Sería un día más de este agosto
de 2012, el año de la bestia. Bankia sube, el Banco de Valencia también, con lo
que supone de regocijo para los especuladores; Sánchez Gordillo manda atracar
un par de supermercados en lugar de asaltar él mismo en persona, sin
intermediarios, una sucursal de Caja
Madrid; Bolt corre que se las pela
mientras Tráfico le retira el carné de conducir a Ángel Carromero, que
tiene toda la pinta de que se le iba a caducar en una cárcel cubana; una fallo
informático deja sin su mamandurria de 400 euros a muchos parados, una inmensa
fortuna que esos vividores gastan en vicios tales como comer (la nómina de los
políticos, antes del 29 de cada mes, ahí no hay fallo posible, ni humano ni
divino); en deporte somos plata y en economía lo mismo, pero de la que cagó la
rata; los golfos del BCE piden reducir los sueldos que cobramos por aquí (estos
desgraciados no van a parar hasta convertirnos a todos en mendigos, peleles capaces
de vender un riñón por un puñado de calderilla del rico aliado del norte); el
Rey ya luce bañador en Mallorca preocupado pero esperanzado en salir de la
crisis, previo besamanos y demás costumbres medievales, que descanse el hombre
que estará agotado; cada vez más españoles se van con Pepe a Alemania a buscar
trabajo y los noruegos ya apadrinan a nuestros niños, save a children, save un
gachó; el ministro de interior (lo escribo en minúsculas, no se me altere)
entiende que la gente se cabree, pero insinúa que lo haga de forma civilizada,
sin gritar mucho, que se podría despertar la Führer teutona; hay menos dinero
para los viajes de los pensionistas, menos mayores saldrán por España, menos
ingresos tendrán los hoteles, ergo más parados, todo en la línea maestra de
creación de empleo, menuda banda de inútiles; en Alemania venden España como un
país donde beberse el Nilo y refocilar barato y fácil, y en California ni eso,
el inframundo somos. Y hay más, pero me duele la cabeza con tanta información
de calidad, así que lo dicho. Sería un
día más de agosto de 2012, el año en el que retrocedimos medio siglo, si no se
hubiera muerto Sancho Gracia y con él Curro Jiménez. Él era un luchador y su
personaje un héroe popular que rajaba gabachos a diestro y siniestro, y no
dejaba un traidor con vida. Ejemplos a imitar. El de Sancho y el de Curro. Yo
les echaré de menos, a los dos y a sus espíritus. Descansen en paz.
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