viernes, 28 de septiembre de 2012

Torrevieja sex machines


Vamos, que es rápida la cosa. Torrevieja, Alicante, y los móviles. Sus concejales, tres de ellos, desconocen cómo funciona eso de los teléfonos y, por lo visto, se les disparan solos, adquieren vida propia y, además, son diablos golfos, muy golfos. Libidinosos iPhones poseídos por el maligno que se entretienen en llamar por su cuenta y riesgo, sin intervención humana, a servicios de contactos y prostitución (49 llamadas accidentales, fíjate tú), en descargarse juegos y fútbol o en parlamentar largo y tendido con las novias de sus supuestos y confiados propietarios. Un caso  para Iker Jiménez, un misterio a añadir al de las caras de Belmez, las líneas de Nazca y el triángulo de las Bermudas.

Según cuentan fuentes oficiales del Ayuntamiento, uno de los teléfonos ha pillado un gonorrea del carajo, el otro se ha enganchado al Tetris y el último le ha levantado la novia a un concejal aplicando simpatía cibernética y labia por un tubo catódico. Un desastre que mantiene a la corporación municipal en vilo, no sólo preocupada por el desembolso a efectuar en penicilina, psicólogos y abogados matrimonialistas, sino alarmada por el más que posible contagio a todos los móviles del ayuntamiento. Es por ello que reclaman vía urgente al Vaticano un exorcista cualificado para trabajar a tiempo parcial al servicio de la villa salinera.

Esto que de por sí es una coña es lo que se deduce de las explicaciones oficiales por el desmadre en las facturas de los teléfonos de los electos concejales de Torrevieja . Porque como no sea así la cosa, es que están llamando gilipollas a todos y cada uno de los habitantes de la localidad alicantina. Y si no, que me lo expliquen. Si es que pueden.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Una carta de papel


Escrito en papel. Una carta de las de antes que me ha mandado un antiguo amigo, colega de estudios y juergas varias. Palabrita de niño Jesús, la transcribo tal cual. Después del “Hola, Tomás. Soy menganito, ¿te acuerdas de mí?”, y de saludarme con el cariño del que lo hace de verdad, la misiva ha continuado como sigue:
“¿Sabes ya algo de los Presupuestos del Estado que van a sacar los fenómenos del Gobierno? ¿Cómo nos van a dejar el cuerpo? ¿Saco el tarro de vaselina y empiezo a untármela? Porque, aparte de reducir el déficit, subir impuestos, recortar gastos, transparentar las inversiones y exprimirnos la médula, ¿dirán éstos algo de crear empleo? Mira tú, que en mi casa, con la que está cayendo, rezamos todos los días para que llueva y así poder mojar los chuscos de pan en los charcos. Que mi mujer no me dice hola, sino cocorocó, a lo que yo contesto kikirikí, y mis hijos responden con un pío, pío. Imagínate la dieta. Pollo, sopa, pollo, caldo, pollo, sopa, pollo, caldo, pollo, sopa. Y entre medias, a roer la pared, por lo del calcio y tal. Y dando las gracias, no te creas, que por aquí las cosas aún le van peor a los míos. Porque te acuerdas de mi hermano, ¿no? El que se dejó los estudios y se puso en la obra, el más pequeño, que el mayor, ya sabes, está en Francia buscándose la vida y tiene a la familia con mis padres, que le embargaron el piso, el coche y el canario.
Pues eso, el pequeño. Se casó de penalti, lo tiraron a la calle, agotó prestaciones, subsidios y todo lo habido y por haber, robó en un supermercado, volvió a robar, volvió a robar y volvió a robar.  Siempre para comer, hasta que lo trincaron y ahora está en el hotel de los barrotes, tres años le quedan, su mujer se ha pirado y el niño lo tenemos nosotros. Otro vicioso del pollo.
Si yo ya se lo decía. Acabarás mal. Estudia, termina por lo menos, que sin un título no vas a ninguna parte, que esto es pan para hoy y hambre para mañana. Qué se fije en mí. Ingeniería acabada, como un campeón. Cuatro años sin trabajar de lo mío, pero soy un afortunado, planchando hamburguesas me tienes. Pero con el título ahí, clavado con dos chinchetas en la pared del dormitorio, presidiendo la cómoda, que mi mujer ha convertido en altar. San Pancracio, perejil, estampitas de vírgenes que ni sabía que existían, una foto de Juan XXIII revenida y cinco tarros de garbanzos rellenos de monedas de uno y dos céntimos. Pero en casa, de momento. Que me han dicho que, como no soy emprendedor (43 años tengo, me faltan dos para que tener esa consideración y se desgraven por contratarme), lo más seguro es que me den la patada. Y si eso ocurre y no me sale nada, pediré asilo en casa de mis padres, junto a mi cuñada y los sobrinos, que donde caben seis, caben once. O eso, o que mi hermano me haga hueco en su celda.
Venga, no te entretengo más. Llevaba tiempo sin saber de ti hasta que te leí el otro día y me dije: Mira, si éste es Tomás. Voy a ver cómo le va la vida y de paso le pregunto si sabe algo de algún curro, que no pierdo nada. Lo dicho. Llámame a casa de mis viejos, deja el recado y nos tomamos algo. Lo que te puedas pagar. Un abrazo.”
Repito. No lo escribo yo, no es un folletín demagógico. Esto es lo que siente un buen amigo, un gran tipo que se ríe de su propia miseria. Yo, que le conozco, sé con certeza que él preferiría liarse a tiros, pero que seguramente traga y traga por los suyos, que los hijos arrastran mucho. Merece mejor suerte. Merece mejor justicia. País.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Oligarquía política


