Parece que vamos a tener en los dos meses que quedan hasta las elecciones más manifestaciones y huelgas que en los últimos siete años. Eso es lo que pasa cuando te dejas para el final la faena y te embobas contemplando las musarañas. ¿Cómo hay que interpretar esta repentina actividad sindical, este resurgir de la lucha de clases?
Pues mira tú, opiniones a cientos. Está el que, harto de liberados institucionales, piensa que la razón estriba en el miedo que invade a algunos, que de ver que como gane el PP tienen que ponerse a trabajar de nuevo están que no duermen ni hinchándose a pastillas. Luego los hay que creen que como los mayoritarios ven peligrar subvenciones y prebendas si el PSOE palma las elecciones, han decidido hacer ruido, recuperar la fuerza perdida a pulso con su pasividad y complacencia, para así minimizar el recorte que se les viene encima. Entendámosles. Cuando uno se acostumbra a desayunar en hoteles de cinco estrellas, volver a la taberna se hace muy duro, que el paladar ya no es el mismo que se tenía, que del jabugo al chóped hay un buen salto.
También tenemos los que atisban en tanto ruido pre-electoral un guiño al socialismo gobernante. Vamos, devolver los favores captando adeptos a la causa. Son años de buena vida y muchos cuartos para manejar, y algún detallito hay que tener, por qué no, ¿verdad? Por supuesto, no faltan tampoco los que consideran que ya era hora, que para eso están los sindicatos, para que la voz del pueblo tanto tiempo amordazado sea escuchada y atendida, que más vale tarde que nunca. Y, por último en esta lista, aunque quedan más alternativas, un gran grupo de españoles están seguros de que no se trata más que de un paripé, de una justificación, de salir en las fotos…Por cierto, en la última, en la de la reforma de la Constitución, en ésa en la que están Méndez y Toxo no hay ninguna mujer en primera línea. ¿No existe paridad en los sindicatos? Malo, malo…
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