lunes, 3 de octubre de 2011

Nos toma por gilipollas

A ver cómo se puede digerir esto sin sufrir una perforación de estómago. María Dolores Amorós niega haber cometido irregularidad alguna durante sus años en la CAM, al tiempo que destaca que su actuación fue siempre leal, recta, transparente y ajustada a derecho (primera arcada). Además la ex directora de la caja ha lamentado el ataque insólito e injusto contra su crédito profesional, su honor personal y su propia dignidad, y ha señalado que las retribuciones correspondientes al puesto de director general fueron acordadas por los órganos competentes con años de antelación a su nombramiento, a finales de 2010. Se siente perseguida y rechaza de forma rotunda haber actuado en beneficio propio y en ningún modo de forma irregular, tal y como “maliciosamente” se le imputa.
No me pasa la saliva. Amorós recibía un sueldo anual de 593.040 euros por dirigir la entidad a la ruina y se puso una pensión vitalicia de 369.497 euros al año que recibiría al jubilarse (segunda arcada). Si eso no es actuar en beneficio propio, que venga Dios y lo vea. Son 1.000 pavos al día para pulirse de manera leal, recta y transparente. Un justo premio a diez meses de un trabajo que desembocó con la intervención de la CAM, una acción provocada por la mala suerte y por los chupatintas del Banco de España, una banda de impresentables que no le ajuntan a la pobre María Dolores. Voy a vomitar y ahora vuelvo.
Estimada señora, a ver cómo se lo digo. Nadie le discute que durante más de 30 años haya dedicado su vida a la CAM. Nadie le discute que haya intentado salvar la entidad del desastre (con ese sueldo como para no dejarse la piel en ello, ya me dirá). Nadie le discute que las retribuciones estuvieran ya pactadas hace un huevo de años (lo que se habrán llevado para casa los anteriores y sus colegas, los anteriores de los anteriores y sus colegas, los anteriores de los anteriores de los anteriores y sus colegas, los…). Si eso nadie se lo discute, mujer.
Pero no nos tome por gilipollas. Si le han pillado con el carrito del helado, le toca apechugar. Si han precintado la entrada a la cueva, y le han cogido dentro junto a Alí-Babá y parte de los 40 ladrones, se siente pero a pudrirse en el trullo. Si ha visto lo indecible y en vez de tirar de la manta ha optado por participar de la fiesta, con grilletes y a la jaula. Y si se ha puesto a sí misma sueldo y/o jubilación, qué quiere que le diga, no tiene usted vergüenza ni la conoce. Y de dignidad, principios morales y honradez, mejor ni hablamos. Por muy correcta que haya sido toda su trayectoria dentro de la caja, si ahora, al final, se ha pringado, nadie tiene la culpa salvo usted misma. Y si, tal y como afirma, el derecho y la ley protegen este presunto comportamiento suyo, ya va siendo hora de mandar ese derecho y esa ley al guano. Porque si acoge al que envenena el sistema, no sirve.
Imagino que buenos abogados tendrá que conseguirán que se lo lleve usted calentito, seguro que sí, que la ley está hecha para eso, para que gente con la ética en el trasero arramble con lo que pueda. Disfrute de lo que “legalmente” nos arrebata y fúndaselo en vino, rosas, yates y joyas, en lo que le apetezca. Pero le repito, háganos un favor, no nos tome por gilipollas. Con presunción de inocencia y lo que usted quiera. Usted y todos los que se han beneficiado de su posición en la CAM, salvo que los números mientan, son miembros selectos de la peor raza de la humanidad.
Supuestamente.

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