Un conocido me decía esta mañana que lo único que hago es criticar, que no aporto soluciones, que no colaboro en la resurrección de la manada. Y tiene razón. Me estoy haciendo viejo a empujones, se me ha agriado la leche y no controlo las neuronas. Así que hoy voy a portarme bien y a pensar en positivo. A ver, a ver…Soluciones, titas, titas…
Nada. Estoy seco para esto de la literatura creativa. Quizás leyendo un poco, se me ocurre algo…Veamos…¡Hombre, mira tú qué cosas pasan! ¡Uno que encuentra trabajo!...La alcaldesa de Elche (PP) contrata como asesor al ex chófer de un alcalde del PSOE, marido de una concejala del PSOE y ex asesor (repite el colega) de la anterior corporación, también con el PSOE. Un adosado al trono del que la susodicha rajó pública y convenientemente cuando su predecesor en la alcaldía y actual diputado provincial (con una dedicación exclusiva de setenta mil pavos al año), Alejandro Soler (PSOE otra vez), le enchufó en el cargo… Espera, que no me aclaro, se me mezclan las siglas…Pues no, he leído bien. Mandan huevos. Surrealismo público… Animalitos. Dios les cría y ellos se juntan.
Cambio, de oca a oca y tiro porque no tengo otra.  Ésta es chula. Operación Pokemon. El alcalde de Orense (PSOE), detenido por cohecho, prevaricación y todo lo que signifique llevarse a la talega el dinero de los demás. Con él, otro alcalde al calabozo. Este último, de Boqueixón, del PP. Y junto a ellos, una docenita más de amigos de lo ajeno, la mayoría políticos variados y ex del tema. Un popurrí en toda regla, miscelánea de mangantes, con más peligro que agacharse en las duchas de una cárcel turca.
Con esto no se anima uno, puñetas. No son mimbres con los que hacer un cesto. Pero que no se diga que no le pongo ganas. Criticón, criticón, ahí dejo caer una peregrina idea. Desembarazarse del enemigo, de la oligarquía política. Metafóricamente, abrirles en canal y sacarles las entrañas. Más que nada porque estoy harto de aguantar su tiranía.
Oligarquía política. Los que hinchan el papo diciendo que los culpables no son los políticos, que la crisis es mundial, que sin dirigentes el país no funcionaría, que la presión de los mercados es injusta, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, que las vacas dan leche, el gato dice miau y el perro guau.  Macedonia de evidencias y mentiras vomitadas por estos fulleros sacacuartos y su aparato propagandístico.
Oligarquía política. Chorizos de años pasados, presentes y futuros. Ahí están, timándonos a cara descubierta, traje, coche oficial, sueldo, dietas y complementos. Importa un carajo el signo, el partido, la bandera, la raza, la religión, el sexo de los pollos y su trayectoria en la democrática lucha por la libertad. Todos cortados por el mismo patrón. Y si alguno hay con corazón y se ofende por mis palabras, que se desmarque de la banda y se una a la masa de los pisoteados, que le hago un hueco junto a mí, lejos de las hienas. Si no lo hace es porque participa del juego, le complace retozar en la inmundicia y obtiene su beneficio en este estupro masivo.
¿Veis? Una solución. Librarse de la oligarquía política. Porque con ella caería este sistema descompuesto que han montado con la única intención de forrarse. Lo que pasa es que no sé cómo, la guillotina está pasada de moda, no hay cárcel para tantos y, angelitos míos, qué culpa tienen ellos, si los que les hemos puesto en el sitio somos nosotros. ¿O no? Mirad, mejor lo dejo, ejerzo de portera y me entretengo criticando. Oligarquía política. Basura.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Respondiendo al Rey


