No sólo se podrían eliminar 50 diputados sin que pasase nada y sin que los grupos minoritarios se vieran perjudicados. Se podría eliminar más de la mitad sin ningún tipo de problema. Es muy fácil. Tanto como votar listas abiertas, no el espurio método actual ni el parto ése de listas desbloqueadas que se le ha ocurrido al Mesías del PSOE. Dame los nombres que yo elegiré los que crea oportunos. Uno a uno, que yo a mis empleados los elijo cómo y cuándo me da la real gana. Tú sí, tú no, éste me gusta, me lo quedo yo. Así hasta completar un número entre 100 y 150, para qué más. Y me sobran.
Luego, ya metidos en harina, fuera el Senado, igual de inútil que el detalle de un bautizo. En la misma línea, rebajas proporcionales en las CC AA, despolitización de las diputaciones (que no desaparición), mancomunar los ayuntamientos pequeños y reducción drástica de concejales en los consistorios que aún puedan continuar funcionando con ciertas autonomía y solvencia.
Todo esto sí que es un método Dunkan de adelgazamiento, una limpia necesaria y justa. Aunque no hay que despistarse con la escoba. El risorgimiento de nuestra soberanía perdería su efecto si no se metiera mano también a los parásitos que pululan alrededor de la clase política; asesores, directores generales, secretarios, sub de lo anterior y demás jerarquización del sistema impuesta por los mismos que se benefician de ella. Con los personajes en cuestión no hay que hacer prisioneros. Todos a la puñetera calle, a ganarse el jornal. Y, por supuesto, si queremos que la cosa quede de lujo, cepillarse la legión de entidades, patronatos, organismos, empresas participadas y demás injertos edificados para colocar colegas. Aquellos que no sean autosuficientes, liquidados.
Para terminar, que me embalo y no tengo fin. Que el tema subvenciones tiene delito, empezando por los sindicatos y los partidos políticos (para mantenerse están las cuotas), y acabando con el pastizal que vamos repartiendo allende las fronteras. Este Gobierno se ha dedicado a sufragar locuras. Invito a cualquiera a que ojee un BOE al azar y se empape bien, por ejemplo, de los euros que desde España enviamos al extranjero con el motivo más surrealista que a uno se le pueda imaginar, desde el estudio de aves migratorias en Perú hasta el análisis de la repercusión de la pesca del cangrejo de río. Esto debe ser lo que Zapatero llamó Alianza de Alucinaciones o algo así, que no recuerdo bien. Cosas de la edad.
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