Yo, que no debo estar bien de la cabeza, no consigo evitar leer siempre entre líneas, buscar dentro de las palabras los sentidos ocultos. Manías que tiene uno, ya ves. Y hoy, por el lunes, me tropiezo en la prensa con la inefable ración de mitin dominguero que en los periódicos alterna con el fútbol y/o demás deportes. Unos y otros escupiéndose lindezas, vendiendo su producto, cómprame el género que el de enfrente lo trae podrido. Lo habitual, vamos.
Pero hete aquí que leo algo que me llama la atención y que me hace pensar, que a veces pienso y todo, en que si el que lo ha dejado caer era consciente de lo que decía o, simplemente, constituía una nueva torpeza de las que acostumbra: "El PP no ha estado a la altura de las circunstancias. Prefirió que el Gobierno cayera a echar una mano para que España fuera fuerte"
Un señor en vaqueros, que dice ser, y su nómina así lo demuestra, el actual presidente del Gobierno, se descuelga reconociendo que desde hace algún tiempo ni él ni su gabinete pintan un carajo en esto de dirigir un país. Porque digo yo, es lo que manifiesta el de la ceja al afirmar que el PP prefirió el derrumbe de su gobierno en vez de ayudar. Ahora bien, yo no me he enterado de la fecha en que dimitieron él y la banda. Entonces, y ya que estamos, en lugar de empezar con la representación y bajar a la arena a pasear sus vergüenzas, no estaría de más que comunicase desde cuándo las decisiones ya no se toman en España, desde cuándo le quitaron los bártulos del poder, desde cuándo no es más que una figura decorativa, horroroso recuerdo de una comunión, desde cuándo no pinta nada de nada y desde cuándo le dijeron que se pegara el dos. Porque amigo, para dar este cante hay que ser o muy torpe o muy listo, y el del talante sin talento tiene seis doctorados en meter la pata.
En el fondo, y en la forma, no hace más que confirmar lo que ya se sabe hace meses, que los socios les han apartado por inútiles e incompetentes, que ya no se firma un papel sin la supervisión europea, que han convertido España en un despojo inservible. Rogaría, pues, al ilustre sabio Zapatero y a los suyos que permitiesen que éste su cansado servidor mostrase su asombro, pasmo y estupefacción y que respondiera involuntariamente a su majestuosa declaración con un váyanse ya de una vez a la era a por trigo, al fondo del mar a buscar las llaves o sencillamente a coser adornos con puntillas para la manga de las togas (lo que se entiende por hacer puñetas), que ya está bien de aguantarles las estupideces.
¡Ah, por cierto! Mejor es para usted y su camarilla que la frase de Azaña que usó en su exhibición mitinera, "España es un país de sorpresas y de reacciones inesperadas", no se aplique en este país dormido y sin sangre que no respira por no verse en la ruina. Suerte tienen los hipócritas, los embusteros y los manipuladores como usted de que los españoles estemos tan ocupados y preocupados en la supervivencia que ni tiempo ni energía para reaccionar nos quedan. Mucha suerte.
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