Creo acertar al considerar que la carta del Rey va dirigida, aparte de a otros colectivos, a aquél integrado por los que, como yo, son  vasallos reglamentarios del reino y miembros por leva de la mesnada de paganos  y feudatarios que sufren, por imperativo legal, las consecuencias de algo que no han cocinado. Es por ello que me siento obligado, como destinatario del mensaje,  a contestar, en la medida que aprecie oportuna, a la misiva real. Respeto su opinión, cómo no, y mi única intención es corresponder con educación al detalle no navideño de S.M. y aportar , en calidad de afectado, algún que otro contenido que se ha perdido por el camino.

Veamos. Cierto es que en este país, del que el Rey Juan Carlos es el teórico máximo representante, la coyuntura política y social obliga a los españoles a interiorizar de continuo. En eso lucimos máster los plebeyos que nos tiramos más horas de las que cuenta el día pensando cómo introducir lo básico en la casa propia, transformando los céntimos en billetes de cinco euros. En su carta, el monarca, para muchos el primero de los españoles, aconseja y  se detiene en dos aspectos que aprecia fundamentales. Uno, claro como el agua clara, es que para salir de ésta hay que remar, en el mismo sentido, todos a la vez. El otro apela al sentimiento de pertenecer al mismo país, olvidando los  intereses particulares en beneficio de los generales.

Pues bueno. Interiorizando, que es gerundio. Y tanto que estamos en un momento decisivo para el futuro de Europa y de España. Tan decisivo como que, con la hambruna aporreando la puerta, quizás sea necesario desvincularse de la Unión y arrancar de cero. O de menos diez, que lo mismo da. Esta Europa nos quiere como esclavos y consumidores de su mercancía, sólo eso. Y los que nos gobiernan se pliegan al mandato y optan por la vía del sacrificio maya. Arrancarnos corazón y vísceras para contentar a los dioses. Eso sí, previa tortura como galeote a ritmo de ariete. Para esto, que Europa se vaya al carajo, que no vamos a perder más de lo que ya nos ha sido arrebatado; ese estado de bienestar  en ruinas al que el Rey se refiere.

Por otro lado, es evidente que si actuamos divididos la derrota está garantizada. Pero caminando unidos, con las directrices actuales, como que también. El malvado está cerca, muy cerca, puerta con puerta. Por lo tanto el problema no es escudriñar, no. Escudriña el que no ve claro, el que duda. Yo, como muchos, conozco bien a mis enemigos, no necesito hurgar para ponerles nombre y apellidos. No son galgos ni podencos. Son zorros cuidando el gallinero, rapaces de lo ajeno, ineptos pilotando la nave. Ellos sobran, hay que relegarles del mando, cuando se tercie someterles a la justicia, si es que existe libre e independiente, y hacerles pagar la devastación creada. La Casta es la culpable, y la Casta debe correr con los gastos. A partir de ahí podemos sentarnos a hablar. Hasta entonces, estamos perdidos, muertos.

