La fotografía habla por si sola. Me la ha remitido un amigo vía e-mail y no tiene desperdicio. No sé lo que pensarán ustedes pero la instantánea resume cómo funcionan las cosas en este país. Se podría entender que tres meses para tres farolas, a mes por farola, es dilatar en el tiempo una obra. En China te montan un estadio olímpico en menos tiempo pero bueno, tampoco hay por qué correr. Demos por asumible el plazo de ejecución. Tampoco pasa nada con que el presupuesto sea de 973 euros. Menos da una piedra y todo el mundo tiene que comer. Pero lo que de absurdo es rayano a lo intolerable es que el cartel cueste más (aproximadamente 1100 euros) que la obra presentada. Esta es una prueba de cómo funciona la casta política gobernante; no importan los resultados. Lo esencial es que se venda gestión.
Hechos como éste hay los que puedan imaginarse, como conceder premios que no alcanzan los 3000 euros y cuyas presentación y posterior celebración suponen quintuplicar lo entregado. Resumiendo, que el asunto hiede. Al administrador sólo le interesa su lucrativo negocio, mantenerse en el poder. Y si para ello tiene que ofrecer la supuesta grandeza de su labor cueste lo que cueste, para eso están los fondos públicos, todo por la causa propia. Qué buenos son los hermanos salesianos, qué buenos son que nos llevan de excursión. Mejor me callo porque si continúo igual acabo en la cárcel. Para morirse. De rabia. De pena
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