domingo, 6 de noviembre de 2011

Los ladridos de González.

Para que un espectáculo aburrido y lamentable supere su mediocridad y, por lo menos, entretenga al respetable, viene bien, por qué no, recurrir a un cómico veterano, a un dinosaurio con las neuronas más para allá que para acá, un fichaje que garantiza siempre unas horitas de diversión y solaz que no tienen precio. Se le baja la medicación, se le da un micrófono y libertad, y que largue a gusto y placer, que nadie le va a decir nada a un patriarca Cebolleta. Las canas arrancan complicidades, por cortesía o por lástima, y está muy feo reírse de ellas, que a los mayores hay que respetarles aunque su repertorio sea grotesco y ridículo, y su lengua aparentemente afilada sólo un estropajo con dedicación exclusiva para retretes de cuartel.
Mal tiene las cosas el ejército de Pancho Villa y hay que aprovecharse de todo lo que dispare, aunque sean babas la munición, con tal de que incordie y caliente el ambiente. Debe ser éste el motivo, y no otro, por el que el Rubalcaba´s team ha sacado a pasear al antaño lobo feroz, hoy hámster artrítico, Felipe González, y sin vacunar le han abierto el bozal. Dispuesto a participar en la fiesta hasta el 25 de diciembre, quizás por ahorrarse la comida de Navidad que en los mítines algún bocata cae, el ex presidente ofrece su brazo armado a su partido del alma. Y pobre del cavernoso que no milite a su vera, que él, socialista forrado hasta las cejas, tiene estopa para repartir. Lo mismo le da ocho que ochenta al fino orador, llamar vago a Rajoy que vomitar su fina ironía, igual de estilizada que una sobrasada de cien kilos, sobre aquéllos que piensan que él ya está más visto que el tebeo y más acabado que los vídeos beta.
El PSOE considera que mientras el caniche ladra no se escucha el ruido del fracaso y la sospecha. Y es que, a pesar de entregar en sacrificio al planetario como único responsable del paro, el pueblo, harto de chorradas, reclama que cada uno caiga en el sitio que le corresponde y apechugue con lo suyo. Arrojando a Zapatero al volcán, las clarisas socialistas pensaban recuperar confianza utilizando el mismo equipo que nos ha hundido en el paro cambiando sólo un cromo de sitio. Pero como incluso las encuestas que se cocinan gritan que no cuela, han optado por llamar al gagá, que escupa un poco, a ver si el rumor que deja el insulto gratuito ahoga el bramido que rodea al partido en el gobierno. Y es que no hay nada como la trompetilla y el mata suegras para que el pueblo se olvide de que trabajo no hay y la crisis sólo es para unos, que la casta gobernante y sus socios listos, gasolineras incluidas, tienen el riñón cubierto para los restos.
No me merece más atención el señor González. Y si por no estar dispuesto a dejarse estafar por unos timadores de feria pasa uno a pertenecer a una tribu de cavernícolas, orgulloso me interno en una cueva y no salgo de ella hasta que la basura que el PSOE ha derramado sobre nosotros acabe en el vertedero, y los basureros ineptos que no han cumplido con su trabajo en la puñetera calle. Purito Atapuerca.

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