En cuanto a la unión y la concordia, permítame que me ría. Los de antes, los de la Casta, son los que se han encargado, pero bien, de que en este país, con 17 reinos de taifas, no nos podamos ni ver. Resultan curiosas circunstancias tales como que le resulte más caro a un español transportar un camión de pollos de Alicante a, por ejemplo, Lugo, que un finlandés se traiga una flota de idénticos animales desde su granja a las afueras de Helsinki hasta Cádiz. Cuestión de legislaciones y competencias. Cuestión de gilipollez patria.

Ahora, palabras sagradas, “el trabajo, el esfuerzo, el mérito, la generosidad, el diálogo, el imperativo ético, el sacrificio de los intereses particulares en aras del interés general y la renuncia a la verdad en exclusiva.”. Por partes. Trabajo, no hay. Esfuerzo sí, no queda remedio si se quiere comer. Mérito, ya me contarán. La Casta es una secta cerrada en la que para entrar lo que menos importan son las capacidades, la valía, la formación y el espíritu de sacrificio. Méritos milongueros. La generosidad empieza por uno mismo y  no llena el bote. Dialogar es imposible porque los que deben aplicarse a la faena se niegan por sistema. Mucho dinero en juego para la Casta. Con los intereses particulares y los generales me parto la caja. Con mucho respeto, pero me la parto. Y me he dejado para el final de este capítulo de los Episodios Nacionales lo más divertido. El imperativo ético. Sólo reflejaré un nombre y que cada uno interprete lo que quiera. Alto, rubio, ex deportista y yerno. Undargarín. Me lo explique.

Resumiendo, que tenemos distintos puntos de vista el que para no todos es el primero de los españoles y el humilde villano que suscribe este artículo. Y puntualizo, sin ánimo de ofender, el por qué  no para todos. Es mi verdad y no renuncio a ella. Entre esos todos estoy yo y hay que excluirme, puesto que para mí el primero de los españoles es mi hijo, y la primera de las españolas mi hija. Cuestión de sangre. De una sangre que no es azul.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Aguirre, el Príncipe, la Merkel y Rubalcaba


