martes, 8 de mayo de 2012

El primo de los Calatrava


Es el momento de hacer justicia a los Hermanos Calatrava. Su primo el arquitecto, porque debe ser primo suyo, digo yo, que también es de mucho reír el hombre, está dejando el apellido a la altura del betún. Y eso no es justo, que Manolo (el guapo) y Paco (el feo) se lo han currado mucho como para que llegue Santiago y lo arrastre por el fango de la corrupción. A ver si ellos van a tener que acarrear con los presuntos chanchullos entre el ilustre proyectista y algunos cargos públicos, que no se lo merecen, que ya están muy mayores.
Y todo porque el primo Santiago es el listo de la familia. Que ha hecho hacienda, y de las grandes. ¿Cómo? A saber. Suma unos porcentajes conejeros por la Ciudad de las Artes, luego le cambia el nombre y añade Ciencias, y engorda el tanto por ciento. Proyecta y se le abona una Torre de Comunicaciones, que ya veremos si se hace o no, aunque va a ser que no, que mejor el Palau de les Arts. Cobra una pasta por presentar un anteproyecto, que me lo pagas sí o sí. Firma las tres Torres, inviables, y a los quince días tiene la talegada en la cuenta como anticipo y por razón de la documentación presentada. Redacta el proyecto del Ágora y levanta 2,4 millones de nada. Y, como anda mal de suelto, los costes de reprografía, maquetas, fotografía, viajes, desplazamientos y dietas hay que facturarlos por separado para que, por contrato, en un mes a mucho tardar los tenga en el bolsillo.
Como desagravio por el ataque al apellido, el listo ha accedido a editar, con el guapo y el feo, una nueva versión del Aleluya, aquella canción de los hermanos Calatrava que tenía como estribillo “Éstas son las cosas que nos hacen olvidar, este mundo absurdo que no sabe dónde va”, en la que Manolo ejercía de serio y Mick Jagger daba la réplica de humor. Ahora, Santiago aportará el toque de calidad.
Según se ha filtrado, la letra quedaría tal que así. Una lágrima en la mano, el reparto del butano, dos millones me he agenciado. Una historia que termina, ya subió la gasolina, siete torres con piscina. Una estambre destapada, hay baches en la calzada, un pastón y no hago nada. Aleluya.
Quince gritos que suplican, los derechos que nos quitan, paga las fotografías. La sonrisa del recuerdo, sube la carne de cerdo, por contrato me lo llevo. La furia que se desata, yo sólo como patatas, para mí el caviar en lata. Aleluya.
El silencio del olvido, el sistema esta podrido, tampoco lo han construido. El aliento de unos besos, de deudas hasta el pescuezo, por delante van los euros. El perdón de los pecados, yo también ya he votado, si lo has hecho la has cagado. Aleluya.
Unos pasos sin destino, la culpa la tiene el vino, te urbanizo yo el camino. Un acorde disonante, nuestro rey caza elefantes, y su yerno gallifantes. A veces la suerte loca, España sigue en la cola, un boceto es una joya. Aleluya.
Primo, que huele que apesta, te has llenado bien la cesta, eso a mí pues no me afecta. Lo que yo he ganado en vida, la mitad es cosa mía, lo dibujo yo en un día. Le has echado mucho morro, vete o a guantazos te corro, me lo paso por el forro. Aleluya…
¡Ah! ¿Qué no son primos? Vaya por Dios, qué cabeza la mía. Aleluya.

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