Qué bonito, qué alegría, que se casa el príncipe con su princesa. Guillermo y Kate, qué gusto da verlos tan enamorados, tan unidos, fundidos el uno con el otro. Y qué lujo, qué maravilla, cuánta gente guapa luciendo palmito, cuánto esplendor monárquico y cuánto derroche político. Ya tenemos para entretenernos un rato, rajando a discreción de todos y cada uno de los que asisten al casorio (que no a todos y a cada uno, que no significa lo mismo, aunque pueda apetecer). Se trata de un glorioso espectáculo con el que desplegar nuestra ironía. Qué bien le sienta el vestido a ésta, que gorda está aquella, qué horterada de sombrero, de dónde ha sacado el traje el tipo ese y mira qué feos que son los hijos de aquél. Un frenesí para lengua y sentidos.
Y el que no quiera participar del tema, que se entretenga con el Madrid, el Barcelona, la Mourinhada, que te denuncio por faltón, pues yo a ti también por tramposo, lo bueno que es Messi, el puto amo y la madre que los trajo a todos. Hay que ver lo divertido que nos tienen discutiendo, hinchando las venas hasta perder amistades y respeto. De lujo, sacamos el lado salvaje, nos meamos en La Cibeles o escupimos sobre Canaletas. Nada mejor como el fútbol para descargar tensiones.
Mientras tanto, y como quien no quiere la cosa, por fin lo hemos conseguido; estamos a menos de 90.000 personas para alcanzar la cifra de 5 millones de parados, todo un logro de nuestros estupendos rectores políticos. Si es que cuando se proponen una cosa, no hay forma de detenerles. Hay que pasar a la Historia de cualquier manera, aunque sea triplicando la cifra de paro de Alemania o enterrando en la miseria a mas de 1.386.000 hogares españoles en los que no trabaja nadie. Es realmente glorioso asistir desde el palco del INEM a la representación trágico-cómica de la desintegración del Estado de Bienestar y la destrucción de la sociedad democrática actual. Obra excelsa dirigida por el divino Zapatero y escenificada con genialidad por una compañía de increíbles incompetentes y consolidados ineptos.
De verdad, no sé cual acontecimiento merece consumir más cerveza y palomitas delante de la televisión, ya que participar en alguno no nos lo van a permitir. Así que yo, particularmente, y ante la duda que me genera, opto por pasar del bodorrio real, ya que no me van ni los reyes, ni la aristocracia, ni la nobleza, ni los políticos, ni los chupones y ni el Antiguo Régimen. El fútbol me entretiene, pero como no me da de comer, pues eso, que se maten y salga el sol por donde pueda. Y en cuanto al circo del paro que han montado presidente, ejecutivo, sindicatos, bancos y especuladores, qué quieren que diga, sentado no puedo estar, de pie tampoco, si me muevo mucho me llaman facha y si hago lo que de verdad me apetece, acabo en la cárcel. En consecuencia, lo mejor es continuar ciscándome en todos ellos mientras me esfuerzo por sobrevivir. A mandar.
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