¡Vaya por Dios! Parece ser que China sí invertirá en deuda y en cajas de ahorro españolas. Lo que pasa es que todavía no se sabe cuánto, ni de dónde saldrán los cuartos ni cómo lo hará. Es decir, la paja mental que se montó el Gobierno español el miércoles, cuando afirmó que China invertiría 9.000 millones de euros en las cajas españolas, es otra chorrada más a añadir a la extensa colección de estupideces. Un cuento chino del Ejecutivo, que oye un tambor y piensa que viene la Filarmónica de Berlín tocando por bulerías.
Eso sí, en esta ocasión nuestro audaz e intrépido Gobierno ha reconocido su error, no se sabe bien si porque los inversores se han cabreado o si porque el descojone allá por Oriente ha sido épico. No se puede hacer más el ridículo, es imposible ser tan burro. Pero estamos salvados, ya que el gran hacedor Zapatero y su troupe garantizan que invertir, lo que se dice invertir lo harán. De momento ya hay recogidas cuatro solicitudes para tantos otros restaurantes, seis peticiones de todo a un euro y catorce, ni más ni menos, planes de pensiones en la Cam, que anda muy necesitada.
Nuestro planetario presidente, que nos ha embarcado en el Titanic, continúa fábula que te fábula, sumergido en su incontrolable diarrea mental. En ese paquebote (que no trasatlántico) en el que navega le acompañan su prima (la de riesgo), a la que quiere emparentar con el bono alemán, y unos colegas a los que hay que definir como muy torpes o muy embusteros. Ahora bien, algo no me cuadra porque mientras él y los suyos viajan cómodos en primera, nosotros no paramos de achicar agua de las bodegas, que el bote se hunde.
Ahora en serio. Estoy ciertamente avergonzado. La frase del funcionario chino "Los informes carecen de fundamento y no están en consonancia con la verdad" nos deja a todos los españoles como una banda de mentirosos, tramposos y fuleros. Fondos de cuantía, origen y destino sin concretar que los titiriteros esgrimen como un logro con el que obtener votos, que es lo único que les importa a estos patéticos políticos que cada día que pasa nos arrastran más por el suelo. Perdidos orgullo y vergüenza, tengo la sensación de que ni para mendigar servimos ya, con los charlatanes que nos representan paseando su incompetencia por el mundo. Estoy muy harto de estos impresentables y creo que se me nota.
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