jueves, 29 de septiembre de 2011

No llamarle Dolores, llamarle Lola.

Los interventores del Banco de España han despedido a la directora general de La Garduña, antigua CAM. A María Dolores Amorós le han aplicado un despido disciplinario y, por lo tanto, no tiene derecho a indemnización. Improcedente a todas luces, un abuso, pobrecita. Y es que los gestores del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) consideran que Amorós ha actuado en beneficio propio al calcular su propia pensión vitalicia, además de falsear las cuentas y realizar una deficiente gestión. Mentira cochina.
Porque veamos. La injustamente despedida asume la dirección general de la Ngrandheta, antigua CAM, en noviembre de 2010 y el empleo le dura hasta el 10 de agosto de 2011, fecha en la que los malvados interventores deciden separarle de los mandos (aunque manteniéndole el sueldo, que no era plan dejarle en la calle condenada a la mendicidad). Un total de 10 meses de duro trabajo, un sinvivir, una lucha titánica día y noche por salvar las cuentas de la entidad, codo con codo ella y el honesto Modesto, ese mito en el mundo de la gestión, ese genio de las finanzas (las propias), personaje sin parangón en la historia de España. Jaime el barbudo, un aprendiz a su lado.
El caso es que, después de dejarse la salud en el empeño, María dolores Amorós sólo pretendía agenciarse lo que de ley le corresponde en premio por sus esfuerzos. Una menudencia, unos cuartillos con los que ir tirando hasta que le saliera algo, que la cosa está muy mal. 30.791 euros mensuales de prestación vitalicia asegurada que pactó consigo misma y con su compañero de fatigas, el honesto Modesto, presidente de La Camorra, antigua CAM, tras una ardua negociación. En total, al año unos 369.497 merecidos euros para la saca. Es triste pedir pero más triste es robar. Un suplicio para ella ver que, a pesar del empeño y el ahínco aplicado, la Cosa Nostra, antigua CAM, no tenía solución. Ni comía ni dormía, en la calle se veía, sentada en el frío sueldo, un perro dormido, que no durmiendo, a su lado y un cartel. Huna halluda, por fabor, que hestoi sin travaho. Que e perdio un suerdo de 593.040 jeuros y no tengo pa come. Intolerable.
Pues eso. Belle Starr y Jesse James hicieron la compra, prepararon el cocido y empezaron a comérselo. La pena es que les cogieran con los cubiertos en la mano y tragando a dos carriles, porque si no, entre el uno y la otra, en unos meses más, hubieran reunido lo bastante como para rescatar, qué digo rescatar, comprar Grecia y salvar la zona euro, la economía mundial y tapar con billetes el agujero de la capa de Ozono. Con arrojo y valentía, qué no se diga. A cara descubierta, desplumando la caja. Supuestamente.
Como decía mi abuelo cuando los pájaros le picaban los higos, hay para matarlos.

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