Ya sé que lo que toca es juntar unas letras en honor y honra de Esperanza Aguirre. Pero, dado que el sol va a salir igual y voy a tener que continuar bregando otra vez con mi godzilla particular, no me apetece entretenerme mucho. Si a eso le uno que al que se marcha voluntariamente sólo cabe decirle adiós y desearle suerte en la nueva vida que comienza, pues eso. Adiós, muy buenas, que le vaya bonito, que el riñón lo tienen bien cubierto tanto ella como los suyos y que penurias no van a pasar en villa mamandurrias. Aunque retorne a su puesto de funcionaria y le roben un 30 % del sueldo, como a todos los demás idiotas que se ocupan de lo público, algunos ahorrillos habrá amasado, céntimo a céntimo, que le permitirán pan y vino para el camino. Que valoren su trayectoria los que tengan ganas y entiendan de esto. Yo soy un pobre imbécil al que le importan tres cuartos lo que hagan ésta o aquél. Para mí, sobran todos los que hay, del primero al último, pasando por el del centro. Así que no lloraré, como tampoco lo hice cuando dimitió el iluminado (por cierto, dejando un pufo del carajo, no te olvidaremos nunca, José Luis, te queremos…).
Así que, enloquecido por el aluvión de sentimientos que me provoca su marcha, y con la sana finalidad de no acabar en un cotolengo, paso página y procedo, Dios mediante, a disfrutar de tres ratos de solaz esparcimiento y diversión. En primer lugar, me llena de orgullo y satisfacción (de hecho, estoy a punto de reventar) ver al heredero de la corona inaugurando un curso escolar en una localidad de Toledo. Omitiendo pitos y flautas, ha constituido un acto espléndido digno de NODO, que, en blanco y negro, bien podría acompañar la acogida dispensada días ha a la Merkel en plan Mr. Marshall. Si lo proyectan antes de Tadeo Jones en los cines del país, igual volvemos a las cocinas de carbón, las heladeras y las radios de galeno antes de lo que pretenden nuestros valientes gobernantes. Un fiestorro rematado con un discurso sobre los ninis, super mega solidario y tal…Sí, los ninis, ¿no te suenan?...Sí, ésos sin oficio ni beneficio, que ni estudian ni trabajan y que viven de la sopa boba de los papás. Ni con un espejo delante, SAR lo habría clavado mejor. Y es que no hay nada en el mundo como hablar sobre lo que uno ha vivido y vive. La experiencia, ya sabéis.
El segundo chiste. Ángela Merkel, que pide más reformas porque no cuestan dinero. Seis veces me he cambiado la braga pañal. Me meo todo con esta mujer. Qué no cuestan dinero, dice Frida. A ella seguro que no, que se está forrando pero bien. Eso sí, tras el descojone, he cogido una foto del monstruo de las galletas, le he pintado con un rotulador un bigotín y aún estoy temblando. Por si acaso, se recomienda practicar el paso del pato, que el cuarto Reich avanza y no es plan que nos pille sin saber desfilar.
Y para terminar, el rey de reyes del humor patrio. Don Alfredo el grande por la tele. Número cómico de tronío, chorrada tras chorrada, demasiado para el cuerpo. Yo le daba un programa diario en horario infantil, entre Bob Esponja y Doraemón, el gato cósmico. O, pensándolo mejor, si le pones en un plató con dos velas negras y una baraja, las noches de insomnio se harían más llevaderas.
Como salta a la vista, continúo en mi línea, haciendo amigos. De consumarse la invasión alemana (no falta mucho, no), con el Príncipe ejerciendo de Rey y Rubalcaba medrando por ahí, que éste andará dando por saco hasta el Apocalipsis final, no me quedará otro remedio que, al amanecer, escaparme huyendo al islote Perejil. Leche de cabra no me faltará. Digo.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Pesadilla en Spain Street


