Otra de la casta. Los que
mandan se vuelven a reír de toda la ciudadanía. Y para ello aplican una
sobredosis del descaro que acompaña habitualmente su comportamiento, y quintal
y medio de desvergüenza. Cago en tal. El Consell, con Fabra a la cabeza, opta,
tontos que son, autoeximirse de la reducción general de sueldo de los empleados
públicos. Vamos, un Juan Palomo de manual. Los altos responsables políticos de
la agonizante Comunidad Valenciana, es decir, su presidente, los consellers y
los secretarios autonómicos, no se van a bajar un céntimo en lo que cobrarán de
aquí a fin de año. Qué no les falte de nada a los sátrapas autonómicos que han
decidido que los recortes no les tienen que afectar, que el atraco
extraordinario de la paga de Navidad con ellos no va.
Reunión de pastores. “Oye
tú, y de lo nuestro qué. No jodamos, que no me he metido yo en política para perder
dinero. De asesores para abajo, lo que queráis. Pero nosotros…No seáis burros, que
no va a pasar nada, cuatro gritos de los cuatro desgraciados de costumbre, un
par de artículos en prensa, un poco de revuelo, y la semana que viene, a más
tardar, nadie se acuerda. Pedimos mil millones más y a volar…Que sí, que
nuestro trabajo nos cuesta arruinar la Comunidad, y eso hay que pagarlo en su
justa medida.”
Ahora es cuando yo me juego
una denuncia por acordarme de la parentela de éstos. Y no es para menos. Qué
venga Dios y me lo explique, pues no lo puedo comprender. Asfixia para todos,
pero el oxígeno que les fluya sin descanso a los que han hundido las cuentas.
¿Cómo definir tanto a ellos como a su forma de actuar sin recurrir a los
insultos que brotan de la más natural y espontánea de las reacciones? Os juro
que lo intento, pero de ciscarme en su puñetera calavera no bajo…
Venga, Tomás, un ejercicio
de tranquilidad. Piensa, piensa, algo debe haber motivado tamaño atropello.
¿Será la torpeza? Si es así, malo, que no necesitamos inútiles, tontos y/o
incompetentes gestionando la administración. De ese caldo hemos tragado
demasiadas tazas. Entonces, ¿será la soberbia? Peor me lo pones, significaría
que nos obligan a beber la orina con la que marcan el territorio y, además, espolsársela
después de la micción. Intolerable y asqueroso…
Ya está. ¿Será una meditada
provocación? Al fin y al cabo, está en línea con todo lo último que nos han
introducido vía rectal… Sí, creo que sí. Llamarme conspiranoico, pero, con poca
imaginación, uno vislumbra, en un futuro no muy lejano, una situación de una
conflictividad social tal que pueda permitir a la casta política, constitución
en mano, declarar un estado de excepción. En semejante coyuntura, con
determinados derechos suspendidos, el despiece indiscriminado no tendría ni
oposición ni resistencia posibles y legales.
Concluyendo. Qué será, será.
Un misterio del que sólo ellos, los matarifes, conocen la respuesta. Mientras
tanto, yo, abandono el teclado por hoy, que llego tarde a las clases de danza.
Estoy practicando por si tengo que bailar sobre alguna tumba, ya sea la de
ellos o la mía. Que nunca se sabe.
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