lunes, 21 de junio de 2010

Querido diario

¿Sabes? Ángela y Nicolás me han dado su bendición: Me han dicho que lo estoy empezando a hacer bien. Pero que no me salga de la línea que me han marcado. No quieren que improvise sin pedirles permiso, con la cantidad de cosas que se me ocurren todos los días. Pero nada, están en que ellos mandan y yo a callar, me guste o no. Argumentan que esta es la única forma de que si el país se va al guano, ellos acudan al rescate. Así que, me han dejado claro que debo ser bueno y obediente si me quiero quedar un rato más en el grupo de los que cortan el bacalao.

Aún así, me fastidia tener que aguantarme. Tan mal no lo he hecho: mis dos grandes bancos son la creme de la creme de las finanzas europeas. Eso quiere decir que mi política económica les ha beneficiado, que me he portado bien con ellos. Cierto que luego están las Cajas. Pero a éstas que les den. Son entidades controladas por políticos, ¿cómo quieres que funcionen? Que se fusionen y destruyan empleos, que se hagan fuertes a costa de despidos y prejubilaciones. Parado más, parado menos, qué más da.

Ahora me vienen Cándido y ese chico bajito que le acompaña casi siempre… ¿cómo se llama? Fernández Toxo, creo. Bueno, a lo que iba: que resulta que llegan los dos y me amenazan con no se qué de una huelga general y movilizaciones. A buenas horas mangas verdes. Mira que son desagradecidos. Porque mientras los he tenido comiendo la sopa boba, no han protestado. Pero ahora que les mueven los sillones, se hacen cruces. La verdad es que le echan cara al asunto.

Bueno, dejo de escribir, que tengo mucho sueño. Han sido seis meses de liderazgo europeo en el que se ha visto la grandeza de mi carisma, mi auténtica valía como dirigente y gestor. Creo que he estado sembrado, que voy a pasar a la Historia de España como uno de los grandes. ¡Joder, qué bueno soy!

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