Menuda noche he pasado. Horrorosa. He tenido una pesadilla de premio Planeta. La firmarían, pero ya, Lovecraft, por lo delirante más que nada, o el mismo Poe, dado el trasfondo psicológico del delirio nocturno que no me ha dejado descansar. Aunque, puestos a buscarle un parecido, Erzsebét Bathory, la protagonista de “La Condesa Sangrienta”, de Alejandra Pizarnik, se asemeja bastante más a los monstruos que me han visitado hoy que los noctívagos de Lovecraft o los personajes góticos y surrealistas del escritor de Boston. Para el que no lo sepa,  el libro en cuestión narra la vida de una noble húngara acusada y condenada por el asesinato de seiscientas cincuenta jóvenes. Según parece, esta perla de la humanidad, apoltronada en su castillo, caía sobre sus víctimas para desangrarlas y cumplir así con su obsesión de conservar la juventud. Un fichaje de primera la linajuda homicida.
Pero voy al grano, que me pierdo en los detalles y aquí se trata de contar lo que aún me tiene acongojado (he decidido no escribir acojonado, que resulta vulgar). Vamos, que todavía tengo los congones (no buscarlo, son los cojones de la familia semántica de acongojado) a la altura de la nuez. Pues eso. Estaba yo encadenado de pies y manos a dos postes, suspendido en el aire y formando con mi cuerpo una cruz. Una equis en la quiniela. Y encima, para que la fiesta fuera completa, en pelotas totales y con una bola de papel en la boca, a modo de tapón. Un humillante atentado estético no apto para menores ni para los que no tengan el gusto atrofiado.
Sigo con el suceso. De esta guisa, miro a un lado y al otro y me encuentro con que no estoy solo en la desgracia. Soy un punto más en una interminable fila de desdichados y desdichadas que sufren idéntica situación a la mía. A mi izquierda, una octogenaria señora llora desconsolada, piel sobre huesos. A mi derecha, un chaval de veintitantos se retuerce en un vano intento de librarse de los grilletes. Millones somos, no tiene ni principio ni final la cuerda de penados. Pasan las horas, sollozos y quejidos, la tortura es larga. Mi anciana vecina yace muerta, creo yo, mientras el joven cautivo ha cesado ya en su lucha, tiene las muñecas descarnadas y la sangre cae a borbotones sobre el suelo.
No sé cuando, de la distancia escucho un rumor que se acerca por la siniestra, un sonido que, a medida que se halla más próximo a mí, pasa de un murmullo suave, a un susurro sin sentido para transformarse por fin en unas frases musitadas por los que supongo son los carceleros. Estoy aterrorizado, los siento ya inmediatos, percibo su fétido aroma, intuyo que son varios los verdugos…Ya están aquí, se detienen tras la pobre mujer que me acompaña, muerta hace horas. La zarandean, liberan su boca y uno de ellos concluye con frialdad: “Lástima. Otra que se nos ha escapado sin que le hayamos arrebatado toda la sangre. Otra que ha vivido por encima de sus posibilidades y que se muere sin recibir su castigo. De seguir así, no lograremos el objetivo, no alcanzaremos la eternidad, no cumpliremos los compromisos adquiridos. Esto no funciona. Pasemos al siguiente, a ver cuánta vida le podemos robar”.
El pánico me domina. Se han detenido, les ofrezco mi espalda indefensa. Ahora les oigo con claridad. No les veo pero noto su insoportable presencia, su aliento pútrido se clava en mi nuca. No puedo más. Uno de ellos se aproxima a mí, apoya una mano en uno de mis hombros, acerca su boca a un oído y me dice, con su voz de rueda de prensa: “Tranquilo, no te resistas que te dolerá más. Un par de pinchazos, unos ligeros cortes, y tu vida ya nos pertenecerá del todo. Necesitamos tu sangre, tu sacrificio es indispensable. Eres tú o nosotros. El Estado te lo agradecerá, el sistema te lo agradecerá, los dioses te lo agradecerán, no llores que de nada te va a servir, estás en nuestras manos, vas a morir…”
Joder. Menos mal. Las ganas de orinar y el pitido horario de una emisora de radio me han rescatado del drama. Son las cinco de la mañana. Me he vuelto a dormir con los cascos puestos. Escucho las noticias mientras recupero el resuello.  Primero, Luis de Guindos hablando de futuros ajustes. Después, Soraya justificando las medidas. Son las mismas voces que las del sueño. Las mismas. Y también es idéntico el mensaje. La pesadilla no ha terminado. Recién comienza…

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Fabra, ¿en qué quedamos?


Me da que a Alberto Fabra le han llamado al orden. Después de que los medios de comunicación publicaran que ni el presidente de la Generalitat ni sus consellers ni los secretarios autonómicos se daban por aludidos con el tema de la extra de Navidad, alguien del partido debe haberle dicho de todo menos guapo al mandamás valenciano, y le ha puesto las pilas. Tal ha sido la cosa, que, corriendo, a través de su cuenta de Twitter, se ha apresurado a anunciar que, donde dije digo, digo Diego. Se solidariza con la masa atracada y él y los suyos se reducirán sus salarios en las distintas mensualidades en el equivalente a una paga extra. Alabado sea el señor.
Tras desmentirse, le ha dicho al chófer que le llevara a casa, que con las prisas se había dejado el cerebro olvidado sobre la mesita de noche y no era plan de seguir metiendo la pata. Una vez recompuesto, ha retomado la jornada prevista, prometiendo a sus jefes de Madrid que la próxima vez, antes de perpetrar otra cacicada, pedirá el beneplácito debido al consejo supremo de los Jedi.
Congratulémonos, pues. Imaginemos la llamada de Montoro. “¿Dónde vas, cacho burro? ¿Es que quieres que nos toque blindar el palacio de la Generalitat como si del Congreso se tratase? Rectifica pero ya, que te van a sacar la piel a tiras para asársela. Mira que hay que ser torpe.”
Y por qué no, la respuesta de Fabra: “¿Es a mí? Creo que usted se confunde…¿Por quién pregunta?...Pues sí, yo soy Alberto…Hombre, no te pongas así, ministro, que no es para tanto, si aquí, hagamos lo que hagamos, vamos a durar hasta el fin de los tiempos…¡Oye!…Eso lo serás tú…Bueno, bueno, rectifico y ya está…Qué sí, que no volverá a ocurrir, pero entiéndelo, Cristóbal, con lo que ganamos no nos llega, las estamos pasando canutas…”
Esto es una muestra más del cachondeo nacional. Los políticos caminan sobre nosotros como patos borrachos. Pim, pam, pum, y si cuela, cuela. Pero hay que reconocer que no está mal pensado, no. Si les trincan, cambian de idea. Pero si no, eso que se llevan calentito. Buen sistema. Buen timo.
Mañana, Dios dirá.



