Continuemos con la reforma Laboral. Si tú, trabajador, te quedas en la puñetera calle por una suspensión de contrato o estás afectado por una reducción temporal de jornada por causas económicas, técnicas, organizativas, de producción o fuerza mayor (esto es la leche), existe una luz esperándote al final del túnel, quejica, que eres un quejica. Un curro te espera a la vuelta de la esquina. La empresa que te contrate mientras te encuentras en alguna de estas situaciones tendrá derecho a una bonificación del 50% de la SS durante un máximo de 240 días por trabajador, siempre y cuando el nuevo patrono se comprometa a mantenerte en el empleo hasta al menos un año después de la finalización de la suspensión o reducción que te ha amargado la vida. Si incumple, le toca devolver lo que le dan por ti salvo que dicho incumplimiento lo provoque un despido procedente, dimitas, te mueras, te jubiles o te declaren la incapacidad total. Además, si tu nueva empresa te aplica un despido improcedente será excluida doce meses de la aplicación de bonificaciones a la SS. Malo, malo, malo, eres un empresario muy malo, has hecho trampas, ahora vas y te chinchas, que durante un año no te ajuntamos. Luego, si quieres, vuelve, que este sistema estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2013. Bueno, toda esta historia es la música ideal para que el trabajador baile un poco y el empresario no pierda un chavo.
Porque, a ver si lo explico con un supuesto práctico, que soy muy cortito yo e igual ando desencaminado. Cárnicas Pérez y Cárnicas López. La primera presenta suspensión de contratos porque disminuye su nivel de ingresos, con lo que todos los trabajadores se van a la calle con una mano delante y otra detrás. En este punto aparece Cárnicas López, una empresa nueva montada por el yerno del señor Pérez y en la que, curiosamente, éste último ha invertido todo lo que ha ganado en los últimos años gracias a las chuletas de aguja, convirtiéndose en el mayor accionista de la misma. Llega el señor López y contrata a los trabajadores que su suegro se ha quitado de encima, con menos sueldo y con unas bonificaciones de la SS entre el 50 % y el 100%, según edades, sexo y demás. Además, López le compra a buen precio a Pérez los medios e instrumentos que necesita para introducirse con fuerza en el mercado de la carne de cerdo. Y, para rematar la faena, el señor Pérez le pasa también al marido de su hija Pili la cartera de clientes. Resultado final. Pérez gana más pasta que antes, ya que se ahorra las cuotas de sus currantes, no tiene que ir a la empresa ya que se la lleva el yerno, no tiene que aguantar a su señora dándole la brasa todos los días con que le busque faena al inútil de Jorgito López, qué mala suerte ha tenido Piluca, y se ha quitado de encima cualquier responsabilidad. Todo Cristo contento. Por un lado, él, su señora, la buena de Piluca y el viva la virgen de Jorge, que continúan forrándose. Y por otro lado, los curritos del señor Pérez, que, aunque ya no es lo mismo y cobran bastante menos en Cárnicas López, aún tiene un trabajo con el que tirar del carro.
Mirándolo así no está mal pensado el invento. Si yo tuviera una empresa que ha bajado los ingresos, haciendo la jugada anterior, entrarían en la caja más billetes que antes. Para que luego digan que la reforma laboral no favorece la creación de empleo…más barato. Ya sé que me repito, pero mandan huevos, viva Honduras.
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