ESCRITO COMO MARÍA JOSÉ MAYANS
Ahí estamos, María Teresa. Con humor, con esa simpatía que irradias constantemente, que da gusto ver lo que te ríes, con esa gracia y ese salero que te desborda. Mirando a los ojos, directa al grano, que no se diga: marcando estilo, en definitiva. Has estado sembrada, has dado en el clavo, pasará a la posteridad como frase célebre, seguro que sí. Los lagrimones de risa me han dejado la cara llena de surcos, he llorado como una loca, todavía me duele la barriga de tanta carcajada. Sólo a ti con tu pícara sabiduría se le podría haber ocurrido lo de decirle al PP que si había abrazado el marxismo. Es para grabarlo y venderlo en las gasolineras.
Mira, María Teresa, con cariño, entre nosotras, permíteme que te diga algo. De mujer a mujer. De parada de larga duración, con dos hijos pequeños, a la que no contrata ni Dios (por esta circunstancia y por los años que una va teniendo), a vicepresidente de un desgobierno absoluto. De socialista desde que tengo recuerdo de respirar, a dirigente de un partido que ha perdido sus siglas violando los ideales de muchos españoles. De española harta, aburrida y asqueada, a portavoz y estandarte de una casta política tóxica. Habla de lo que desees, pues eres libre para expresarte. Pero deja de ofender. No insultes al marxismo poniéndolo en tus labios traidores. Tú y los tuyos lo habéis destruido, sirviéndoos de él para acceder al poder para después aniquilarlo sin piedad. Habla de fútbol, de recortes sociales, de reforma laboral o de lo que te venga en gana. Déjanos las ideas a los que aún las conservamos. Tú, a lo tuyo, a obedecer las premisas de tu jefe supremo. Lo de pensar con libertad, lo de sentir, es para aquellas y aquellos que peleamos por sobrevivir en este erial en el que habéis convertido al país.
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