Fabra no se baja el sueldo.


Otra de la casta. Los que mandan se vuelven a reír de toda la ciudadanía. Y para ello aplican una sobredosis del descaro que acompaña habitualmente su comportamiento, y quintal y medio de desvergüenza. Cago en tal. El Consell, con Fabra a la cabeza, opta, tontos que son, autoeximirse de la reducción general de sueldo de los empleados públicos. Vamos, un Juan Palomo de manual. Los altos responsables políticos de la agonizante Comunidad Valenciana, es decir, su presidente, los consellers y los secretarios autonómicos, no se van a bajar un céntimo en lo que cobrarán de aquí a fin de año. Qué no les falte de nada a los sátrapas autonómicos que han decidido que los recortes no les tienen que afectar, que el atraco extraordinario de la paga de Navidad con ellos no va.

Reunión de pastores. “Oye tú, y de lo nuestro qué. No jodamos, que no me he metido yo en política para perder dinero. De asesores para abajo, lo que queráis. Pero nosotros…No seáis burros, que no va a pasar nada, cuatro gritos de los cuatro desgraciados de costumbre, un par de artículos en prensa, un poco de revuelo, y la semana que viene, a más tardar, nadie se acuerda. Pedimos mil millones más y a volar…Que sí, que nuestro trabajo nos cuesta arruinar la Comunidad, y eso hay que pagarlo en su justa medida.”

Ahora es cuando yo me juego una denuncia por acordarme de la parentela de éstos. Y no es para menos. Qué venga Dios y me lo explique, pues no lo puedo comprender. Asfixia para todos, pero el oxígeno que les fluya sin descanso a los que han hundido las cuentas. ¿Cómo definir tanto a ellos como a su forma de actuar sin recurrir a los insultos que brotan de la más natural y espontánea de las reacciones? Os juro que lo intento, pero de ciscarme en su puñetera calavera no bajo…

Venga, Tomás, un ejercicio de tranquilidad. Piensa, piensa, algo debe haber motivado tamaño atropello. ¿Será la torpeza? Si es así, malo, que no necesitamos inútiles, tontos y/o incompetentes gestionando la administración. De ese caldo hemos tragado demasiadas tazas. Entonces, ¿será la soberbia? Peor me lo pones, significaría que nos obligan a beber la orina con la que marcan el territorio y, además, espolsársela después de la micción. Intolerable y asqueroso…

Ya está. ¿Será una meditada provocación? Al fin y al cabo, está en línea con todo lo último que nos han introducido vía rectal… Sí, creo que sí. Llamarme conspiranoico, pero, con poca imaginación, uno vislumbra, en un futuro no muy lejano, una situación de una conflictividad social tal que pueda permitir a la casta política, constitución en mano, declarar un estado de excepción. En semejante coyuntura, con determinados derechos suspendidos, el despiece indiscriminado no tendría ni oposición ni resistencia posibles y legales.

