viernes, 11 de junio de 2010

Operación bikini

En mayo tenía que haber subido la luz. Pero no un cuatro por ciento. Por lo menos un diez. Así encararíamos el verano con más alegría, con más predisposición para ir a la playita a lucir cuerpo. Porque cuerpo, lo que se dice cuerpo, vamos a tener lo nunca imaginado y siempre deseado: el país más estilizado del mundo, con las carnes más prietas y duras. Delgados a tope, de una esbeltez extrema. Y todo, todo, todo, merced a la política económica de nuestro gran benefactor, el amigo del Papa y de Obama, el rey de reyes dentro de los gestores públicos, el único, el fabuloso, el increíble mago de las finanzas, José Luis Rodríguez Zapatero.

Después de la dosis de tijeretazos y recortes sociales, ahora vendrá el IVA para recordarnos que la fiesta continúa. Y, como un palo nunca golpea él solo, nuestros colegas de las compañías eléctricas nos van a deleitar con un recibo más caro (le han cogido vicio a esto, ¿no?).

Ahora bien, no nos engañemos que lo hacen por nuestra salud. Me explico. A base de lavar la ropa en la pila o en una lavadora a pedales; de correr por la casa apagando luces; de pasear y pasear por centros comerciales para trincar algo de fresquito; de sudar como marranos por no gastar ventiladores ni aires; de cocinar poco para no usar la Vitro o por no tener comanda a la que hincarle el diente; de no ver la tele por las noches, dedicando ese tiempo a menesteres más físicos (algo bueno, mira por donde). A base de esto y del hambre que vamos a pasar, nos quedaremos como sílfides, sin grasa corporal, con olor a tigre, pero exentos de colesteroles y triglicéridos. Sanos y flacos, vamos.

Hablando en serio. Como sigan exprimiendo el limón lo van a dejar seco del todo. Y cuando ya no quede jugo, a ver de dónde sacan para cubrir lo que tan mal saben administrar esta banda de inútiles.

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