Espero que no se os haga muy espesa la lectura. Veamos en qué otras lindezas se van los dineros de la Sanidad. Muy primarios los conceptos, pero fáciles de entender. Todo basado en el hecho tangible de que el político legisla para la ciudadanía (en teoría), pero se reserva una porción para justificar legalmente su mangoneo (en la práctica).
Seré breve. Un análisis cronológico-festivo, paso a paso. Se elabora la Constitución y se establece el café para todos. Desayuno democrático con tostadas y bollitos. Y uno de los pasteles más sabrosos son las transferencias en materia de Sanidad. Las Comunidades Autónomas desarrollan sus respectivos estatutos y apoyándose en la Ley 14/1986 General de Sanidad, disponen a gusto y disfrute sobre los órganos de gestión y control de sus respectivos servicios de salud (artículo 52 de la citada Ley). Aquí está la puerta para el sarao posterior. En los artículos 57 y 58 se definen los principios que habilitarán al político a organizar su patio como le venga y le convenga; cada área de salud contará, como mínimo, con un Consejo de salud de área, con un Consejo de dirección de área y un Gerente. El Consejo de Salud estará constituido por un número indeterminado de miembros que representen a los ciudadanos, a través de las Corporaciones Locales (un 50%), los sindicatos (un 25%) y la Administración sanitaria del área de salud. El Consejo de dirección estará formado por la representación de la Comunidad Autónoma (el 60%) y los representantes de las Corporaciones Locales. Y el gerente, pues eso, un gerente. Hasta aquí lo que el Estado dictó.
Me detengo, ya que es donde sufro el desbarajuste, en lo que en la Comunidad Valenciana se inventaron con la Ley 3/2003 de Ordenación Sanitaria, aunque no diferirá mucho de lo parido por el resto de Comunidades Autónomas, ya que a la hora de legislar, el copia-pega funciona de vicio. Empiezo por el Consejo de Salud, un órgano consultivo (ojo al dato) formado por nueve vocales en representación de la Generalitat, designados por el Conseller de Sanidad; seis en representación de los ayuntamientos de la Comunidad Valenciana, a propuesta de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias; un vocal por cada una de las organizaciones sindicales con representación en la Mesa Sectorial de Sanidad; seis vocales a propuesta de las organizaciones empresariales más representativas de la Comunidad Valenciana; cuatro vocales en representación de las organizaciones de consumidores, usuarios y vecinos, más representativas de la Comunidad Valenciana; y tres vocales en representación de los colegios profesionales sanitarios de la Comunidad Valenciana. A ver que sume…Si suponemos que hay cuatro sindicatos…Me salen mínimo treinta y dos a cobrar de nuestros impuestos. Sigo, sigo, que la cosa promete.
De acuerdo con ésta Ley (lo de ordenación tiene bemoles), la Generalitat “subcontrata” la gestión sanitaria a la Agencia Valenciana de Salud, un órgano adscrito a la Conselleria de Sanidad, pero autónomo de la leche. En el artículo 25 se determina su estructura. Por un lado, los órganos centrales, es decir el Consejo de Administración, el Director gerente, el Consejo de Salud, que será el de la Comunidad Valenciana y los órganos u organismos, servicios y unidades que reglamentariamente y a discreción quieran establecerse. Y por el otro, los órganos periféricos, que son el Consejo de dirección, el Gerente y el Consejo de Salud del departamento de salud (uno por provincia).
Vamos allá. Artículo 26. El Consejo de Administración estará formado por el Conseller de Sanidad (presidente); el Director gerente de la Agencia Valenciana (vicepresidente primero); el Secretario Autonómico de Sanidad o, en su caso, el Subsecretario de la Consellería de Sanidad (vicepresidente segundo) y once colegas, digo, vocales. A saber. Uno en representación de la Consellería de Economía, Hacienda y Empleo, dos en representación de la Consellería de Sanidad, tres en representación de los Ayuntamientos de la Comunidad Valenciana, a propuestas de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, tres en representación de los departamentos de salud, uno en representación de las organizaciones sindicales más representativas de la Comunidad Valenciana y uno en representación de las organizaciones empresariales más representativas de la Comunidad Valenciana. Otra pila de adheridos a los que acoquinarles pasta.