Concluyendo. Qué será, será. Un misterio del que sólo ellos, los matarifes, conocen la respuesta. Mientras tanto, yo, abandono el teclado por hoy, que llego tarde a las clases de danza. Estoy practicando por si tengo que bailar sobre alguna tumba, ya sea la de ellos o la mía. Que nunca se sabe.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Ganar la partida


Dice Mariano Rajoy “me arriesgo a ganar la partida…Los españoles me han elegido para gobernar contra viento y marea…Me desagrada imponer un ticket para las medicinas, recortar una mensualidad a los funcionarios, subir el IVA, el IRPF y las tasas escolares". Y continúa el presidente afirmando que todo esto lo ha hecho de "una forma equitativa, para que quien tenga más pague más".
Todo esto a periódicos españoles y europeos. Vendiendo yogures caducados. Porque, habiendo verdad en sus palabras, la mentira se esconde tras ésta, imponiéndose míseramente. Cierto es que los españoles le elegimos para gobernar contra viento y marea, pero también lo es que obtuvo la mayoría en base a unas promesas que ahora se han caído no de maduras, sino de podridas. Compromisos que le facilitaron el acceso a un palacio, en el que una vez en él metido, nada de lo prometido. La tormenta tropical que cocinaron Zapatero, Rubalcaba y los suyos, en sus manos se ha transformado en huracán. No ha sabido ni sabe cómo protegernos de la devastación, nos expone al inclemente ciclón, en lugar de darnos abrigo, desnuda nuestras defensas y en un altar nos deja yacer para el sacrificio al dios mercado. Listos para ser fagocitados por una Europa insaciable y un euro “irreversible”, nosotros, y no él, estamos inmersos en esa partida que nombra y que no está sabiendo jugar. Cualquier aprendiz sabe que regalando los peones, el rey no tarda en caer.
Sigo. Lo de la paga de los funcionarios no es un recorte. Es, sencillamente, un robo cobarde. Más aún cuando los políticos que ocupan las administraciones no verán menguados sus ingresos. Medios pone la ley para que ellos no sufran. Cuatro juntas de gobierno, de esas de cinco minutos, un par de comisiones, y ya está pintada de verde la paga. Es de golfos, de muy golfos…
Por otro lado, qué menos que le desagraden el copago sanitario, cosernos a impuestos, subir las tasas escolares y demás lindezas. El sadismo es un vicio que no muchos gobernados son capaces de soportar. Si  el del látigo, además de sacudirte se descojona, pues como que va a ser que no. Así que, aunque sea con la boca pequeña, su obligación es reconocer que caminar sobre sangre y salpicarse los bajos del pantalón no es plato gustoso. Gracias miles por la deferencia.
Y, por último, lo que no me trago, que a mí las ruedas de molino no me van, es lo de la equidad a la hora de repartirse este martirio. Ahora, tal y como la casta ha estructurado el sistema, el que más paga es el que menos puede. De Perogrullo. Una subida de impuestos lineal no afecta a todos por igual. Porque, salvo que Montoro diga lo contrario (palabra de dios, te alabamos, óyenos), no es lo mismo encarecerle la vida un 3% a alguien que sobrevive con lo justo, que a otro que, como el diputadísimo Guillermo Collarte, levanta más de 5000 euros al mes y aún protesta porque las pasa canutas (un inciso en el tema que me ocupa, que este sujeto no esté de patitas en la calle es un insulto, no sé qué pensaréis vosotros). El “tanto tienes, tanto vales” se encuentra elevado a la máxima expresión.
En consecuencia, desde esta tribuna, como súbdito del reino que soy, y a pesar de ser consciente que este mensaje no le llegará en la vida, le demando al presidente del Gobierno que no se chotee de mí. Que sí, que yo tiro para adelante porque no tengo otro remedio, pero que un dócil gilipollas ni soy ni seré nunca. Venda la burra de la equidad en otro mercado que yo no se la compro. Mire por esa Europa que adora, que en descuidarse pilla usted a la Merkel, a Hollande o a Draghi en un mal día y se quedan con las estampitas. Pero, hágame un favor, no se ría de mí. Verá, no se lo tolero. A hacer puñetas, hombre.