lunes, 23 de enero de 2012

Heredar

En eso de las herencias hay distintos niveles según sea el beneficio que el legatario recibe. Si tienes un familiar rico que decide dejarte hasta los pomos de las puertas para que tú los disfrutes, tu vida se puede transformar en una bacanal que, una vez cubiertas las necesidades, te permita disfrutar como un poseso de los vicios y caprichos que tu bolsillo tiene vetados. Bendito tú.

También, por qué no, un buen día te enteras de que eres el único familiar vivo de un adinerado desconocido que acaba de estirar la pata y ¡bingo!, a gozarla a tope. De nuevo, bendito tú.Es posible que lo que heredes, tras lloros y entierro, sea el coche de, la casa de, las cosas de y los cuartos que de tenga en el banco, si es que queda algún euro al que meter mano. Otra vez, bendito tú. Ahora bien, lo más común es que lo susceptible de ser transmitido no lo quiera ni el sadomasoquista más radical del mundo. Deudas, deudas y deudas que sumar a las propias. Entonces, lo suyo, si la ley te lo permite, es renunciar y punto. Al muerto no le has visto ni en fotos. Ése marrón no te lo comes. Por los pelos, pero bendito tú también.

Pero, ¡ay, amigo! ¿Qué ocurre cuando lo que te viene encima sin buscártelo es una ruina colosal, una titánica miseria que te va a hundir en un monumental saco de desgracia, decadencia, depresión e insolvencia? ¿Que ocurre si el mayorazgo cedido es una patada en los riñones que te arrastra a la quiebra total de tu subsistencia? ¿Qué ocurre si no existe forma humana de rehusar la donación? Yo te lo digo.

Ocurre que vives en España, que acabas de arrancar el 2012 y que has tenido el infortunio de ser gobernado por ineptos y/o mangantes, por una calaña de pelaje espinoso que se ha esforzado en desplumarte del todo. Eso ocurre y no otra cosa. Entonces, maldito tú, ¿no?

Hoy la noticia es la caída prevista de un 1,5 % del PIB para el 2012. Dato que supone, junto al resto de condicionantes ya conocidos, la entrada en una profunda recesión. Una herencia no deseada que gentilmente nos ha sido otorgada merced, mayormente, a la incompetencia del gobierno central y al despilfarro de los gobiernos autonómicos, sin olvidar, por supuesto, el lujurioso desmadre en las cuentas de muchos ayuntamientos. ¡Qué alegría, qué alboroto, otro perrito piloto!

Y luego quieren que confiemos en esta laya infame de gestores de lo público que, aplicando el principio político de que tengo cuatro años para garantizarme el futuro, se cubren sus espaldas mientras graciosamente nos dejan con el culo al aire. El país ha muerto a manos de estos desalmados y nos toca al resto apechugar con el armagedón.No sé vosotros, pero yo, herencias de éstas, no, gracias. Prefiero muerte.

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