno que otro comería todo el año. Que cada uno piense lo que quiera, pero éste a mí también me sobra.

Lo pequeño es grande

Hace un rato María, mi hija de once años, me ha regalado una vez más, y ya van unas cuantas, una lección. Alguien que aún no ha aterrizado en este mundo parece conocerlo mejor que yo, que ya estoy hasta las narices de pelear en él y con él. Hablábamos sobre aprovechar a tope los destellos con los que la vida te obsequia a veces. Yo le decía que aprendiera a valorar momentos y cosas, que tenía que exprimir al máximo lo que llegase a sus manos, que fuera ambiciosa e independiente, que luchara por ser libre, que no se dejase aplastar nunca y que trabajase por alcanzar sus sueños. Los adultos hemos creado, con nuestras acciones y omisiones, un monstruo terrible que acabará devorando a aquéllos que no sepan sobrevivir. Y ella me ha mirado con sus enormes ojos y me ha respondido que lo pequeño es grande, y muchas veces lo grande es, en realidad, muy pequeño. Después, una sonrisa, una de las suyas, un beso de buenas noches y hasta mañana. Y así me ha dejado.

Y es que ella, ahora, es feliz. Veréis, os sitúo. Uno, además de plasmar sus lamentos, también escribe teatro. “Amigo lobo, si te cogen te parten el lomo” es el último hijo que he parido. Y he contado con el Grupo de Teatro Mornés, de Alicante, para su representación. El domingo pasado. María y 43 niños más, de edades comprendidas entre los 7 y los 12 años, se atrevieron a estrenar esta obra de dos horas de duración y ante 500 espectadores. Impresionantes, por dentro y por fuera, valientes y atrevidas personitas que se comieron el escenario y desplegaron su inmensa ilusión para realizar una brutal puesta en escena. 44 fueron, 44 son maravillosos. Tuve la suerte de trabajar con ellas y ellos en la aventura, ése fue el regalo que me hicieron y que constituye ya uno de los mejores recuerdos que tengo y tendré. Es muy complicado que vuelva a ver algo tan deslumbrante como el brillo de sus ojos al salir al escenario, algo tan hermoso como sus rostros, dibujados con una mezcla explosiva de nervios y alegría. Y tuve la fortuna de que me invitasen a participar en su mundo, permitiendo que me sintiera libre, feliz, niño. Nunca podré agradecerles este obsequio, nunca podré devolverles este cacho de vida que, envuelto en sus sonrisas y sus abrazos, llevaré siempre cosido al corazón.

María tiene razón. Con lo que nos ha tocado vivir, tenemos que agarrar con fuerza lo que de verdad importa. Yo soy un afortunado. Muchas pequeñas cosas, 44 pequeñas cosas lucieron, tal y como bien dice ella, muy grandes, enormes, colosales. María Salinas, Arantxa Ortín, María Moya, Mireia González, Lucía Sánchez, Blanca Bernabéu, Thais Mora, Natalia Mañoguil, María Marco, Mireia Sáez, Lucía Collado, Jorge Tarí, Eugenio Herrero, Fernando Llopis, Marta Andreu, Blanca Cortés, Ana Fernández, Verónica Hernández, Xenia Mora, María Santos, Irene Navarro, Mª Ángeles Precioso, Alba Pérez, Carlota Arques, Andrés Ortiz, Dora Moreno, Mafer Gutiérrez, María Carrillo, Hornuez Abad, Rocío Gil, Lucía Abad, Lorena Fuentes, Sofía Pérez, Daniel Sánchez, Gorka Pastor, Fernando Gilabert, Javier Tarí, Carla, Sofía, Marco, Tomás, Robert y Jesús. Un Grupo con mayúsculas de Teatro con mayúsculas.

Necesito darles las gracias a todos por todo. Quiero que sepan que no me cansaré nunca de sentirlo, no me cansaré nunca de decirles que son maravillosos.