Ya sé que lo que toca es
juntar unas letras en honor y honra de Esperanza Aguirre. Pero, dado que el sol
va a salir igual y voy a tener que continuar bregando otra vez con mi godzilla
particular, no me apetece entretenerme mucho. Si a eso le uno que al que se
marcha voluntariamente sólo cabe decirle adiós y desearle suerte en la nueva
vida que comienza, pues eso. Adiós, muy buenas, que le vaya bonito, que el
riñón lo tienen bien cubierto tanto ella como los suyos y que penurias no van a
pasar en villa mamandurrias. Aunque retorne a su puesto de funcionaria y le
roben un 30 % del sueldo, como a todos los demás idiotas que se ocupan de lo
público, algunos ahorrillos habrá amasado, céntimo a céntimo, que le permitirán
pan y vino para el camino. Que valoren su trayectoria los que tengan ganas y
entiendan de esto. Yo soy un pobre imbécil al que le importan tres cuartos lo
que hagan ésta o aquél. Para mí, sobran todos los que hay, del primero al
último, pasando por el del centro. Así que no lloraré, como tampoco lo hice
cuando dimitió el iluminado (por cierto, dejando un pufo del carajo, no te
olvidaremos nunca, José Luis, te queremos…).
Así que, enloquecido por el
aluvión de sentimientos que me provoca su marcha, y con la sana finalidad de no
acabar en un cotolengo, paso página y procedo, Dios mediante, a disfrutar de tres
ratos de solaz esparcimiento y diversión. En primer lugar, me llena de orgullo
y satisfacción (de hecho, estoy a punto de reventar) ver al heredero de la
corona inaugurando un curso escolar en una localidad de Toledo. Omitiendo pitos
y flautas, ha constituido un acto espléndido digno de NODO, que, en blanco y
negro, bien podría acompañar la acogida dispensada días ha a la Merkel en plan
Mr. Marshall. Si lo proyectan antes de Tadeo Jones en los cines del país, igual
volvemos a las cocinas de carbón, las heladeras y las radios de galeno antes de
lo que pretenden nuestros valientes gobernantes. Un fiestorro rematado con un
discurso sobre los ninis, super mega solidario y tal…Sí, los ninis, ¿no te
suenan?...Sí, ésos sin oficio ni beneficio, que ni estudian ni trabajan y que
viven de la sopa boba de los papás. Ni con un espejo delante, SAR lo habría
clavado mejor. Y es que no hay nada en el mundo como hablar sobre lo que uno ha
vivido y vive. La experiencia, ya sabéis.
El segundo chiste. Ángela
Merkel, que pide más reformas porque no cuestan dinero. Seis veces me he
cambiado la braga pañal. Me meo todo con esta mujer. Qué no cuestan dinero,
dice Frida. A ella seguro que no, que se está forrando pero bien. Eso sí, tras
el descojone, he cogido una foto del monstruo de las galletas, le he pintado
con un rotulador un bigotín y aún estoy temblando. Por si acaso, se recomienda
practicar el paso del pato, que el cuarto Reich avanza y no es plan que nos
pille sin saber desfilar.
Y para terminar, el rey de
reyes del humor patrio. Don Alfredo el grande por la tele. Número cómico de
tronío, chorrada tras chorrada, demasiado para el cuerpo. Yo le daba un
programa diario en horario infantil, entre Bob Esponja y Doraemón, el gato
cósmico. O, pensándolo mejor, si le pones en un plató con dos velas negras y
una baraja, las noches de insomnio se harían más llevaderas.
Como salta a la vista,
continúo en mi línea, haciendo amigos. De consumarse la invasión alemana (no
falta mucho, no), con el Príncipe ejerciendo de Rey y Rubalcaba medrando por
ahí, que éste andará dando por saco hasta el Apocalipsis final, no me quedará
otro remedio que, al amanecer, escaparme huyendo al islote Perejil. Leche de
cabra no me faltará. Digo.
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