Me mandan un correo electrónico
con una fotografía. Un pedazo de cartón, adosado a una farola con cinta
adhesiva transparente, exhibe un mensaje lapidario. Me sobra mucho mes al final
del sueldo. Una joya de la literatura, para guardar en la memoria y no olvidar
jamás, que el que desprecia su historia está condenado a repetirla.
Parto de la base de que el
redactor debe ser uno de los afortunados que goza del privilegio de poseer una
nómina, hoy en día cosa más difícil que encontrarse por la calle un mechón de
la crin de un unicornio blanco. Y que dicho honor y regalía no le permite más
que subsistir hasta que su caja se vacía, posiblemente al día siguiente del
ingreso. Suerte la suya, que muchos son los que disponen con libertad de todo
el mes.
Ahora bien. Yo le
recomendaría al ciudadano amigo que anduviese ojo avizor, que tal y como están
los sátrapas de desquiciados igual mandan dos peritos caligráficos, le
localizan y le meten una tranca de dimensiones bíblicas. Porque bien es sabido
que la patulea gobernante, enterada de la fechoría, tendería a considerar, en
línea con su mermada capacidad y dilapidado conocimiento, que no le debe de ir
tan mal al anónimo escritor cuando ha sido capaz de hacerse con cartón y un
rotulador para escribir esa ofensa al sistema, un despilfarro de la leche. Y
sin faltas de ortografía, lo que indica que algo ha estudiado.
Aprovecho pues esta tribuna
para aconsejarle que se esconda y/o cambie de identidad, que Sauron Montoro
está a la que cae, el ojo tuerto que todo lo ve (cuando le interesa) anda
pletórico y le puede mandar un ejército de orcos disfrazados de inspectores
para calzárselo bien calzado. ¿Y cuál sería un buen sitio donde desaparecer un
tiempo sin ser descubierto? Hay uno cojonudo, el Palacio de los Borja (o
Borgia), sede de las Cortes Valencianas. Por allí no para ni Dios. Están
siempre de vacaciones. Y si no, fíjate tú, ahora se van a pillar 18 días por la
semana Santa. Y eso que vienen de disfrutar de 53 días correspondientes a la
Navidad. La banda está reventada de tanto trabajar.
Pues lo dicho, compañero. Si
lees esta parida, huye, desaparece, cógete el saco de dormir, plántate en
Valencia, cuélate en un descuido en el Palacio, que ahora están en Fallas y
habrán bajado la guardia, monta la tienda de campaña y te esperas paciente a
que pase la tormenta. Y no te preocupes, que Montoro por ahí no mira nunca, el
jodido…Mejor nos reímos, ¿no?
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