En su artículo 31 aparece el Consejo de Dirección del Departamento de Salud. El Gerente del Departamento de Salud, tres representantes de la Consellería de Sanidad y dos representantes de los ayuntamientos del departamento de salud, a propuesta de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias Y en el artículo 33, para no ser menos, tenemos el Consejo de Salud del Departamento de Salud. Órgano consultivo (de nuevo la coña) formado por cinco vocales, tres en representación de la Consellería de Sanidad y dos en representación de la Agencia; tres representantes de los ayuntamientos del departamento de salud, a propuesta de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias; dos vocales en representación de las organizaciones empresariales más representativas en el ámbito del departamento de salud; dos representantes de las organizaciones sindicales más representativas en el sector sanitario en el ámbito del departamento de salud; dos vocales en representación de las organizaciones de consumidores, usuarios y vecinos más representativas en el ámbito del Departamento de Salud y un representante de los colegios de profesionales sanitarios. Quince invitados más a la teta pública.
Bueno, antes de que me entren las arcadas, le meto mano al Decreto 74/2007 del Consell, que también reglamenta la mojada. Artículos 27, 29 y 30. Escalones jerárquicos. Consejo de Dirección del departamento y gerente del mismo. A continuación, y dependiendo de éste, un director Médico de hospital, un director Médico de Atención Primaria del Departamento y un director de Enfermería de Departamento que tendrá a sus órdenes un director de Enfermería de Atención Primaria… Más, quiero más. En los Departamentos de Salud con consideración de universitarios, un director de Docencia y un director de Investigación. También, cómo no, un director Económico de departamento y, dependiendo de cada Dirección, tantas Subdirecciones médicas, de enfermería y económicas como se consideren necesarias sin olvidar al Subdirector de Docencia y al Subdirector de Investigación. Y a continuación, como quien no quiere la cosa, tenemos la Junta de Departamento, órgano asesor. El pleno de la misma estará compuesto por el gerente del departamento, el resto del equipo directivo del departamento, seis representantes de los directores de las áreas clínicas, jefes de servicio y jefes de zona básica, seis representantes de los Coordinadores de Enfermería y supervisores de enfermería, dos facultativos del departamento elegidos mediante votación por y de entre todos los facultativos que no ejerzan jefatura, dos facultativos en período de formación elegidos por y de entre el personal que se encuentre en su misma situación, el Coordinador del Servicio de Atención e Información al Paciente, dos diplomados en enfermería o ayudantes técnicos sanitarios del departamento, elegidos por y de entre el personal con esta titulación y funciones, dos auxiliares de enfermería, elegidos por y de entre el personal con esta titulación y funciones, dos técnicos especialistas, elegidos por y de entre el personal con esta titulación y funciones, dos representantes del personal no sanitario y un representante de los centros de salud pública. Buf.
Aún queda, pero ya me he cansado. Y como de lo que se trata es de opinar, los argumentos ya los he sentado en su silla. Ahora, la conclusión. ¿Para qué sirve tanto vocal, tanto consejo, tanto director, tanto subdirector y tanta mierda? Vistos los resultados de la gestión, a efectos prácticos, para llevárselo por el morro. Porque si la Sanidad no funciona es porque los que la dirigen ni saben ni valen. Entonces, dado que son efectivamente prescindibles los puestos y los que los ocupan, que empiecen el copago por aquí, eliminando “burrocracia” cara e inútil.
Y ya puestos a despotricar, si éstos son okupas legales, cuántos amiguetes del poder no habrán limpiándonos eventualmente los bolsillos. Que tengamos que correr con los gastos mientras ellos continúan robándonos en la cara me sienta como un tiro en las rodillas. ¿Qué quieren recortar? Pues que empiecen afeitándose las barbas, que uno ya está hasta las gónadas de hacer el tonto. Digo.
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