martes, 18 de octubre de 2011

Conferenciando

Vivir siempre del cuento. Eso y cómo levantar euros sin pegar chapa es lo que se aprende tras años desempeñando cargos de responsabilidad pública. La megalomanía debe ir en el cargo. Y si uno no puede besarse su propio culo, se encuentran siempre colegas de barra y mesa que se lo lamerán con maestría.
A ver si lo explico, que a mí se me antoja que corre mucho vicio en esto de la política. Y eso que con lo que se cobra vitalicio, más lo que renta lo invertido en otra cuenta y lo que brota espontáneamente cuando el retiro se produce, que nadie sabe de dónde salen tantos dineros, tendría que haber suficiente para saciar el apetito del ex gobernante. Pero va a ser que no. Hay que continuar dando la brasa, asesorando, conferenciando, sentenciando, peleando por depositar cual plasta su impronta en los libros de historia. Aparecer en las primeras páginas o abriendo telediarios, meter el morro (por supuesto ,cobrando) en asuntos en los que su presencia es absolutamente prescindible o simplemente acudir a algún sarao montado para decirse los unos a los otros lo buenos, lo guapos y lo fundamentales que han sido sus vidas y sus trabajos al frente del país de turno.
Un par de ejemplos, los más recientes, que no los únicos, que hay a cientos y de todos los lados y tendencias. El primero duele por el tema tratado. En Donosti, han aparecido en escena, con el guión bien aprendido, seis cantores de Palacagüina que, bien comidos y bien bebidos, han representado el papel que tenían contratado. Insulto o vergüenza.
Y el segundo, humor inglés del bueno. Gordon Brown, conferenciante también (qué tendrán los aplausos que cuesta tanto desengancharse de ellos) ha afirmado que "el legado de Zapatero" en derechos será recordado por las próximas generaciones, no solo en España, sino en todo el mundo, puntualizando que los españoles deben estar satisfechos. Mejor me callo, que tampoco vale ya la pena gastar más tiempo en el saliente presidente. Cachondeo sabrosón. Aunque, si lo analizas bien, el ex primer ministro británico no anda muy desencaminado en su apreciación. Y es que acordarnos del señor Rodríguez, vaya si nos vamos a acordar. Durante muchos años le tendremos presente en nuestras oraciones. Y en lo relativo a sentirse satisfechos, yo, y hablo por mí, estoy angustiosamente empachado. Un cachito más de gobierno socialista y reviento. Es una opinión.

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