lunes, 7 de junio de 2010

El vaso de la paciencia

ESCRITO COMO MARÍA JOSÉ MAYANS GIMÉNEZ

No nos vamos a librar, no. Han abierto el melón con los empleados públicos y luego vendrán a por el resto. Los irresponsables políticos que han causado todo están al acecho esperando el resultado de la huelga del 8 de junio. Ahí se darán cuenta de que hemos dejado solos a funcionarios y jubilados, que pasamos de ellos, y sacarán su calculadora, verán que el desgaste en votos es casi asumible, y nos darán un hachazo en mitad de la frente. Entonces buscaremos a aquellos a los que ahora hemos menospreciado y quién sabe si los encontraremos o nos mandarán al mismo paseo al que les hemos mandado nosotros.

Este es el principio de un ovillo del que van a tirar y tirar hasta donde puedan, hasta dejarnos en cuero vivo. Y nosotros a tragar: da la sensación de que no tenemos sangre, de que estamos tan sometidos a la necesidad y al hábito del consumo que no levantamos la voz por miedo, por cobardía, por no perder lo poco que nos queda. Deseas gritar, salir a la calle y pelear con palos y piedras si es menester, pero giras la cabeza y miras lo que arrastras contigo, a tus hijos, y te reprimes: no quieres que les falte nada. Callas y otorgas. Y los miserables inútiles que han provocado esto, los ineptos que te están haciendo perder la hacienda y el orgullo, se alzan victoriosos y se ríen de ti.

Te sientes mal, como si te faltasen arrestos para decir basta y expulsar de una vez por todas de tu vida al cáncer político que está destruyendo la sociedad. Pero hay que vivir y comer. Y el enemigo lo sabe y abusa de ello.

Quizás debamos decirle que el vaso de la paciencia ya está muy lleno, que no le entra ya más y que se va a derramar. Y que como esto ocurra, que ocurrirá, será mejor que corra, que hay mucho dolor y mucha rabia contenida, y que le vamos a dar de leches hasta en el DNI.

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