Angelita, que te lías. Tanto
andar con pájaros y creerte águila que al final te ha volado el conocimiento. A
ver. La morriña podría haberte guiado, la nostalgia de aquellas clases de ruso
en la escuela mientras te educabas feliz y dichosa en la muy libre RDA podría
haber forjado tu error. Incluso sería aceptable que una sobredosis de Chucrut
con salchichas de a metro, jarra de cerveza y un copazo de Schnapps te hubieran
distorsionado la percepción de la realidad hasta el punto de hacer un ridículo
del tamaño de un elefante real. Pero, como nuestra relación no funciona, ya no
me tratas como antes y te estás pasando tres pueblos conmigo, casi que mejor te
digo que lo de hoy es un pecado de soberbia y no una equivocación. En resumen,
prima, que vas sobradísima.
Y es que, Angelita, cuando has
sacado tu fusil y, dispuesta a demostrar tu superioridad aria ante unos
inmigrantes del carajen, has decidido pegarte el moco y ofrecer una clase
magistral de Ciudadanía alemana, te has coronado, hija. “¿Dónde está Hamburgo?”,
te ha preguntado la profesora. A ti con ésas, ¿verdad? A ti, que has
descubierto solita que la voz del ascensor no es de un ilegal escondido en el
techo, a ti que has comprobado que la luz de la nevera se apaga al cerrarse, a ti
que te has destrozado los pulgares hasta averiguar que el mando de la tele no
funciona si no le pones pilas. A ti, sagaz y astuta valquiria, la piojosa ésa
te ha querido poner a prueba.
¡Ja!...Has pensado bien y deducido mejor que,
localizando Berlín, Hamburgo te queda a un paso. Está chupado.” Tomad ya,
pringados, que no tenéis ni pajolera idea, volveos a Vietnam, a Perú o a
Chinchilla”. Tu dedo morcillón ha despegado y exhibido su plumaje multicolor
para aterrizar espléndido en las afueras de… Moscú. Ni más ni menos. Un susurro de la profesora: “Angelita, un poco
más abajo, que le sacas un ojo a Putin”.
“¿Cómo? ¿Más abajo? ¿Y
entonces qué es esto?” has preguntado, terca mula, sin levantar el dátil.” Es
Rusia, Mein Führer “ te ha aclarado la maestra. “¡Por Odín! ¿Tan cerca?”, has
seguido en tus trece…Épica la escena, digna de una ópera, o dos. La tensión,
una mala tarde la tiene cualquiera, nunca se te dio bien la geografía o lo
hacías para ver si estábamos atentos. Lo que tú quieras. Aunque todo el mundo
tiene derecho a equivocarse, tú te has cargado un paquidermo con un trabuco. Una
cagada de órdago a grande.
Ahora te podrías preguntar,
si leyeras esto, que va a ser que no, por
qué me ensaño contigo. Simple. Porque tú lo haces conmigo. Además, fíjate lo
que te digo, si no puedes localizar Berlín, complicado veo que sepas dónde está
ese país europeo-africano con el que estáis experimentando tú y tus colegas.
¿Te suena?... Sí, mujer, sí... España... Un cacho de tierra a tiro de piedra de
Mallorca, no tiene pérdida.
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