jueves, 26 de abril de 2012

Les bastará con hacer un juancarlos



Me cago en tal. Habrá que proponer desde ya a los de la Real Academia Española de la Lengua que, desde alguna de las letras, preferiblemente la eñe mayúscula, de Ñordo, impulsen la institucionalización de una nueva locución, “hacer un juancarlos”, definiéndola  como “Excusarse porque toca, disculparse antes de que ser calzado para los restos.  Expresión equivalente a  lo siento, estoy arrepentido y/o no volverá a ocurrir, que cuando se realiza aporta parabienes y alegrías”.

Antes de proseguir con el tema. Que quede claro que no lo digo por la elefantada con desprendimiento de cadera de S.M., tan suavemente enterrada por los medios y tan supuestamente aceptada por el pueblo llano. Y tampoco está en mi intención poner a currar a nuestros ilustres académicos de la sinhueso, no se me vayan a estresar. Lo que me ocurre es que, válgame Dios, me he dado cuenta de que la susodicha expresión se está implantando a lo bestia, vía intravenosa y desde las altas esferas.

¿Cómo que no?...Ya, si será que me lo estoy inventando yo…Vamos a ver. Los presos de ETA no tendrán que pedir perdón a las víctimas para acogerse al nuevo plan integral del Gobierno encaminado a facilitar la reinserción de los terroristas. Les bastará con medio arrepentirse por escrito, y así acceder al acercamiento a los centros penitenciarios del País Vasco. A cambio, los que estamos fuera, ya que no hemos asesinado a nadie, nos comprometemos para, con nuestros impuestos y buena voluntad, educarles en la ciudadanía mientras el padre Pío bendice su conversión a la fe democrática. Resumiendo, lo que viene a ser marcarse un juancarlos de manual, en toda regla, como mandan los cánones.

Bien claro lo ha dicho el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Señor terrorista, hágame una redacción clara y solemne en la que muestre su voluntad de dejar atrás el terrorismo, y a cambio le ofrezco incorporarse a un plan de vainilla sabrosón. Le educaremos en valores para la convivencia, participará en cursos de mejora de su capacitación socio-`profesional y así, cuando salga libre como el sol cuando amanece, se reinsertará, fijo que sí. Y si no puede salir por el tamaño de sus crímenes, nosotros acercaremos la cárcel a su domicilio…

No puedo seguir. Mejor no escribir más sobre esta barbaridad, que descompone el alma y altera el instinto. Me provoca más que cabreo, tristeza; la jugada normativa es un fraude al sentido común. Una genuina patada en el culo. Así que, antes de dejar teclado y lengua en manos de los sentimientos, prefiero terminar el artículo como lo empecé. Me cago en tal. 

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