domingo, 5 de agosto de 2012

Qué se jodan los niños


Es grotesco, kafkiano y, sobre todo, deleznable. Cataluña cobrará tres euros a los niños que se lleven la comida de casa al colegio, y la Comunidad Valenciana, modelo de gestión a imitar, está pensando que también, que por qué no sablear un euro y pico por alumno con tupper o bocata. Dice la consellera de Educación,  Formación y Empleo de la muy noble tierra en la que, no ha ce mucho, los billetes brotaban de naranjos y limoneros (que se lo digan, por ejemplo, a Calatrava) que se trataría de una cifra simbólica, justa y necesaria para sufragar la vigilancia de los menores a la hora del papeo, no vaya a ser que esas bestias en edad escolar se devoren los unos a los otros. Imaginadlo. Cacheos a la entrada de los centros por la mañana, para localizar quién lleva una fiambrera escondida o un bocadillo que supera lo establecido como almuerzo, y para evitar que ningún pequeño delincuente introduzca mortadela con aceitunas de contrabando o alguna galleta de más, bajo pena de azotes y requise del condumio. Pandillas descontroladas de zagalas y zagales comiendo a hurtadillas bajo las escaleras, en los laboratorios o en las azoteas, por turnos y con vigilantes apostados que garanticen la impunidad en el delito. El trapicheo de filipinos acarrearía expulsión inmediata y los que fueran capturados en posesión de dos piezas de fruta sufrirían el cepo en el patio central. Y mucho ojo con llevar batidos de chocolate, prisión incondicional sin fianza en el cuarto de limpieza. Traficantes de magdalenas en la puerta de los aseos y bandas organizadas, especializadas en el hurto y saqueo de macarrones con tomate o ensalada de pasta. Las rodajas de chorizo camufladas entre las páginas de los libros de Educación para la Ciudadanía, que ahí no mira nadie, y las barritas energéticas en la ropa interior, marcando paquete. Resumiendo, estudiar y comer, lujos sólo al alcance de los ricos y de esos hijos de la gran política y la banca.
No es tolerable bajo ningún aspecto. Los usurpadores de la casta se han pulido el dinero de la Educación (y el de la Sanidad, y el de la Dependencia, y el de la madre que los parió) en otras fiestas y en sueldos ultrajantes, y ahora van a establecer dos velocidades para los infantes, a imagen y semejanza de la muy querida Unión Europa. Por un lado, los potentados, aquellos que se pueden pagar el menú y encima desprenderse de las sobras, y por el otro los plebeyos, parias que, a pesar de traerse los nutrientes de casa, aún tendrán que aflojar dinero por alimentarse.
Las cosas claras desde el principio. Ahí, desde pequeños, que los desgraciados aprendan rápido que hay dos mundos, uno para los privilegiados y el otro, pues eso, para los que son carne de cañón. Muy democrático el tema. Todos iguales, qué no se diga. A la rica enseñanza gratuita y obligatoria. Viva España, la Constitución y el Mar Mediterráneo. La misma semana en la que se conoce que Fabra contrata a tantos mil al mes un nuevo asesor para la Educación y la Formación Profesional, un nuevo empleado público digital que nos continúe robando, se descuelga la delegada de clase María José Catalá con este ataque, otro más, a los inocentes del sistema. Tributos para pagar a los monitores. Mentira.
Hay que terminar con esto de una vez. Y no por esta medida feudal, no, que de por sí no es más importante que las barrabasadas anteriores. Es el cúmulo de circunstancias lo que establece el límite de la paciencia. Pero, hay que reconocer que, sin estar en lo más alto de los atracos institucionales, que cobren a los niños por aprender y alimentarse, sí que es una pauta de procedimiento definitoria de lo que tenemos y de lo que nos espera. Primero, porque marca las distancias desde la cuna, dos caminos distintos para progresar en la vida y desarrollar las aptitudes dependiendo del cuánto tienes, tanto vales. Segundo porque prostituye el principio de igualdad, destruyendo la capacidad y priorizando la billetera. Tercero, porque no sólo humilla, sino que también obliga a pagar por la humillación. Cuarto porque quien lo propone disfruta de salarios y privilegios aristocráticos sin mérito ni dignidad. Quinto, el ajuste se ceba en esta ocasión en la base de las bases, y eso lo hace más doloroso. Y sexto porque clarifica cuáles son lema y motivación de la deriva política del Gobierno Central y Autonómico. Elevar el qué se jodan a las últimas consecuencias. Qué se jodan los parados. Qué se jodan los dependientes. Qué se jodan los funcionarios. Qué se jodan los pensionistas. Qué se jodan las fuerzas de seguridad del Estado y los militares. Qué se jodan los autónomos. Qué se jodan los universitarios. Qué se jodan las familias. Qué se joda todo cristo que no esté retozando en las cimas del poder. Y qué se jodan los más pequeños, los niños.
A ver cuándo nos toca a nosotros decidir si aceptamos la jodienda o contraatacamos, a por ellos, con nombres y apellidos, joderles a base de bien. No estaría nada, pero que nada mal. ¿Os apuntáis?...

6 comentarios:

  1. Me encanta leer lo que escribe. Es un placer

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  2. Una pregunta me permite copiar alguno de sus comentarios.Es que lo quiero publicar en Face

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    1. Todos suyos, amigo/a. Y el placer, no lo dude, es mío. Aunque uno escribe siempre para sí mismo, el que alguien comparta lo que siente es, como poco, gratificante. Muchas gracias.

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  3. Todos suyos, amigo/a. Y el placer, no lo dude, es mío. Aunque uno escribe siempre para sí mismo, el que alguien comparta lo que siente es, como poco, gratificante. Muchas gracias.

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  4. Muy bien dicho, Tomás!! muy bien expuesto todo, te faltó agregar que esos señores que tanto recortan, no renuncian a sus coches oficiales, ni a sus tarjetas, ni a sus billetes vip para hacer viajes a Bruselas en concepto de mendigos disfrazados de políticos, ni a otras menudencias que largo es de explicar. Te apoyo, amigo!

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