viernes, 18 de febrero de 2011

Cascos para peatones

En todo esto de las bicicletas por las aceras, yo sólo tengo una duda. En el caso de que un ciclista, circulando a un metro de la fachada, sobre una acera de más de tres, todo legal, todo según la norma, sencillamente pierda el control y atropelle a un niño, una mujer, un hombre, un anciano, un perro o cualquier bicho caminante, ¿quién tendrá la culpa? Y, ya que estamos indagando, si se producen daños, lesiones, roturas de caderas y crismas, ¿quién pagará por lo lesivo, las bajas laborales y las estancias en los hospitales? ¿El maestro armero? ¿Tienen las bicicletas un seguro obligatorio? Y puestos a continuar con las preguntas, ¿por qué no un carril patines? ¿A qué obedece esta discriminación?
Hablando en serio. Es un medio más limpio para circular, más barato, más saludable según para quién (yo, por ejemplo, lo tengo prohibido) e, incluso, más divertido. Totalmente de acuerdo. Pero, miren lo que voy a decir, tanta bici me cansa. Con permiso, que no se me enfaden algunos, voy a explicarme. Verán, pase por construir carriles específicos, protegerlos con bordillos asesinos (en Alicante hay más puntos de sutura y huesos rotos de peatones suicidas que usuarios de las vías exclusivas), priorizar la circulación, eliminar plazas de aparcamiento o gastarse un pastón urbanizando. Todo sea por un aire más limpio, por una vida más sana. Pero tener que ir esquivando las dos ruedas cada vez que salga uno a la calle me parece una solemne estupidez, además de un abuso de la ley. Con la ley en la mano, salir de casa supondrá mirar hacia los dos lados no sea que te incrusten un manillar en las costillas, y llevar un espejo retrovisor cosido al hombro para adivinar por dónde vienen los tiros. Para proteger derechos de unos pocos, los ciclistas, nos pasamos por el forro los de otros muchos, los peatones (costumbre muy habitual es este país). Meter las bicicletas por las aceras no es de locos, es de tontos. Es una opinión. Sólo eso.

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